Antídoto contra la depresión

Intentando reducir los estragos de la más que previsible depresión post-vacacional vine en el avión leyendo a Cioran, Ese maldito yo, cuya obra me parece el único antídoto seguro contra la depresión. La visión de la vida de Cioran eleva con total garantía el espíritu, devuelve la alegría de vivir y te hace pasar un momento de solaz. O al menos, a mí la lectura de su obra me desahoga.

Entresaco alguno de sus aforismos.

Innegable ventaja de los agonizantes: poder proferir trivialidades sin comprometerse.

Las hazañas sólo son posibles en las épocas en que la auto-ironía no ha hecho aún estragos.

El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.

O mi preferido de este libro:

Mientras me exponía sus proyectos, le escuchaba sin poder olvidar que no le quedaban más que unos días de vida. Qué locura la suya de hablar de futuro, de su futuro. Pero, ya en la calle, ¿cómo no pensar que a fin de cuentas la diferencia no es tan grande entre un mortal y un moribundo? Lo absurdo de hacer proyectos es sólo un poco más evidente en el segundo caso.

Y ahora que he confesado mi admiración por Cioran:

Quedamos siempre anticuados por lo que admiramos. En cuanto citamos a alguien que no sea Homero o Shakespeare, corremos el riesgo de parecer pasados de moda, o tocados de la cabeza.

¡Vaya!

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Series

Me encantan las series de televisión. Creo que son la gran aportación de ese medio al acervo cultural de la humanidad. Por ejemplo, El prisionero, Los vengadores, The Honeymooner, Monty Python’s Flying Circus, Sí, ministro o Fawlty Towers son claramente obras maestras. También he hablado aquí en alguna ocasión de Buffy, la cazavampiros que me parece, dramáticamente, una gran serie. Yo fui de los que lloró cuando Canal Satélite Digital mató sin la más mínima piedad el maravilloso canal Album con sus maravillosas series en versión original (para sustituirlo por el canal basura AXN, al que sólo redime el emitir Lexx y alguna cosilla más).

Pues bien, en Tenerife, mi amigo Jorge Riesco Riquelme (hermano de Xavier Riesco Riquelme, conjuntamente conocidos como Máximo Riesco) ?quien tampoco tiene bitácora pero debería- me regaló tres dvd con otras tres magníficas series. Jorge solía llamarme «La gran patata televisiva», título que llevo con orgullo, aunque él lo merece más que yo.

Las series en cuestión son The Young Ones, Bottom (los mejores episodios) y ‘Allo ‘Allo.

Las dos primeras son de esas series salvajes que a la BBC le da por hacer de vez en cuando. Extremadamente políticamente incorrectas, irreverentes y sobre todo muy divertidas. El humor de The Young Ones es contracultural y surrealista, ordenado alrededor de chistes cada vez más extravagantes. Bottom es más normal en lo que a surrealismo se refiere, pero su carga de comentario y sátira social, con esos dos personajes que son lo más bajo que se puede encontrar en el mundo, es todavía mayor. Las dos series tienen en común a los actores Rik Mayall y Ade Edmondson.

‘Allo ‘Allo es una parodia de las series y películas sobre la Segunda Guerra Mundial, poblada de ingleses que hablan inglés con acento francés, alemanes que hablan inglés con acento alemán e ingleses que intentan hablar inglés con acento francés, las maravillosas chicas de la resistencia y cuadros de Van Clomp. Listen very carefully, I shall say this only once: es muy buena, con un sentido del humor entre lo grosero y lo sutil, capaz de mantenerte riendo de principio a fin.

Pero a lo que iba con todo esto: Gracias, Jorge. Hecho lo de la segunda temporada de Futurama.

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La cara de Alejandro

Leí en el IHT que una fundación llamada Alexander the Great Foundation planea tallar el rostro de Alejandro Magno en una montaña griega. El resultado tendría 73 metros de alto, según el periódico cuatro veces el tamaño de los presidentes americanos en el monte Rushmore.

Como era de esperar, hay opiniones para todos los gustos, gente que rechaza el proyecto por absurdo, y ecologistas que lo denuncian como un atentado. Mientras tanto, también hay quien se frota las manos pensando en los beneficios turísticos.

A mí personalmente, el proyecto me parece tan colosalmente absurdo que no puedo sino apoyarlo. Es decir, raya lo surrealista y no dudo que Alejandro estaría encantado con la idea. Por no hablar de la escala tan totalmente megalomanica de un monumento que honra a una persona desaparecida hace más de 2.000 años. Si Alejandro no llenó el mundo de estatuas suyas fue simplemente porque no le dio tiempo. Tan desmesurado y colosal delirio de grandeza interpuesto haría las delicias de Ozymandias.

Como decía el señor Nadie: «Si hemos de morir, que sea pensando en algo estúpido».


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Domingo en Lanzarote

El domingo lo dedicamos a Timanfaya. Ir a Lanzarote y no visitar Timanfaya es como un pecado. Timanfaya es una amplia región que quedó cubierta en las erupciones de 1730 a 1736. Es un paisaje torturado y caprichoso, casi totalmente rocoso y prácticamente desprovisto de toda vegetación. Las erupciones fueron entretejiendo formas irreales y sobrenaturales.

Como conducía yo, el nativo, inicié el recorrido por la Geria, una región de vinos y vides de gran belleza. En otro lugares, la vid crece sosteniéndose en alguna especie de entramado. En Lanzarote, las vides crecen sobre el suelo, protegidas del viento por un murito de piedra volcánica. Entramos a la altura del Monumento al Campesino, la atravesamos y salimos por el otro lado. Hay fotos aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí.

Tuvimos mucha suerte al llegar a Timanfaya. En el Islote de Hilario, donde hay un restaurante que entre otras cosas tiene un grill que usa el calor del subsuelo, cogimos casi de inmediato la guagua que recorre el parque y te permite ver la extraordinaria naturaleza casi alienígena del lugar. Hice fotos, pero el vidrio de la guagua no permiten hacer justicia al paisaje (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí). Durante la narración del paseo, al relatar el origen del Islote de Hilario, nos ofrecieron una frase de una belleza devastadora: aparentemente, Hilario, que recorría la zona con su camello, plantó una higuera que echó raíces, pero nunca floreció, «porque la flor no podía alimentarse del fuego».

Quizá es que estoy en ese momento del mes.

Las demostraciones de Timanfaya fueron las habituales. Metieron ulagas en medio metro de profundidad y el calor la hizo arder. Echaron agua en unos tubos hundidos en el suelo y el calor hizo escapar un geiser (aquí y aquí). Al irnos, aproveché para hacer un par de fotografías más (aquí y aquí).

Es curioso como son estas cosas. Para mí el volcán y el océano forman el sustrato de mis percepciones, la misma posición que, supongo, para otros ocupan los bosques y la hierba. A mí la hierba me resulta vagamente desagradable y no soy capaz de pisarla con los pies descalzos. Sin embargo, ese paisaje que parece tan desolado me resulta relajante y tranquilizador. Me da la impresión de estar en casa.

El día en Timanfaya lo terminamos con un paseo en camello (aquí, aquí, aquí, aquí y aquí). Mi sobrino estaba empeñado en subir, y yo no conseguía recordar si lo había hecho alguna vez.

(Sé que estrictamente son dromedarios y no camellos. Pero en Lanzarote los hemos llamado camellos toda la vida y no voy a cambiar ahora.)


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<80

Esta mañana me he despertado, me he ido a pesar y he visto 79,5 kilos. No recuerdo cuándo fue la última vez que pesé menos de 80 kilos. Debió ser hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven y los dinosaurios corrían sobre la tierra. Al empezar la dieta pesaba 88 kilos. Eso fue hace casi seis semanas. Menos de 80 kilos era mi primera meta. Ahora espero alcanzar los 75. Ya veremos.

La dieta que estoy haciendo es la Atkins, en la que uno come básicamente lo que quiere pero limita mucho la ingestión de hidratos de carbono. Y la verdad es que no sólo me siento muy bien, sino que me resulta muy fácil de llevar. No echo de menos el pan, ni los helados, y definitivamente empiezo a odiar el azúcar. No está mal para un adicto al dulce como yo.

Antes de empezar la dieta siempre me sentía muy cansado y sufría muchos dolores de cabeza y de estómago. Ahora me encuentro perfectamente, con niveles de energía normales, muy despierto intelectualmente y los achaques se han reducido.

Eso sí, los detractores de la dieta dicen que al reducir la ingestión de hidratos de carbono y comer más grasas y proteínas sufriré graves problemas de salud y me moriré de un ataque al corazón porque me subirá al colesterol (que sí, lo tengo alto, pero ya lo tenía muy alto antes de empezar y en realidad se ha reducido un poco. Dentro de un mes me lo volveré a mirar a ver qué tal va). Bueno, si tienen razón, al menos moríré delgado.

Mientras tanto, a mí me funciona y me siento mucho mejor de salud. ¿No se trataba de eso?

(Ahora mismo no estoy siguiendo la dieta estrictamente. Limito mucho los hidratos de carbono, pero desde que llegué a Canarias no dejo de comer papas arrugadas con mojo -verde-. Pero para mí las papas arrugadas son sagradas, y además en el hotel las preparan como Dios manda.)

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Primeras visitas

Hoy salimos del hotel y nos pusimos a recorrer Lanzarote. Primero fuimos en busca de mi sobrino, y luego de mi madre y los cinco nos fuimos primero al espléndido Jardín de Cactus.

Fui por primero y última vez hasta ahora hace unos años, poco después de que lo inaugurasen. Era muy interesante entonces, pero ahora, ya con algunos años a la espalda, es simplemente espectacular. Una magnífica estructura circular de piedra volcánica llena de especies y especies de cactus por todas partes.

Y por cierto, el Jardín de Cactus dispone también de una de las tiendas de regalos con diseño más original.

A continuación fuimos a los Jameos del Agua. Un enorme tubo volcánico que ha perdido la parte superior en algunas partes y donde habita el famoso cangrejo ciego (una escultura del mismo preside la entrada). Sara quedó especialmente impresionada por el aspecto catedralicio del conjunto. La verdad es que es realmente bonito.

Se vio frustrado nuestro intento de ir a la Cueva de los Verdes. Pero Canarias aparentemente tiene una ocupación total en estas fechas y hay turistas por todas partes. Como visitar la cueva hay que hacerlo en grupos y claramente teníamos varios por delante, nos decidimos por ir directamente al Mirador del Río. Quizá dejemos la Cueva de los Verdes para un próximo viaje. Viajar con niños es lo que tiene: si los tiempos de espera son muy largos, es mejor pasar.

El Mirador del Río ofrece una preciosa vista de la isla de la Graciosa. Está situado en el punto norte de la isla. Su interior algo laberíntico está formado por una serie de tubos blancos que contrastan con el paisaje exterior. La simplicidad del diseño sigue siendo efectiva, a pesar de los años que tiene.

Después hubo que pagar por todo. Es decir, los niños recibieron su recompensa y nos fuimos a un Aquapark para que se mojasen todo lo posible. Sí, hay muchas y bonitas playas en Lanzarote, pero los niños prefieren poder lanzarse por un tobogán.

Aun así, debo decir que el lugar es grande y acogedor, y ciertamente una familia pude pasar un buen día. Pero conseguimos arrancarlos de allí prometiéndoles cenar en Burger King. ¿Qué es peor? 🙂

He puesto algunas fotos.

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Harry Potter en latín

Leo en El Bloque que van a publicar los libros de Harry Potter en latín. La idea, sin embargo, no parece gustarles nada: «el latín está ligado a una cultura concreta y a una descripción de hechos muy nobles… que en absoluto son comparables a los conjuros de un niño repollo con gafitas».

Yo la verdad es que no le veo el problema. En primer lugar, porque no creo que haya que ser tan integristas con las lenguas, aunque se trate del latín. Y segundo, porque los chicos de la época que aprendían latín lo hacían en su propia cultura (que tampoco era exactamente la de los textos clásicos latinos) y los de nuestra época tienen que hacerlo inmersos en la suya propia. ¿Qué tiene de malo que Harry Potter anime al estudio del latín? Quién empieza así es posible que acabe interesado por Plinio, pero dudo mucho que sea habitual que un joven de hoy, o ya puestos cualquier persona normal, se sienta tan interesado por Plinio como para aprender latín y disfrutarlo en el original (como mucho hará lo que hago yo, leer los clásicos traducidos).

Habiendo sido profesor de instituto, y por tanto perfectamente consciente de lo difícil que es motivar a los alumnos, no puedo sino aplaudir semejante iniciativa. ¿No están traducidos al latín los cómics de Astérix y Obélix? Pues lo mismo.


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