Soy un cyborg es una de esas películas que te gustaría que te gustasen. Excesiva, rara, desconcertante, atípica y todo lo demás. Usa una paleta de colores extrema, presume de unos ángulos inusuales y tiene unos personajes que se salen mucho de lo habitual. Por desgracia, también es aburrida y se hace larga, y todas sus virtudes no logran dejar ninguna buena impresión final.
La joven Young-goon está convencida de ser un cyborg de combate. Un día, tras cortarse las venas, meterse un cable y conectarse a la corriente para recargarse, la ingresan en un hospital psiquiátrico. Allí nos encontramos con un variopinto conjunto de locos, aunque el personal no parece estar mucho más cuerdo, entre los que destaca el también joven Park Il-soon, un ladrón tan habilidoso que puede robar estados mentales, destrezas e incluso tu compasión, y que siente debilidad por ocultarse tras variadas máscaras.
La joven cyborg no come, alimentándose de pilas, lo que provoca el pequeño problema de que está a punto de morirse. Lo que ella realmente quiere es recargarse, perder su compasión y matar a los hombres de blanco que se llevaron por la fuerza a su abuelita, una comedora empedernida de rábanos en vinagre (hay algunas escenas donde el mundo de fantasía colectivo permite a Young-goon mostrarse como cyborg).
Y por ahí sigue toda la película, hecha sobre todo de momentos sueltos, algunos muy graciosos, otros tiernos, en general estrambóticos, pero que rara vez forman un conjunto. Es un poco como ver una sucesión de cortos insólitos. El problema es que la película hace gala de una de esas rarezas que son raras por el simple hecho de serlo, el equivalente cinematográfico de meterse un calcetín en la oreja y salir a la calle. Puede ser divertido unos segundos, pero probablemente no sirva para llenar más de 100 minutos.
Dicho de otra forma, creo que algo falla cuando te descubres más interesado en el tono de verde usado en la habitación acolchada o por la posición de los personajes dentro de un encuadre que por lo que esos personajes puedan estar haciendo, pensando, sintiendo o por lo que la película esté intentando contar.
Un detalle adicional. Me encantan las ediciones en DVD de Cameo. No sólo porque me suelen gustar los títulos que sacan, sino porque además sus discos son muy poco molestos. Te permiten llegar a la película muy rápidamente, sin incordios de anuncios y con los mínimos logotipos. Un diez. Y veo además que van a sacar El año pasado en Marienbad, mi película favorita de este año.