#33 Ansiedad por el estatus de Alain de Botton

Ansiedad por el estatusAnsiedad por el estatus es un libro fácil de leer, ideal para unos días de vacaciones y unos ratos en la habitación del hotel. Está lejos de otros libros de Alain de Botton -especialmente de Cómo cambiar tu vida con Proust o The Consolations of Philosophy– sobre todo porque le falta esa chispa especial, ese puntito que te hacía entrever al individuo tras los comentarios. Ansiedad por el estatus sigue una tónica muy similar -un ensayo vestido de libro de autoayuda- pero sin acabar de despegar del todo.

Por suerte, hay suficiente. El libro está divido en dos partes. En la primera, se habla de nuestra necesidad de estatus, de nuestro deseo de obtener valoración externa, de aparentar y de que nadie nos considere inferiores. Apunta cinco causas principales: la falta de amor, el esnobismo, las expectativas, la meritocracia y la dependencia. Las va ilustrando con ese tono de charla que le es tan habitual, mezclando sus observaciones con pequeñas perlas de erudición, extrayendo ejemplos de la historia, la literatura o la filosofía.

Pero la segunda parte es la verdaderamente interesante. Ahí explica cómo curarte de la necesidad del estatus, ofreciendo cinco posible alternativas: la filosofía, el arte, la política, el cristianismo y la bohemia. Pueden imaginar con facilidad las características de cada una, y en ese aspecto, detallarlas es casi, en términos de utilidad, como leer el libro. La solución del cristianismo es ligeramente engañosa, porque en realidad se refiere a ser consciente de la muerte. Como uno se va a morir algún día, pues el estatus pierde mucha de su gracia. Por lo demás, la más divertida es la bohemia, que te permite rechazar la sociedad burguesa y crearte una sociedad a medida donde tengas un estatus bien alto.

Pero a Alain de Botton no se le lee tanto por lo que te vaya a contar como por la forma de contarlo. La combinación de voz personal, referencias eruditas -se le da genial hablar de libros y me ha dejado unas ganas locas de leer Madame Bovary- y anécdotas jugosas -una de las cuales he aprovechado para un texto mío- hacen que sus libros sean como mínimo entretenidos de leer. Ha tenido mejores resultados en otras ocasiones, pero Ansiedad por el estatus sigue siendo una lectura amena aunque no demasiado satisfactoria.

[50 libros] 2006

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Síntomas de vejez

Que conste que ir haciéndome viejo tampoco me molesta tanto. Supongo que cuando lleguen los achaques de verdad, ya me parecerá peor (por no hablar de morirme), pero por el momento, las ventajas van compensando. Pero de los Síntomas de que te estás haciendo viejo hay uno que no se me ha dado todavía:

13. Tus sobrinos saben más que tú de ordenadores.

No, por el momento ése creo que va a tardar.

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De prólogos

Bien, Mauro Entrialgo ya lo ha contado en su propia bitácora, así que yo también lo voy a decir. Hace un tiempo me pidió un prólogo para la nueva recopilación -la tercera- de páginas de Ángel Sefija. Después de recuperarme de la apoplejía, dije que sí con todo entusiasmo. Me encanta todo lo que hace Mauro Entrialgo y estoy encantado de haber colaborado un poco en uno de sus libros. Aparte de eso, el libro está francamente bien. Las páginas son buenas leídas individualmente, pero en secuencia adquieren un ritmo muy curioso.

Y el hombre hace más cosas aparte de cómics y humor gráfico. Por ejemplo, hace también vídeos cortos. Y lo mejor es que se pueden seguir por RSS en plan podcast. La serie se llama Trocitos de mi vida.

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Far from the Madding Gerund and Other Dispatches from Language Log, de Mark Liberman y Geoffrey K. Pullum

Far from the Madding Gerund es un libro surgido de una bitácora. La bitácora es Language Log. Es extremadamente buena y tiene como fin popularizar algo tan desconocido como la lingüística. Sí, todo el mundo sabe hablar, pero muy poca gente sabe de lingüística.

Es el primer libro basado en bitácora que leo. Y meditándolo, me he dado cuenta de que posiblemente sea el último. Se me ocurren varias bitácoras que podrían convertirse en libro… que deberían convertirse en libro, pero es poco probable que llegue a pasar.

(Vale, sienten curiosidad. Perfecto, no hay problema. Aquí van cuatro: La decadencia del ingenio, Tío Petros, Pharyngula y Mixing Memories).

Para leer Language Log, por supuesto, tienes que estar interesado en el tema. A mí me interesa mucho la lingüística, aunque mi único contacto formal con esa disciplina fue hace mucho años en forma de asignatura universitaria. La gran ventaja de Language Log es que las entradas están escritas en forma de miniensayos que aclaran cuestiones, abren posibilidades, elucidan confusiones sobre gramática (la de verdad, no la de los manuales), introducen aspectos que no conocías, te apuntan caminos nuevos y demás. Está concentrada sobre todo en el inglés, pero también realiza excursiones a otras lenguas o regiones. Por ejemplo, el famoso bulo de que los esquimales tienen mogollón de palabras para nieve, o que hay pueblos que no tienen tiempos verbales y por tanto carecen de concepto del tiempo.

Far from the Madding Gerund reúne varias de esas entradas -supongo que las más interesantes y las más parecidas a ensayos- y las ordena por temas. Se pierde la línea temporal, pero se gana en coherencia, lo que facilita la lectura. Un problema curioso en este libro es que por su naturaleza Language Log tiende a referirse a muchos otros textos. ¿Qué hacer con todos esos enlaces? Pues aparecen en los laterales, incluso con explicaciones de su contenido, para que sea más fácil entender qué pasa.

Los grandes grupos tratados son: las falsas afirmaciones sobre el lenguaje, la precisión en el lenguaje, el lenguaje en evolución, fallos lingüísticos, las guías de estilo equivocadas, el lenguaje en la universidad, vocabulario y consejos para escribir.

Y algunos ejemplos de entradas: «The coming death of whom: photo evidence», «Weblogs were invented by… Plato!», «The pointless game of grammar Gotcha», «Reverse sarcasm?», «Pete Rose and sorry statements of the third kind», «The theology of phonology», «Stress and death in Samarra», «Dangling etiquette», «Content clauses are not necessarily complement clauses», «Google-sampling: avoiding pseudo-text in cyberspace», «This is not Middle Earth», «Mad cow words», «Those who are not authorized are not authorized», «The Dan Brown code», «Renowned author Dan Brown staggered through his formulaic opening sentence» y «Thank God for film: Dan Brown without the writing».

Far from the Madding Gerund conserva todos los elementos que hacen de Language Log una gran bitácora. Está escrito por especialistas que conocen su disciplina y están dispuestos a divulgarla. Y además, lo hacen con grandes cantidades de sentido del humor combinadas con hábiles dosis de autoridad. No sólo te dicen cómo creen que son las cosas, sino que además dan las referencias convenientes.

El humor se nota en continuas referencias a otras cosas, en chistes y los epítetos que dedican a periodistas -que no saben nada sobre el idioma pero opinan- y correctores de estilo -que no saben nada sobre el idioma pero corrigen. Y también en los textos dedicados al atroz estilo literario de Dan Brown. Yo no he leído El código da Vinci -ni lo pienso leer-, pero sé lo suficiente para haberme reído.

En suma, si te interesa el lenguaje y no te importa que sobre todo se refiera al inglés, Language Log es un recurso imprescindible. Far from the Madding Gerund es por tanto una genial forma de aproximarse -y dotar de permanencia- a toda una forma de entender la divulgación lingüística y las bitácoras. Mantiene un equilibrio ejemplar entre humor y seriedad; entretiene y educa, y encima se lee de un tirón. Lo único a lamentar es que algo así no exista en español (si lo hay y no lo conozco, por favor, saquenme de mi ignorancia).

[50 libros] 2006

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