¿Puedo copiar ese CD?
Pues si tienes esa duda, nada mejor que un buen diagrama que te ayudará a tomar la decisión.
(vía BoingBoing)
—–
Pues si tienes esa duda, nada mejor que un buen diagrama que te ayudará a tomar la decisión.
(vía BoingBoing)
—–
Kappa de Ryunosuke Akutagawa recuerda bastante al Gulliver de Swift. En ambas obras, un extranjero llega a un mundo radicalmente diferente en apariencia pero que finalmente resulta ser una imagen distorsionada e invertida de nuestro mundo real. Pero el tono, que a veces lo es todo: Gulliver era obra de un misántropo mientras que Kappa es el producto de un depresivo que posiblemente estuviese redactando su nota de suicidio.
Otro detalle de Kappa es que la historia es mentira. No me refiero a que es ficción, eso ya lo sabemos, sino que dentro de la ficción es mentira. O mejor dicho, es el delirio del paciente número 23 de un sanatorio psiquiátrico. El autor ya empieza así la narración, explicando que fue un paciente psiquiátrico quien se la contó con gran detalle. Su historia es bien simple, un día, se puso a perseguir a un kappa (animales mitológico algo malévolos, que son una especie de monos con escamas y pico, de hábitos más bien anfibios). Durante la persecución, como si fuese Alicia, cae por un agujero y llegar al país de los kappas, lugar donde los bichitos viven tan contentos en su sociedad.
Y esa sociedad resulta ser una crítica feroz de varios aspectos de la sociedad humana, donde todo está invertido, ridiculizado o llevado al extremo. Esta llena de elementos tremendamente melancólicos. Por ejemplo, los niños kappa tienen la oportunidad de negarse a nacer. El padre se coloca frente a la vagina de la madre y le pregunta al feto si desea venir al mundo. Uno de ellos responde:
‘I do not wish to be born. In the first place, it makes me shudder to think all the things that I shall inherit from my father -the insanity alone is bad enough. And an additional factor is that I maintain that a Kappa’s existence is evil’.
Luego nos informa que en una ocasión un bebé de veintiséis días dio una conferencia sobre la existencia de dios, para morir luego el pobreciño antes de cumplir los dos meses.
Hay otros blancos: los movimientos artísticos, la legislación, la censura, el sexo (las hembras kappa persiguen a los machos por la calle y los atacan indiscriminadamente), el militarismo (en guerra contra las nutrias; ganaron y durante mucho tiempo sólo vistieron pieles de nutria), la política, el control de los medios de comunicación… O el capitalismo. No hay desempleo porque en cuanto alguien se queda sin trabajo, se lo comen:
‘What Gael meant was the we slaughter any worker who loses his job, and we use his flesh as meat. Look, there’s a newspaper. Let’s see if there’s anything about it. Yes. Listen! «This month’s figure for newly-unemployed reached 64,769; the price of meat has fallen in proportion».’
Cuando el protagonista comenta que quizá sea un poco extremo, antes de salir corriendo a vomitar, le dicen que en Japón, porque los kappas saben mucho de la sociedad japonesa, hay prácticas perfectamente aceptadas que no son muy diferentes.
El suicidio de un super-kappa -porque lo dicen él y sus amigos- entre los kappas (un importante filósofo) impulsa a nuestro héroe a buscar el regreso a su Japón. Lo encuentra, de mano de un peculiar kappa que vive su vida al revés y rejuvenece con el paso de los años. Pronto, sin embargo, se arrepiente y desea regresar. Pero el camino ya le está vedado, aunque por suerte sus amigos kappa recorren las cañerías y vienen a visitarle al manicomio. Incluso le traen flores inexistentes.
Por suerte, Kappa tiene poco menos de 100 páginas (viene con una introducción bastante larga que relaciona la obra con la vida personal del autor. Por ejemplo, no es difícil ver en el suicidio del filósofo un presagio de su propio suicidio. Lo mismo con la locura del protagonista, porque Akutagawa creía haber heredado la esquizofrenia de su madre. Por lo demás, las circunstancias de su vida familiar serían dignas de un largo estudio). Si fuese más larga su intensidad melancólica se haría insoportable. Ya y como está, es un retrato minucioso de todo lo deforme en la condición humana.
O quizá, en la condición de los kappas.
Éste es uno de mis 50 libros de 2004.
Anoche nos tocó ópera. Vimos Lucía de Lammermoor en el Auditorio de Galicia. La ópera es de esos espectáculos entretenidos, con la gracia de oír y ver a personas que tienes realmente delante. La obra no la conocía, pero tiene partes para que se luzca la cantante; que lo hacía muy bien, por cierto. Eso sí, me gustaron más los dos últimos actos. El primero es un poco más aburrido. Aun sí, muy bien. Tres horas y media en total, pero se me hizo mucho más corto.
El día 2 octubre hay Tosca Vigo. Pero eso va a ver bastante más complicado.
La verdad es que no me ha gustado demasiado. Le veo un problema importante a este libro: ¿realmente tiene interés el juntar a dos personas de gran nivel para que hablen de lo que quieran? ¿Qué se van a decir que pueda ser de interés para un observador externo? En el caso que nos ocupa, ¿va Borges a plantear certeras preguntas sobre la obra de Sabato? ¿O las reflexiones de Sabato ayudarán a iluminar la obra de Borges? El encargado de organizar los diálogos, Orlando Barone, se oculta, lo que es una alegría y un problema. Un problema porque no hay nadie que controle a estos dos gatos más que ocasionalmente, intentando que no se vayan por las ramos de sus tópicos personales. Una alegría, porque en sus pocas intervenciones demuestra simplemente no estar a la altura de los dos personajes.
Un conocedor profundo de la obra de Borges entrevistándole, o un lector apasionado de Sabato haciéndole preguntas serían libros de gran interés (y algunos hay). Pero Borges monologando y contando las mismas historias de siempre, mientras Sabato se muestra ligeramente cohibido, no acaba de tener el mismo interés.
Con lo cual no quiero decir que no sea entretenido de leer. ¿Cómo no iba a serlo con Borges contando sus historias y Sabato mosqueándose por política? Borges se muestra como él, ese personaje paciente y tranquilo que va desgranando opiniones. Sabato se me antojó algo más adolescente, como si le molestase mucho que alguien no creyese lo mismo que él. Borges racionalista, con sus argumentos que quieren ser lógicos. Sabato anticientíficos, antitecnológico y anti cualquier cosa cercana a la razón; con comentarios que suenas a místicos, religiosos o directamente seudocientíficos. Borges irónico. Sabato más serio.
¿Me ayudó este libro a comprender mejor a sus dos protagonistas? Pues no, francamente. Eso sí, como compendio de sentencias sobre una gran variedad de temas (dios, la novela, el cine, el origen del arte…) muy divertido.
Éste es uno de mis 50 libros de 2004.
Lo que más me ha sorprendido del libro ha sido descubrir la vena anticientífica y parasicológica de Sabato. No la conocía, francamente. Una muestra:
Sabato: Yo creo seriamente en los horóscopos, cuando están hechos como es debido. Xul Solar hizo los horóscopos de mis dos hijos y durante muchísimos años me resistí a conocerlos. Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte.
Luego comenta que los horóscopos se fueron cumpliendo: «Un misterioso entrecruzamiento de fortuna y desdicha».
Igual:
Borges: Yo también [he pensado en el suicidio]. Hace setenta y cinco años que vengo suicidándome. Tengo más experiencia que usted, Sabato.
Sabato: (Sonriendo) Con muy poca eficacia, por lo que se ve.
Borges: Sí, pero con mucha vocación, realmente.
—–
Sabato: De todas las formas de contar, la más falsa es la naturalista. Porque la realidad es infinita y el naturalismo no puede abarcarla.
Del mismo libro:
Sabato: […] No hay lenguas lógicas. Todas las lenguas son disparatadas, lo que pasa es que sus disparates pasan inadvertidos para los que aprenden desde chicos. Es cierto, nosotros distinguimos entre «ser» y «estar», pero no veo por qué enorgullecerse: hay grandes literaturas, como la francesa y la inglesa, que no les ha ido tan mal sin esa ganga.
—–