A vueltas con el multiverso

Ya hablé de universos múltiples hace un tiempo, a propósito de un artículo en Scientific American. Pero el tema es muy controvertido y da mucho de sí. Aquí tenemos «My So-Called Universe» de Jim Holt donde comenta las respuestas recientes al asunto. En particular, este ensayo de Paul Davies y el último libro de Martin Gardner llamado Are Universes Thicker Than Blackberries? (que no he leído, así que me baso en lo que el artículo cita, aunque probablemente lo leeré porque me encantan sus libros).

Antes de empezar, me gustaría destacar una característica de la navaja de Occam -que dice más o menos que uno no debería multiplicar innecesariamente los términos, es decir si vale con un universo no debería postular varios. Obsérvese que no es más que un principio, si se quiere metafísico, no hay forma de demostrar su verdad. Como mucho, uno podría considerarlo útil desde un punto de vista pragmático: hasta ahora ha funcionado razonablemente bien. Pero obsérvese el «innecesariamente». El problema, claro está, yace en decidir cuándo algo es necesario o innecesario. Por otra parte, el principio no niega la existencia de otras entidades, simplemente dice que no vale la pena postularlas (entre dos explicaciones igualmente válidas, nos anima a escoger la más simple). Es decir, podrían existir universos múltiples aunque ninguna teoría exigiese su existencia. Por otra parte, ¿cómo decidimos si son necesarios o no? Si una teoría requiere la existencia de universos múltiples, ¿estamos obligados a aceptarlos?

Dejando de lado estas consideraciones, la cuestión es muy interesante, aunque cada autor lo lleva a su terreno. Por ejemplo, Paul Davies los discute en el contexto de la existencia de Dios. Por ejemplo, en el contexto de los universos múltiples los aparentes ajustes finos de nuestro universo (que podrían dar a entender la existencia de un Dios creador) no serían más que eso, aparentes. Si hay un número suficientemente grande de universos, incluso un número infinito de ellos, no tiene nada de extraño que el nuestro sea uno de los pocos de los universos con las condiciones adecuadas para la vida. Desde ese punto de vista, un creador sería una hipótesis científicamente innecesaria.

Pero Davies no está del todo convencido, y plantea un curioso argumento deslizante: partimos de una posibilidad y vamos desarrollándola y ampliándola hasta llegar a una conclusión «indeseable» (ahora explicaré las comillas). En su caso:

Problems also crop up in the small print. Among the myriad universes similar to ours will be some in which technological civilizations advance to the point of being able to simulate consciousness. Eventually, entire virtual worlds will be created inside computers, their conscious inhabitants unaware that they are the simulated products of somebody else’s technology. For every original world, there will be a stupendous number of available virtual worlds – some of which would even include machines simulating virtual worlds of their own, and so on ad infinitum.

Taking the multiverse theory at face value, therefore, means accepting that virtual worlds are more numerous than «real» ones. There is no reason to expect our world – the one in which you are reading this right now – to be real as opposed to a simulation. And the simulated inhabitants of a virtual world stand in the same relationship to the simulating system as human beings stand in relation to the traditional Creator.

Far from doing away with a transcendent Creator, the multiverse theory actually injects that very concept at almost every level of its logical structure. Gods and worlds, creators and creatures, lie embedded in each other, forming an infinite regress in unbounded space.

Es decir, si aceptamos la posibilidad de universos múltiples, según él nos vemos obligados a creer también en una sucesión recurrentes de niveles de universo generados artificialmente. Toda especie inteligente acabaría simulando la realidad, y dentro de esas simulaciones habría simulaciones de la realidad y así sucesivamente. Aplicando el principio de mediocridad, nos veríamos obligados a concluir que probablemente vivamos en una de esas simulaciones.

Yo por mi parte no veo el problema por ninguna parte. Si el universo resulta ser así, pues resulta ser así y ninguna preferencia humana lo hará cambiar (de hecho, Martin Rees parece aceptar la posibilidad sin mayor problema). Por otra parte, ¿cómo estamos seguros de que será posible simular una realidad donde a su vez sea posible simular otra realidad? Sin demostrar ese punto, el argumento pierde gran parte de su peso argumentativo.

Me interesante me parece su argumento de que invocar universos múltiples es prácticamente lo mismo que invocar a Dios. Después de todo, jamás experimentaremos los otros universos de la misma forma que jamás experimentaremos a Dios. ¿Seguro? Aquí habría que hacer una pequeña aclaración. Al menos conocemos un universo, por tanto sabemos que al menos un universo es posible y por tanto extrapolar más no es ir mucho más allá. Sin embargo, dioses no conocemos ninguno (al menos, científicamente) por tanto suponerlo exige más fe. Por otra parte, como bien dice Jim Holt, algunas teorías de multiverso parecen ofrecer hipótesis comprobables. Se comprobarán o no, pero en ese caso ya nos estamos moviendo en terrenos científicos y no teológicos.

De hecho, Holt concluye su repaso diciendo:

How seriously should you take multiple universes? That depends on how scrupulous you are about your ontological commitments. I know people who still regard atoms as theoretical fictions. I have friends who claim to doubt the reality of the past, of the future, of other minds. I have heard of academics-though I cannot believe they actually exist-who think that the cosmos is a social construction. But I am a robust scientific realist. If an empirically sound theory entails that unobservable entities exist, then I take them at face value. After all, reality has over and over again turned out to be much more inclusive than we’ve given it credit for being. Just a century ago, our puny Milky Way was thought to comprise the entire cosmos.

If the choices we make in our everyday lives seem a little absurd from the viewpoint of a single vast and eternal universe, then, from the viewpoint of an infinite ensemble of universes containing infinite copies of ourselves, all making every possible choice, they are absolutely absurd. Thankfully, in our own little world, those choices remain terribly meaningful and important.

En cuanto a Gardner, Holt lo cita diciendo:

«Surely the conjecture that there is just one universe and its Creator is infinitely simpler and easier to believe than that there are countless billions upon billions of worlds»

Afirmación que no me parece nada sorprendente viniendo de Gardner, quien suele ser martillo de parasicólogos. Por desgracia, el problema de los escépticos es que pasan tanto tiempo enfrentándose con los parapsicólogos que en ocasiones dan la impresión de considerar a todo el mundo como un parapsicólogo en potencia y a discutir ideas científicas algo heterodoxas como si fuesen una peligrosa forma de seudociencia. Por otra parte, ¿es más fácil creer en un creador que en miles de millones de universos? Para un deísta como Gardner, por supuesto que sí. Para un ateo como yo, la respuesta no está tan clara.

Y después de todo, ¿los universos múltiples eliminan al Creador? Me temo que como mucho, podrían eliminar su necesidad, pero no demostrar su inexistencia, porque eso es indemostrable. Por otra parte, tenemos siempre la necesidad de buscar una causa a todo y alguien podría bien preguntarse «¿de dónde salió el multiverso?».

[Estoy escuchando: «Uncle Fucka – Terrance And Phillip» de South Park en el disco Bigger Longer & Uncut]

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Agustín Jaureguizar

Hoy he comido con Agustín Jaureguizar. Para quien no lo conozca, Agustín, entre otras muchas cosas, es el hombre que más sabe de ciencia ficción en toda España: capaz de descubrir máquinas del tiempo anteriores a Wells, El anacronópete, o viajes a la luna anteriores a Kepler. Pero Agustín es una caña, uno de esos hombres de antes, terriblemente culto y divertido, que puede hablar durante horas saltando de tema en tema y siendo siempre entretenido y agradable. Oírle hablar es un placer.

Hoy se volvía a Madrid. Fui a recogerle a la estación de Santiago y lo llevé al aeropuerto. Allí comimos en el restaurante del aeropuerto, que francamente no es mal sitio para comer; la gente que lo lleva se lo toma en serio y las almejas estaban exquisitas. De todas formas, en compañía de Agustín ya podría haber comido ratas debajo de un puente que la comida hubiese sido todo un banquete.

Yo que llevo un par de semana sufriendo de melancolía (como se puede observar por las limitadas actualizaciones de esta página) he disfrutado enormemente de este breve encuentro. Agustín le levantaría el ánimo a un depresivo profundo. Hoy he vuelto a casa más feliz y sabiendo más sobre protociencia ficción española, etimología de la palabra peregrino, dónde vivía cierto político de pequeño, cómo murió Jesucristo en la cruz, algunos detalles sobre Canarias que ignoraba, varios chistes nuevos y muchas cosas más que ya, desgraciadamente, empiezo a olvidar.

¡Gracias Agustín!

[Estoy escuchando: «Every Sperm Is Sacred» de Monty Python en el disco Monty Python Sings]

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Estadísticas de agosto

Sorprendentemente agosto ha sido muy buen mes. Yo esperaba que las vacaciones se manifestasen en una descenso marcado de las visitas, pero los resultados para pjorge.com (67.890 visitas) y pjorge.net (12.098 visitas) han sido mejores que los de julio (sí, estoy muy sorprendido). En total, 79.988 visitas, que no está nada mal.

Por supuesto, lo mismo de siempre: no sé cómo hace sus cuentas el programa y tampoco tengo ni idea de cuántas de esas visitas corresponden a arañas, robots y demás fauna automática (quizá una cuarta parte o un tercio).

El día con más visitas fue el 11 de agosto con 2.948. El peor día, el 23 con 1.437 visitas. Las página servidas en total fueron 110.171.

Hasta ahora, el crecimiento ha sido continuo en los últimos 5 meses. Veremos qué tal se porta septiembre, pero es evidente que todo lo que sube tiene que bajar en algún momento. Por otra parte, la referencia más importante sigue siendo Google, lo que demuestra una vez más lo que dice fernand0: no hay contenidos en español y es fácil aparecer en los primeros puestos. Sobre todo después de que los periódicos hayan cerrado sus archivos.

Y por último, lo mismo de siempre: gracias a todos los que visitan esta página.

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Aún vivo para el amor» de Fernándo Fernán Gómez en el disco Spanish bizarro]

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Buffy y los Hugo

Ya se conocen los ganadores de los premios Hugo 2003, los más importantes de la ciencia ficción. Entre ellos, la curiosidad del premio para un episodio de la séptima temporada de Buffy cazavampiros: «Conversations with dead people». Uno de los mejores episodios de la temporada -que no el mejor, honor que probablemente corresponde a «Storyteller»- en el que un vampiro psicoanaliza a Buffy (entre pelea y pelea, se entiende). También salen otros muertos que vienen a entregar mensajes a los vivos; de ahí el título.

[Estoy escuchando: «mi esqueleto» de Albert Pla en el disco supone Funollosa]

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Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida

Esta película es totalmente asombrosa. De hecho, hay que verla para creerla, aunque no le recomiendo a nadie que la vea. De verdad, hagan cualquier otra cosa: por ejemplo, mirar durante dos horas como una mancha de humedad se extiende por una pared. Les aseguro que se divertirán más. Mucho, mucho más.

Lo increíble de esta película es que pueda contener tantas secuencias de acción, tantos tiros, tantos monstruos y a la vez pueda ser tan mortalmente aburrida. No funciona ni una sola escena. ¡Cuéntenlas! Ni una. Lara Croft, o más bien el hombre con bragas que interpreta a Lara Croft en las escenas de acción, puede desafiar todas las leyes de la física en pantalla y no causar la más pequeña emoción que cualquier chapuzas de Hollywood podría obtener con una simple carrera de coches bien planificada. Nada. Cero. Nothing.

En cierta forma, es todo un triunfo para su director que haya conseguido crear una película tan absolutamente carente de entretenimiento. En años venideros, los futuros directores de cine la estudiarán con detalle porque en ella se puede aprender todo lo que se precisa no hacer para crear una película de acción.

No ayuda nada, además, que Angelina Jolie tenga todo el rato cara de querer estar en otra parte. De hecho, cambia tan poco de expresión que su papel lo hubiese podido interpretar igual de bien, incluso mejor, una de esas figuras de cartón a tamaño natural que se ven en las tiendas de cómics -siempre que le pusiesen la suficiente silicona, claro.

No es que la película sea estúpida. Claro que lo es. Como lo son practicamente todas las películas de acción. Uno no va a verlas para meditar sobre la vida y la muerte. Uno va a entretenerse. Pero parece que ni eso son ya capaces de hacer.

En momento así uno echa de menos a Indiana Jones.

[Estoy escuchando: «1-2» de Various Artists en el disco Rurouni Kenshin – The Best Collection]

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En todas partes cuecen habas

Sí, España no tiene la exclusiva de políticos tontos. O mejor dicho, de políticos a los que el interés de los ciudadanos les importa un testículo de ánade. Como muestra esta noticia: Los conservadores británicos recortarían partes de la BBC y en particular eliminarían su sitio web. La excusa suele ser el mismo argumento ultraliberal de siempre:

«But I am not persuaded that there is necessarily a case for a public service website. I’m not persuaded that anything on the BBC site could not be provided elsewhere, [for instance] the newspapers are mostly providing sites, which provide news and comment.

«They [the newspaper sites] are essentially trying to provide for the same market and therefore you can argue why does the licence fee payers need to be financing the BBC to do it when there are other commercial organisations who are doing the same thing.»

la lógica de que si ya lo hacen las empresas privadas no hay necesidad de una empresa pública que lo haga. Lo que olvidan estos políticos, sin embargo, es que el derecho a la información es un derecho vital en una democracia. El pueblo debe poder saber para poder decidir. Y por tanto, ese acceso se debe poder garantizar, y ¿qué mejor forma que con una empresa pública que lo haga?

El capitalismo es una fuerza tremendamente generadora de novedad. Pero también es una bestia insaciable que lo devoraría todo a su paso si se lo permitiesen. Por tanto, debe darse un equilibrio en todos los aspectos, y hay cuestiones en las que se precisa una presencia pública aunque eso no excluya una presencia privada y comercial.

[Estoy escuchando: «Raga Hemavati» de Pandit Hari Prasad Chaurasia en el disco Classical Flute]

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El coste de un videojuegos

Parece ser que las empresas de videojuegos están preocupadas por las nuevas consolas. No, no las que se pueden comprar ahora mismo en las tiendas, sino las de nueva generación como la PlayStation 3 o su equivalente XBox. Verán, los juegos tendrán que ser más espectaculares para satisfacer a los clientes, pero simultáneamente tendrán que tener el mismo precio para que dichos clientes los compren. Y según este artículo, estamos hablando de entre 20 o 30 millones de dólares, y periodos de desarrollo de hasta 10 años por juego. Da un poco de vértigo.

[Estoy escuchando: «I Don’t Wanna Grow Up» de Ramones en el disco Anthology – Disc 2 of 2]

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Coleccionable

Septiembre está casi sobre nosotros (lo que en Galicia significa que dará comienzo ese tiempo tenebroso, oscuro, frío y lluvioso que aquí llaman un invierno normal y que dura aproximadamente hasta finales de mayo) y por tanto los quioscos se inundan de coleccionables.

Recuerdo cuando era pequeño y los únicos coleccionables eran la consabida enciclopedia y el curso de inglés (por cierto, yo aprendí inglés con un curso de esos. De la BBC, para más señas). ¡Cómo han cambiado las cosas! ¡Cómo hemos avanzado! Ahora la llegada de septiembre no es el triste páramo de mi infancia sino toda una fiesta. ¡Cuánto ingenio se derrocha en esos coleccionables! Conchas, cascos militares de todas las épocas, soldados de plomo de las guerras del siglo viente, relojes de pulsera de colección, plumas, muñecas, mosaicos, obras de Julio Verne… Vamos, detallarlos todos sería como embarcarse en una de esas maravillosamente caóticas enumeraciones borgeanas.

Pues bien, mi exploración de hoy se saldó con la compra del primer número de voces del Jazz. Tres discos que están bien por muy poco dinero (en su día me hice enterita la colección de Blue Note y también la de Clásicos de Grecia y Roma). Pero he encontrado un coleccionable absolutamente maravilloso, estupendo, genial, que adoraría tener, poseer y atesorar:

Madelmans.

Madelmans de todo tipo, carácter y condición. ¡Cómo jugué con ellos cuando era pequeño! El Madelman buzo que vi hoy salía baratito, pero hice una cuenta rápida y la colección completa me salía por una fortuna. ¡Pero son tan geniales!

¿No habrá algún alma caritativa que me saque de mi sufrimiento y me suscriba a la colección? Vale, ya me lo suponía.

Por cierto, también se habla de coleccionables aquí y aquí.

[Estoy escuchando: «Close My Eyes» de Cowboy Junkies en el disco Open]

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Detalles

En un centro comercial de por aquí han instalado una de esas maquinistas que miden fascinantes detalles sobre tu persona. Curioso como soy por naturaleza, me subí a ella, metí mi dinero duramente ganado y éste es el resultado (con ropa y zapatos):

Peso: 78,7 kilos
Altura: 188 centímetros
Presión arterial:
   máxima sistólica: 121 mmHg
   mínima diastólica: 79 mmHg
   Pulsaciones por minuto: 83
Grasa corporal estimada:
   Índice de grasa: 15,5 %
   Masa de grasa: 12,1 kilo
   Masa sin grasa: 66,6 kilos

Aparentemente, mi peso normal debería estar entre los 70,7 y los 88 kilos. Aparentemente mi presión arterial es normal tirando a baja y el índice de grasa corporal debería estar entre 17 y 23 %, por lo que ando corto de grasa (ja). Lectura tomada el 27/08/2003 a las 17:03:50.

A continuación dice el papelito: «Esto no es un acto médico». Pero ciertamente parece un acto de fe.

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