Aprende a usar tu Wii
Ahora que tienes una flamante Wii nueva (difícil que sea antigua), debes aprender a usarla correctamente. Cuesta creerlo, pero hay cosas que no deberías hacer con ella. Por ejemplo:
Ahora que tienes una flamante Wii nueva (difícil que sea antigua), debes aprender a usarla correctamente. Cuesta creerlo, pero hay cosas que no deberías hacer con ella. Por ejemplo:
Tres juegos más. En esta ocasión, comprados en Dracotienda.
Mission: Red Planet. Un juego de colonizar Marte. Tiene dos puntos graciosos. El primero, es que está ambientado en el año 1888 y toda la estética es de la época. Es un juego muy divertido de mirar sólo por su estética steampunk. El segundo, es la combinación de mecanismos: personajes que actúan siempre en un orden determinado y mayorías una vez que tus astronautas llegan a la superficie de Marte. Es muy sencillito de jugar y también muy entretenido.
Dos curiosidades. Los elementos a destroquelar vienen envueltos en plástico, por se suelta alguna pieza por el camino. Una vez destroquelado al completo, el juego ya no cabe en la pieza de plástico que viene dentro de la caja; hay que tirarla y buscarse otra solución ( fotos).
Taj Mahal. Un juego de control político en la India del siglo XVIII. Vas recorriendo provincias e intentas ganar en varias áreas de influencia. Lo que ganes te da puntos de una forma u otra (fotos).
Hammer of the Scots. Un juego para dos jugadores. Simula las guerras entre ingleses y escoceses. Sólo he leído las reglas, pero tiene pinta de ser muy divertido y entretenido ( fotos).
Una vez más, debo decir que estoy encantado con las tiendas online en las que compro juegos. No sé si algún día tendré una decepción, pero por el momento sólo desearía que las tiendas del mundo «real» funcionasen la mitad de bien.
Por cierto, tengo hasta wishlist de juegos.
Noche de humor con Tricicle en el Auditorio de Galicia. El espectáculo se llama Sit y va de sillas y sentarse. El hilo conductor es una supuesta familia, los Chairwood, de fabricantes de sillas y simultáneamente artistas. Sus raíces se hunden en la noche de los tiempos e inventaron, entre otras, la silla invisible y la silla sin patas.
Humor simple pero muy efectivo. Una forma ideal de terminar un domingo. Creo que mi momento preferido fue la aparición de las sillas oveja. Creí que no iba a poder dejar de reír.
Davidgp ha descubierto el trailer del espectáculo.
Y aquí está la silla de Davidgp.
La caja de la Nintendo Wii es bien curiosa:
En el interior todo viene bien ordenadito en dos bandejas. La consola en sí es bastante pequeñita:
Preguntas del público para Richard Dawkins. Cosas como: ¿qué haría si al morir se plantase delante de las puertas del cielo? O ¿manda tarjetas de navidad?
(vía Reddit)
Ayer, el periódico La voz de Galicia dedicó una página a hablar de la blogosfera. El texto, «Blogs, una revolución silenciosa» es obra de Nacho de la Fuente, y es una introducción rápida a la blogosfera. Se completaba con una lista de bitácoras «imprescindibles», acompañadas de un breve perfil, entre las que me incluían.
Curiosidad, Enrique Dans es sólo dos años mayor que yo. La gran diferencia es que él es un hombre de provecho. Y ya no te cuento que casi podría ser el padre de Escolar.
Lo sé, la crisis de los cuarenta me va a dar fuerte.
En Córdoba participé en la Kniziathón, un torneo que consistía en jugar durante varias horas a juegos de Reiner Knizia. Según la organización, quedé en segundo lugar, lo que me daba derecho a unos juegos y a un certificado firmado por el mago en persona.
Cuando llegó la caja, supe de inmediato que contenía todo el material de la kniziathón. Más que nada, porque lo llevaba escrito encima:
Y dentro, como era de esperar, estaban el certificado y los juegos:
Los juegos son Euphrates & Trigris (el juego de cartas), Razzia! (Ra con mafiosos en lugar de egipcios), Heckmeck (un divertido juego de cazar gusanos) y Chinesische Mauer (sobre construir la gran muralla china). Qué menos que hacerme la foto con todo:
Por supuesto, de inmediato llevé a enmarcar el certificado, que ahora cuelga orgullosamente sobre los monitores:
Todos los días me postro ante él.
O al menos, creo que es mi primer regalo. No conozco a la persona que me lo envió, así que no se lo puedo preguntar. Es The Quotable Sandman, una serie de citas del cómic. Aunque curiosamente, no está aquélla. Muy divertido.
Gracias.
Ayer terminé mi quincuagésimo libro de este año, completando así el desafío. El afortunado fue Juglar, de Rafael Marín. Por supuesto, leer 50 libros no tiene nada de especial y es un desafío tan bueno o tan malo como otro cualquiera. Es más una prueba de constancia que otra cosa. Uno decide hacerlo y luego busca el tiempo. Es más fácil si te gusta leer.
Siempre hay alguien que me llama prepotente o presuntuoso por haber leído los 50 libros. Lo que no deja de parecerme curioso. En primer lugar, porque 50 me parece más bien una cifra razonable. Como ver 100 películas, o 200 capítulo de series de televisión. Igual de interesante, igual de agradable e igual de bueno.
Supongo que el libro tiene una mística especial y mucha gente asume que un libro es bueno por ser libro, y que leer es, por tanto, automáticamente mejor que cualquier otra actividad. Creo que no hay nada más lejos de la realidad.
En honor a mis troles, este año pensaba escribir sobre las maravillas de leer 50 libros y la grandeza que concede a quien lo consigue. A continuación, iba a guardar silencio, irradiando la cálida luz de mi grandeza.
No creo que pillasen el chiste.
Bueno, voy a ser breve. Este año no sé qué decir. Por suerte, esto es internet y puedes buscar las palabras adecuadas en otro sitio y pagar con un enlace. Por tanto, me limitaré a decir que Josué Gómez lo expresa muy bien en Cincuenta libros en un año:
No voy a decir que todo el mundo debería leer cincuenta libros al año pero yo he disfrutado mucho. Primero porque me he dedicado voluntariamente a hacer algo que me gusta. He definido mis tiempos y he buscado el lugar para disfrutar de una actividad. Segundo porque de tanto leer he abierto mis horizontes y me he llevado a los ojos obras que de otra manera nunca hubiesen llegado a mi conocimiento. Creo que todo el mundo debería hacer algo así, ver un número de películas al año, o de escuchar un número de discos de música o de dar un número de paseos. Y sobre todo, al terminar cada uno, apuntar un breve resumen de lo hecho. En un blog, en un cuaderno, en una ficha. Es curioso como la memoria se refresca cuando tienes a mano una ficha que te sirve de muleta y vuelves a saborear todas las sensaciones obtenidas. Una actividad muy recomendable, dedicarse tiempo a uno mismo.
No lo puedo mejorar.
Me encanta Krazy Kat. Incluso colecciono los volúmenes recopilatorios que están publicando en Estados Unidos (es un cómic imposible de traducir). Bien, podría contarles lo mucho que me gusta e intentar explicarlo. Por suerte, me puedo ahorrar el trabajo. Álvaro lo hace muy bien en Por qué me gusta Krazy Kat.