Ayer

¿Qué haces un sábado de semana santa cuando llueve? (Decir que en Santiago llueve es como decir que en el Sahara hace calor). Pues irse a desayunar a un hotel. Por suerte, tenemos uno justito al lado de casa, llamado Palacio del Carmen. Evidentemente, desayunar en un hotel es carísimo, pero por suerte tengo un buen saque, así que al menos en mi caso compensa. Sólo en jamón serrano (ese manjar de dioses que algunos no saben apreciar) creo que tragué el precio del desayuno.

Lo agradable de ese hotel es la situación del comedor, con enormes ventanales que miran al jardín. Llovía, pero aún así la vista era bonita.

El resto de la mañana lo pasamos de compras. Vale, en realidad lo pasó Sara de compras -no es que a mí no me guste ir de compras, todo lo contrario, me encanta- mientras yo esperaba con un libro (The Electric Meme) en una peluquería -me apetecía más leer. La explicación es que habíamos quedado para cortarnos el pelo y la verdad es que allí se estaba calentito. ¿A qué irme a otro sitio? Todo esto para contar dónde fuimos a comer: al Asador Castellano. Solomillo como dios manda.

El sitio nos encanta. No sólo la comida está buena, sino que el lugar es cómodo y a pesar de estar en un semisótano (o similar, de esas cosas nunca estoy seguro) está muy bien iluminado (algo a tener muy en cuenta si uno intenta escapar de un día de lluvia persistente).

El resto del día se invirtió en jugar a Empire Earth y ver Once and again.

Un día de semana santa muy relajado.

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Orense

Hoy, aprovechando el día de fiesta, nos fuimos a Orense a estar con unos amigos. En particular, comimos en un restaurante vegetariano llamado Todobio (de los que juran usar sólo productos provenientes de cultivos ecológicos). Todo muy bueno. En particular, mi arroz basmati con curry estaba delicioso:

Arroz

Tuve también la oportunidad de beberme una cerveza ecológica y también una cola ecológica que tenía exactamente el mismo sabor que las pastilla de cola que tomaba en mi infancia. Qué nostalgia. Luego paseo por Orense:

Orense

Orense

Orense

Por cierto, artículo en el suplemento Ciberpaís comentando que en todas partes están prohibiendo el uso de teléfonos con cámara. Comprendo la histeria, pero con la misma lógica podrían prohibir las cámaras, digo yo. Vale, la cámara es mucho más evidente, pero con el equipo correcto, puedes sacar una foto desde muy lejos sin que nadie se aperciba. En cualquier caso, ciertamente plantean problema de protección de la intimidad. Comenta el artículo que esos teléfonos emiten un ruido cuando se saca una foto. Yo, que estoy pegado al teléfono, apenas lo oigo, así que valiente mecanismo.

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Nokia 3650, día dos

La verdad es que todo ha sido más fácil de lo que esperábamos. El teléfono se conecta al ordenador por Bluetooth sin problemas, aunque lo de configurar Bluetooth (en nuestro caso, añadirle un adaptador USB al ordenata) puede ser algo complicadillo (la cosa no está muy clara y hay que jugar un poco con las opciones para que funcione todo bien). En cuanto a GPRS, la cosa también ha ido bien en buena parte. Los de Amena no sabían nada del 3650 (aunque no te lo dicen así, te dicen «no está homologado por amena»), pero me dieron las instrucciones de configuración del 7650 (que aparentemente son idénticas) y ha funcionado a la primera, aunque el servicio es extremadamente lento. Por cierto, pjorge.com se ve fatal en un móvil.

En lo que respecta al teclado, decir que no importa en absoluto la forma. Es perfectamente cómodo de usar, se acostumbra uno enseguida y no se echa en falta para nada la disposición en columnas (que después de todo, tampoco es nada natural). Mi única queja es que la teclas con muy pequeñas, aunque eso me pasa con casi todos los móviles.

Lo único que todavía no funciona es el correo electrónico. No consigo conectarme a un servidor de correo de ninguna forma. No sé dónde puede estar el problema. Si alguien sabe, por favor que me lo cuente. Tampoco he conseguido usarlo de modem con el iPaq. Puede que sea un asunto del infrarrojos, o puede que simplemente no se haga así y esté haciendo el tonto.

Aquí dejo un par de fotos de hoy. No son tal y como las saca el teléfono. Siempre reduzco las fotos, una teoría que tengo.

El teléfono viene con una tarjeta de memoria adicional de 16Mb. Por el momento no hemos podido evaluar si es mucho o poco (habría que bajarse e instalar algunas aplicaciones), pero la cámara asegura ser capaz de almacenar más de 270 fotos.

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Spike

Spike es uno de los personajes más divertidos de Buffy cazavampiros. Primero, porque es malo maloso como el más malo. Vamos, más malo que la quina. Pero no es un malo solemne de los que hacen el mal por llamamiento del destino: Spike es simplemente amoral. Incluso cuando se vuelve bueno, es un bueno renuente que se resiste a cada paso del camino. Es también capaz de amar, y amaba profundamente a su vampira Drusilla, y ama sinceramente a Buffy ahora. Moralmente, se ha convertido en un personaje lleno de tonos de grises, más humano que vampiro. Curiosamente, posiblemente sea también el más inteligente de todos los integrantes de la panda y ciertamente es el que mayor ojo psicológico tiene. Él es, por ejemplo, el único que se da cuenta de que Willow está a punto de derrumbarse después de separarse de Oz, mientras los amigos de la muchacha piensan que lo está llevando bien. De hecho, es esa capacidad de penetración psicológica lo que le permitió matar a dos cazadoras, y contarle a Buffy con todo lujo de detalles por qué ella no ha corrido todavía la misma suerte.

Creo que lo de la perspicacia psicológica tiene su explicación. A Spike lo llaman también William el sanguinario, pero no por sus crímenes, sino por su vida mortal de poeta pusilánime: era tan mal poeta que todos decían que destrozaba los versos (Spike se vengó de los que de tal cosa le acusaban clavándoles en la cabeza una escarpia -«spike»- de ahí su nombre actual). Puede que Spike ya no tenga alma ni le lata el corazón, pero sigue teniendo su fondo de poeta (sanguinario, eso sí).

Como en casa somos muy devotos de Buffy y especialmente de Spike, Sara ha conseguido que le regalen una estatuilla del vampiro más cachondo del buffyverso, que, por cierto, se dice está inspirado en Sid Vicious. Lo hemos colocado, como se merece, en un lugar de honor en la biblioteca junto a Harry Potter.

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Nokia 3650, ya ha llegado

Hoy por fin hemos conseguido un Nokia 3650. Bueno, en realidad lo ha conseguido Sara, que el teléfono es suyo, pero ha prometido dejarme programarlo y esas cosas. Mi primera impresión es muy positiva, sin haberlo encendido (ahora mismo está en ese periodo de miles de horas de carga). Me gusta el tamaño, que no me parece grande en absoluto. Pero claro, yo tenía un Nokia 3210 y aparentemente es un teléfono enorme. He sacado una fotito con los dos teléfonos juntos y para que sirva de referencia, el ratón.

Nokia 3650

Mañana veremos el, no dudo que lento y laborio, proceso de configuración. Ya seguiré contando.

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VisiCalc

Cuentan que VisiCalc, creado por Bricklin y Frankston, solito hizo nacer la industria informática. No soy historiador de los ordenadores como para saberlo, aunque los autores de Fire in the Valley: The Making of the Personal Computer destacan la gran importancia que tuvo en su momento. Podría considerarse que VisiCalc fue la primera herramienta real, un programa que alguien que no fuese programador querría usar, una herramienta difícil de emular con métodos convencionales: la hoja de cálculo. Y además, demostró que para vender hardware, éste debe ejecutar software que la gente quiera usar (a mí me gusta decirles a los informáticos -es mucho mejor si son informáticos de carrera, es más divertido- que el sistema operativo es el programa menos importante de un ordenador. Se ponen rojos de furia, pero es cierto. ¿Cuántas personas se compran un ordenador para ejecutar Linux o Windows?). Cuentan que VisiCalc vendió muchos Apple II.

Pues bien, la historia de VisiCalc se puede seguir en la página web de Dan Bricklin, en la sección de historia. Más aún, magia de las magias, se puede uno bajar una versión para PC que todavía se ejecuta bajo una ventana MS-DOS en Windows. Y el ejecutable sólo tiene 27.520 bytes (un .com, ¡qué tiempos!). Un poquito de historia corriendo en tu Pentium 4.

(vía Scott Rosenberg’s Links & Comment)

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The Pragmatic Programmer

Acabo de recibir The Pragmatic Programmer, que asegura ser capaz de convertirme en mejor programador.

(También he recibido varios libros sobre Buffy cazavampiros: «Buffy the Vampire Slayer» and Philosophy: Fear and Trembling in Sunnydale y Fighting the Forces: What’s at Stake in «Buffy the Vampire Slayer»?. A este paso, acabaré teniendo más libros sobre Buffy que libros de programación. De producirse, no sé si tal fenómeno me convertiría en mejor programador o en peor fan de la serie).

The Pragmatic Programmer está organizado alrededor de una serie de consejos, 70 en total, que, en principio, te permitirían mejorar el código que produces diariamente (o nocturnamente, cada uno programa cuando quiere). Que los consejos deben ser razonables ya me lo imagino, porque quien más o quien menos cualquier programador aplica algunos de ellos en su trabajo. Pero los hay ciertamente curiosos. Por ejemplo, el último es «Firma tu trabajo» (el libro viene con una cómoda cartulina final donde están todos en orden junto con una serie de cosas que debería comprobar periódicamente: «¿Estoy resolviendo el problema adecuado?») y aclaran «Los artesanos de antaño se sentían orgullosos de firmar sus trabajos. Tú también deberías sentir lo mismo».

Aunque confieso que me ha encantado el número 4: «No vivas con las ventanas rotas». «Corrige los errores de diseño, las decisiones equivocadas y el código de mala calidad en cuanto los veas». ¿Por qué? Es decir, aparte de tratarse de cosas malas, ¿por qué hacerlo de inmediato? Bien, todo se fundamenta en una curiosa concepción de la entropía urbana. ¿Por qué hay vecindarios donde todo parece estar en deterioro y luego justo al lado hay otro donde todo parece estar en su sitio y ordenado? Pues bien, nos explica los autores, todo es culpa de las ventanas rotas. Si dejas una ventana rota sin reparar ya instalas en la mente de los miembros de la comunidad la idea de que no te importan demasiado tus condiciones de vida, y entonces, ¿por qué debería importarles a ellos? Poco después, el edificio está lleno de ventanas rotas tapadas con cartón, grafitis cubriendo las paredes, coches quemados, etc…

Por tanto, no permitas que eso le suceda a tu código. No instales en la mente de tus compañeros, y, más importante, en la tuya propia, la idea de que no te importa tu código. Mantenlo en buenas condiciones para que los demás vecinos también cuiden de él.

Y con esto, niños y niñas, termina la parábola zen de hoy.

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