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Lost, 6ª temporada, episodio 6, “Sundown”

Nuevo cargamento de elucubraciones perdidas. No leer si no has visto el episodio.

En la imaginación popular, la característica más saliente de un boomerang, sea cierta o no, es que vuelven. Y el boomerang de este episodio, que ha viajado desde Australia para alterar la vida de una familia iraquí en California, hace que retorne del pasado la foto de una joven.

La escena es así.

Un hombre sentado a una mesa. Una mujer. Los niños entran corriendo, con el boomerang y la foto. Los niños son hijos de ella, pero él no es el padre de los niños ni el marido de la mujer. Pero la foto hace explícito un hecho que nosotros ya sabemos cierto, porque el hombre es Sayid y la mujer Nadia: él la ama y la ha amado siempre. Ahora se acomodan todos alrededor de la mesa, como si quisiesen componer el retablo de una familia perfecta, una familia que debería existir, la familia que a nosotros nos gustaría que fuese. Pero Sayid es una figura trágica, un héroe fallido, un hombre que transita una extraña y delgada línea moral de la que a veces se cae para un lado y a veces para el otro.

Pero hay un problema. Al fondo de la imagen hay un hombre, un hombre enfadado. ¿Está enfadado por la llamada que acaba de recibir o por lo que la foto ha dejado en evidencia? El hombre es el padre de los niños, el esposo de la mujer y el hermano del hombre. Sin embargo, no ocupa el mismo plano que estos. Está retirado, encajado incluso en un espacio totalmente diferente. Le vemos a través del hueco de una puerta, como si hubiese abandonado ese lugar. Su presencia en ese punto es remota, como si él fuese el extraño, el elemento no ajeno a la escena.

Y así, en una sola imagen, se dibujan los ejes de este episodio: uno la dualidad entre hombres, en este caso hermanos, y el otro la línea formada por niños y una persona que ya no existe . Al contrario que episodios anteriores, no se trata de encontrar la redención en algún acto del presente, ni tampoco va sobre el conocimiento, el ascenso o el descenso a algún lugar simbólico. En su episodio, Sayid no cambia de plano, siempre está en el mismo lugar. Es su interior el que se mueve siguiendo una línea que quizá se proyecta sobre una dimensión más difícil de visualizar, sobre una cuarta dimensión que se nos escapa.

En cierta forma, el Sayid de la línea X –al contrario que otros personajes vistos anteriormente- no precisa resolver sus conflictos y encontrar su lugar en el mundo. Desde mi punto de vista, ya lo ha hecho cuando comienza el episodio. Se ha fabricado una vida que está dispuesto a aceptar y con la que puede vivir, y con la que ya lleva años. Este Sayid ha renunciado a Nadia y si el episodio insiste en lo mucho que la quiere es precisamente para dejar clara la magnitud de su renuncia. Lo ha hecho porque cree no merecerla, o, lo que viene a ser lo mismo, para pagar sus actos del pasado. Torturador y asesino, Sayid se ha impuesto una pena y la cumple. Nadia está casada con su hermano, con el que tiene hijos, y así Sayid puede disfrutar de una familia prestada, puede volver periódicamente a ese hogar, para disfrutar y torturarse. Quizá para él sea lo mismo. En cualquier caso, Nadia y esa familia en segundo grados ocupan claramente el centro moral de su existencia.

Yo veo a un Sayid mucho más tranquilo, mucho más reflexivo. Incluso cuando se le ve saltar, en la escena del hospital, luego descubrimos que no fue en busca de venganza –por mediación de Nadia, que parece capaz de darle el rumbo correcto- sino a cuidar de los niños. Incluso soporta al imbécil de su hermano, que tiene de todo gracias a Sayid pero que parece incapaz de mostrarse mínimamente cortés, que incluso tiene la desfachatez de descargar sus problemas –debe dinero a un gangster- sobre los hombros de Sayid pidiéndole prácticamente que mate a alguien. Desde el punto de vista de su hermano, el que fue torturador lo seguirá siendo. Sayid curiosamente le dice que ya no es esa persona, porque a este Sayid no hubo que meterlo en una piscina para cambiarlo, cambió solo.

Como he dicho antes, parece que después de la paliza a su hermano, Sayid va a saltar en busca de venganza, pero le calman. Cuando Nadia vuelve a casa se encuentra a un Sayid que ha acostado a los niños –como padre temporal que está siendo- y ahora intenta reconstruir un jarrón hecho pedazos. Un problema con el boomerang, dice, que ha roto el jarrón como también rompió parte de la tranquilidad familiar. Uno llega a plantearse si su hermano no quiso enviarlo contra los gángsteres con la esperanza de que éstos acabasen con él, un poco como Dogen manda al otro Sayid contra Flocke con la esperanza de que éste le dé muerte.

Sayid deja el jarrón a un lado sin terminar de reconstruirlo. En realidad, la tarea es un poco absurda, porque hay cosas que no se pueden recomponer, porque aún juntando todas las piezas, el conjunto es ya imposible. Es cierta forma, así es la vida de Sayid. Está rota e incompleta, pero es lo que hay. Creo que este Sayid ha aceptado que no puede arreglar nada de lo que hizo, que puede someterse al castigo e intentar vivir así.

El problema de los gángsteres es que no saben parar a tiempo. Un día va a recoger a los niños y los gángsteres aparecen. Quieren hablar con él y cometen un error: hacen referencia a los niños. Sayid se convierte en ese punto en uno de los muchos personajes de Perdidos que harían cualquier cosa por defender a sus hijos, aunque no sean realmente suyos. Es cierta forma, estoy seguro de que si los gángsteres hubiesen amenazado con matar a su hermano, no habría pasado nada.

Vuelve Keamy, una conexión negativa con la isla, que resulta ser el jefe de los gángsteres. Se ve que cuando eres un matón, no hay nada que el multiverso pueda hacer para evitarte ese destino. Sayid está tranquilo, presta atención, decidiendo lo que va a hacer, aunque nada feliz por lo que va a pasar. Este Sayid mata con eficacia y rapidez. Incluso parece vacilar un momento, aunque se asegura de completar la tarea. Keamy es demasiado peligroso. Y luego abre una puerta y se encuentra a Jin atado, una conexión positiva con la isla, un ancla.

Extrañamente, la parte de Sayid X termina en ese punto. Lo que acaba de hacer, sus razones para hacerlo, la relación con su hermano, la relación con los niños, es lo que se supone que debemos ver. Creo que en cierta forma debemos juzgar si Sayid actuó correctamente. En suma, debemos juzgar la dimensión moral del Sayid X.

Comentaba que es curioso que Sayid actúe como padre, porque las relaciones de padre, madre, hijo o hijas son muy abundantes en la serie. Es más, podría decirse que es su tema fundamental, por encima de cualquier distracción sobre la isla o el humo negro, ya que pocos son los personajes que no han tenido problemas con sus padres. Muchos son también los que, de alguna u otra forma se han convertido en padres, aunque para ello hiciese falta una línea temporal alternativa. En este episodio, se da al menos tres veces. No sólo es Sayid X una especie de padre, sino que Dogen cuenta la trágica historia de su hijo y Kate se confiesa ante Claire (sin saber que lo está haciendo). Incluso la azafata del avión sigue cuidando a los niños secuestrados en la primera temporada, sigue ejerciendo de madre y vela por ellos.

Lo de los niños y la serie estaba ya presente con Walt y Aaron, que eran considerados, cada uno a su modo, como especiales; de Aaron incluso se decía antes de nacer. Los Otros tenían además la tendencia a llevarse primero a los niños y fue el problema de la fertilidad lo que hizo llegar a Juliet a la isla. Juliet, que podía dar vida en el mundo real pero que era incapaz de ejecutar la misma magia en la isla. Una isla que cura muchas cosas, que incluso cura la infertilidad de Jin para que pueda ser padre, parece dejar morir sin reparo a madres e hijos. Desmond acaba convertido en padre, Ben se vuelve padre adoptivo de la hija de Rosseau y así sucesivamente. Y tenemos la estatua, de la diosa egipcia de los nacimientos y las fertilidad, que servía también de hogar de Jacob.

Pero lo llamativo de esta sexta temporada es como esa presencia de los niños se ha incrementado. En la línea X los personajes han acabado lidiando con niños de alguna u otra forma. Clarie y Kate con Aaron, Jack y Dogen con sus hijos respectivos, Locke acaba convertido en profesor y ahora Sayid. Y no sólo eso, tenemos también al misterioso niño rubio que se le aparece a Flocke y la recuerda que no puede matar a alguien. Evidentemente, se trata de un tema importante que ha logrado recorrer la serie pasando muy desapercibido, al menos en comparación con el misterio de la naturaleza de la isla. También evidentemente, esta temporada, sin llamar demasiado la atención sobre el particular, está preparándose para entrar en la recta final y resolverlo. ¿Cómo? No tengo ni idea.

Pero este episodio plantea otra relación importante: la de hermanos. No abundante en la serie, pero podría argumentarse que es la relación de cualquier personaje dual, que las peleas entre Jack y Locke tenían algo de peleas de hermanos, y que lo mismo pasa con Jacob y Flocke. En este caso, se trata de Sayid y su hermano Omer, al que conocimos en “He’s our you” cuando Sayid le ayudó (¿por primera vez?) matando un pollo por él. Como todo es simbólico, podemos decir que Sayid estuvo dispuesto a matar para que su hermano no tuviese que hacerlo, para que su hermano pudiese conservar la “inocencia”. Inocencia que claramente perdió en algún momento, porque a pesar de sus evidentes éxitos, parece bastante amargado.

Aquí se plantea un enfrentamiento –no puedo evitar ver a los enfrentados como “light y dark” por el color de las camisetas que llevan cuando hablan- entre pedir matar y matar. ¿Son dos actos igualmente malos? Podría argumentarse que Omer es poco ético no sólo al solicitar a su hermano que mate por él, sino además recordándole su pasado (que Sayid, nos dice, lleva 12 años intentando olvidar, lo que lo situaría el inicio de su expiación a finales de la guerra del Golfo). Ni siquiera demuestra la decencia de fingir que su pasado ya no importa. Un poco como Dogen, que en la isla no admite ni la más mínima posibilidad de que Sayid pueda no ser algo más que un malvado.

Pero el Sayid de la línea X no se levanta, no se pone la chaqueta y, sobre todo, no sale a matar a los gángsteres. Supongamos que lo hubiese hecho. Bien, en ese caso habría matado a sangre fría, sin motivo, simplemente porque alguien le dijo que sus víctimas merecían morir. Es decir, se habría comportado como el Sayid de Ben, que era un mero instrumento, que se corrompió hasta el fondo matando simplemente porque alguien le decía que había que hacerlo. Cuando mata, el Sayid X ni siquiera parece matar en defensa propia, no mata por su hermano, e incluso es posible que no mate por Nadia. Como dije antes, da toda la impresión de que mata para proteger a los niños. ¿Es mejor matar así? Es la pregunta, efectivamente.

Junto con la proliferación de niños, la línea X también se está convirtiendo en un enigma interesante. Detalles diversos de distintos episodios ofrecen distintas posibilidades sobre su naturaleza. Si bien empecé pensando que en la línea X los personajes serían más desdichados, episodios tras episodios se nos muestran más felices. Es como si la línea X fuese el mejor de los mundos posibles para esas personas, un universo especialmente escogido entre una infinitud de posibilidades. Ahora la intersección entre las líneas temporales ha desplazado a la isla como enigma fundamental de la serie, quedando la isla como un elemento accesorio para esa pregunta central. El juego de paralelismos, resonancias y reflejos indica un uso muy consciente de la línea temporal X. Claramente está ahí por una razón muy importante.

Y hablando de paralelismos, este episodio es el que usa líneas temporales que son casi idénticas, el que más contrapone al personaje de la línea X con su equivalente en la línea original. En la isla, Sayid –el asesino casi robótico de Ben- también se encuentra en casa ajena. Pero aquí, él es claramente el intruso. Ante la acusación de ser malvado, Sayid se declara bueno, algo que –como me hicieron ver- el Sayid de la línea X jamás haría, y tampoco el Sayid original, que pocos episodios antes agonizaba afirmando que iría al infierno por sus crímenes: ese Sayid le daría la razón a Dogen. Aunque sabemos bien que las etiquetas de buenos y malos son un poco arbitrarias –por mucho que Dogen haga uso de la imagen de la balanza que se vio en el episodio de Locke- y que todo bando inevitablemente se declara el bueno. El propio Lapidus nos recordó que hay que desconfiar de aquel que se molesta en decirte que es de los buenos.

La pelea entre Dogen y Sayid es enérgica y brutal. Los dos son guerreros temibles. Y los dos están dispuestos a matar sin contemplaciones. Sin embargo, cuando Dogen tiene a Sayid a su merced, el salto de una pelota de béisbol le impide dar el golpe final. ¿Lo hubiese hecho? De haberlo hecho, ¿qué le hubiese pasado a Sayid? En un capítulo anterior se nos dijo que Sayid debía morir voluntariamente. ¿Significa eso que si Dogen hubiese clavado el escalpelo, Sayid no habría muerto? Lo que sí hace es expulsarlo del templo. Lo que no deja de ser curioso. Si tan peligroso es, ¿por qué no lo encierra como a Claire? ¿Porque su nombre aparece en la lista de candidatos? Y ya puestos, cuando Claire llega poco después al templo, ¿por qué no la matan directamente? ¿No pueden? Sería curioso, porque el Otro en la selva estaba dispuesto a romperle el cuello.

Dogen ve en ese momento la oportunidad perfecta para resolver el problema. Aparentemente Flocke si puede matar a Sayid -¿porque al morir y resucitar se convirtió en su agente?- y Dogen aspira a provocarle. Le da una daga especial para ello, que probablemente no tenga nada de especial en sí, sino sea puro teatro, una daga ornamentada para dar la impresión de poseer poder. Cuando Sayid se la clava a Flocke yo me pregunto por qué Sayid hace lo que hace. Flocke simplemente está esperando más allá del círculo de ceniza sin hacer nada más. ¿Sabía Flocke que Dogen enviaría a Sayid? ¿Sabía que no podría evitar la tentación de enviarle a morir? ¿Y Sayid? ¿Le clava la daga a Flocke simplemente porque Dogen se lo dijo o porque sabe que Flocke es el mal? ¿Está intentando demostrar que es bueno? En ese caso, matar es una forma peculiar de demostrar tu bondad. Por cierto, Flocke retira la daga y no hay sangre, lo que provoca la pregunta “¿qué eres?” y contrasta con el uso posterior de la hoja, que sí produce mucha sangre.

A continuación, Sayid sella un pacto fáustico con Flocke. Si Sawyer había aceptado el conocimiento –aparentemente, sin darse cuenta de que podría haber pedido a Juliet-, Sayid quiere el regreso de su amada (un acuerdo similar al que tenía con Ben, quien le había prometido vengar a Nadia). Al contrario que el Sayid X, claramente el Sayid de la isla –aunque ha cometido todavía más atrocidades- no se considera indigno de Nadia. Lo llamativo del pacto es que las palabras de Flocke dan a entender que la línea X es el pago, lo que plantea al menos un problema interesante.

Sayid regresa al templo como si fuese un boomerang que regresa al punto de partida. Pero no trae una foto sino una advertencia. ¿Por qué deben morir todos los que estén en el templo? Muchos de ellos deciden escapar. ¿Qué tiene el simple hecho de escapar para que les salve la vida? ¿Qué representa el templo para que sea tan perentorio destruirlo?

Y volviendo al tema de los hijos, descubrimos el sentido de la pelota de béisbol. Dogen le cuenta a Sayid -¿por qué habla con él, si Sayid es malvado?- que su hijo murió en un accidente de tráfico del que él fue responsable, por una borrachera. En cualquier caso, Jacob le ofreció otro pacto cruel: a cambio de servir en la isla, su hijo viviría, sin que él pudiese volver a verlo. Es un sacrificio cruel –alejar para siempre a un padre de un hijo- que vuelve a dar la impresión de que la línea X es el cumplimiento de ese pacto. ¿Significa eso que tanto Flocke como Jacob pueden usar la línea X para cumplir sus promesas? ¿Es ésa la naturaleza final del universo X, ser el lugar de las recompensas? Quizá no tenga nada que ver. Quizá Flocke se refiera a recuperar a Nadia en el mismo universo original y el hijo de Dogen simplemente volviese a la vida también en el universo original. Después de todo, estoy convencido de que Jacob resucitó a Locke después de su caída.

No es casual que Dogen y Jack se encontrasen en aquella prueba musical. Dogen, como Jack, bebía, y beber provocó un accidente. Los dos tienen hijos en la línea X, pero no los tienen en la línea original, aunque tampoco se puede decir que Jack lo haya perdido. Y los dos fueron líderes de sus grupos. Si hay algo que les separa –digo, aparte de nacionalidad, idioma, habilidades para las artes marciales, ya me entienden- es que a Jack todavía no se le ha pedido ningún sacrificio.

Sayid mata a Dogen aparentemente porque es la presencia de Dogen la que protege al templo: ¿es por efecto de su sacrificio, por haber renunciado a ver a su hijo? Lo hace brutalmente, ahogándole, de forma similar a la que el propio Sayid murió allí mismo. Sospecho que la razón principal no es eliminar a Dogen para abrir el templo, sospecho que Sayid está disfrutando de lo que hace. No hay más que comparar esa escena con la muerte de los gángsteres, que fue mucho más aséptica. Por si no quedaba clara la diferencia entre los dos Sayid, el de la isla tampoco duda en cortarle el cuello a Lennon. Si el Sayid X había aceptado su pasado brutal y eso le daba serenidad, este Sayid se ha rendido a su monstruo interior. Se vuelve tétrico, feroz, un hombre ya sin salvación, ni siquiera la mínima salvación de aceptar lo hecho. Cuando aparece Ben todo está ya perdido; en contraste con la aparición de Jin en la línea X, que precisa ayuda. Jin es un amigo. Ben fue un manipulador. Curiosamente, lo último que le dice Lennon es que le ha dejado entrar, lo que podría interpretarse en el sentido de que ha dejado a Flocke entrar en el templo, pero también indicando que ha permitido que entrase en su alma y le corrompiese. Poco después, Sayid declarará que ya para él no hay tiempo, justo cuando parece haberse vuelto totalmente demente, como si la transformación se hubiese completado.

Podría argumentarse que los Otros de Sayid y los gángsteres de Sayid X se portan de una forma similar, que los dos Sayid se ven obligados a actuar ante circunstancias que no pueden controlar. Creo que ese paralelismo es deliberado, pero que las diferencias de detalles apuntan a que las dos respuestas –siendo esencialmente iguales al acabar en muerte- son moralmente muy diferentes. Básicamente, que Sayid X tiene toda la razón para hacer lo que hace, mientras que el Sayid original se está rindiendo a un patrón de comportamiento ya demasiado habitual y a fuerzas externas que le manipulan.

Cuando todo acaba y Flocke viene con su grupo, casi parece que estemos frente a un ejército oscuro. Claire y Sayid miran a Flocke con una cara de adoración que te hace preguntarte qué están viendo en realidad, que recuerda a la forma en que Locke miró en su día al humo negro. ¿Es un efecto de su naturaleza ahora corrupta o es que saben algo que nosotros desconocemos? El único elemento discordante en ese grupo es Kate, que se ha quedado allí por pura casualidad. Claramente Flocke se da cuenta, pero no hace nada. ¿Por qué? ¿Qué le impide matarla en ese mismo momento?

Y de nuevo, ¿por qué era preciso matar a todos los que estuviesen en el templo? ¿Es realmente Flocke la encarnación del mal? Si no lo es, hay que reconocer que lo disimula bastante bien. No es que Jacob sea santo de mi devoción, y francamente creo que ha hecho cosas bastante horribles, pero la destrucción del templo deja bien claro que Flocke, por ahora, es todavía peor. Aunque me pese, debo admitir que empieza a parecer que efectivamente se trata de un enfrentamiento entre el bien y el mal. Aunque me pese, digo, porque no veo que semejante enfrentamiento pueda tener interés. Mi esperanza es que los guionistas, que han sabido introducir tantos tonos de grises en una serie que podría haber sido mucho más definida, sepan darle un giro interesante a ese esquema de buenos y malos.

El título del episodio es, por supuesto, de lo más revelador. “Sundown” se refiere a la puesta de sol, que aparece explícitamente en la advertencia de Flocke, que como si fuese un casero malhumorado les da hasta ese plazo para desalojar el inmueble o ser… Aunque también, la puesta de sol es ese momento liminar en el que la luz deja paso a las tinieblas, el día cede ante la noche. Si el blanco va perdiendo, la puesta de sol es una nueva alteración del equilibrio, cuando lo negro lo colma todo y la balanza se inclina hacia un lado. Es también a la puesta de sol cuando Sayid se rinde por completo y su rostro, habitualmente más bien hierático, adopta esa expresión demente. Además, “sundown” recuerda mucho a “showdown”, un enfrentamiento, y la verdad es que si este episodio tiene cosas, es enfrentamientos.

Confieso que “Sundown” me ha resultado un episodio más bien desconcertante. Creo que contiene muchas claves y trata muchos temas importantes para el final de la serie, pero lo hace como si darle importancia, como si el episodios fuese realmente sobre unas peleas más o menos bien ejecutadas. Pero me resulta desconcertante precisamente porque es un episodio de preparación, un episodios al que volveremos y diremos “ah, claro, aquí ya…” pero del que por tanto poco podemos decir sin conocer el esquema final de la serie. Al plantear una dualidad tan marcada entre los dos Sayid, aunque se comportan casi igual, el episodio nos invita a dar respuesta a una pregunta que no acabamos de tener todavía. Creo, en suma, que en este episodio está el núcleo de lo que será el esquema moral de la serie.

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A tiro limpio, de Boris Vian

Dicen que A tiro limpio (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-198-4. PVP: 120 pp. 12,00 €) fue la primera novela escrita por Boris Vian. Pero curiosamente, se publicó después de su muerte. Primera y última, posiblemente. Alfa y omega. Lo que, leyéndola, me resulta positivamente conforme. Porque esta novela empieza de una forma y acaba de otra. Arranca, y mantiene durante mucho rato, el tono gamberro de Boris Vian, para terminar con un súbito arrebato de ternura, como sucedía, por ejemplo, en cierto momento de El otoño en Pekín.

También resulta una novela curiosa. Los protagonistas comienzan siendo dos jóvenes de la elite –Adelfín y Seafinio- y cuando termina la novela los protagonistas son otros dos personajes: Loostiló y Antioquío. Es más, por si eso fuese poco, en medio la novela se pone a contar otra novela, protagonizada por otro personaje. La carrera que mueve la acción es por recuperar el «barbarón bífido», que a lo mejor ha sido robado, a lo mejor se ha perdido o a lo mejor sigue exactamente donde estaba, que quizá sea falso, aunque quizá verdaderos, aunque seguramente ninguna de las dos cosas. En esta novela se mata y se mata con alegría, de la forma más estrambótica posible y con mares de sangre. Salen todo tipo de vehículos e incluso un bicho llamado Rhizostomus gigantea azurea oceanensis. Por seguir, incluso sigue la convención de cambiar completamente la trama cada pocas páginas, para no aburrir al lector, o quizá para desconcertarle, no me queda claro.

Todo en unas 100 páginas.

100 páginas bastante divertidas.

A tiro limpio tiene la frescura de todo lo que se hace por primera vez, y gran parte de la gracia de novelas posteriores. Para los seguidores de Boris Vian será posiblemente una gran adición a la biblioteca del autor. Las partes más macarras probablemente provocarán el rechazo de otro tipo de lectores. Pero como en otra novelas posteriores, subyace a la historia una seriedad fundamental, un núcleo duro que el ácido de la prosa de Boris Vian no ha logrado disolver. Es posible que la narración sea grotesca y demencial, repleta de crueldad –con momentos que hoy consideraríamos poco políticamente correctos -y humor a partes iguales, pero en el fondo hay algunas cosas que a su autor le importan mucho. La anarquía no es absoluta, el caos no es total. Y es precisamente ese poso lo que da valor a todo lo demás.

[50 libros] 2010

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Lost, 6ª temporada, episodio 5, “Lighthouse”

Lo de siempre, elucubraciones varias sobre el quinto episodio -todo demasiado ad hoc para ser considerado teorías- que no deberían leerse a menos que hayas visto el episodio.

En más de un aspecto, este episodio es la imagen especular del inmediatamente anterior. Lo que está bien, tratándose de un episodio con más de una referencia a los espejos. No sólo hay espejos en el faro –que por cierto, estoy seguro de que tendrá importancia cuando se cuente la historia del Black Rock– sino que, para asegurarse, hay una nueva referencia a Alicia y sus aventuras en otro mundo, una de las cuales era, por supuesto, a través del espejo y las fotos están colocadas en un espejo. En episodios anteriores ya había salido el conejo blanco –y vuelve a salir un conejo-, e incluso una estación Dharma… Y, además, el Jack de la isla aparece por primera vez reflejado en el agua.

En este episodio, como en el anterior, una entidad “superior” guía a alguien hasta un lugar donde encuentra números y letras. Le guía allí para que comprenda. Mientras tanto, en la línea X, una persona encuentra la paz en su vida y se reconcilia con algún problema de su pasado, problema que en la isla le había atormentado durante varias temporadas. Si en la isla esa persona está o estaba rota, en la realidad X esa misma persona acaba comprendiendo cómo corregir su vida y superar su problema. En ambos casos, el personaje en la línea X revela sus sentimientos a una persona que no existe en el presente de la isla.

La diferencia, claro, radica en los detalles.

En el episodio cuatro, Flocke guía a Sawyer hasta el fondo de una cueva, un lugar agreste, primitivo, oscuro, hogar de letras escritas con una piedra en paredes bastas, un lugar, como dije, que recuerda al inconsciente. Flocke no duda en dejar que Sawyer explore por sí mismo y sólo interviene cuando tiene claro que Sawyer no acaba de entender. Es más, le explica claramente lo que está pasando. Le habla de los candidatos, de la razón para su presencia en la isla y de lo que eso implica. Es más, le indica cuáles son las opciones. Flocke da respuestas, al menos algunas.

Eso del supuesto malo de la serie.

Aunque, claro está, debemos recordar que el demonio también puede citar las escrituras.

En este episodio, Jacob guía a Hurley y a Jack hasta un lugar: un faro, una construcción claramente artificial, de líneas rectas, luminoso, con piezas de metal, con artilugios, incluso con un telescopio, un lugar muy alejado de la cueva de Flocke, un lugar más propio de Jacob y que recuerda a la mente consciente (un lugar por el que deben ascender, en oposición al descenso del episodio anterior). Jacob no les dice nada, no les explica para qué van. Es más, no les da ninguna respuesta. ¡Pero ahora sabemos que los números son grados!, se me podría objetar. A lo que yo respondería: vale, pero la verdad, no explica mucho y, en todo caso, es algo que los espectadores hemos descubierto, no algo que los personajes hayan aprendido. Excepto en el caso de Hurley, que podría reconocer los números, a Jack le importa más lo que el espejo muestra. Cuando al final Hurley reclama que la próxima vez, pues no sé, que Jacob se explique un poco y eso, la respuesta no parece muy alentadora. Y además, a Jacob tampoco parece importarle demasiado lo que pase con la gente del Templo.

Eso del supuesto bueno de la serie.

Aunque, claro está, debemos recordar que incluso el mejor jugador se ve obligado ocasionalmente a sacrificar una pieza.

En la línea X del episodio anterior, Locke se reconciliaba con la idea de estar en silla de ruedas y aceptaba el hecho de que hay cosas que simplemente no puede hacer. La imagen invertida del Locke de la isla, que jamás acepto limitaciones, e incluso de la parte de Locke que sigue viviendo en Flocke.

Mientras tanto, en la línea X de este episodio Jack se reconcilia con su hijo. Sí, tiene un hijo, lo que desde mi punto de vista es una prueba más de que la línea X no es resultado del Incidente, la intervención de Jacob o cualquier otra cosa que hayamos visto en la serie. Ese hijo parece tener edad suficiente como para haber sido concebido cuando Jack era muy joven, poco después de la universidad o algo así. La línea X existe por otra razón y empiezo a pensar que su propósito es mostrarnos a los personajes sanados, recompuestos, equilibrados, en su imagen especular de tal y como son en la isla. Al contrario de mi idea inicial, los personajes en la línea X parecen ser más felices.

En realidad, la impresión que me ha dejado este episodio –que me ha parecido, por cierto, el más triste de toda la serie- es que la línea X no está terminada del todo, que no acaba de ser coherente. Es decir, la línea X va desarrollándose, pero de vez en cuando debe reconciliar el estado actual de los personajes con el pasado que deberían haber tenido para que la línea X sea coherente. Cuando Jack ve su cicatriz –en un espejo- no recuerda de dónde ha salido –para nosotros, el apéndice se lo sacaron en la isla- y pregunta a su madre. Tuve la clara impresión de que en ese momento el universo se puso a dar vueltas para justificar una cicatriz imposible. Resulta que le sacaron el apéndice cuando era niño y Jack acepta la explicación e incluso “recuerda”.

Es decir, mi impresión es que el universo X es de alguna forma falso, que es también una imagen especular del universo original –si en uno la isla está en la superficie, en el otro está hundida, y así-, un mundo donde los personajes son capaces de resolver los conflictos de sus vidas, al contrario que en la línea original, donde los conflictos de sus vidas reaparecen una y otra vez. Y como en ese universo los personajes no están rotos, no tienen necesidad de ir a la isla. Mi impresión actual es que en la línea original son sus problemas personales los que les convierten en candidatos a la línea de sucesión de Jacob.

Ahora les voy a contar una historia de Superman.

Se llama “El hombre que lo tenía todo” (aunque creo que hay otra versión del título) y es obra del genial Alan Moore. También es una historia extraordinaria que por sí sola justifica la existencia del personaje y su pasado, porque la trama no puede comprenderse sin saber que el personaje ha existido durante mucho tiempo.

Batman, Robin y Wonder Woman se dirigen a la Fortaleza de la Soledad para celebrar el cumpleaños de Superman. Pero el malo ya se ha adelantado y le ha “regalado” al héroe una planta alienígena que le concede una gracia muy especial, una forma de esperanza: le hace creer que nunca abandonó Krypton, que allí siguió con su vida y que tiene familia e hijos. Es decir, le hace creer y sentir que tuvo una vida normal, la vida normal que Kal El podría haber llevado y que está vedada a Superman. Por supuesto, a medida que los demás intentan liberarle, el Kal El de Krypton va comprendiendo que el mundo en el que vive no puede ser real. La historia es desgarradora, y el peor momento se produce cuando Kal El comprende que sus hijos, a los que tanto quiere, no existen.

Sabiendo que Lindelof y Cuse (los responsables de la serie) son aficionados a los cómics, no puedo evitar pensar que el paralelismo entre la historia de Superman y la de Jack es deliberado. Al igual que Superman, Jack tiene el hijo que nunca tuvo en la línea original, y gracias a él, se reconcilia con la paternidad. Jack, que tantos problemas tuvo con su padre, comprende lo difícil que la relación puede ser también para el hijo si el padre no colabora. Finalmente lo resuelve, claro, y aprende a comunicarse, a expresar lo que siente para evitar que el hijo se sienta solo. Pero no puedo evitar pensar que su historia acabará igual que la de Kal El, que acabará descubriéndose que la realidad X sólo existe en potencia o que es directamente falsa, y que por tanto su hijo, al que tanto quiere, no existe de verdad.

¿Comprenden por qué lo considero el episodio más triste de la serie?

Volviendo a las listas. A Jacob le gustan las listas y le gusta ordenar, un poco como si padeciese uno de esos síndromes que te obligan a colocarlo todo en su sitio. Quién iba a pensar que los famosos números eran las ordenaciones de distintas personas en grados alrededor de un círculo (también reaparece nuestro amigo 108). Tampoco importa. Es una de esas explicaciones que no explican nada, que simplemente satisfacen nuestras ansias de conocer un detalle más. Es difícil explicar cómo los números adquieren sus “poderes”. Eso, si se llega a explicar, quedará para más adelante. En cualquier caso, los productores han dicho que la famosa ecuación Valenzetti es una de las respuestas importantes, pero que no saldrá en la serie.

Lo de los números es curioso. ¿Cuántas listas hay?

Hay una lista por grados en el círculo, en la que la disposición de los nombres alrededor va indicando qué número recibes. Se me ocurren dos detalles. ¿Dónde está el cero? Como un círculo es igual a todo su alrededor, el cero puede colocarse en cualquier punto y todo seguiría igual. ¿El punto de origen se escogió aleatoriamente o responde a una lógica? Eso sí, me gustaría saber quién tiene asignado ese número (cuando se enteró, ¿le hizo gracia saber que era un cero?). Por otra parte, al girar el círculo los espejos del faro muestra una imagen de la vida que corresponde a esa persona (aparentemente, si su nombre no está tachado). ¿El número se asigna porque en ese punto el espejo muestra esa imagen o se muestra esa imagen en ese punto porque a ese número se le asignó ese nombre? No es baladí, lo primero sería el principio de una explicación, lo segundo pura casualidad.

En el episodio anterior Flocke mostró otra lista: la de candidatos al puesto de Jacob. Un detalle llamativo de esa lista es que el nombre de Kate (Austen) no aparecía. Ahora sabemos por qué. O al menos, comprendemos una diferencia importante. Las personas que Flocke nombra en la cueva tienen los números que ya conocemos, los Números Chungos de siempre. Sin embargo, en la rueda Kate tiene asignado el número 51, que no es uno de los Números. ¿Da eso a entender que las listas están relacionadas pero no son iguales? Creo que sí, que la lista de candidatos sale de la lista del faro, pero que no todos los que están apuntados en el faro son candidatos.

Vamos a suponer que el faro es el método que usa Jacob para atraer gente, en el que va apuntando (y algunos números parecen haber sido registrados en un momento más reciente que otros y aparecen mejor marcados) personas a atraer. El mecanismo del interior es relativamente moderno, aunque el faro en sí parece más antiguo. ¿Ha ido operando con distintos procedimientos? ¿Jacobs anteriores usaron otros métodos? Un detalle que me llamó la atención del faro es que está apagado. Comprendo que es de día y que además el estar encendido hubiese impedido las acciones de Jack y Hurley, pero no deja de resultarme curioso que un artilugio creado específicamente para iluminar y guiar pueda estar apagado, sobre todo considerando lo que le gusta a Jacob un buen fuego central. Es más, Hurley y Jack no llegan a encenderlo, y por la respuesta de Jacob, da la impresión de que tampoco le interesaba demasiado si se encendía o no. Para Jack, el viaje al faro era un fin en sí mismo –y, asumo, descubrir que había sido observado durante toda su vida-, guiado por un Hurley convertido en factótum del otro bando, en, ¿me atreveré a decirlo?, imagen especular de Sawyer, con la diferencia de que Hurley acepta su función sin oposición y Sawyer parece encontrarse todavía, digamos, en la entrevista de trabajo.

Pero parece claro que el faro sirve para llamar a la gente, más que nada porque sirve para guiar. Mi duda es si el faro es real en sí mismo o es simplemente la manifestación concreta de un aspecto de la isla. Es decir, ¿atraer gente es una característica de la isla que en este momento particular se representa en forma de faro, un artilugio que aparentemente sólo encuentras si lo buscas? Mis ideas van ahora por ahí, que el faro que hemos visto es la manifestación real de un atractor extraño, porque después de todo eso hacen los faros: atraer. Eso es lo que hace que los personajes se encuentren una y otra vez, aunque el conjunto de las circunstancias haya cambiado. Todos están orbitando alrededor del mismo sistema y es inevitable que periódicamente sus órbitas coincidan. Es todo un caos con regularidad.

Y hablando de encuentros: Dogen, el samurai jefe de los otros Otros que en la línea original parece saber más que Richard Alpert, también tiene en la línea X un hijo con aspiraciones musicales. Y Jack y Dogen se encuentran en las pruebas para el acceso a un conservatorio llamado Williams. La teoría paranoica sería pensar que Dogen está siendo agente secreto para manipular a Jack. Sin embargo, creo más bien que realmente es también padre en esa realidad X y que quizá, al igual que Jack, en la realidad de la isla él también sufriese por relaciones paternas y que esté, o estuviese, tan roto como Jack. Pero también sirve para dar el empujón final a Jack, para hacerle reflexionar sobre su papel como padre. Al comprender que no sabe cuánto tiempo lleva tocando su hijo, Jack se da cuenta de que ha llegado el momento de corregir la situación. Como hizo Rose con Locke.

Y hablando de repeticiones y reflejos. Tenemos a Hurley y a Jack recorriendo esa selva –hablando, por cierto, de si Jack sería o no buen padre- y Hurley se le ocurre comentar que era como antes, aquella primera temporada, cuando no hacían otra cosa. Y por si recordar la primera temporada no fuese suficiente, el camino dictado por Jacob pasa por las famosas cuevas, donde reaparecen Adán y Eva y Jack, para marcar bien el mensaje, da de nuevo con el ataúd de su padre. Hurley, que ocupa nuestro lugar en la serie y dice lo que nosotros diríamos y pregunta lo que preguntaríamos, se plantea si Adán y Eva no será alguno de ellos después de un conveniente viaje en el tiempo, una de las teorías más queridas por los fans. Es otro reflejo de la primera temporada, cuando, si no recuerdo mal, Hurley preguntó si el monstruo de humo era un dinosaurio. Por supuesto, el hecho de que Hurley haga la pregunta indica que ésa no es la solución.

Hay otra inversión peculiar, y también desgarradora. Jin, “prisionero” de Claire, descubre el horrible bebé falso que la madre que ha perdido a su hijo se ha fabricado. Es doblemente curioso, porque Claire es hermana de Jack –e incluso se la menciona en la línea X, por lo que parece que el padre de Jack no había cambiado tanto- y por tanto ella ha perdido un hijo en la línea original, mientras lo conserva en la línea X, al igual que Jack nunca tuvo hijos, pero tiene uno en la línea X. Por supuesto, Claire está además como una cabra. Sin embargo, sus actos no son necesariamente irracionales. Después de todo, si los Otros le hicieron lo que le hicieron a Sayid -¿cómo escapó, por cierto?- ¿quién podría reprocharle su política de matarlos primero antes de que la maten a ella? Además, si su “amigo” –Flocke- le ha estado haciendo compañía, ¿qué tiene de raro que confíe en el? La única mancha en todo esto es que según Claire, Flocke le ha dicho que los Otros tienen a su hijo. Por la parte de los Otros no me importa mucho, porque está por llegar el día en que lamente lo que le pase a uno de ellos, pero suena a horrible crueldad para con Claire. Aunque, como deja claro su comentario sobre Kate, quizá sea mejor que piense que lo tienen los Otros.

El pobre Jack acaba mirando al ocelaje como un Locke cualquiera. ¿Qué le espera? Es raro, porque este episodio le muestra resolviendo sus problemas en el mundo espejo… digo, en la línea X (perdón, me he dejado llevar por mi propia metáfora) y por tanto, está en la isla por esos problemas. Si ya le hemos visto feliz en la línea X, ¿qué queda? Digamos que la línea X ha resuelto ese posible arco del personaje, por lo que la alternativa es hacer todo lo contrario. Ahora creo que Jack no vivirá para ver el final de la serie, que en algún momento se sacrificará valientemente por la causa (la que resulte ser al final).

Confieso que cuando, hace meses, descubrí que la sexta temporada de Lost incluiría una línea temporal alternativa, me temí lo peor. En particular, temí que la línea temporal alternativa diluyese la historia de la isla y, en particular, que al mostrar a los personajes en otras circunstancias, malograse la historia de éstos. Para mí Perdidos siempre fue una historia sobre unos personajes concretos, hasta tal punto que no me importaría que no resolviesen los misterios de la isla siempre que supiesen resolver los arcos de los personajes. Pero no debí preocuparme. Ahora, después de cinco episodios, creo que la línea temporal alternativa ha sido un golpe de genio, que lejos de diluir nada, lo que hace –con su juego de resonancias, paralelismos y reflejos- es amplificar la historia original.

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Rimero de enlaces

Enlaces compartidos en Google Reader el día 26/02/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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