El Festival Internacional de Juegos se celebró en Córdoba del 9 al 12 de octubre. Como siempre, pude estar menos tiempo del que me hubiese gustado. Pero sí que estuve lo suficiente para comprobar una vez más el impresionante buen rollo de todos los asistentes, el ambiente lúdico-festivo continuo y la increíble capacidad de trabajo de los organizadores: montaron todo el festival sin subvención, exceptuando la cesión de la sede. Vamos, impresionante.
El Festival está dedicado a todo tipo de juegos de mesa, ya sea tablero, cartas e incluso cosas algo más exóticas. Para mí es una oportunidad de jugar casi ininterrumpidamente durante un par de días, aunque a estas altura, y después de cuatro años asistiendo, también la posibilidad de charlar con mucha gente.
No puedo hablar de todas las actividades, porque yo me concentré en lo mío. Puedo decir que había una zona dedicada a Wargames, que hubo todo tipo de concursos y torneos, hubo tiendas vendiendo y presentado productos, y que se entregaron varios premios. Además, contó con dos autores invitados: Michael Rieneck y Stefan Stadler, creadores de juegos como Los pilares de la Tierra o La vuelta al mundo en 80 días.
Y a continuación, los juegos que probé en el Festival y que más me gustaron.
Precisamente un juego de la pareja Michael Rieneck y Stefan Stadler, una especie de continuación de Los pilares de la Tierra (también basado en el libro de Ken Follet). En esta ocasión, hay que mejorar la ciudad de Kingsbridge y curar a los enfermos de la peste negra.
La verdad es que me gustó bastante, mucho más que Pilares (que estaba bien, pero con cierto regusto mecánico). En este caso, hay bastante tensión y los distintos eventos -que reflejan momentos del libro- pueden ayudarte o amargarte la partida. Eso sí, es muy dependiente del idioma, con mucho texto en alemán, por lo que será mejor esperar a que salga en español.
Un juego de Karsten Hartwig en el que los jugadores compiten entre ellos para conseguir propiedades y montar negocios, cuanto más grandes mejor. Para conseguir las propiedades los jugadores deben negociar, intentando ganar ventaja sobre los demás, pero sin ser demasiado depredador o nadie querrá negociar contigo.
Un juego bastante rápido y de los que tienen mucha interacción entre jugadores. De hecho, es uno de esos juegos donde los jugadores, su psicología y sus reacciones son elementos del juego tan importantes como el tablero o las fichas. Es una candidato a compra.
De Fraser Lamont y Gordon Lamont, Snow Tails es un juego de carreras de perros en la nieve. Cada jugador lleva un trineo con dos perros y la posibilidad de usar los pies para frenar. Durante la partida se van jugando una serie de cartas para hacer que el trineo se mueva de un lado a otro y avanzar lo más rápidamente posible. Muy divertido.
Este juego, además, en mi caso demuestra un aspecto importante del festival. Habíamos terminado una partida de otra cosa, me levanté y al darme la vuelta vi que estaban preparándose para jugar a Snow Tails. Comenté que era un juego que me encantaría probar y me inmediato me invitaron a sentarme. Mientras lo jugaba me imaginé jugándolo algún día con mi hija. Parece ese tipo de juego.
De Andreas Seyfarth. La idea es tirar dados para ir construyendo dirigibles. Las distintas tiradas posibles, que vas controlando más o menos, te permiten ganar ventajas -por ejemplo, la posibilidad de tirar más dados y por tanto mejorar tus posibilidades- que representan avances tecnológico o construir dirigibles que te dan puntos de victoria al final. Al final puedes construir el Hindenburg y ganar todavía más puntos.
Me resultó un juego muy simpático y no tan caótico como pudiese parecer (al final puedes estar tirando nueve dados). Además, las partidas son rápidas y emocionantes. Sobre todo si fallas esa tirada tan importante.
También jugué a un prototipo muy interesante de un juego sobre gestión de agua. Pero no sé hasta qué punto puedo hablar de él.
Y eso es todo por mi parte. No puedo contar nada más porque me concentré en jugar. A mí me enseñaron juegos y yo enseñé juegos. Ésa en esencia es la naturaleza del Festival.