Hoy me tocó paseo solitario por La Laguna:
Hoy La Laguna estaba muy bien. Casitas de colores y bajas. Muchos sol. Un cielo espléndido y maravilloso. Calor y la posibilidad de pasear por calma. Curiosamente, estar en Tenerife me produce una sensación de calma absoluta y de tranquilidad. En Santiago tengo la impresión de estar desconcertado continuamente, como si todo fuese continuamente nuevo; supongo que ya soy demasiado viejo para adaptarme con facilidad a otras regiones (que llueva y que las casas sean grises tampoco ayuda a mi adaptación. A cambio, se come de maravilla). Sin embargo, en Tenerife todo me resulta familiar: los rasgos de la gente, el acento tan suave (diferente a mi propio acento de Lanzarote), los tremendos chorros de luz que siempre me ponen de buen humor (sospecho que se trata del mar que refleja la luz y llena el cielo). Aún así, La Laguna me induce una extraña sensación de tristeza, o quizá sea nostalgia: me da la impresión que viví demasiados años en esa ciudad.
En todo caso, aproveché para tomar unos churros con chocolate. Churros canarios, que son diferentes a los que encuentras en la península.
Y compré libros en una pequeña librería llamada El paso: Aforismos en el laberinto de Max Aub, e-topía de William J. Mitchell y El tío Tugsteno de Oliver Sacks.
Finalmente me decidí a comer con Jorge Riesco -uno de los componentes del trío de hermanos Riesco-, repitiendo restaurante japonés –Tokyo. Me gusta mucho el sashimi y el sushi y rara vez tengo oportunidad de probarlo. Siempre que estoy en Barcelona aprovecho para pasar por el Yashima, y estoy deseando volver al Oriental de Oporto (supongo que lo ideal sería irse a Japón a tomar comida japonesa, pero eso más bien va para largo, aunque dentro de poco hay en Tokio una conferencia sobre moblogging… mmm…)
Vamos a ver, tomamo Sashimi:
Tekka Maki (repetimos dos veces):
Aguacate maki:
y sushi, pero éste último estaba demasido rico y me olvidé de sacar una foto.
Ahora me voy a tomar algo con Jorge y José Carlos.
Un comentario sobre los restaurantes. Aunque parezcan caros, no lo son tanto, sobre todo si se comparan con los precios de restaurantes similares en la península, que cobran muchísimo más. De hecho, la hostelería en la península es en general mucho más cara, y en un establecimiento hostelero de Canarias (que no esté en zona definitivamente turística) el dinero cunde más.