Inventan la cabina telefónica

Es muy desagradable ir por la calle hablando tranquilamente por tu móvil y que la conversación se interrumpa por la súbita muerte de la batería. Que un teléfono móvil en funcionamiento apenas pueda contener el aliento entre recarga y recarga lo sabemos todos, pero ¿qué hacer para resolver el problema? La solución: una ingeniosa nueva invención que revolucionará definitivamente el mundo de la telefonía móvil: la cabina de teléfonos.

El concepto es de una sencillez tan abrumadora, que es difícil entender cómo no se le había ocurrido a nadie antes. Consiste en unos puntos de recarga repartidos por ahí. Cuando se te acaba la batería del móvil, te acerca a uno de ellos y, por una módica cantidad, podrás recargarla de nuevo. BBC News ofrece más detalles:

Kiosk manufacturer Nearplay Systems has created so-called «Charge Me» booths for mobile phones and handheld computers that will allow users to charge up their devices.

Users will have to pay for the service and 50p will provide people with 20 to 25 minutes of charge time and take five minutes to top up phones.

£1 will provide around 45 minutes of talk time and take 10 minutes to charge.

Pero un momento, que el invento tiene todavía más opciones:

If the kiosks are a success, Charge Me is hoping to introduce advertising to the booths.

Lo dicho, hay gente muy ingeniosa corriendo por este mundo.

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En Galicia llueve

En Galicia llueve con determinación y ganas, con un empeño digno de un escalador del Everest o de un ganador del Tour de Francia. No llueve como puede llover en otras partes. En Galicia llueve de tal forma, que de pronto sientes el deseo de reunir parejas de animales. Llueve tanto, que lo sorprendente es que de vez en cuando no llueva. Aunque incluso entonces la sombra de la lluvia no está lejos.

He de confesar que antes pensaba que la lluvia era otra cosa. Creía, tonto de mí, que cuando caía agua del cielo es que llovía. Además, como nativo de Lanzarote, la lluvia fue siempre algo con un principio definido y una final cercano. Llovía, sí, pero se sabía cuándo comenzaba a llover, y era evidente cuándo había dejado de llover.

Ahora he descubierto que eso no era llover. Que llover es algo que sólo saben practicar bien en el norte. Es más, he descubierto que para llover no es siquiera necesario que caiga agua del cielo. Es decir, la abundancia de agua es conveniente para tener lluvia, pero la lluvia en Galicia es ante todo un estado mental, una alteración de la realidad tan profunda que incluso si no lloviese seguiría, de alguna forma, lloviendo.

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Una buena idea

Ésta es muy buena. En Anthonyjhicks.com se habla de personalizar las páginas según la búsqueda en Google. Consiste en lo siguiente: si alguien llega a tu sitio por medio de una búsqueda en Google, se cogen los términos que introdujo, se realizar otra búsqueda en el propio sitio y además de la página a la que ha llegado se le ofrecen los otros resultados de la segunda búsqueda. Por ejemplo, en mi sitio una de las páginas más populares es ésta, pero en realidad sobre Señales he escrito varias veces, pero el visitante no verás esas otras entradas. Pero realizando una segunda búsqueda, podrías ofrecerle esa entrada y también enlaces a las otras que hablen del mismo tema.

La propuesta va incluso un poquito más allá. Aún si alguien no llega por Google, sería interesante ofrecer tras cada entrada otras posibles entradas de interés que estén relacionadas.

La verdad, es bastante fácil de implementar. Y, lo mejor de todo, podría ser muy útil.


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Insomnio

Al Pacino hace de policía venido al lejano norte, con un compañero, a investigar el asesinato de una jovencita. La misión tiene también la intención de alejarle de Los Angeles debido a una extraña investigación de asuntos internos. Queda claro que es un policía concienzudo, brillante, capaz de meterse en un instante en la mente del asesino. Pero la cosa se complica cuando, persiguiendo al sospechoso entre la niebla, mata por accidente ?quizá- a su compañero, quien, casualidades de la vida, estaba a punto de pactar con asuntos internos.

¿Qué hacer?

Pues ocultar el accidente, culpar al asesino e sentirse aliviado por haberse librado ?quizá- de asuntos internos.

Ésa es la teoría.

El resto es un thriller más que respetable, interesante, con un duelo de interpretaciones en medio que carga brillantemente la tensión.

Robin Williams hace de asesino. Tranquilo, pausado, inteligente. Persigue al policía, porque es la única persona qué sabe realmente qué sucedió entre la niebla. Cree que eso le salvará, porque podrá usarlo para librarse de la persecución y de paso cargarle la muerta a otra.

Insomnio es una película en la que se enfrentan dos personalidades. Un Robin Williams cada vez más seguro de sí mismo, y un Al Pacino cada vez más hecho polvo al no poder dormir, porque su culpa interna se transforma en una cegadora luz blanca. No ayuda nada que además, en esas zonas remotas, durante cierta época del año luzca el sol durante todo el día.

Me gustó mucho, sí, pero me dejó también el deseo de ver el original, la película noruega de la que ésta es un remake. No es que Insomnio sea mala, pero en algunos momentos se notan huecos, a través de los cuales se entreve una versión más dura de la historia, con un policía protagonista todavía más ambiguo moralmente y con un final más duro.

Como detalle genial, el hecho de que le asesino irrumpe en medio de la película y comience a intervenir activamente en la acción. Como elemento atractivo, las escenas de Al Pacino junto con Robin Williams. Detalles negativos, un par de clichés de películas de policías que se les cuelan, y el inevitable tiroteo final, que por suerte es más bien breve.

Ese tiroteo era especialmente innecesario. Ya se cuidaban los actores de crear tensión, y ya era de por sí bastante inquietante ver a Al Pacino intentar conducir después de seis días sin dormir.

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75

Lo he conseguido. Peso 75 kilos con 200 gramos. La dieta ha terminado.

Empecé con 88 y he ido bajando relativamente rápido. Alcancé los 78 en algo más de un mes y dentro de una semana se cumplirán los tres meses de dieta. Ha sido comodísimo, no he pasado hambre en ningún momento y me siento mucho mejor.

Curiosamente, ahora mi alimentación es mucho más equilibrada. Por ejemplo, antes casi no tomaba fruta, y ahora la tomo todos los días. A partir de este momento, podré relajarme, aunque manteniendo el estilo de alimentación.

Con 75 kilos y metro ochenta y siete, tengo un índice de masa corporal de 21,5. Normal.

¡Tengo que medirme la cintura!

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