La llegada de Joe Haldeman

Joe Haldeman ha demostrado siempre una vena experimentadora. Ya desde sus primeras novelas, ha mostrado una tendencia a alterar el flujo de la historia, a jugar con las formas y los modos, especialmente con el punto de vista narrativo, siempre con el fin de conseguir una mayor expresividad. Quizá su obra poética, que tanto debe a la conjunción de narrativa y estructuras, permee su obra en prosa.

O simplemente, poeta y novelista sean la misma persona.

En cualquier caso, su última novela, La llegada, se presenta ante todo como un juego formal, un análisis en los modos de narrar. Pero un juego formal puesto, ante todo, al servicio de una trama, unos personajes y un fin concreto. El resultado es una novela sofisticada y fluida, llena de pasión y vida.

Aurora Bell ha recibido un mensaje desde el espacio, el paralaje así lo demuestra, que anuncia la llegada de visitantes extraterrestre: «VAMOS DE CAMINO». Con todas las letras, y bien clarito. ¿Cómo recibirá el mundo tal noticia? Un mundo en el que América está derivando hacia un país corrupto en el que se han recortado las libertades (la homosexualidad es ilegal, por ejemplo). Un mundo en el que Europa está a punto de entrar en guerra («Europa tiene que hace algo así más o menos cada siglo», comenta con sorna uno de los personajes), en un conflicto entre Inglaterra, Alemania y Francia.

Y sin embargo, a pesar de que los extraterrestres han dado una fecha concreta para su llegada: el uno de enero, al mundo no parece importarle demasiado. Es decir, si importa, pero se convierte en conversación de fondo ante los problemas inmediatos de mediados del siglo veintiuno.

Porque, la intención del autor no es hablar de la recepción de un mensaje extraterrestre y de su impacto social. De lo que desea hablar es de Gainesville, Florida, a mediados del siglo XXI. Y para hacerlo, se centra en un conjunto de personajes magistralmente delineados y descritos en pocos párrafos. Tenemos a Norman Bell, con un complicado pasado de líos policiales, a Pepe Parker, que es más de lo que parece, a Sara, deformada por un ataque mafioso, a Suzy Q., que oculta un asesinato, o quizá lo llora, a Ybor López, pirata informático que se considera más listo que lo que realmente es, a Aurora, que acaba creyendo que el mensaje es un complejo engaño, a Gabrielle, estudiante de medicina y actriz orgásmica… y muchos más.

Y para construir su fresco, Joe Haldeman va pasando de un personaje a otro sin pausa. Cuando dos personajes se cruzan, el punto de vista cambia y seguimos al otro en una narración en tiempo real que hace que el lector se sienta como si fuese saltando de cabeza en cabeza. El autor ya había realizado un ejercicio similar en Compradores de tiempo, pero en aquella ocasión con sólo dos personajes. En el caso de La llegada se cuentan por decenas. La sensación de flujo en tiempo real se conserva en todo momento, y la pericia del autor está en que ningún caso el proceso sea chocante sino todo lo contrario, se acaba haciendo natural.

Dije al principio que la trama de recepción del mensaje era lo de menos y ha sido injusto por mi parte. Se resuelve al final con una adecuada sorpresa, y ofrece sus complicaciones políticas y religiosas a lo largo de la novela, pero la obra es en realidad una fascinante visión de un mundo que no ha resuelto todavía sus problemas, como pueden atestiguar muchos de los personajes, y que debe enfrentarse a un primer encuentro. (Aunque Joe Haldeman reconozca al comienzo del libro la influencia de The Listeners de James Gunn, las perspectivas de las dos obras no podrían ser más diferentes.)

Joe Haldeman lo consigue. En poco más de 200 páginas recrea para nosotros una extrapolación futura de la ciudad en la que vive, Gainesville, construyendo una novela fascinante, de ágil lectura y con la prosa ajustada y precisa típica de este novelista, o quizá de este poeta.

Publicado originalmente en El archivo de Nessus.

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Sobre Neal Stephenson

Leído en Ciberpunk.info en sus recomendaciones de libros básicos de ciberpunk:

La era del Diamante. Ediciones B, 1997. Estilo original, impredecible y emocionante… sólo deslucido por algunas caídas en el tercio final. Stephenson sabe ser al tiempo Dickens y Carroll, homenajear 55 días en Pekin y recordar a Sterling en sus mejores momentos. Reivindica cosas como la educación, el derecho a elegir la propia vida más allá de identidades y territorios; la libertad y el poder de la red y la jerarquización de valores frente al relativismo cultural. Decididamente deliciosa la vindicación victoriana y confuciana de la hipocresia y las formas…

Criptonomicón. Ediciones B, Nova, 2002. La obra maestra de Stephenson y sin duda el libro de los mitos fundacionales de la comunidad ciberpunk. La historia novelada de la informática, la criptografía, las matemáticas computacionales… En fin, la novela del origen del mundo. Nuestra cosmogonía.

Yo no podría haberlo dicho mejor.

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Más de lo que yo pensaba

Sigo con mi araña. He hecho una pequeña modificación, porque por defecto, el crawler almacena en memorias el contenido completo de todas las páginas que se baja. Claro está, según el sitio, puede llegar a ser un montón y el bicho se quedaba sin memoria antes de haber terminado.

Lo que hay que hacer es muy simple. Se mira primero si ha terminado de procesar un enlace y se le dice en ese caso que se deshaga de la página que se ha bajado. Así modificado, cuenta ligeramente por debajo de 79.000 enlaces externos en mi sitio (incluyendo repeticiones, claro).

La cifra me parecía de escándalo. Yo había estimado el número de páginas en unas 300, y claro, con unos 50 enlaces (otra estimación), por página, pues salen unos 15.000. Pero resulta que no, modificando ligeramente la araña de nuevo, salen 920 páginas. Es decir, unos 86 enlaces externo por página, que entra dentro de lo posible.

La cifra de páginas es más alta de lo que debiera, porque resulta que hay varias formas de acceder a la misma página. Tendré que corregirlo y obtener una cifra más ajustada a la realidad.

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Banana Yoshimoto

Curioso seudónimo el de esta escritora. Afirma que le gustan los plátanos. A mí me gustan los melocotones… quizá debería cambiarme el nombre a Melocotón Jorge. Siempre sería una buena forma de iniciar una conversación.

Ya me estoy yendo por las ramas otra vez.

A veces, aunque parezca lo contrario, termino los libros. Es decir, ya sé que siempre hablo de los que compro, pero los voy leyendo lentamente; no obstante mis hábitos de lecturas son caóticos hasta lo extremo. Se guían más bien por fuerzas aleatorias, referencias encontradas aquí o allá con respecto a algo que despiertan mi curiosidad y me lleva a querer saber más. Un buen ejemplo es este caso. Empecé a leer a Haruki Murakami (del que he leído todo lo que tiene en inglés y español, exceptuando Underground) ?quien por cierto, algún día ganará el Nobel, pero ése es otro asunto- y eso me lleva a fijarme más en los autores japoneses, sobre todo los más modernos.

Banana Yoshimoto es uno de esos nombres que me saltan del estante de la librería. Vi su novela Amrita y decidí que podría ser más interesante leer algo de ella. Como el libro me pareció un poco caro, sobre todo para probar un autor nuevo, me decidí mejor por Kitchen. Un buen descubrimiento, sí.

El libro está compuesto por dos historias: «Kitchen» y «Moonlight Shadow». Aunque en realidad no están relacionadas, ambas giran alrededor de un tema común: la muerte. La muerte que altera el universo personal, la muerte que deja en soledad, la muerte que destaca la soledad en la que siempre hemos vivido. El estilo de Banana Yoshimoto es simple hasta el extremo, casi totalmente infantil. Pero es extrañamente efectivo. Desprovisto de artificios, ni siquiera los más básicos y naturales, el libro se ofrece desnudo e ingenuo al lector, de suerte que el tumulto interno de los personajes ?rara vez explícito- se manifiesta más bien por el espacio vacío, por lo que no hay.

Es como si nos encontrásemos el molde de una escultura, en lugar de la figura en sí. Esa forma negativa, desechable, se transforma en el elemento principal. Y el hueco que deja la ausencia se vuelve hipnótico y fascinante.

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Quantum Computation and Quantum Information de Michael A. Nielsen e Isaac L. Chuang

De la contraportada:

This text is a comprehensive introduction to the main ideas and techniques of the field of quantum computation and quantum information. Until now, the rapid rate of progress and its cross-disciplinary nature have made it difficult for newcomers to the field to obtain a broad overview of the most important techniques and results.

Michael Nielsen and Isaac Chuang ask the question: what are the ultimate physical limits to computation and communication? They describe in detail such remarkable effects as fast quantum algorithms, quantum teleportation, quantum cryptography, and quantum error-correction. A wealth of accompanying figures and exercises illustrate and develop the material in more depth. A special feature is the tutorial introductions to quanum mechanics and computer science included in Part I of the book, ensuring that the subject is accessible even without a background in physics or computer science. In Part II, the authors present quantum computation, and describe what a quantum computer is, how it can be used to solve problems faster than familiar ‘classical’ computers, and the real-world implementation of quantum computers. Part III concludes the book with an in-depth treatment of quantum information, explaining how quantum states can be used to perform remarkable feats of communication, together with a discussion of how it is possible to protect quantum states against the effects of noise.

This exciting text will be of interest to beginning graduate students and researchers in physics, computer science, mathematics, and electrical engineering with an interest in quantum computation and quantum information, and may be used as a text in courses on the subject.

Es un libro de texto universitario, pero el nivel matemático no parece ser excesivamente alto y por suerte recuerdo razonablemente bien, no se por qué, la mecánica cuántica de la carrera.

Ya había leído Minds, machines, and the multiverse: the quest for the quantum computer de Julian Brown que despertó mi interés en el asunto. Libro que por cierto es una buena introducción y recomendable.

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A veces Flash sirve para hacer arte… creo

La cosa se llama Moderm Living. Es una serie de viñetas en Flash que van de lo macabro a lo surrealista, pasando por lo divertido o lo simplemente inquietante. Al principio parecen un poco tontas, pero luego, al avanzar en ellas, van causando una impresión hipnótica. ¿Serán realmente metáforas sobre la vida moderna?

(vía Boing Boing)

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WebSphinx

Tengo el proyecto de escribir una araña para unos sitios de Internet. Con esa idea, me bajé WebSphinx una librería para escribir precisamente arañas que parece muy completa. Y la verdad, me he puesto a probarla hoy, intentando crear el mínimo programa que recorriese un sitio, y es tan fácil como esto:

import websphinx.*;
public class TestCrawl {
public TestCrawl() {
}
public static void main(String[] args) throws java.net.MalformedURLException {
Crawler myCrawler=new Crawler();
myCrawler.setDomain(Crawler.SERVER);
myCrawler.addLinkListener(new MyLinkListener());
myCrawler.setRoot(new Link("http://www.pjorge.com/"));
myCrawler.run();
}
}

class MyLinkListener implements LinkListener {
int i;
public void crawled(LinkEvent event) {
String hola=event.getLink().getHost();
if(!hola.startsWith("www.pjorge.com"))
{
System.out.println(i+": "+(event.getLink()).getHost());
i++;
}
}
}

Parece contener todo lo que necesito. De hecho, añadir funcionalidades más complejas no parece en absoluto complicado.

Seguiré probando.

Y por cierto, este sitio contiene más de 15.000 enlaces. Haciendo una estimación rápida, pues efectivamente las cifras van por ahí.

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