Biografía del fracaso, de Luis Antonio de Villena

Biografía del fracaso, de Luis Antonio de VillenaLos fracasados no sólo tienen biografía y pueden ser infinitamente fascinante, sino que tal y como demuestra Luis Antonio de Villena, pueden ser muchos más interesantes que los héroes (o como hizo Tim Burton en Ed Wood, pueden ser mucho más interesantes que los genios). Pero, como aclara el mismo Villena en los breves ensayos que abren y cierran el volumen, y que sirven de glosa, no se trata de defender al mediocre, sino a la persona que pudo haber triunfado y no lo hizo o a la que triunfó y renunció al triunfo. El fracasado, el perdedor, se convierte así es una especie de ángel caído, un luchador antisistema que lucha aún sabiendo que la derrota final es inevitable (como ese grito de guerra «de derrota en derrota hasta la derrota final»). Se vuelve el fracasado en mito, como el subtítulo del volumen deja claro: «Perseverancia y validez de un mito contemporáneo».

Pero si uno pensaría que el libro estaría lleno de biografías de personajes desconocidos, de nombres de quienes quisieron ser y no pudieron, se equivoca. Algunos fueron, pero su condición de fracasados se manifiesta en que no fueron lo que querían ser o que nunca consiguieron ser felices con el éxito que habían conseguido. Tenemos, por ejemplo, nombres como Caravaggio, Isidore Ducasse, Paul Gauguin, Rimbaud, Rafael Cansinos-Assens, F. Scott Fitzgerald, Luis Cernuda, Sal Mineo, Reinaldo Arenas, Jim Morrison… Todo ellos retratados con precisión, traídos a la vida para apuntalar el mito del fracasado. Descritos con trazos delicados y finos, todos con las forma justa para encajar en la tesis del libro. Quizá todos seamos unos fracasados, porque al final nos espera la muerte.

Y también cumple otra función este libro: el acercarnos a figuras que quizá no conocíamos. Los ensayos dedicados especialmente a la figura de un escritor cumplen fielmente su propósito de provocar interés por la obra. No es poco mérito para un libro sobre fracasados. Libro sobre fracasados que está lejos de ser un fracaso de libro.

Publicado por primera vez en El archivo de Nessus, 1999

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An Evil Guest, de Gene Wolfe

An Evil Guest es una novela de Gene Wolfe. Eso significa varias cosas, pero especialmente significa que al terminar de leerla probablemente la hayas disfrutado muchos y probablemente no hayas entendido nada. Por no entender, probablemente ni siquiera hayas entendido qué ha pasado. Tales son los rigores de leer al mejor escritor vivo de ciencia ficción.

Por poner un ejemplo de la forma de trabajar de Gene Wolfe, imaginemos por un momento que él fuese el único guionista de Lost. En ese caso, los personajes de Perdidos no dejarían de hablar sobre lo que les pasa, se interrogarían por todos los misterios y se preguntarían unos a otros, y continuamente, todo lo que no entendiesen sobre la Isla y el comportamiento de los demás. Es decir, preguntarían todo lo que los espectadores se están preguntando. Y nada de eso serviría para nada, porque jamás preguntarían por lo realmente importante, porque ni espectadores ni personajes se darían cuenta, hasta que fuese demasiado tarde, de qué es lo verdaderamente importante.

Bien, ¿qué es An Evil Guest en primera aproximación? Pues es una novela de aventuras sobrenaturales, con bastantes elementos de la novela negra más clásica y, por si eso fuese poco, mitos de Lovecraft. Cien años en el futuro, hay un detective con poderes, adquiridos en un mundo alienígena, dispuesto a investigar a otro hombre misterioso, fabulosamente rico y con poderes probablemente del mismo origen (después, por cierto, de haber rechazado la oferta del presidente de Estados Unidos para investigar al mismo individuo). Como parte de su plan, logra la colaboración de una actriz (a la que enamora o quizá de la que se enamora), elevándola a un plano superior, quizá el de los ángeles, y despertando así toda una belleza interior que resulta irresistible.

A continuación el millonario financia de pronto una obra para la actriz e intenta seducirla. La seducción va bien y mal simultáneamente. El detective cambia de bando y el malo resulta no serlo. Ella se convierte en reina, presencia cosas que no creerías y luego… bien, no sigo.

Pero da un poco igual. Podría contarte todo el argumento completo de la novela, incluyendo con detalle lo que pasa al final, y no lograría explicar de qué va. Evidentemente no va de una actriz de un plano superior -cuyo apartamento, por cierto, no parece estar nunca en el mismo piso ni tener el mismo tamaño-, de una sirvienta que podría ser la protagonista, de viajes a planetas lejanos, de poderes mágica o de lo que quiere Cthulhu allá en el fondo del mar.

Y no es que la trama esté mal, todo lo contrario, la trama es muy entretenida. Pero es también un juego de despiste, algo que Gene Wolfe agita delante de ti para confundirte. No, no, no es así: Gene Wolfe te desafía a entender lo que no te está contando, a comprender el sentido real de la novela. En esta novela, todo lo realmente importante aparece de refilón, nunca con claridad. En una novela de Gene Wolfe, las criaturas están siempre en el umbral, las revelaciones nunca acaban de entrar. No es que Gene Wolfe crea tontos a sus lectores. Más bien, nos cree más listos de lo que somos.

¿He disfrutado de An Evil Guest? Sí, enormemente. Fue empezar y no no poder dejarla hasta acabar. La trama es divertida, las peripecias, aunque no parezcan seguirse unas de las otras, están repletas de la acción y poseen el cinismo de una buena novela negra. La prosa, como siempre, es diáfana y clara (sus frases parecen poseer una lógica de acero), y los diálogos rebosan inteligencia. Hay un proceso largo y complejo de transformación de la protagonista, que parece reflejo de toda vida humana, pero que también posiblemente tenga una lectura mística o religiosa que se me escapa. Pero lo importante no es si he disfrutado de leer An Evil Guest. Lo importante es que dentro de un tiempo la volveré a leer, como me suele pasar con las novelas de Gene Wolfe, y seguiré sin haberla entendido. Pero la volveré a disfrutar.

[50 libros] 2009

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El club de los estrellados de Joaquín Berges

De El club de los estrellados (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-170-0. 280 pp. PVP: 19,00 €) de Joaquín Berges me ha llamado la atención este final de un párrafo que me encontré nada más abrir el libro: «Ajenos a todo, como famosos acostumbrados a levantar comentarios entre la chusma, pagan a partes iguales y se van en la misma dirección pero en sentido contrario».

De la contraportada:

Francho, cartero por vocación y soltero irremediable por su físico, lleva una vida rutinaria, pulcra y ordenada. Desayuna y almuerza a diario con Hortensia en el café de su mejor amigo, y los fines de semana se deja arrastrar por éste a su grupo de aficionados a la astronomía, un peculiar club de solitarios que se dan cobijo entre sí. A todos les extraña que Francho no hable nunca de mujeres ni se le conozca relación alguna, porque todos ignoran que Francho disfruta en realidad de un placer solitario incubado en la mercería que tenía su madre, el del fetichista que se viste secretamente con lencería femenina. Bastará un incidente y una noche en el calabozo para que, entre chulos y prostitutas, Francho se imponga una misión y descubra cosas de sí mismo que desconocía. Paralelamente, su mejor amigo, el dueño del café, divorciado de larga duración, se siente atraído por Hortensia e intenta por todos los medios ser para ella algo más que un confidente.

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Soul Searching: Human nature and supernatural belief de Nicholas Humphrey

Soul Searching es un ensayo que busca la disección de las creencia. Y es doblemente interesante por su componente de ensayo y por su componente de disección.

Elegante y cuidadosamente escrito, Soul Searching es probablemente el volumen sobre pseudociencia de más atrayente y apasionante lectura por sí mismo. Otros libros podrán informar mejor sobre otros aspectos de los fraudes pseudocientíficos, o podrán ofrecer más argumentos y pruebas científicas de su falsedad, pero pocos argumentarán con tanta base y tanta convicción. Soul Searching es un ensayo en toda regla, un breve texto literario que trata de forma didáctica y amena un tema. Y esa brevedad, que aspira a la concreción y la precisión, y su amenidad trasmiten con facilidad el argumento fundamental de la obra.

Que no es otro sino una búsqueda de la razón que no lleva a creer cosas. Y aquí entra el apartado de disección. En capítulos cortos, con lógica, ingenio e inteligencia, va examinando las razón última de nuestras creencias, qué nos lleva a creer cosas que simplemente no son ciertas. Tomando datos ocasionalmente de las investigaciones psicológicas, va desgranando paradojas (como, por ejemplo, que mucha gente que cree en lo paranormal jamás ha tenido una experiencia de ese tipo) y explicándolas (nos conocemos mejor a nosotros mismos que a los demás, y sabemos lo fácil que es engañarnos). A lo largo de las páginas va recorriendo su argumento en la historia de la búsqueda del alma (porque el autor identifica el dualismo cuerpo–alma como la razón última de las pseudociencias –si las pseudociencias son ciertas, entonces hay algo más en el ser humano que un ente material, y, por tanto, nuestra trascendencia individual está asegurada– y considera que ése deseo de trascendencia es la razón fundamental de las creencias de ese tipo) hasta demoler desde su base lógica las pretensiones de lo sobrenatural (especialmente la telepatía y la telequinesia). Incluso al final, el autor se permite, con el mismo tono tranquilo del libro y sin levantar en ningún momento la voz, defender la visión materialista del mundo como más rica y hermosa que la visión pseudocientífica.

Por supuesto, este libro no convencerá a nadie. Después de todo, muchas pseudociencias rechazan de plano la lógica, así que un argumento que la emplee no hará mella. Pero para otros muchos este libro será una lectura agradable, interesante y que dará mucho que pensar aunque se esté en desacuerdo. No son pocos triunfos para este pequeño y aparentemente modesto volumen. Un pequeño volumen que posiblemente perdure en el tiempo.

Publicado por primera vez en El archivo de Nessus, 1999

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SELÍN de Blanca

La Semana de la Edición y de la Literatura Independiente de Blanca (SELÍN) es un encuentro que se celebrará en esa localidad murciana del 28 de septiembre al 4 de octubre centrada en el mundo de la literatura y la edición independiente. Contará con la asistencia de autores y editoriales, y estará acompañada de múltiples actividades culturales y también una ferie del libro independiente. Por lo que leo, las actividades están abiertas al público.

Entre las editoriales participantes, unas 29, se encuentran: Ediciones del Viento, Salto de Página (vieja conocida de este sitio: El hermano de las moscas, El universo de al lado), Siruela, Lengua de Trapo y Maeva. Y entre los autores, me alegra ver al más que divertido Carlos Salem.

El programa parece muy variado.

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Finalistas JdA 2009

El premio Juego del Año en España se concede al mejor juego de mesa publicado en el periodo comprendido por el premio. Hoy mismo se ha hecho pública la lista de candidatos para el premio Juego del Año 2009:

  • Alta Tensión, de Friedemann Friese (Edge)
  • Dice Town, de Bruno Cathala & Ludovic Maublanc (Matagot – Asmodée Ibérica)
  • Dixit, de Jean-Louis Roubira (Morapiaf)
  • Dominion, de Donald X. Vaccarino (Devir)
  • GiftTRAP, de Nick Kellet (Morapiaf)
  • La vuelta al mundo en 80 días, de Michael Rieneck (Devir)

Alta Tensión y Dominion son dos juegos excelentes que merecen mucho la pena. La vuelta al mundo en 80 días es un juego familiar muy entretenido. Tanto es así, que durante la primera vez acabé jugando cinco partidas seguidas (y obligué a los demás a jugar cinco partidas seguidas). Me temo que los demás sólo los conozco de oidas.

Mi favorito personal de esta lista es, claramente, Dominion que me parece especialmente notable y que debría ganar. Mi favorito que no aparece en la lista es Battlestar Galactica, un juego realmente bueno rebosante de paranoia y que se puede jugar aunque no hayas visto la serie (o no te guste).

El ganador se conocerá el 10 de octubre, durante el Festival Internacional de Juegos Córdoba 2009.

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Al fin los monstruos reciben su merecido

Y ha sido en la entrega de los premios Emmy.

El primero, Michael Emerson por ser Benjamin Linus en Lost. Nadie más podría pedir leche para los cereales de forma más amenazadora. Más vale tarde que nunca.

Y el segundo, Dr. Horrible, por su asombrosa horribilidad. Y aquí va su vídeo:

(vía DocArzt’s Lost Blog)

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Lecturas

Un lector me deja una serie de preguntas en la entrada que contiene la lista de libros que he leído este año (el reto de los 50 libros). La respuesta habría sido demasiado larga para un comentario, así que he decidido convertirla en una entrada.

Las preguntas:

¿De verdad leíste 12 libros en Julio?
Me pregunto; ¿lees increíblemente rápido o estas tan acomodado económicamente que puedes dedicar todo tu tiempo a esa sola actividad, incluso teniendo la niña?
¿No te duelen los ojos? ¿La espalda?
Y si lees rápido ¿de verdad te enteras de lo que lees? ¿Como consigues mantener la atención en el libro durante tantas horas?. No estaría de más un post sobre este asunto, tu experiencia lectora.
¿Crees que mantener el reto de los 50 durante todo este tiempo, (¿cuántos van, 5 años?), te ha permitido desarrollar una mayor capacidad como lector? ¿Alguna vez pensaste que llegarías a ser capaz de leer tanto?
Cuéntanos porfa, es interesante!

La lista

Antes de nada, debo explicar cómo se incluye un libro en la lista. El libro se añade cuando termino de leerlo, lo cual no quiere decir –por supuesto- que lo leyese sólo en el mes en que aparece. Un libro añadido en julio, digamos, puede haber sido leído durante un periodo de meses (o en algún caso, años). Simplemente, el lugar en la lista indica cuándo lo terminé, nada más.

Por lo demás, sí, terminé 12 libros en julio. En caso contrario, no los habría incluido en la lista. Hay que entender que ante todo el ejercicio es personal y no tendría mayor sentido engañarme a mí mismo. Por otra parte, varios de los libros de julio son muy pequeños y los leí en un día. Creo que ninguno de mis libros de julio supera las 300 páginas, lo que simplifica mucho la cuestión. Además, estaba de vacaciones durante ese mes, lo que siempre ayuda.

Velocidad de lectura

No leo especialmente rápido. De hecho, cuando he hecho alguna de esas pruebas de velocidad de lectura, siempre salgo tirando por lo bajo. Tampoco tengo una posición acomodada que me permite dedicar todo el día a la lectura. Lo que sucede, y es así de simple, es que tiendo a aprovechar todo tipo de momentos, aunque sólo sean unos minutos y vaya a avanzar una sola página. Me he acostumbrado a leer un poco de un libro, dejarlo y seguir más adelante, a leer cuando voy en el coche (de pasajero) e incluso caminando por la calle (no, lo de la farola no me ha pasado nunca; pero he estado a punto alguna vez). Así, poquito a pocos, uno se va leyendo los libros.

Mi estado físico

Por ahora, los ojos y la espalda no me duelen más de lo normal y, en general, mucho menos que bastantes conocidos. Gracias por preguntar.

Comprender lo que lees

No creo que la velocidad de la lectura tenga nada que ver con la capacidad de comprender lo leído. No dudo que hay gente capaz de leer un libro entero en una hora que comprende todo lo leído, y gente que no entendería nada ni aún dedicándole un año a leer 100 páginas. La lectura es un ejercicio complejo con muchos factores y cada lector es único e individual y lo que vale para uno no necesariamente se aplica a otros. Como ya he dicho, no leo especialmente rápido. Pero si leyese rápido, lo haría porque podría seguir comprendiendo y disfrutando como lo hago ahora. No se trata de contar por contar.

Por lo demás, creo entender razonablemente bien lo que leo.

El hombre que fue jueves

Me resulta llamativa la pregunta sobre la concentración. Si el libro que te estás leyendo no te invita a concentrarse en su lectura, ¿para qué lo lees? (vamos a asumir que no lees por obligación académica o similar). Si un libro no me pone fácil sumergirme en su lectura durante horas, simplemente dejo de leer y paso a otro, porque ese libro, como decía Borges, no está hecho para ti (lo que no quiere decir, como he descubierto en muchas ocasiones, que no esté hecho para una versión futura de ti). Leer libros no es obligatorio ni tampoco es obligatorio terminar un libro cuando uno los empieza.

Impacto

Lo bueno del reto de los 50 libros, y la razón por la que me resisto a abandonarlo, es que me permite disfrutar de un afición que me encanta. La lectura es como cualquier otra actividad y si quieres practicarla, lo mejor es organizarse y dedicarle algo de tiempo, buscar los momentos y aprovechar las oportunidades. Conozco a gente que va en bicicleta o que corre, y para mantener el ritmo de sus actividades debe organizarse. Si uno quiere ir al gimnasio, lo mejor es ponerse unas metas y plantearse un horario. Con la lectura pasa exactamente igual. Si no fuese por el reto, no leería todo lo que leo, porque simplemente olvidaría hacerlo (y la realidad ofrece muchas distracciones no todas igualmente interesantes). El reto me mantiene atento y la verdad es que creo que también me convierte en mejor lector y me deja recordar mejor lo que he leído.

De como ahora leo menos

50 libros no son muchos. Es simplemente una cifra que he descubierto que me resulta cómoda. Hay gente que lee 80, 100 o más libros al año. Cuando era niño, recuerdo algún verano de leer un libro al día (y aparentemente, los lectores voraces de infancia recuerdan experiencias similares). Vamos, que en todo caso ahora leo menos.

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