The Illusion of Conscious Will de Daniel M. Wegner

De la contraportada:

Do we consciously cause our actions, or do they happen to us? Philosophers, psychologists, neuroscientists, theologians, and lawyers have long debated the existence of free will versus determinism. In this book Daniel Wegner offers a novel understanding of the issue. Like actions, he argues, the feeling of conscious will is created by the mind and brain. Yet if psychological and neural mechanisms are responsible for all human behavior, how could we have conscious will? The feeling of conscious will, Wegner shows, helps us to appreciate and remember our authorship of the things our minds and bodies do. Yes, we feel that we consciously will our actions, Wegner says, but at the same time, our actions happen to us. Although conscious will is an illusion, it serves as a guide to understanding ourselves and to developing a sense of responsibility and morality.

Approaching conscious will as a topic of psychological study, Wegner examines the issue from a variety of angles. He looks at illusions of the will—those cases where people feel that they are willing an act that they are not doing or, conversely, are not willing an act that they in fact are doing. He explores conscious will in hypnosis, Ouija board spelling, automatic writing, and facilitated communication, as well as in such phenomena as spirit possession, dissociative identity disorder, and trance channeling. The result is a book that sidesteps endless debates to focus, more fruitfully, on the impact on our lives of the illusion of conscious will.

Es interesante la idea, que ya había leído, de que nuestro yo consciente a pesar de creerse en control de nuestras acciones no es realmente el que decide o actúa.

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Ingeniería financiera en EverQuest

EverQuest es un juego online de fantasía que además tiene la particularidad de disponer de una economía. Los personajes, además de dedicarse a sus labores fantásticas de buscar tesoros y matar bichos, trabajan para ganarse la vida y poder comprarse caprichos (espadas nuevas, escudos mágicos…). El problema parece ser que una característica del sistema permite a los avispados ganar grandes cantidades de dinero, ficticio, con facilidad, dinero que luego pueden vender por dinero real por Internet. Pero la disponibilidad de tal cantidad de dinero podría producir una escalada inflacionaria en el mundo virtual, lo que impediría la entrada de nuevos jugadores, y la compañía ya está tomando medida. Lo cuenta BBC News.

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Darwinismos

Hace poco, en un grupo de correo, he visto la aparición de un tipo de troll que no conocía. Se trata de una persona que niega la evolución, a lo que tiene todo el derecho del mundo, pero que lo hace básicamente negando y negando y negando, sin hacer caso de ningún argumento en contra. Básicamente, niega siquiera el fundamento de cualquier interpretación científica del mundo. Pero claro, ¿cómo puedes pretender mantener una discusión racional sobre la evolución si no te sientes ligado a ningún tipo de razonamiento lógico o científico?

Entre los argumentos que ofrece están los habituales de caracterizar la evolución como tautológica por decir que aquellos que sobreviven son los mejores adaptados para la supervivencia, cuando la evolución no dice tal cosa. O recurrir al viejo argumento de que la evolución viola la segunda ley de la termodinámica que afirma que la entropía siempre va en aumento. El problema es que la segunda ley no dice tal cosa: afirma que la entropía de los sistemas cerrados es siempre creciente o permanece igual. Pero si el sistema es abierto, nada impide que la entropía decrezca a costa de un aumento aún mayor en otro sistema. Ése sería el caso de la Tierra y el Sol.

En cualquier caso, buscando más información sobre esos asuntos encontré dos buenos recursos. Uno es Homo Webensis que se dedica a varios asuntos aparte de a la evolución, y The Talk.Origins Archive que ofrece una cantidad asombrosa de información sobre la evolución y sus consecuencias.

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Un final made in hollywood

Nunca pensé que llegaría a decir tal cosa de una película de Woody Allen, pero Un final made in Hollywood es demasiado larga. El problema está en el chiste. Colocado en medio, después de un largo proceso de preparación en el que vemos cómo se pone en marcha la película, no es más que eso, un chiste: el director va y se queda ciego, psicosomáticamente, el día de comienzo del rodaje, y no puede contárselo a nadie, porque le despedirían y su carrera, ya bastante maltrecha, acabaría para siempre. Vaya putada.

Y nada más.

Es un problema dirigir una película ciego (aunque, como comenta un personaje, viendo las últimas producciones de Hollywood…) pero casi todas las situaciones son repeticiones unas de las otras. A uno se le ocurren varios problemas en la vida laboral para fingir ver cuando no se ve, pero en la película sólo aparecen los más obvios. Es decir, la situación central ?director dirige película a ciegas, ja, ja, ja- se estira cual proverbial chicle hasta ocupar una cantidad de tiempo que no se corresponde con la calidad del chiste.

Da la impresión de que Woody Allen ha encontrado la fórmula para hacer películas de Woody Allen. Por ejemplo, meter muchos personajes, para que no se note que ninguno de ellos está mínimamente desarrollado. Lanzar muchas frases ingeniosas, para disimular que el guión no está trabajado. Reírse de sí mismo y remozar clichés como si fuesen nuevos.

Por ejemplo, el personaje interpretado por Tiffani-Amber Thiessen sobra totalmente. Sale tan poco, y su papel es tan limitado, que uno sospecha que apareció en la película sólo para poder decir que había trabajado con Woody Allen. El personaje del traductor chino, que conoce el secreto del protagonista y hace de sus ojos sin tener ni la más mínima idea de cine, está francamente desaprovechado y hubiese dado mucho más juego. George Hamilton hace de ejecutivo de Hollywood del que nadie sabe a qué se dedica y se limita a pasear el moreno por el plató.

Hay sin embargo momentos brillantes. La conversación del director con su ex-mujer en un bar es magnífica: intentando hablar de negocios y acusándola simultáneamente de adulterio. La escena con el hijo, personaje que demuestra ser mucho más maduro, atento y cariñoso que su padre, músico punk que se dedica a comerse ratas en el escenario, es también uno de los grandes momentos. Y el final, que no encaja ni con cola en la película es precisamente perfecto por eso: un falso final feliz encajado a la Hollywood en una película que no podría tener un final feliz de ninguna forma.

No es que Un final made in Hollywood sea una mala película. Es mejor que las últimas que ha ofrecido, y ciertamente te ríes en muchas ocasiones. Pero confieso que añoro al Woody Allen que parecía poner más corazón en su cine.

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Linked: The New Science of Networks de Albert-László Barabási

De la contraportada:

We’ve long suspected that we live in a small world, where everything is connected to everything else. Indeed, networks are pervasive–from the human brain to the Internet to the economy to our group of friends. These linkages, it turns out, aren’t random. All networks, to the great surprise of scientists, have an underlying order and follow simple laws. Understanding the structure and behavior of these networks will help us do some amazing things, from designing the optimal organization of a firm to stopping a disease outbreak before it spreads catastrophically.

In Linked, Barabási, a physicist whose work has revolutionized the study of networks, traces the development of this rapidly unfolding science and introduces us to the scientists carrying out this pioneering work. These «new cartographers» are mapping networks in a wide range of scientific disciplines, proving that social networks, corporations, and cells are more similar than they are different, and providing important new insights into the interconnected world around us. This knowledge, says Barabási, can shed light on the robustness of the Internet, the spread of fads and viruses, even the future of democracy. Engaging and authoritative, Linked provides an exciting preview of the next century in science, guaranteed to be transformed by these amazing discoveries.

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Interesantes entrevistas

Dos interesantes entrevistas hoy en El País. La primera, en el suplemento Babelia, a Louis Menand autor del libro El club de los metafísico crónica del desarrollo del pragmatismo en Estados Unidos. Al preguntársele por lo difícil que es reconciliar el pragmatismo con el debate actual en Estados Unidos da una respuesta curiosa:

Estados Unidos nunca ha sido un país pragmático. Es práctico, instrumentalista y mira hacia el futuro y es, por tanto, pragmático en el sentido literal de la palabra. Pero no en un sentido filosófico, en el sentido de no creer en absolutos. Al contrario, Estados Unidos es un país absolutista y su cultura política es muy absolutista. Decir que el pragmatismo constituye la aportación estadounidense a la filosofía mundial no significa que represente el espíritu americano. Es un producto más de Estados Unidos, como el rock and roll y el jazz. Sería muy difícil encontrar a un político o un personaje público estadounidense que dijera creer en la concepción pragmática de la verdad. La mayoría de los americanos creen en Dios y en unos cuantos ideales de forma muy poco pragmática. Digamos, por tanto, que la popularidad del pragmatismo se limita a ciertos círculos intelectuales.

El otro entrevistados es Tzvetan Todorov, famoso estudioso (al que se le debe una no menos conocida teoría sobre el fantástico). En un punto de la entrevista, se le pregunta por los conceptos de «autoridad, seguridad, patria, institución familiar» habitualmente secuestrados por la derecha más populista. Su respuesta es:

Es que no podemos tapar los ojos a la realidad, ni dejar que los populistas hagan un uso pernicioso de esos temas. La izquierda debe confrontar directamente los problemas que los populistas explotan demagógicamente a su favor. La izquierda no debe tomar sus deseos por realidades. La inseguridad existe. Hay que analizar por qué, de dónde viene. La familia ha sufrido una erosión que perjudica a la autoridad de los padres. Pero no hay sociedad en la que la autoridad haya desaparecido por completo. La identidad colectiva puede convertirse en asesina, pero no puedes obligar por decreto a un pueblo a dejar de reconocerse en una colectividad. Sé que me meto en terreno minado, pero la izquierda debe ponerse a hablar de estas cosas desde una perspectiva distinta a la del populismo y a la de la extrema derecha.

Un comentario que me retrotrae a otro que hice con respecto a la izquierda y la naturaleza humana biológica. Como la entrevista con Todorov me pareció especialmente interesante, aunque breve, y aprovechando que leía el periódico tomando un aperitivo antes de ir a comer, decidí salir inmediatamente y salir a comprar su libro El jardín imperfecto. Veremos qué tal.

Una última nota. Creo apreciar una resonancia, a cierto nivel de visión intelectual, entre El club de los metafísicos, El jardín imperfecto y The Blank Slate. En cuanto avance en la lectura de los tres informaré de si se trataba de un espejismo o no.


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Máximas bitacoriles

En algunas bitácoras americanas se ha hablado últimamente de la ética profesional de las bitácoras (una tormenta, con maremoto incluido, en una taza de café). Una persona dio una conferencia cobrando de Microsoft y se olvidó de propagarlo a los cuatro vientos para satisfacer a algunos. Eso llevó a denuncias de posibles, y poco probables, conflictos de intereses. Tengo la impresión de que en este caso estamos en una de esas situaciones en las que no se acaba de entender la naturaleza de la bestia.

Una bitácora no es periodismo. Una bitácora tampoco es un diario personal, porque normalmente se evita que dichos diarios caigan en manos de los demás. Por tanto, estamos ante un formato nuevo, a medio camino entre una columna personal de opinión en un diario, que ningún lector construye como noticia, y la carta a un amigo, que nadie en su sano juicio considera objetiva. El hecho de que una bitácora pueda servir para difundir noticias no la convierte en periodismo.

Por otra parte, está el peliagudo asunto de intentar ganar dinero con tu bitácora. Es España es imposible, por lo que nos ahorramos los quebraderos de cabeza, pero en Estados Unidos siempre hay alguien que se lo plantea. Supongo que a todos nos gustaría cobrar por mantener nuestro vicio (el que sea) y no habría nada más satisfactorio para el ego que recibir una compensación por escribir lo que se te pasa por la cabeza. Pero claro, ganar dinero implica profesionalismo y de ahí a…

Desde ese punto de vista, es posible que la de David Weinberger sea la mejor respuesta, algunas nota sensatas, que lllama A Blogger Code of UnProfessional Ethics, sobre lo que significa escribir y, lo más importante, leer una bitácora. Una especie de contrato tácito entre autor y lector:

If I apologize, it will be because I have actually betrayed my readers’ trust, not because I may have, might have, or could be misread as having done so.

Terminando con un: » I pledge to keep the reading of my weblog purely optional».

Como los comentarios de Weinberger suenan muy epigramáticos, el autor de netmeme ha decidido, con mucho sentido del humor y la ironía, ofrecer algunos proverbios que sirvan para guiar al bitacorero descarriado:

Strike while the topic is hot.

A watched hitlog never scrolls.

You get what you pay for.

Yo, viendo un posible ángulo para una entrada y llegando por fin, después de tan larguísimo preámbulo, al núcleo de lo que quería decir, he decidido recurrir al refranero y modificar algunas de esas máximas de sabiduría para adaptarlas a nuestro medio en la realidad del siglo XXI. No dudo que muchos de ustedes, amables lectores, encontrarán algunas variaciones mucho mejores:

No se ganó Google en una hora

La bitácora se demuestra actualizando

Dime a quién enlazas y te diré quién eres

No por mucho postear se consiguen más visitas

Ninguna bitácora dura 100 años, ni bitacorero que lo aguante

Aunque la bitácora se vista de seda, bitácora se queda

Bitácora que zumba no mata

Bitácora grande ande o no ande

Bitacorero que se duerme se lo lleva la corriente

Entre bitacoreros honrados, cumplimientos dispensados

Bitácora vieja hace buen caldo

Más vale tema comentado que ciento volando

Mejor enlazado que solo

No hay bitácora pequeña

Quien se fue de rositas perdió sus visitas.

No hay peor bitácora que la que no se hace

Nunca es tarde si la noticia es buena

Enlaza lo que debes y sabrás lo que tienes

Bitacorero, ¡a tu bitácora!

Como observarán, algunos se contradicen, en el mejor espíritu de un refranero, con otros. Es parte de la gracia.

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