Pleo
Pleo es este bonito bebé de Camarasaurus sauropod. Tiene 40 sensores, 14 articulaciones y es capaz de mostrar varios tipos de comportamiento. Es parte de una nueva línea de juguetes de la empresa UGOB.
Pleo es este bonito bebé de Camarasaurus sauropod. Tiene 40 sensores, 14 articulaciones y es capaz de mostrar varios tipos de comportamiento. Es parte de una nueva línea de juguetes de la empresa UGOB.
No puedo creer que lo hayan inventado… va de la perplejidad diaria con la que uno responde al mundo que le rodea, cuando encuentra todo tipo de cosas de cuya existencia no sólo no sospechaba, sino que de haber sospechado hubiese considerado imposibles (¿ruedas para el móvil?).
Una cuidada selección de los gadgets, inventos, engendritos y artilugios que florecen por doquier en los abonados campos de la que se ha dado en llamar «sociedad de la infomación» y que son consumidos con avidez por la creciente comunidad de frikis, geeks y gente rara en general.
Porque no me negarán que estos peluches espeluznantes o el aparato digestivo hecho a ganchillo son geniales.
Ya sé, es la segunda vez en pocos días. Pero es que su Fragmento de una historia de la escritura me ha hecho mucha gracia:
Antes de la invención de la imprenta, los libros eran artículos muy costosos, de lujo, al tener que copiarse a mano. Se calcula que tres monjes morían en el proceso de copia de cada libro. De media. Porque, por ejemplo, algunos documentos recogen que con cada copia de un libro de poemas del abad Marius Benedettus morían siete u ocho monjes, si bien es cierto que en este caso la mayoría se suicidaba.
Lego se decidió al fin a remodelar su Mindstorms, el kit de construcción de robots que presentó hace unos años. El nuevo, llamado Mindstorms NXT, parece muy atractivo, con un corazón de 32 bits, bluetooth y nuevo sensores y motores. Eso sí, cualquiera sabe cuándo se podrá comprar en España.
Uno de los aspecto más interesantes de Mindstorms NXT es cómo ha sido diseñado. Pidieron ayuda a la comunidad de usuarios de Mindstorms para conseguir un mejor producto. ¿Quién sabe mejor cómo usar tu producto que la gente que efectivamente lo usa con pasión todos los días?
Por cierto, que incluso tienen una bitácora sobre el cacharro: nxtbot.com.
¿Se le podrá acoplar un GPS?
Sara los vio en la bitácora de JJ y pensó que serían un buen regalo para mí. Así que me compró unos preciosos lápices negros que dicen «pjorge.com». ¡Qué guay!
Son ideales para regalar. Pero son muy poquitos para eso. Mejor lo usaré con mis moleskines.
Una semblanza cortita de Mauro Entrialgo -uno de los grandes- en 20 minutos. Entresaco:
¿De dónde saca el tiempo? «De la noche -responde Entrialgo-, cuando las horas duran exactamente 60 minutos».
(Gracias Fernand0)
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Spirit y Opportunity siguen dando vueltas por Marte, después de dos años. La misión se había planeado para 90 días, pero ahí siguen, como si de dos tostadoras valientes se tratase, reuniendo información científica.
Una misión científica de verdad, que ha aguantado más de lo que hubiese podido soportar ningún ser humano en las mismas condiciones y a una fracción del coste de mandar personas. Eso sí que es ciencia en el espacio. Cuando dejen de funcionar, siempre se pueden mandar más
(vía Geek News Central)
Héctor me pide el top 3 de los libros que leí en 2005. Difícil tengo la cosa, porque todos me gustaron en mayor o menor grado (una nota: rara vez leo un libro que no me guste; si un libro no me gusta mientras lo leo, habitualmente dejo de leer, porque terminar los libros no es obligatorio). Aquí están:
Curiosamente, no comenté el mejor libro que leí el año pasado, The Birth of the Mind, un extraordinario libro de divulgación sobre cómo se fabrica el cerebro. Hay libros de divulgación que los lees porque te van a informar de cosas que no sabes, pero hay otros -los mejores- que lees porque te van a hacer ver de otra forma lo que ya sabes. The Birth of the Mind es uno de esos libros. Debería reseñarlo, la verdad.
Como tres me parecen pocos libros, he entresacado otros diez que me gustaría destacar y que también me han gustado bastante (sin ningún orden en particular):
Durante la última parte del año, se habló mucho de los perniciosos efectos que la ley de respeto a las personas que no fuman iba a tener en la hostelería. Durante mi viaje a Macaronesia, que se rige parcialmente por leyes españolas, pude comprobar efectivamente era así.
Dio la casualidad que me encontraba frente a un bar cuando el dueño ponderaba sus próximos actos. Con gran arrojo le vi colocar un cartel donde se informaba que en el local se podía fumar y que se prohibía la entrada de menores. Acto seguido, al no estar del todo seguro, llamó para informarse. Pues resulta que a él, por no se qué cuestión de metros, no se le aplicaba tal cartel, sino otro. Raudo, saltó sobre el cartel erróneo -evidentemente con la intención de evitar con su cuerpo que los inocentes pudiesen sufrir los efectos del aviso- y lo sustituyó de inmediato por otro que anunciaba que dentro se podía fumar y que si entrabas con menores pues allá tú, imbécil.
Tras lo cual, una ambulancia tuvo que venir a buscar al pobre propietario, que había sufrido un agudo caso de agotamiento físico y psíquico ante tanto trajín -casi cinco minutos de trabajo- con la dichosa ley. Es que no se puede tratar así a la gente.
Un detalle adicional. Al acercarme, pude comprobar que el cartel en cuestión era de una asociación de empresarios. Evidentemente, el coste de imprimirlo era tan oneroso, que ningún empresario individual podría permitírselo, y no dudo que la asociación, tras su magnánimo esfuerzo de reparto de carteles, quebrará prontamente.
Y así, tacita a tacita, nuestras ciudades, con ímprobo esfuerzo, se han llenado de locales donde se permite fumar, y si entras es que eres tonto y no te lo mereces. Terrible consecuencia, efectivamente.
Uno de los aspectos que más me llaman la atención de los hoteles es la «carta de almohadas». Es un invento curioso, un paso más hacia la personalización de todo. Si no estás satisfecho con la almohada que tienes en la cama, llamas a recepción y te envían el modelo que más rabia te dé. Pronto, sin duda, podrás especificar medidas y detalles de construcción y te fabricarán sobre la marcha una almohada totalmente tuya.
La que tengo delante lista seis modelos diferentes. Los hay anatómicos, como la «cervical emfil», que tiene un hueco en el centro para apoyar el cráneo cual huevo -postura francamente cómoda, la verdad. Entre sus muchas ventajas, asegura: «Ayuda a la relación y descanso proporcionando una mejora en su sueño». Sin embargo, la «ergonómica cervical»: «Por su estructura permite recuperar casi en tiempo real su forma inicial, después de haber sido deformada por la presión de cabeza y cuello». Estoy casi seguro de que en esa frase falta algo.
Las hay más normales, claro. La «halley», por ejemplo, «rellena de miles de minúsculas bolitas de fibras que se adaptan a sus movimientos y adoptan la forma de su cabeza y nuca para depararle sujeción durante toda la noche proporcionándole un saludable y tranquilo sueño». O la «aral», rellena de un 70% de duvet blanco de pato y un 30% de pluma blanca de pato. La «alboran», rellena al 100% de pequeñas plumitas de pato, se me hace demasiado blanda e incómoda para dormir. Y quién me iba a decir que la «montreal» posee una «mejor circulación de aire que crea un agradable microclima». Casi imagino pequeños anticiclones y pequeñas tormentas sobre la cabeza del durmiente.
¿Cuánto tiempo pasará hasta que una de estas cartas ofrezca 20 o más almohadas? Va a ser imposible probarlas todas.