Los falsos documentales IV
Mucho tiempo ha pasado desde que comenzara esta sección, pero es que cuanto más avanzo más complicado resulta ser exhaustivo. A cada paso descubro nuevas piezas que añadir a la colección o incluso que pudieran incluírse en los capítulos ya realizados, y, por si esto fuera poco, los límites establecidos quedan un poco borrosos. Por ejemplo, ¿no se puede considerar que las narraciones de algunos dibujos animados de Disney adoptan la forma de los documentales educativos de la época? ¿No es la fórmula del Correcaminos, con sus carteles descriptivos iniciales, similar a la de los documentales del Discovery Channel? ¿No es la minuciosa descripción de los hechos que realiza el narrador de Amelie casi un seguimiento en forma de documental de las aventuras de la protagonista y de los personajes con que se cruza? ¿Dónde situar el límite entre la utilización de ciertas formas del documental y la adopción de su formato como medio de ficción? Complicada tarea.
Otro excelente capítulo.
Ceguera
«Blindness» is one of the most unpleasant, not to say unendurable, films I’ve ever seen. It is an allegory about a group of people who survive under great stress, but frankly I would rather have seen them perish than sit through the final three-quarters of the film. Not only is it despairing and sickening, it’s ugly. Denatured, sometimes overexposed, sometimes too shadowy to see, it is an experiment to determine how much you can fool with a print before ending up with mud, intercut with brightly lit milk.
After Dark, de Haruki Murakami
Cuando leí After Dark (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-101-4. 17,00 €. 256 páginas) por primera vez, hará un año, me quedé con la impresión como si alguien hubiese escrito una novela de Haruki Murakami y luego hubiese retirado cuidadosamente la parte de novela. Y no es una crítica, es un elogio. El resultado se me antojó impresionante y mágico, una especie de obra poética, donde personajes entraban y salían del escenario, se encontraban, hablaban –diciendo más de lo que pretendían- y se separaban. Todo limitado por la noche, desde poco antes de las 12 hasta poco antes de las 7 de la mañana. No importaba tanto lo que pasase después con esos personajes, sino simplemente lo que les había sucedido en su periplo nocturno, que es –estamos hablando de Murakami- un viaje al otro lado.
Releyéndola ahora en español, parte de esa percepción persiste, pero algo más matizada. Muchas de las cuestiones planteadas en la novela no tienen final dentro de la obra, pero alguno detalles muy importantes, relativos a los sentimientos de los personajes, sí que se aclaran. Pero me resultó especialmente llamativo que muchos personajes los recordaba con papeles mucho más importantes y ocupando más espacio en la narración. Sin embargo, no es así. Algunos de los más llamativos aparecen sólo durante unas pocas páginas, pero están tan bien definidos que reclaman más páginas en el recuerdo.
La novela arranca con un narrador –que finge no ser omnisciente y lanza conjeturas continuamente- que nos guía desde las alturas hasta el mundo de la ciudad nocturna. Es la primera de las transiciones al otro lado, habituales en las novelas de Murakami, pero con algunas variaciones. En primer lugar, porque vamos acompañados. En segundo lugar, porque quizá no haya otro lado.
Descendiendo, nos fijamos en una persona como podría haberse escogido a cualquier otra. Se trata de Mari, una joven estudiante que muy tarde ocupa la mesa de un café, leyendo. De pronto, frente a ella se le sienta Takahashi, músico que va a ensayar con su banda. Resulta que Takahashi la ha reconocido: se encontraron unos años antes, en una cita doble con la hermana de Mari, Eri, una joven de espectacular belleza que tiene su propia peculiaridad: lleva dos meses durmiendo continuamente sin querer despertar. En cualquier caso, ellos dos, y casi todas las personas que les rodean, están bloqueados en ese barrio –los trenes han dejado de salir-, barrio que tiene reglas distintas durante la noche.
Y así arranca todo. Los personajes hablan, a medida que ganan confianza examinan sus situaciones vitales y se revelan secretos, se levantan, van a otros sitios, alimentan gatos o se cruzan con otras personas. Como Kaoru, la encargada de un «love hotel» por horas llamado «Alphaville», que pide ayuda para atender a una prostituta china –de la misma edad que Mari- agredida brutalmente por un cliente. Un cliente que también trabaja en ese mismo barrio y que se afana con sus propias rutinas nocturnas. Y mientras tanto, Eri duerme en su habitación, hasta que ella también pasa al otro lado sin darse cuenta.
La novela está construida con un juego virtuoso de paralelismos y encuentros. Hay personajes que repiten sentimientos expresados por otros, hay encuentros fortuitos y cruces que nadie percibe. Hay marcas de leche que se llaman casi como un personaje. Hay mensajes que no alcanzan a su destinatario pero que valen casi igual para la persona que los recibe. Y se entrevé en varios ocasiones el otro lado, un lugar que percibiríamos si atendiésemos unos segundos al espejo o si nos paseásemos unas horas por un barrio nocturno, donde las reglas son diferentes y el tiempo fluye de otra forma. Es más, incluso es posible que la barrera entre mundos –por ejemplo, las barreras que separan los mundos personales de los protagonistas- no sean tan infranqueables como parecen, que sean tenues hasta rozar la inexistencia, que algo de empatía nos permita comunicarnos. Y una vez pasado al otro mundo, ¿es posible volver siendo la misma persona? ¿Es posible comunicarse y no cambiar tu propio mundo?
After Dark es como un sueño y transcurre en las horas que deberíamos estar soñando. Es una especie de viaje de Alicia, que llega a un lugar distinto que sin embargo refleja su realidad (por salir, incluso sale una peculiar reina de corazones). No sucede nada realmente fantástico, excepto lo que la pasa a Eri, que bien podría ser un sueño propio, pero dentro de una novela de Murakami, los normal es de por sí suficientemente fantástico.
En realidad, After Dark va de algo, pero eso es lo de menos. Es ante todo una experiencia, una novela escrita para disfrutar del hecho de leerla y pasar un tiempo con los seres que la pueblan. La segunda vez tanto como la primera.
Premios Bitacoras.com 2008
Se está realizando la votación de candidatos a los premios Bitacoras.com de este año. Han publicado una clasificación parcial de varias categorías, y en la correspondiente a la de «Mejor videoblog» mi bitácora de vídeos, ElPulpo.tv, aparece en primer lugar. No creo que sea una situación que vaya a persistir, pero quiero dar las gracias a todos los que lo han votado.
Y si todavía no has votado, te invito a pasarte por ElPulpo.tv y echar un vistazo. Si te gusta lo que ves, puedes votarlo en la categoría de mejor videoblog.
[Recibido] Un geek en Japón de Héctor García
Un geek en Japón (Norma Editorial. ISBN: 978-84-9814-055-2. PVP: 16,00€ 152 pp.) de Héctor García es el libro resultado de su experiencia de vivir y trabajar en Japón desde hace varios años.
De la contraportada:
¿Te fascina Japón y su cultura? Tradición, tecnología, manga, videojuegos, zen, otakus, J-Pop, tendencias, leyendas urbanas… Un geek en Japón desvela de forma amena las claves del Japón de hoy en día y de una cultura pop que ha traspasado fronteras, desde el punto de vista de un español que vive en el País del Sol Naciente.
www.kirai.com es el blog personal de Héctor García y la base de este libro. Nació en febrero de 2004 y pronto se convirtió en un gran éxito, convirtiéndose en la referencia sobre Japón más popular en nuestro idioma. Ha sido galardonado como Mejor Blog en Español 2004 (Bitacoras.com) y finalista al Mejor Blog Español 2005 (Diario 20 Minutos). En la actualidad cuenta con una audiencia mensual de 1 millón de visualizaciones y es uno de los 1.000 blogs más leídos del mundo.
Héctor García ha recopilado en Un geek en Japón las notas de su cuaderno de apuntes para darnos una visión actual y cercana de este país cautivador. Incluye recomendaciones para aventureros y los lugares favoritos del autor, complemento ideal para la guía de viajes de todo aquel que se plantee visitar el país.
Awake in the Dark de Roger Ebert
Roger Ebert es mi crítico de cine favorito. No porque tienda a estar de acuerdo con él, que depende, sino porque me gusta como piensa. En general, las opiniones no me interesan demasiado y prefiero oír las razones que sustentan esas opiniones. En el caso de Ebert, me parece que razona muy bien, con gran inteligencia, con discernimiento y con sincero amor al cine. Incluso cuando estoy en total desacuerdo con una de sus valoraciones, me deleita y divierte leer lo que tiene que decir.
También me gusta que sea un hombre capaz de disfrutar de, y también defender, una buena película allí donde la encuentre, sin que le importen géneros, directores, países, estilos o cualquier otra posible distinción. Y a esa virtud se le añade una tremenda capacidad para entender al ser humano. Sus reseñas y entrevistas están repletas de pequeñas observaciones que destacan la humanidad del personaje o de la persona. Un ejemplo rápido. Hablando de James Stewart, comenta que parece un buen tipo, pero que alguien que voló 22 misiones sobre Alemania no puede ser simplemente buen tipo en el sentido convencional.
Este libro afirma reunir lo mejor de su producción, y considerando la calidad de los textos, es fácil creerlo. Está dividido en 7 parte. Empieza con una serie de entrevistas y perfiles, que van desde Warren Beatty hasta Ingmar Bergman, desde Lee Marvin a Woody Allen. Las cuatro mejores secciones son «The Best», sobre la mejores películas de cada año empezando en 1967 y terminando en 2005; «Foreign Films», lo mismo pero con películas extranjeras; «Documentaries» sobre documentales y «Overlooked and underrated», sobre películas que no tuvieron buena recepción crítica pero que Ebert considera muy buenas.
Como dije antes, lo mejor de Ebert es su forma de razonar lo que dice y su variedad de gusto. Lo que provoca el efecto curioso de ser uno de los esos críticos de cine que me producen ganas de ver una películas. No, miento, que me produce la imperiosa necesidad de ver la película ahora mismo. Las razones son muy variadas, a veces el tema resulta interesante, a veces es la forma de contarlo y es ocasiones es el simple hecho de ver esas imágenes tal y como él las ve.
Unos ejemplos de películas que me han quedado ganas de ver (algunas las conozco, otras es la primera vez que sé de ellas). Lo mejor: The Battle of Algiers, Z, Cries and Whispers, 3 Women, My Dinner wih Andre o Monster (la vi y me gustó mucho, pero me han quedado ganas de volver a verla). Extranjeras: Au Hasard Balthazar, Stroszek o Wings of Desire. Documentales: las películas «Up» o Shoah. Maltratadas: Housekeeping o The Rapture.
La dos última secciones, «Essays and think pieces» y «On film criticism» son las menos interesantes, porque son las que peor sufren el paso del tiempo. Por ejemplo, hay un ensayo sobre si El color púrpura debería haber ganado el Oscar y otro sobre las el enfrentamiento entre tecnología digital y celuloide. La dedicada a la crítica cinematográfica incluye un debate a tres sobre el estado de la crítica en Estados Unidos que suena más bien a tres señores mayores hablando de lo bien que estaban las cosas antes y lo mal que va el mundo ahora.
En cualquier caso, durante varios cientos de páginas es un libro de un señor que ama el cine, que después de cuarenta años de profesión sigue disfrutando de ver una película y que logra transmitir su entusiasmo. Una lectura apasionante.
Sobre la muerte de los blogs
Al final, la pregunta es, simplemente, si los blogs cubren las necesidades de comunicación y ocio de la gente mejor o peor que otros medios. Y la respuesta en muchos casos es que no. En muchos segmentos los fotologs son mucho más populares que los blogs textuales, en otros arrasa Tuenti, y otros no usan más que YouTube o los podcasts. En un mercado segmentado no queda más remedio que compartir, y las leyes de potencia son inevitables: habrá un medio que lo use el 50% de la gente, el siguiente el 20%, el siguiente el 8, y así sucesivamente.
Cuando sólo tienes un martillo, todos los problemas son tachas. Cuando aparecen herramientas variadas y diversas, muchos martillos se quedan en los estantes de las ferreterías.
Atalaya: desde la tela de araña – ¿Ha terminado la moda de los blogs?
Memoria
Diversos rumores indican que Nokia presentará el día 2 de octubre un nuevo teléfono móvil, denominado Tube, para presentar batalla al iPhone de Apple. Todo el mundo coincide en destacar que estará equipado con pantalla táctil. Pero incluso fuentes tan prestigiosas como Reuters se equivocan al asegurar que el Tube será el primer móvil Nokia táctil. No es así: ya hubo uno hace cuatro años.
Es curioso como las bitácoras dedicadas a la tecnología tienen una memoria tan corta; parecen olvidar todo lo sucedido hace más de dos semanas. Ahora que Nokia va a sacar un teléfono con pantalla táctil, más de una insiste en que es el primero. Menos mal que alguien se acuerda del Nokia 7710.
Min Oh
No sé nada de Min Oh excepto lo que pone en su biografía, texto que logra ser informativo sin decir nada. Tiene 2 vídeos en Vimeo, aunque por suerte, hay algunos más en su página. Me encanta el de la vaca, francamente.
Dos muestras:
monkey’s butt is red from min oh on Vimeo.
(vía Boing Boing)