La película de Hora de Aventuras
Da un poco de miedo. Pero por otra parte, La LEGO película salió muy bien:
‘Adventure Time’ Cartoon Network Series Becoming Feature Film | Deadline
Da un poco de miedo. Pero por otra parte, La LEGO película salió muy bien:
‘Adventure Time’ Cartoon Network Series Becoming Feature Film | Deadline
Ayer, tras decidir que no, que después de más de 25 años ya no iba nunca más a leer los libros de mecánica cuántica de la carrera, decidí deshacerme de ellos:
Luego vi estas maravillosas esculturas que transforman esos ladrillos de papel en esculturas cristalinas. Ahora que su utilidad como vehículos transmisores de… bueno, de algo… va reduciéndose, pueden ganar un momentito de efímera eternidad:
By combining borax crystals with weathered books, magazines and computer manuals Arnold grows them into wonderfully organic forms that become artifacts or geological specimens. “The books, frozen with crystal growth, have become… imbued with the history of time, use, and nostalgia,” says Arnold. In selecting books to turn into aesthetic, non-functional objects Arnold revealed that she tries to use found books. But she will sometimes purchase titles, or use books from her own library if she finds them conceptually appropriate. (via The Creators Project)
(Por cierto, los colores que ves en la foto de mis libros de cuántica están mal. Lo que ves rojo es realmente azul. Lo que ves azul es un violeta tirando a amarillo. La portada es realmente verde, no blanca).
Recuerdo un momento de La era del diamante (quizá me confunda con los detalles exactos, porque si bien en su día, por razones obvias, leí el libro como 6 veces en un periodo de pocos meses, hace bastante que no lo releo) cuando los ingenieros de nanotecnología diseñan un nuevo tipo de maquillaje. Pero al final, deciden no sacar al mercado esa nueva forma de maquillaje, porque no logran ponerse de acuerdo sobre el estatus filosófico del maquillaje.
Lo he recordado al ver este vídeo, que va de que algo aparentemente tan superficial como el maquillaje (y en este caso los tutoriales sobre maquillaje) revela, a poco que uno lo piense, una relación variada y compleja con el mundo.
Yo añadiría que esa sensación de superficialidad se debe, ante todo, a que nuestra sociedad, en su sexismo fundamental, tiende a tratar todo lo “femenino” como menos interesante. Es lamentable ser consciente de que si los hombres usásemos habitualmente maquillaje, el maquillaje sería considerado una cuestión importante que merecería enormes reflexiones por parte de señores muy serios.
Más que interesante. Muestra obras que parecen llenas de creatividad y una estética propia. Hay que verlas.
Buscando, varias aparecen en ObscureAnimation’s channel.
(vía faraox)
Meet the tweet-deleters: people who are making their Twitter histories self-destruct – Fusion
Sobre gente que borra sus tuis pasado cierto tiempo (una semana o diez días). Es más, parece que hay todo tipo de mecanismos para lograrlo, aunque Twitter no lo soporte.
Hay muchas razones para hacerlo, pero me ha gustado este párrafo:
Most tweet-deleters, though, are not trying to protect themselves from a dark past. (After all, the worst gaffes often stand in the public record, no matter whether the original offending tweet got deleted.) Instead, they want their Twitter accounts to reflect their present states of mind and interests.
Cierto, si pones una estupidez realmente gorda, el mundo se enterará igual y te lo recordará durante mucho tiempo. Pero es interesante la estrategia de que tu cuenta de Twitter refleje quién eres ahora y no tener que cargar con una enorme masa de pasado.
Lo que entronca con la relación que el mundo moderno guarda con la memoria. Vivimos en una época empeñada en conservar y preservar, sin pensar primero si realmente vale la pena guardar tantas cosas. Es como si nuestra civilización viviese poseía de un síndrome de Diógenes que nos obligase a acumular edificios, cuadros, libros, papeles, estatuas… a acumular detritos del pasado.
Quizá de vez en cuando podríamos plantearnos las virtudes del olvido.
Compruebo que leí Constantinople de Roger Crowley hace ya casi seis años. Me gustó muchísimo, pero soy tan vago y en su día no lo comenté.
Ahora me alegra saber que la editorial Ático de los Libros va a publicarlo en español: Constantinopla 1453: El último gran asedio. Y aprovecho también la oportunidad para recomendarlo. La historia es fantástica, sobre todo al tratar la complejidad de un asedio como ése, y también porque toca temas tecnológicos (como la artillería otomana o las defensas de la ciudad) que son fascinantes en sí mismos.
Durante mil años, Constantinopla fue la ciudad por excelencia: fabulosamente rica, imperial, impresionante y cristiana. Era el tesoro más codiciado: la «Manzana Roja», que había sobrevivido a un asedio cada cuarenta años durante un milenio, hasta que el sultán otomano Mehmet II, un joven de veintiún años hambriento de gloria, se dirigió hacia allí en abril de 1453, con un enorme ejército, «más numeroso que las estrellas». Durante cincuenta y cinco heroicos días, los defensores de la ciudad lucharon por tierra y mar contra los invasores, en una batalla por fe, imperio y gloria, hasta el trascendental 29 de mayo de 1453, un día marcado a fuego en la Historia.
Viravi es una nueva editorial de juego de mesa a la que los 4 personajes de 1DD4 entrevistan con alegría. Parece que se especializarán en juegos para público infantil y familiar. De las tres novedades que anuncian, me llama mucho la atención Cargolino Valentino (un juego de carrera de caracoles) y Capitán Flint, un juego de piratas del gran Josep Mª Allué.
Me encanta:
Todo lo que se escucha son fragmentos de películas (la mayoría más o menos comerciales, pero incluye un par de piezas experimentales y una serie de televisión), a excepción del final, que es el sonido de la lluvia grabado desde la ventana de mi casa mientras editaba la pieza.
Retirar el maquillaje exagerado de muchas muñecas y sustituirlo por rostros y ropas que se acerquen más a la realidad.
En un momento del vídeo se hace de pasada un comentario muy cierto: pintar de forma exagerada e hipersexualizada a las muñecas es una decisión de los fabricantes; podría hacerse de otra forma.
Oliver Sacks en The New York Times hablando sobre su cáncer terminal: Oliver Sacks on Learning He Has Terminal Cancer. En muy poco texto se las arregla para tocar varios temas, pero voy a destacar este párrafo:
I feel a sudden clear focus and perspective. There is no time for anything inessential. I must focus on myself, my work and my friends. I shall no longer look at “NewsHour” every night. I shall no longer pay any attention to politics or arguments about global warming.
This is not indifference but detachment — I still care deeply about the Middle East, about global warming, about growing inequality, but these are no longer my business; they belong to the future. I rejoice when I meet gifted young people — even the one who biopsied and diagnosed my metastases. I feel the future is in good hands.
Me gusta el comentario al final respecto a que el mundo queda en buenas manos. Esa sensación sobre el futuro también la tengo. Es una pena que en nuestra cultura moderna se tienda a despreciar la juventud, porque personas mucho más jóvenes que yo están haciendo cosas muy interesantes.
En cuanto a la claridad mental y la concentración en lo importante, me parece una lección que vale la pena aprender.
(vía Oliver Sacks: “now I am face to face with dying” « Mind Hacks)