Caja de galletas
Hacía años que no veía una caja de galletas Tamarán. Pero aquí la tenemos, cortesía de rvr.
Hacía años que no veía una caja de galletas Tamarán. Pero aquí la tenemos, cortesía de rvr.
Desde hoy me considero oficialmente de vacaciones. Las traducciones están terminadas y no pienso retomarlas hasta el 1 de junio. Por fin tendré tiempo de escribir cosas por aquí.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus.
No entiendo la razón por la que The dechronization of Sam Magruder en inglés ha pasado a ser Entre dinosaurios en español (novela que, nos aclara la contraportada, es una suerte de «Parque jurásico avant la lettre»). Supongo que los saurios del pasado venden más y donde esté el dinero que se aparte la literatura. Aun así, el cambio de título no puede ocultar por completo, si ése era su propósito que no creo, lo curioso de esta pequeña obra.
Con un estilo clásico y una estructura que recuerda más a Wells que a cualquier otra obra ciencia ficción moderna (y menos que ninguna, a la obra de Crichton), la historia comienza con una reunión de científicos e intelectuales (cada uno de ellos referido exclusivamente por su profesión). El Historiador Universal les pregunta: «¿Cómo reaccionarían si supieran que iban a pasar el resto de sus vidas en la más absoluta soledad?».
Valoración:
Grijalbo Mondadori. 1997. Título original: The dechronization of Sam Magruder (1996). Traducción: María Belmonte. 144 páginas. ISBN: 84-397-0122-5.
Lo que les presenta a continuación no es más que la manifestación de esa pregunta: las tablillas de piedra que relatan la vida de un tal Sam Magruder, un físico que en el curso de uno de sus experimentos se encuentra transportado a la época de los dinosaurios. No sólo debe enfrentarse a peligros insospechados y para los que está poco preparado, sino que además debe aceptar el hecho de que jamás regresará a su mundo. El futuro del que viene ya no existe (porque sólo existe el presente y el pasado, el viaje al futuro es imposible) y sólo le queda la más absoluta soledad hasta el momento de su muerte.
George Gaylord Simpson era un notable paleontólogo y por tanto abundan las descripciones de dinosaurios, de su forma de vida y de sus costumbres. Un podría pensar que esta obrita, más una novela corta que una novela completa, se escribió como divertimento personal, como una forma de traer a la vida los dinosaurios que tanto había estudiado. Si George Gaylord Simpson tenía intención de publicar esta novela, nunca lo sabremos. Pero tampoco importa, la obra tiene fuerza por sí sola. Se trata de una historia de soledad, de un hombre que se sabe irremediablemente perdido, que para sus contemporáneos bien podría estar muerto, de una historia de cómo habría que vivir la vida de tener otra oportunidad que jamás llegará. Entre dinosaurios no necesita realmente el acompañamiento de los textos de presentación de Arthur C. Clarke, quien la prologa, y Stephen Jay Gould, que aporta un análisis final, porque puede bien defenderse sola. Tiene ese aire algo triste y filosófico de quien sabe que está desnudando su alma. Sam Magruder es una suerte de Sísifo entre dinosaurios, condenado a fracasar.
Una novela simple, pero profunda.
Un monólogo cómico contra el señor Pachelbel y su famoso canon. Es muy divertido:
Por cierto, que sí que se llamaba Johann.
Actualización: sustituido por la versión subtitulada.
Hace poco hice un pedido a laPCra y recibí un buen montón de juegos.
Shadows over Camelot me llamó la atención tras varios comentarios que oí, sobre todo en The Dice Tower. Son los caballeros de la tabla redonda intentando cumplir con su misión. Pero hay un traidor entre ellos.
Ave Caesar no sé exactamente cómo lo conocí, pero en cualquier caso, parece divertido. Va de carrera de cuádrigas.
Medici es un juego de subastas de Reiner Knizia. Subastas y Knizia en la misma frase. ¿Comprenden?
Hablan bien de Maestro Leonardo. Veremos qué tal.
Thurn und Taxis: Glanz und Gloria es la ampliación de Thurn und Taxis que me gusta mucho. Pero curiosamente, parece otro juego diferente.
Diamant. Éste sí lo hemos probado. Va de adentrarse en una cueva. Cuanto más entres, más tienes que ganar, pero también es más probable que lo pierdas todo. Es un juego de desafiar la suerte.
Tahuantinsuyu va del imperio Inca. Lo conocí por el excelente videocast de Scott sobre él. Otro comentarios posteriores muy positivos me animaron a comprarlo.
Lifeboats es nuevamente responsabilidad de Scott con uno de sus excelentes vídeos con sus cómplices de The Spiel que también hablaron muy bien de él. Es un excelente juego en que los jugadores se dan puñaladas traperas unos a otros.
La gente de laPCra no sólo tiene un trato al cliente exquisito, además son muy amables y me incluyeron en el pedido un juego de cartas de regalo.
Mamma mia! es un juego de cocinar pizzas. Tienes hornos, debes conseguir los ingredientes y luego repartir las pizzas. Tiene pinta de divertido.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus, 2001.
En el, abundantísimo, dossier de prensa que acompañaba a este libro Jonathan Elukin, el crítico de American Scholar, iniciaba su reseña diciendo: «¿Cómo puede hacerse justicia a ensayos que discuten la imaginería medieval en las novelas de Disraeli, la historia arquitectónica y social del Museo Kunsthistorisches en Viena, el análisis de Burckhardt del Renacimiento y la obsesión de Freud con Egipto?». Ciertamente, ¿cómo?
Al final, claro, la único opción es abandonarse y dejarse llevar. En ese caso, Pensar con la historia se convierte en un extraordinario y rico paseo por un momento determinado de la historia, aquel que marca el paso hacia la modernidad, o al menos eso afirma el subtítulo del libro: «Ensayos sobre la transición a la modernidad». En la introducción, el autor ya lo deja claro al decir:
En la Europa del siglo XIX, la historia se convirtió en una forma privilegiada de construcción de significados para las clases ilustradas. Algunos ejemplos de esta práctica cultura, así como su abandono a favor de una modernidad ahistórica a medida que el siglo llegaba a su fin, constituyen el tema principal de este libro.
Y así es como la mayor parte de los temas que se discuten se centran firmemente en el siglo XIX, con alguna ocasional incursión a siglos anteriores y al siglo XX.
En la mayoría de los campos de la cultura intelectual y artística, tanto en Europa como en Estados Unidos, se aprendió a pensar sin la historia en el siglo XX. La propia palabra «modernidad» surgió para diferencia nuestras vidas y nuestro tiempo de lo que había ocurrido anteriormente, de la historia en su conjunto como tal. […] La mente moderna se ha vuelto indiferente a la historia, ya que la historia, concebida como una tradición que la nutre constantemente, no le era útil en sus proyectos.
No estoy seguro de estar de acuerdo con Schorske en su caracterización del siglo XX. Y en todo caso, ese hilo conductor del paso a la modernidad está presente, de forma muy velada en ocasiones, en los ensayos incluidos en este libro, pero no los domina en absoluto. Da más bien la impresión de que una vez realizada la recopilación, y modificados algunos ensayos, se buscó el posible leimotiv dentro de los intereses del autor. (El mismo Jonathan Elukin, quien manifiesta dudas similares desde su punto de vista de historiador, comenta acertadamente que los dos únicos ensayos contenidos en el libro que tratan directamente el paso a la modernidad son «La gracia y la palabra: las dos culturas de Austria y su destino moderno» y «Tensión generacional y cambio cultural».)
Pero da igual, para un lector como yo, el interés del libro no descansa en ese punto. Tal como lo veo, Pensar con la historia es una recopilación de ensayos sobre la visión histórica de la cultura, cada uno de ellos escrito con erudición pero sin pedantería, claros e inteligentes, especializado y llenos de entusiasmo. No son ensayos fáciles de leer, por densos, y exigen concentración y atención. Pero Carl Schorske, como todo buen ensayista, sabe ante todo transmitir la fascinación por el tema que discute. Y fascinación rebosa este libro por sus cuatro costados, hasta el punto de volver su lectura completamente compulsiva.
Valoración:
Taurus. Madrid. 2001. Título original: Thinking with History. Eplorations in the Passage to Modernism (1998). Traducción: Isabel Ozores. 396 páginas: ISBN: 84-306-0365-4.
Posee también el autor la rara habilidad de recrear en pocas líneas el fenómeno cultural que estudia. Dividido en dos secciones, «La supremacía de Clío: culturas historicistas en la Europa del siglo XIX» y «Clío eclipsada: hacia la modernidad de Viena», la primera incluye ensayos más generales como la ciudad en el pensamiento europeo (desde que se la consideró la única vía posible de progreso hasta convertirse en un mal ineludible), una apasionante comparativa entre Morris y Wagner, la discusión de esa paradoja que es el neomedievalismo, un análisis político de la disposición de edificios en la Ringstrasse de Viena (en una serie de batallas por hacer uso de un espacio público), o, mi preferido, un extraordinario ensayo sobre la ciudad de Basilea: «La historia como vocación en la Basilea de Burckhardt».
La segunda parte se centra efectivamente en la ciudad de Viena y retrata los cambios en la percepción de la cultura. Es también la sección más paradójica porque, consciente de ello el autor, al defender su tesis está también demostrando como aquellos que querían vivir sin la historia acababan sin querer reafirmándola. Freud cierra está sección, en la que hay más de una referencia al psicoanálisis, mostrando su fascinación con Egipto. Antes de Freud, viene Mahler, al que se le dedica otro soberbio ensayo sobre sus etapas creativas y su integración de varias tradiciones culturales.
Pensar con la historia es una excelente recopilación de ensayos. Uno de esos raros libros que transmiten su entusiasmo y sus conocimientos, y que sirve de punto de partida para nuevas y fructíferas exploraciones.
Bien, ya está aquí, llegadito de eBay. Ahora es sólo cuestión de encontrar gente que quiera jugarlo.
Homo Ludens. Jugad malditos, jugad. Conozco el libro, pero no lo he leído. Quizá debería…
Hypocrite. Tiene muy buena pinta este cómic. Desconocido completamente para mí. Ésos son los mejores descubrimientos.
El cómic electoral. Mauro Entrialgo publica todos los días un chiste gráfico sobre la campaña electoral. Como anécdota, encontrarán muchos botoncitos para votar los cómics en las redes sociales, pero por lo visto no hay RSS por ningún lado. Es que la gente de El País…
PREFIEREN HOMENAJEAR A UNA CABRA ANTES QUE A FREUD. Lo que viene a demostrar la gran inteligencia de los ciudadanos de Praga (vía Freud y los hombres de las cabras).
Baladas para un meeple. Nueva bitácora dedicada a los juegos de mesa.
Los 15 juegos más completos del 2006. Una lista muy interesante.
Iker Jiménez presenta una leyenda urbana sobre el accidente de Los Rodeos como si fuera hecho real. Lo más divertido de leer Magonia son los comentarios de los que intentan justificar las barrabasadas usando los argumentos más peregrinos.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus, 2001.
Encontrar quien explique lo que la física sabe es relativamente común. Puede ser más o menos complicado, dependiendo del tema en cuestión, de la pericia del divulgador y del público al que se dirige.
Encontrar quien explique lo que la física es resulta más raro. Muchos libros lo intentan, para retroceder inmediatamente. Creo que la razón es simple: si bien la física produce resultados científicos, ella misma no es objeto de la ciencia. Por tanto, para examinar la física se precisa estar dispuesto a alejarse un poco de ella y contemplarla desde un nivel de abstracción superior al de la propia disciplina.
Y la grandeza de este pequeño gran libro, El carácter de la ley física, recae precisamente en su voluntad de contemplar la física explicando no lo que produce, las leyes físicas, sino la naturaleza de lo que produce: ¿qué es una ley física?, ¿cuál es su grado de verdad?, ¿hasta qué punto se puede aplicar?, ¿hay un número interminable de leyes?, ¿cómo se crea una ley física?…
Desde ese punto de vista, el hecho de que el libro muestre, en lo referente a la precisión de los datos científicos que ofrece, ya sus años (por ejemplo, al hacer el recuento de las formas de materia en el universo) no le resta nada de valor, sino que le añade. El carácter de la ley física deviene en ejemplo de cómo el conocimiento físico del mundo puede cambiar con el tiempo, ilustrando así una de sus reflexiones: «Si alguno de ustedes ha pensado en algún momento en la certeza de la ciencia, bueno, pues está equivocado». Porque, hablando de la inexactitud de la gravedad de Newton, nos dice: «Esto mismo ocurre con todas las otras leyes: no son exactas. Siempre queda un ápice de misterio, una zona en la que todavía faltan algunos retoques».
Valoración:
Tusquets Editores. Metatemas 65. Barcelona. Diciembre 2000. Título original: The Character of Physical Law (1965). Traducción: Antoni Bosch. 198 páginas. ISBN: 84-8310-718-X.
El libro está dividido en siete apartados, las siete conferencias originales, que tratan diversos aspectos de las leyes físicas. Para situar la discusión, inicialmente se expone el ejemplo de la gravedad como ley física. Partiendo de ese punto, se analizan el lugar de la matemática en la física, el papel de los principios de conservación, las simetrías, la irreversibilidad temporal y la mecánica cuántica. Se cierra el volumen con una explicación de cómo se buscan nueva leyes.
Richard P. Feynman ya había demostrado su capacidad para explicar el contenido de la física en sus famosos volúmenes de texto. En El carácter de la ley física demuestra ser capaz también de explicar el funcionamiento de su disciplina. Y lo hace con el rigor justo, dejando claros los límites del conocimiento científico («Es científico limitarse a decir que algo es probable o improbable, y no ir por ahí demostrando lo que es posible o imposible»), y con un lenguaje sencillo fácil de seguir.
Si tuviese que elegir un capítulo destacable dentro de esta espléndida obra, creo que me quedaría (dejando de lado la magnífica explicación de la naturaleza de la mecánica cuántica o el magistral capítulo final) con el 3, dedicado a los principios de conservación. Su imagen de un niño jugando con bloques indestructibles para explicar el principio de la conservación de la energía es simplemente soberbia, para terminar con esta conclusión:
Descubrir las leyes de la física es como intentar construir un rompecabezas. Tenemos una cantidad ingente de piezas que además están proliferando rápidamente en la actualidad. Algunas no encajan de ninguna manera, y la pregunta es cómo sabemos que pertenecen al mismo juego, cómo sabemos que realmente son parte de un cuadro todavía incompleto. La verdad es que no lo sabemos, y esto nos preocupa en cierta medida, aunque no anime descubrir características comunes en piezas distintas. Todas muestran un pedazo de cielo azul, o están fabricadas con la misma madera. Todas las diversas leyes físicas obedecen a los mismos principios de conservación.
El carácter de la ley física no es sólo un clásico de la divulgación científica, sino también una oportunidad única para conocer la física vista por una de sus más grandes mentes. Pocos científicos se toman la libertad de reflexionar sobre su quehacer como lo hace Feynman, y muy pocos tienen la capacidad de transmitir sus reflexiones con tanta emoción y claridad. De tal forma, la lectura de este libro no es sólo extremadamente educativa e informativa, sino también extremadamente deliciosa.