Estadísticas de agosto

Sorprendentemente agosto ha sido muy buen mes. Yo esperaba que las vacaciones se manifestasen en una descenso marcado de las visitas, pero los resultados para pjorge.com (67.890 visitas) y pjorge.net (12.098 visitas) han sido mejores que los de julio (sí, estoy muy sorprendido). En total, 79.988 visitas, que no está nada mal.

Por supuesto, lo mismo de siempre: no sé cómo hace sus cuentas el programa y tampoco tengo ni idea de cuántas de esas visitas corresponden a arañas, robots y demás fauna automática (quizá una cuarta parte o un tercio).

El día con más visitas fue el 11 de agosto con 2.948. El peor día, el 23 con 1.437 visitas. Las página servidas en total fueron 110.171.

Hasta ahora, el crecimiento ha sido continuo en los últimos 5 meses. Veremos qué tal se porta septiembre, pero es evidente que todo lo que sube tiene que bajar en algún momento. Por otra parte, la referencia más importante sigue siendo Google, lo que demuestra una vez más lo que dice fernand0: no hay contenidos en español y es fácil aparecer en los primeros puestos. Sobre todo después de que los periódicos hayan cerrado sus archivos.

Y por último, lo mismo de siempre: gracias a todos los que visitan esta página.

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Aún vivo para el amor» de Fernándo Fernán Gómez en el disco Spanish bizarro]

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Buffy y los Hugo

Ya se conocen los ganadores de los premios Hugo 2003, los más importantes de la ciencia ficción. Entre ellos, la curiosidad del premio para un episodio de la séptima temporada de Buffy cazavampiros: «Conversations with dead people». Uno de los mejores episodios de la temporada -que no el mejor, honor que probablemente corresponde a «Storyteller»- en el que un vampiro psicoanaliza a Buffy (entre pelea y pelea, se entiende). También salen otros muertos que vienen a entregar mensajes a los vivos; de ahí el título.

[Estoy escuchando: «mi esqueleto» de Albert Pla en el disco supone Funollosa]

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Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida

Esta película es totalmente asombrosa. De hecho, hay que verla para creerla, aunque no le recomiendo a nadie que la vea. De verdad, hagan cualquier otra cosa: por ejemplo, mirar durante dos horas como una mancha de humedad se extiende por una pared. Les aseguro que se divertirán más. Mucho, mucho más.

Lo increíble de esta película es que pueda contener tantas secuencias de acción, tantos tiros, tantos monstruos y a la vez pueda ser tan mortalmente aburrida. No funciona ni una sola escena. ¡Cuéntenlas! Ni una. Lara Croft, o más bien el hombre con bragas que interpreta a Lara Croft en las escenas de acción, puede desafiar todas las leyes de la física en pantalla y no causar la más pequeña emoción que cualquier chapuzas de Hollywood podría obtener con una simple carrera de coches bien planificada. Nada. Cero. Nothing.

En cierta forma, es todo un triunfo para su director que haya conseguido crear una película tan absolutamente carente de entretenimiento. En años venideros, los futuros directores de cine la estudiarán con detalle porque en ella se puede aprender todo lo que se precisa no hacer para crear una película de acción.

No ayuda nada, además, que Angelina Jolie tenga todo el rato cara de querer estar en otra parte. De hecho, cambia tan poco de expresión que su papel lo hubiese podido interpretar igual de bien, incluso mejor, una de esas figuras de cartón a tamaño natural que se ven en las tiendas de cómics -siempre que le pusiesen la suficiente silicona, claro.

No es que la película sea estúpida. Claro que lo es. Como lo son practicamente todas las películas de acción. Uno no va a verlas para meditar sobre la vida y la muerte. Uno va a entretenerse. Pero parece que ni eso son ya capaces de hacer.

En momento así uno echa de menos a Indiana Jones.

[Estoy escuchando: «1-2» de Various Artists en el disco Rurouni Kenshin – The Best Collection]

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En todas partes cuecen habas

Sí, España no tiene la exclusiva de políticos tontos. O mejor dicho, de políticos a los que el interés de los ciudadanos les importa un testículo de ánade. Como muestra esta noticia: Los conservadores británicos recortarían partes de la BBC y en particular eliminarían su sitio web. La excusa suele ser el mismo argumento ultraliberal de siempre:

«But I am not persuaded that there is necessarily a case for a public service website. I’m not persuaded that anything on the BBC site could not be provided elsewhere, [for instance] the newspapers are mostly providing sites, which provide news and comment.

«They [the newspaper sites] are essentially trying to provide for the same market and therefore you can argue why does the licence fee payers need to be financing the BBC to do it when there are other commercial organisations who are doing the same thing.»

la lógica de que si ya lo hacen las empresas privadas no hay necesidad de una empresa pública que lo haga. Lo que olvidan estos políticos, sin embargo, es que el derecho a la información es un derecho vital en una democracia. El pueblo debe poder saber para poder decidir. Y por tanto, ese acceso se debe poder garantizar, y ¿qué mejor forma que con una empresa pública que lo haga?

El capitalismo es una fuerza tremendamente generadora de novedad. Pero también es una bestia insaciable que lo devoraría todo a su paso si se lo permitiesen. Por tanto, debe darse un equilibrio en todos los aspectos, y hay cuestiones en las que se precisa una presencia pública aunque eso no excluya una presencia privada y comercial.

[Estoy escuchando: «Raga Hemavati» de Pandit Hari Prasad Chaurasia en el disco Classical Flute]

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El coste de un videojuegos

Parece ser que las empresas de videojuegos están preocupadas por las nuevas consolas. No, no las que se pueden comprar ahora mismo en las tiendas, sino las de nueva generación como la PlayStation 3 o su equivalente XBox. Verán, los juegos tendrán que ser más espectaculares para satisfacer a los clientes, pero simultáneamente tendrán que tener el mismo precio para que dichos clientes los compren. Y según este artículo, estamos hablando de entre 20 o 30 millones de dólares, y periodos de desarrollo de hasta 10 años por juego. Da un poco de vértigo.

[Estoy escuchando: «I Don’t Wanna Grow Up» de Ramones en el disco Anthology – Disc 2 of 2]

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Coleccionable

Septiembre está casi sobre nosotros (lo que en Galicia significa que dará comienzo ese tiempo tenebroso, oscuro, frío y lluvioso que aquí llaman un invierno normal y que dura aproximadamente hasta finales de mayo) y por tanto los quioscos se inundan de coleccionables.

Recuerdo cuando era pequeño y los únicos coleccionables eran la consabida enciclopedia y el curso de inglés (por cierto, yo aprendí inglés con un curso de esos. De la BBC, para más señas). ¡Cómo han cambiado las cosas! ¡Cómo hemos avanzado! Ahora la llegada de septiembre no es el triste páramo de mi infancia sino toda una fiesta. ¡Cuánto ingenio se derrocha en esos coleccionables! Conchas, cascos militares de todas las épocas, soldados de plomo de las guerras del siglo viente, relojes de pulsera de colección, plumas, muñecas, mosaicos, obras de Julio Verne… Vamos, detallarlos todos sería como embarcarse en una de esas maravillosamente caóticas enumeraciones borgeanas.

Pues bien, mi exploración de hoy se saldó con la compra del primer número de voces del Jazz. Tres discos que están bien por muy poco dinero (en su día me hice enterita la colección de Blue Note y también la de Clásicos de Grecia y Roma). Pero he encontrado un coleccionable absolutamente maravilloso, estupendo, genial, que adoraría tener, poseer y atesorar:

Madelmans.

Madelmans de todo tipo, carácter y condición. ¡Cómo jugué con ellos cuando era pequeño! El Madelman buzo que vi hoy salía baratito, pero hice una cuenta rápida y la colección completa me salía por una fortuna. ¡Pero son tan geniales!

¿No habrá algún alma caritativa que me saque de mi sufrimiento y me suscriba a la colección? Vale, ya me lo suponía.

Por cierto, también se habla de coleccionables aquí y aquí.

[Estoy escuchando: «Close My Eyes» de Cowboy Junkies en el disco Open]

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Detalles

En un centro comercial de por aquí han instalado una de esas maquinistas que miden fascinantes detalles sobre tu persona. Curioso como soy por naturaleza, me subí a ella, metí mi dinero duramente ganado y éste es el resultado (con ropa y zapatos):

Peso: 78,7 kilos
Altura: 188 centímetros
Presión arterial:
   máxima sistólica: 121 mmHg
   mínima diastólica: 79 mmHg
   Pulsaciones por minuto: 83
Grasa corporal estimada:
   Índice de grasa: 15,5 %
   Masa de grasa: 12,1 kilo
   Masa sin grasa: 66,6 kilos

Aparentemente, mi peso normal debería estar entre los 70,7 y los 88 kilos. Aparentemente mi presión arterial es normal tirando a baja y el índice de grasa corporal debería estar entre 17 y 23 %, por lo que ando corto de grasa (ja). Lectura tomada el 27/08/2003 a las 17:03:50.

A continuación dice el papelito: «Esto no es un acto médico». Pero ciertamente parece un acto de fe.

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Monty Python’s Flying Circus

Acabo de darme cuenta de que Cioran es como los Monty Python: los dos son grandes alivios para la depresión. Leer una página de Cioran devuelven la alegría de vivir, aunque sólo sea por unos minutos. Pues con la serie de televisión de los Monty Python pasa otro cuarto de lo mismo. Durante los minutos que dura un episodio te ves transportado a una realidad alternativa donde todo parece normal pero las leyes habituales de la lógica o la propiedad no se aplican. Supongo que se trata de un tipo de humor que sólo pueden hacer los ingleses, ultraeducados y culturizados, en el que perfectos hombre pilares de la rígida sociedad de clases británica se ponen de pronto a hacer tonterías. O quizá no sea más que esa misma sociedad llevada al extremo. Un humor más bien tirando a irónico, sin completar jamás el sketch (algo lo interrumpe cuando parece que va a llegar la línea final), con múltiples toques de surrealismo, con momentos absolutamente geniales: e.g., las dos marujas que discuten de Sartre en una lavandería y que deciden dando un paseo a Francia para que el autor les resuelva una duda.

Y mi preferido, claro está, como no podía ser otro: el sketch del loro muerto. La reclamación de un hombre que acaba de morir y se queja ante dios, al que la deidad engaña y al que incluso le sermonean los revisores de trenes.

Pues hoy me he pasado por el Corte Inglés y he comprado los ocho dvds que han sacado hasta ahora con los capítulos de la serie (sólo hay tres temporadas y media, así que supongo que no queda mucho para acabar). Me han hecho el 20%, así que me he ahorrado un pico y de todas formas, salen muy baratos para la diversión que ofrecen.

[Estoy escuchando: «Contrapunctus 9, a 4, alla Duodecima» de Juilliard String Quartet en el disco Bach — Die Kunst Der Fuge, Vol. I]

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Final Fantasy X-2

Me entero por mi revista de PlayStation favorita, Planet Station, que en navidades lanzarán en España la continuación de Final Fantasy X, es decir, Final Fantasy X-2 (Final Fantasy XI es otro juego). Soy un fan de la serie de Final Fantasy aunque sólo he jugado a cuatro, y el X me gustó aunque tampoco es el mejor de la serie (me gusta cuando dejan más libertad de movimientos). Eso sí, con los años que tardo yo en terminar esos juegos el X-2 me va a durar mucho tiempo. Un punto a favor de este nuevo juego: las protagonistas son todas chicas.

[Estoy escuchando: «Dhun Pahari» de Pandit Shiv Kumar Sharma en el disco Santoor]

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