Definitivamente, «El infinito en un junco», de Irene Vallejo, es el ensayo del año. Un libro deliciosamente escrito, que se deja leer como una colección de cuentos y que rebosa erudición. Aquí tienes una apasionante entrevista con la autora.
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El cambio climático es la mayor crisis a la que se ha enfrentado la humanidad. «El planeta inhóspito», de David Wallace-Wells, cuanta nuestros posibles futuros de pesadilla y lo que podemos hacer para evitarlos.
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Pasé por Manga Barcelona, en su edición número 25, y volví con un montón de libros.
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Publicación de la entrada:23 de septiembre de 2019
¿Internet es tóxico? Eso parece decir «The Private Eye», el cómic de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente, una mirada divertida y eléctrica a un mundo futuro muy diferente del nuestro.
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TRANSCRIPCIÓN
Hola. Al igual que el mes pasado, voy a plantearme 5 libros para leer durante el mes de julio. La idea es dar un poco de estructura a mis lecturas y a la vez hacerlo de forma que me deje un poco de margen para improvisar y leer otras cosas si surgen por el camino. En ese aspecto, 5 títulos es una cantidad “razonable” para cierto valores de “razonable”.
Empecemos.
Aquí y ahora, de Miguel Ángel Hernández. Lo publica Fórcola ediciones. Una de mis mejores lecturas de 2018 fue la novela «El dolor de los demás», de Miguel Ángel Hernández, una impresionante narración que no solo reconstruye el caso del que habla, sino también comenta su propia escritura. Pues como complemento, «Aquí y ahora» es el diario de escritura de esa novela.
¡Puro abracadabra!, de Martin Gardner. Lo publica Páginas Libros de Magia. Qué voy a decir, la autobiografía del gran divulgador matemático y mago Martin Gardner, toda una figura en el mundo de la divulgación y que tantas horas de deleite nos ha deparado a todos los que apreciamos la matemática.
Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez. Lo publica Anagrama. Fue una recomendación de mi librera de confianza que me dijo que es un libro espectacular. Es parte de una colección de la editorial celebrando sus 50 años. La anécdota curiosa es que fue el primer y único libro de su autor, publicado poco antes de su muerte.
Camino al Este, de Javier Sinay. Publicado por Tusquets. Fue un envío de la editorial. Una novela que va de Buenos Aires a Japón y que aparentemente traza “un camino de amor al Este”. Salen también una serie de personajes divertidos que parecen dar como resultado una novela bastante simpático. Seguro que es una lectura ideal para junto a la piscina.
Cómo leer el agua, de Tristan Gooley. Publicado por Ático de los libros. Este libro fue un regalo de alguien del que me fio mucho. Un libro que le encantó. Parece ser una curiosa, muy curiosa, combinación de ciencia, naturaleza y libro de viajes. En Amazon veo los comentarios muy divididos. Eso es siempre divertido.
Y esto son los 5 libros que planeo leer seguro en julio. Veremos si lo logro…
La autora Yukiko Motoya era desconocida para mí. Su recopilación «Mi marido es de otra especie» utiliza elementos fantásticos y surrealistas para hablar de las relaciones humanas
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Hola. Perros que aterrorizan a un poblado. Un marido singular. Una extraña invasión rutinaria. Un matrimonio donde marido y mujer se parecen cada vez más. Es la singular y surrealista visión, donde lo mágico se combina sin distinción con lo rutinario, de Yukiko Motoya en «Mi marido es de otra especie».
Lo publica Alianza Editorial con traducción de Keiko Takahashi y Jordi Fibla.
Estoy deseando que publiquen más cosas de esta mujer.
No sabía nada de este libro ni conocía a la autora, Yukiko Motoya, para nada. Fue mirando un día en Instagram, la cuenta de quintoparrafo (enlace en la descripción), cuando me topé con el libro. Leí un poco sobre él y decidí que podría gustarme. Lo compré, lo leí y…
Bueno, estoy haciendo un vídeo. Solo hago vídeos de libros que recomiendo. Digamos que no me equivoqué. Es justo el tipo de libro que me encanta y estoy deseando poder más libros de Yukiko Motoya.
Si yo me fiase de mí mismo, me bastaría con eso que acabo de decir. Por suerte, no me fio de mí mismo. Sigamos.
«Mi marido es de otra especie» está formado por cuatro cuentos. El primero, que da título al volumen, es muy largo, prácticamente una novela corta. Son cuentos contados con sencillez y tranquilidad, que tienen un centro emocional que va serpenteando por la historia articulándose a través de un elemento… Un elemento mágico.
Por ejemplo, la última de las historias, “Un marido de paja”. Una mujer está casada con un hombre de paja. La paja le sale por las mangas de la camisa y las perneras del pantalón. De hecho, ni siquiera tiene ojos y boca. El marido queda convencido de que la mujer no ha tenido el debido cuidado con el BMW que el marido se acaba de comprar. Así se inicia la discusión.
Las emociones van fluyendo. La protagonista va cambiando continuamente la impresión sobre su marido. Vamos, como sucedería en cualquier discusión. Hasta que su marido de paja empieza deshacerse en forma de pequeños instrumentos musicales que van cubriendo el suelo.
Es metafórico, alegórico, simbólico… lo que prefieras. Pero esa es la maravilla de esos cuentos. Un elemento extraño usado como si fuese lo más normal del mundo, empleado para iluminar las situaciones más comunes. Lo extraño tratado como mundano es un recurso que Yukiko Motoya maneja a la perfección.
“El baumkuchen de Tomoko” es una impresionante historia de terror, donde aparentemente no sucede nada realmente horrible o fuera de lugar. Simplemente, el abismo del sentido del mundo. Disponemos de un complejo sistema cognitivo que dota a la realidad de sentido para nosotros. ¿Qué sucede si eso falla y toda la realidad se presenta en su crudeza? ¿Qué pasa cuando el mundo pierde toda la capa de sentido que nuestro cerebro añade? ¿No es ese el verdadero horror?
“Los perros” es un caso curioso entre estas historias. Un tema omnipresente son los problemas de comunicación, el difícil abismo entre una persona y otra. En este cuento, sin embargo, queda claro que ese abismo se da entre seres humanos. La huraña e introvertida protagonista, que vive aislada en una casa de campo construyendo meticulosamente una obra de arte que es copia de otra obra, encuentra su comunidad entre un extraño grupo de perros.
Pero, por supuesto, la gran pieza de este libro es “Mi marido es de otra especie”, la primera historia. De nuevo, la protagonista es una mujer. En este caso, una mujer casada que un día se da cuenta de que su rostro se parece cada vez más al de su marido. Si uno recuerda esa historia de que los dueños de perros acaban pareciéndose a sus mascotas, la conexión animal es inmediat.
Pero eso no es más que el comienzo, porque la historia va tejiendo temas sobre temas, con una habilidad endiablada, para no destacarlos más de lo estrictamente necesario. Hay también un gato que orina por todas partes y al que es preciso abandonar en el bosque. Una extraña consulta odontológica. Un frigorífico para vender. Y el marido, cuya presencia ante su mujer es tremendamente inestable. La forma en que ella lo ve cambia continuamente y con ese cambio, también su percepción y valoración.
En ocasiones el marido es un ser cercano, fácil de entender, un hombre egoísta que procura hacer lo mínimo posible y que nada más casarse ya le dice “has de saber que quiero ver la tele tres horas al día como mínimo”. La protagonista, Sanchan, lo va viendo como una masa no del todo definida que va agitándose y adoptando formas diferentes, sutiles variaciones de un ser humano. Vamos, tal cual como si su marido quisiese ser otra cosa diferente a lo que es.
“Cada vez que lo veo despatarrado en el sofá, tengo la sensación de que estoy viviendo con una nueva especie de ser orgánico que permanece muy a gusto sin hacer nada hasta que muere”, dice en un momento dado.
Pero ella misma está atrapada en el torbellino de transformación e indefinición. Cuando el marido decide que lo que quiere es preparar frituras, la resistencia y la atracción juegan por igual. La necesidad de mantener tu individualidad, de no dejarte devorar por la personalidad del otro miembro de la pareja, se contrarresta con el impulso de dejarse llevar y acabar los dos fusionados en el mismo ser.
En un cuento de fantasía que usa su elemento mágico y las múltiples referencias a animales para hablar de la relación en pareja, revelando la interacción de un matrimonio a través de un sinnúmero de elementos dispares, en una confusión de emociones y sentimientos encontrados. Aunque yo, personalmente, al llegar al final, donde el tono surrealista tratado como rutinario llega a su máximo, no puedo evitar pensar que se trata también de una extraordinaria narración sobre la muerte y la pérdida, sobre el duelo en cierta forma.
Y para más literatura japonesa, te recomiendo «Senos y huevos», de Mieko Kawakami. Un libro sobre un trío de mujeres y cómo se relacionan con sus cuerpos. Aquí te dejo el enlace.
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TRANSCRIPCIÓN
Hola. Una trepidante aventura. Desde el carnaval de Río hasta París, pasando por Berlín oriental. Joyas perdidas, un tesoro sin precio, un manuscrito extraviado. Peripecias cinematográficas y obsesiones mortales durante los años de la Perestroika. Es «Vastas emociones y pensamientos imperfectos» de Rubem Fonseca.
La publica Txalaparta con traducción de Mario Merlino.
Vamos, es el carnaval de Río.
«Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es una de esas muestras de novela negra prácticamente perfecta. Q ue plantea su misterio en las primeras 50 páginas y lo resuelve magistralmente en las últimas. Pero como toda novela negra que se precie, viene acompañada de un complejo comentario social, un conjunto de personajes fascinantes y una interesante relación metafórica entre la trama y los temas de la novela.
No conocía de nada a Rubem Fonseca. La gran ventaja de un canal sobre libros es que te llegan este tipo de cosas que resultan ser agradables sorpresas. Por lo que se cuenta en la Wikipedia, Fonseca no solo es un autor brasileño más que reconocido por su calidad, sino que además estudió Derecho y fue policía, por lo que conoce la miseria humana muy de cerca.
Pero antes de seguir… gracias a Txalaparta por enviarme un ejemplar para reseñar. Eso sí, como digo siempre, el libro es de la editorial, pero las opiniones y comentarios son exclusivamente míos.
El protagonista de «Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es un director de cine brasileño sin mucha suerte. Ahora mismo malvive produciendo películas publicitarias para la iglesia de su hermano, un predicador con muchos seguidores y que aspira al poder político. También padece un trastorno del equilibrio que él llama pseudosíndrome de Ménière. Huraño y mujeriego empedernido, prefiere el sexo a tener que hablar.
Cuando lo encontramos se está mudando, tras la muerte de su pareja, Ruth, en circunstancias inicialmente misteriosas para el lector. Y así mudándose, una bailarina de carnaval llama a su puerta. La persiguen y en el apartamento deja una caja con gemas. Poco después, es asesinada.
De pronto, el protagonista se encuentra perseguido por unos traficantes que quieren las piedras de vuelta. Simultáneamente, le ofrecen ir a Alemania para rodar una película basada en los cuentos de «Caballería roja», de Isaak Bábel.
¿Debería ir a Alemania y aprovechar para escapar? ¿Debería vender las gemas a ese amigo joyero y producir él mismo la película conservando todo el control? ¿Qué opina de eso su joven amante ocasional Liliana, que también era amiga de Ruth?
«Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es una definición, bastante hermosa, de los sueños que da título a la novela y que el protagonista, que irónicamente no sueña en imágenes, comenta en un momento determinado. También es, por supuesto, una perfecta definición del cine y, por extensión de la vida, y sirve también como bastante buena guía de esta novela.
Porque verás, si hay un tema que esta novela examina obsesivamente… la obsesión… ¿obsesivamente la obsesión?… Los sueños persistentes y también con qué facilidad esos sueños se pueden convertir en pesadillas. Todos los hombres acaban sufriendo algún tipo de obsesión absorbente que les consume e incluso puede llegar a ser mortal. Las mujeres, con la maravillosamente fluida Liliana a la cabeza, parecen inmunes.
Nuestro director va obsesionándose poco a poco con Isaak Bábel, mientras escribe el guion de la película, con la ayuda de los eruditos comentarios de su amigo Boris Gurian, experto en Bábel. Y ya te imaginas cómo se ponen cuando cabe la posibilidad de que el manuscrito final de Bábel no se hubiese perdido…
Así es como nos encontramos visitando el mundo de los extravagantes disfraces de carnaval investigando la muerte de la bailarina, como nos informamos de la compleja relación de Bábel con la situación política de su país y como viajamos a la Alemania del este en los últimos días de la Perestroika. Rubem Fonseca no vacila en emplear cada elemento para comentar el otro, hablando del poder político en el contexto de una obsesión más.
Un aspecto que me encanta de esta novela es que está al mismo límite de volverse meta, lo de referirse a sí misma. Está claro en el análisis que Gurian y el director realizan de la obra de Bábel. Eso permite al autor hablar de la relación entre el arte y el poder, lo que se supone que debe hacer el artista enfrentado a situaciones que no son las mejores. ¿Debe el artista hacer películas promocionales para una iglesia evangélica en la que no cree? ¿Es legítimo vender gemas robadas y manchadas de sangre para hacer la película que tú quieres?
Pero el comentario es mucho más evidente en la profesión del protagonista. Director de cine que ha visto todas las películas, conoce perfectamente los mecanismos del género negro y sale de muchas situaciones porque… bien, en cierta forma porque ya “ha leído el guion”. Es francamente una forma muy ingeniosa de comentar los tópicos de la novela negra con una ligera capa de separación en medio.
La verdad es que Rubem Fonseca logra combinar toda una serie de elementos que parecen totalmente dispares y que sin embargo funcionan. Detalles casuales acaban teniendo una importancia temática enorme. Por ejemplo, se come mucho en esta novela. Los personajes continuamente paran en algún restaurante u otro, o directamente piensan en comer. El sustento es un elemento llamativo. Pues…
¿Sabes qué? Podría seguir. Podría seguir hablándote de las relaciones sexuales en «Vastas emociones y pensamientos imperfectos», o de la impresionante escena del paso casi fantasmagórico de una Alemania a la otra. Como las gemas que figuran en el centro de la trama, esta novela tiene muchas facetas que se podrían pulir y pulir. Pero en realidad no importa nada.
Una buena novela es algo más que la suma de sus partes. El todo tiene que sugerir más que cada uno de sus elementos. Y una gran novela se contradice un poco a sí misma. Por eso leemos literatura…
Y sin cambiar de editorial, te dejo aquí el vídeo que dediqué a «Seis grados de libertad», de Nicolas Dickner, otra extraordinaria novela que trata de la confusa multiplicidad del presente. Nos vemos allí.
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Hola. Una trepidante aventura. Desde el carnaval de Río hasta París, pasando por Berlín oriental. Joyas perdidas, un tesoro sin precio, un manuscrito extraviado. Peripecias cinematográficas y obsesiones mortales durante los años de la Perestroika. Es «Vastas emociones y pensamientos imperfectos» de Rubem Fonseca.
La publica Txalaparta con traducción de Mario Merlino.
Vamos, es el carnaval de Río.
«Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es una de esas muestras de novela negra prácticamente perfecta. Q ue plantea su misterio en las primeras 50 páginas y lo resuelve magistralmente en las últimas. Pero como toda novela negra que se precie, viene acompañada de un complejo comentario social, un conjunto de personajes fascinantes y una interesante relación metafórica entre la trama y los temas de la novela.
No conocía de nada a Rubem Fonseca. La gran ventaja de un canal sobre libros es que te llegan este tipo de cosas que resultan ser agradables sorpresas. Por lo que se cuenta en la Wikipedia, Fonseca no solo es un autor brasileño más que reconocido por su calidad, sino que además estudió Derecho y fue policía, por lo que conoce la miseria humana muy de cerca.
Pero antes de seguir… gracias a Txalaparta por enviarme un ejemplar para reseñar. Eso sí, como digo siempre, el libro es de la editorial, pero las opiniones y comentarios son exclusivamente míos.
El protagonista de «Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es un director de cine brasileño sin mucha suerte. Ahora mismo malvive produciendo películas publicitarias para la iglesia de su hermano, un predicador con muchos seguidores y que aspira al poder político. También padece un trastorno del equilibrio que él llama pseudosíndrome de Ménière. Huraño y mujeriego empedernido, prefiere el sexo a tener que hablar.
Cuando lo encontramos se está mudando, tras la muerte de su pareja, Ruth, en circunstancias inicialmente misteriosas para el lector. Y así mudándose, una bailarina de carnaval llama a su puerta. La persiguen y en el apartamento deja una caja con gemas. Poco después, es asesinada.
De pronto, el protagonista se encuentra perseguido por unos traficantes que quieren las piedras de vuelta. Simultáneamente, le ofrecen ir a Alemania para rodar una película basada en los cuentos de «Caballería roja», de Isaak Bábel.
¿Debería ir a Alemania y aprovechar para escapar? ¿Debería vender las gemas a ese amigo joyero y producir él mismo la película conservando todo el control? ¿Qué opina de eso su joven amante ocasional Liliana, que también era amiga de Ruth?
«Vastas emociones y pensamientos imperfectos» es una definición, bastante hermosa, de los sueños que da título a la novela y que el protagonista, que irónicamente no sueña en imágenes, comenta en un momento determinado. También es, por supuesto, una perfecta definición del cine y, por extensión de la vida, y sirve también como bastante buena guía de esta novela.
Porque verás, si hay un tema que esta novela examina obsesivamente… la obsesión… ¿obsesivamente la obsesión?… Los sueños persistentes y también con qué facilidad esos sueños se pueden convertir en pesadillas. Todos los hombres acaban sufriendo algún tipo de obsesión absorbente que les consume e incluso puede llegar a ser mortal. Las mujeres, con la maravillosamente fluida Liliana a la cabeza, parecen inmunes.
Nuestro director va obsesionándose poco a poco con Isaak Bábel, mientras escribe el guion de la película, con la ayuda de los eruditos comentarios de su amigo Boris Gurian, experto en Bábel. Y ya te imaginas cómo se ponen cuando cabe la posibilidad de que el manuscrito final de Bábel no se hubiese perdido…
Así es como nos encontramos visitando el mundo de los extravagantes disfraces de carnaval investigando la muerte de la bailarina, como nos informamos de la compleja relación de Bábel con la situación política de su país y como viajamos a la Alemania del este en los últimos días de la Perestroika. Rubem Fonseca no vacila en emplear cada elemento para comentar el otro, hablando del poder político en el contexto de una obsesión más.
Un aspecto que me encanta de esta novela es que está al mismo límite de volverse meta, lo de referirse a sí misma. Está claro en el análisis que Gurian y el director realizan de la obra de Bábel. Eso permite al autor hablar de la relación entre el arte y el poder, lo que se supone que debe hacer el artista enfrentado a situaciones que no son las mejores. ¿Debe el artista hacer películas promocionales para una iglesia evangélica en la que no cree? ¿Es legítimo vender gemas robadas y manchadas de sangre para hacer la película que tú quieres?
Pero el comentario es mucho más evidente en la profesión del protagonista. Director de cine que ha visto todas las películas, conoce perfectamente los mecanismos del género negro y sale de muchas situaciones porque… bien, en cierta forma porque ya “ha leído el guion”. Es francamente una forma muy ingeniosa de comentar los tópicos de la novela negra con una ligera capa de separación en medio.
La verdad es que Rubem Fonseca logra combinar toda una serie de elementos que parecen totalmente dispares y que sin embargo funcionan. Detalles casuales acaban teniendo una importancia temática enorme. Por ejemplo, se come mucho en esta novela. Los personajes continuamente paran en algún restaurante u otro, o directamente piensan en comer. El sustento es un elemento llamativo. Pues…
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Una buena novela es algo más que la suma de sus partes. El todo tiene que sugerir más que cada uno de sus elementos. Y una gran novela se contradice un poco a sí misma. Por eso leemos literatura…
Y sin cambiar de editorial, te dejo aquí el vídeo que dediqué a «Seis grados de libertad», de Nicolas Dickner, otra extraordinaria novela que trata de la confusa multiplicidad del presente. Nos vemos allí.