Cosmos Latinos, la reseña

Llega la primera reseña de Cosmos Latinos. En general ponen muy bien a la antología y destacan algunas historias. Entre ellas, la nuestra, «El día que hicimos la Transición»:

There are spectacular stories here. My personal favorite is Pepe Rojo’s «Grey Noise,» a tale that skewers our media-obsessed society thoroughly and without regrets. «The Day We Went Through the Transition» by Ricard de la Casa and Pedro Jorge Romero delivers a deft, human twist to the ideas of Heinlein’s classic «All You Zombies.» And if you think guys like Gibson and Stephenson have a lock on the old ultra-violent cyberpunk angle, check out Michel Encinosa’s «Like the Roses Had to Die,» a nearly surreal romp that rivals, even exceeds Gibson’s Night City for setting and the opening pages of Stephenson’s Snowcrash (the pizza delivery part) for action.

Qué genial que te nombren, positivamente, en la misma frase junto con esa maravilla que es «‘Todos vosotros zombies…'»

(Gracias Joe y Ricard)

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Misturas» de Benito Cabrera en el disco Travesías]

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Dawkins vs. Gould. Survival of the fittest de Kim Sterelny

En el terreno de la evolución posiblemente la batalla entre Dawkins y Gould sea la más sonada (al menos, para los que contemplanos ese mundo desde fuera). Una disputa que implica a muchos científicos, en ocasiones a ramas enteras de la biología, y que trasciende el hecho puramente científico para sustentarse sobre cuestiones políticas, sociales y religiosas. En Dawkins vs. Gould, Kim Sterelny intenta aclararnos no tanto quién tiene razón (porque probablemente cada uno tenga su parte de aciertos y fallos) como qué está en juego, en qué suposiciones se apoyan los contendientes y qué diferencias manifiesta cada uno sobre qué es la ciencia. He leído el primer capítulo y parece muy interesante:

Science has seen its fair share of punch-ups over the years, but one debate, in the field of biology, has become notorious for its intensity. Over the last twenty years, Richard Dawkins and Stephen Jay Gould have engaged in a savage battle over evolution that shows no sign of waning.

Dawkins, author of The Selfish Gene and The Blind Watchmaker, conceives of evolution as a struggle between gene lineages; Gould, who wrote Wonderful Life and Rocks of Ages, sees it as a struggle between organisms. For Dawkins, the principles of evolutionary biology apply just as well to humans as they do to all living creatures; for Gould, however, this sociobiology is not just ill-motivated but wrong, and dangerous.

Dawkins’ views have been caricatured, and the man painted as a crazed reductionist, shrinking all the variety and complexity of life down to a struggle for existence between blind and selfish genes. Gould, too, has been falsely represented by creationists as rejecting the fundamental principles of Darwinism itself.

Kim Sterelny moves beyond caricature to expose the real differences between the conceptions of evolution of these two leading scientists. He shows that the conflict extends beyond evolution to their very beliefs in science itself; and, in Gould’s case, to domains in which science plays no role at all.

Por lo que sé de Gould, su posición parece apoyarse en cierta concepción de qué es ser de izquierdas.

[Estoy escuchando: «Mal de Africa» de Battiato en el disco Battiato Collection, Vol. 2]

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Evolution de Mark Ridley (editor)

Tiene una pinta muy interesante este libro, lleno de artículos sobre evolución de gente como J. B. S. Haldane, R. C. Lewontin, E. Mayr, G. G. Simpson, Richard Dawkins, J. Maynard Smith, Steven Pinker o Theodosius Dobzahnsky.

Can we trace the origin of life? How important is the theory of natural selection? Why did we start talking? Is there an evolutionary argument for the existence of God? This exciting and unique Reader presents a wide spectrum of views and issues involved in the ever expanding debates about evolution. It includes extracts which look at the roles of mutations, inbreeding, crossbreeding, and gene selection; the puzzle of sex; the evolutionary consequences of being a plant, and the means of measuring time by using molecular clocks. With articles by Darwin, Fisher, Haldane, Dawkins, Gould, and Medawar amongst others, this Oxford Reader offers a combination of classic accounts and modern research which will appeal both to students and a broad general audience.

[Estoy escuchando: «Turnpike» de J.J. Johnson en el disco The Eminent Jay Jay Johnson, Vol. 1]

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Google, la calculadora

Google ahora no sólo sirve para buscar, sino que además, sirve para hacer cuenta y conversiones. Por ejemplo:

El número de Avogadro en moles
e^-(2pii)-1
La respuesta a la vida el universo y todo lo demás
1972 en números romanos
Operaciones con números romanos

Y la conversión geek por excelencia: la velocidad de la luz en estadios por quincenas.

Ya ven, Google cada día más útil. ¿Que no? Dedíquense a traducir y tengan que convertir de millas, yardas y pulgadas a kilómetro, metros y centímetros y luego hablamos.

(vía Dive into Mark)

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Piano Concerto in A minor, ‘Concierto fantástico’ (orchestrated by Trayter; also arranged for 2 pianos), Op. 78: Movement 3» de Guzman, Enrique Pérez De en el disco Albeniz: Concierto Fantastico/Iberia]

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¿Quién es responsable?

¿Quién es responsable de que un gusano que afecta a los sitemas Windows corra por ahí como la pólvora? Pues según la edición del 13 de agosto de El País la cosa está clara (página 24):

Las posibilidades sólo encuentran límite en la propia imaginación de los autores de virus. Y en la imprudencia de los usuarios: la vulnerabilidad sobre la que Blaster apoya su existencia fue descubierta y corregida hace un mes, pero el porcentaje de internauas que descargaron e instalaron esta actualización crítica es infimo.

Es comprensible que el software no puede ser perfecto y que siempre se colará algún error. Pero en este caso, no estamos hablando de una empresa cualquiera, ni de un programador individual. Hablamos de una compañía con 50 mil millones de dólares en el banco y que aparentemente es incapaz de crear un sistema operativo mínimamente seguro. Y encima, la culpa es de los usuarios por no haber instalado los parches. Imagínense que en lugar de un sistema operativo se tratase de un coche. Exacto.

[Estoy escuchando: «Everyone Says ‘Hi'» de David Bowie en el disco Heathen]

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Reveré

El miércoles me dirigí a Alcalá de Henares a visitar a dios. Hasta hace poco dios vivía en Las Palmas (Gran Canarias), pero ahora se ha ido a Alcalá a trabajar en cosas de astrobiología y telescopios automáticos. Pero rvr, nombre porque el que se conoce a su encarnación actual, hace otras cosas: es el responsable e impulsor de Blogalia, la mejor comunidad de bitácoras de España y ahora prepara Bloxus, una versión pública de Blogalia.

Intenté hacerle una foto, pero la radiación divina fue demasiado para mi pobre teléfono (por cierto, dios usa el mismo teléfono que yo):

Comimos, bebimos mucha agua con gas (tenían 42 grados en Alcalá) y arreglamos el mundo como es habitual en estas situaciones. Rvr resultó ser tal y como lo esperaba: un hombre con la cabeza bien amueblada, muy conocedor y muy intereado en la ciencia. Además, es un gran informático. Para que luego digan que no son los nuevos hombres del renacimiento.

Por cierto, de invitado, a través del teléfono, estuvo JJ. ¡Viva la tecnología moderna!

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The Wooden Sea

Me quedé fascinado con Jonathan Carroll desde que leí su espléndida y, creo, única novela publicada en español: El país de las risas. Se le encuadra habitualmente en el terror, pero me parece más bien un escritor interesado en lo onírico. En sus libros pasan cosas terribles, muertes violentas y acontecimientos sobrenaturales, pero lo importante es ante todo el ambiente ilógico e irracional que recuerda a los sueños. En todas ellas, la realidad se desmorona y el protagonista o protagonistas deben abandonar la realidad común y enfrentarse a un universo que se guía por una metafísica radicalmente diferente, en la que personajes de cuentos, monstruos, ángeles, demonios y animales fantásticos coexisten sin problemas. Y ese efecto lo consigue con una escritura precisa, elegante, que recrea maravillosamente los personajes. Porque rara vez el interés de un libro de Jonathan Carroll está en la trama, que rara vez termina bien narrativamente, sino en el proceso del viaje, en el impacto que los acontecimientos tienen en los personajes.

Una cosa, habitualmente sus personajes, de una forma u otra, acaban en Viena. De hecho, creo recordar una única excepción.

Tuvo el hombre un gran bache con From the Teeth of Angels, pero The Wooden Sea es una buena recuperación. No pertenece al grupo de las mejores novelas de Carroll (por ejemplo, Outside the Dog Museum) pero mantiene un muy buen nivel. Es más, el personaje protagonista, el jefe de policía Frannie McCabe, es una de sus creaciones más deliciosas: de joven un delincuente juvenil, ahora un hombre seguro de sí mismo y responsable, enamorado de su mujer, pero sin saber hasta qué punto, un hombre con pasado y aparentemente poco futuro.

Todo empieza con un perro. El perro muere. Lo entierran. Y resucita. También hay plumas multicolores y dibujos que cuentan sus pasos futuros. Y para colmo, su yo de diecisiete años aparece en su vida. Supuestamente, una complicada conspiración cósmica está en marcha y él, por alguna razón, está justo en medio. Pronto Frannie se encuentra metido en una de esas historias alocadas, terrible pero contada con mucho sentido del humor, viajando de pasado a futuro, recorriendo su tranquila ciudad treinta años atrás o visitando la Viena (¿ven?) de bien entrado el siglo veintiuno. En un momento dado, incluso se encuentra con varias versiones de sí mismo a edades diferentes.

Y de eso se trata. No importa el final, porque la novela es más bien como el koan zen que le da título («¿Cómo remas en una barca sobre un mar de madera?») un ejercicio de confusión deliberada para el lector. Lo importante aquí es la exploración de las distintas personalidades de McCabe a lo largo del tiempo y de cómo han ido cambiando con la edad. Vamos, una exploración de la personalidad humana, pero no le digan a nadie que lo he dicho.

Como bono final, hay extraterrestres e incluso salen los Beatles al completo. Un libro mágico con el que Carroll me ha vuelto a encantar.

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El espejo de madera

El mundo analógico y digital combinados en un sorprendente espejo de madera:

The wooden mirror has 830 pieces of wood each about 40 mm square arranged into an octagon of 35 x 29 . Each piece of wood is connected to a servo motor that can tilt it about 30º up and down. The whole piece is lit from above with a few spot lights, in a way that when the pieces are tilted upwards they become brighter, and when they tilt downwards they become darker. The servo motors can position each piece in 255 positions theoretically yielding 255 gray levels per piece. However there are perhaps just 10 levels of gray distinguishable enough in this range. Each 8 servo motors are connected to a serial servo controller which is a small circuit that takes serial commands and controls the motors. There are 108 such controllers in the mirror. Each 11 controllers share a serial communication line to the computer. There are 10 serial communication lines going to the computer, the two built in ports plus 8 more on an add-on board. Also connected to the controllers are 4 power supplies supplying 100 amps of electricity for the motors. In the center of the Mirror a tiny video camera is concealed. It sends the viewer’s picture to the computer via the AV port. The software on the computer (Macintosh 8600 AV ) is a combination of custom software written in C and Macromedia Director. The software digitizes the video and reduces its size to 35 X 29 pixels . It then converts the color information into gray levels and adjusts the brightness of each pixel to compensate for the various shades of the wood pieces. The software then compares the state of the wooden mirror to the required image and sends commands to the mirror to change the position of only those pieces that need to be moved. This reduces the amount of information that needs to be sent and allows the mirror to refresh itself about 15 times per second, resulting in smooth motion. All phases of design fabrication and programming were done by Daniel Rozin. All the construction of this piece was done by hand including all the mechanical connections and wiring. It took 10 months to build the mirror.

(vía BoingBoing)

[Estoy escuchando: «Iberia Suite (orchestrated by Arbos from ‘Iberia’ for piano): La Fête-Dieu à Séville (El Corpus de Sevilla)» de Guzman, Enrique Pérez De en el disco Albeniz: Concierto Fantastico/Iberia]

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