The Transparent Society

Se podría acusar a David Brin de ser un optimista a muerte, pero yo más bien sospecho que pertenece a la tradición eminentemente pragmática de los padres fundadores americanos: se hace lo mejor posible dentro de lo que se puede hacer. Si hoy hacemos lo mejor, el futuro ya se encargará el solito de acercarse a la utopía. Ahora que lo pienso, puede que sí sea optimismo. En cualquier caso, esta es mi visión del primer capítulo, «The Challenge of an Open Society», de su libro The Transparent Society.

David Brin se mete de lleno en el debate entre intimidad (que ahora llaman privacidad) y libertad, y lo hace de forma ciertamente curiosa: negando que exista disputa entre intimidad y libertad, o mejor dicho, que la pérdida de la intimidad conlleve automáticamente pérdida de libertad. Todo depende de cómo se haga. Es más, inevitablemente tendremos que decidir cómo manejar y enfrentarnos a la pérdida de intimidad. Parte de un supuesto, para llegar a esa conclusión: el avance tecnológico nos quitará la intimidad queramos o no. Es decir, la Sociedad Transparente del título es inevitable. En lo que respecta a ese punto, hay pocas razones para pensar que se equivoca.

(El subtítulo del libro -Will Technology Force Us to Choose Between Privacy and Freedom?- es deliberadamente erróneo. Brin plantea que no es necesario elegir, que se puede nada y guardar la ropa. Quizá sí sea un optimista.)

Para centra la cuestión, plantea dos posibilidades en forma de dos ciudades. Las dos están llenas de cámaras y cualquiera que se mueve por sus calles está bajo continua vigilancia. En la primera ciudad, las imágenes de las cámaras sólo están disponibles para la policía que las usa como mejor le parece. En la segunda, cualquiera puede conectarse desde su casa a cualquier cámara, incluso a las cámaras situadas en la sala de control de la central de policía. En la primera ciudad, los ciudadanos son vigilados por sus guardianes. En la segunda, los ciudadanos pueden vigilarse unos a otros y además vigilar a sus guardianes.

Puestos a elegir, ¿en qué ciudad querría vivir?

La alternativa, según Brin, es por tanto aceptar la pérdida de la intimidad y en consecuencia asegurarnos de que cualquiera pueda tener acceso a los datos que produzcan las cámaras o cualquier otro sistema de vigilancia. En caso contrario, por ejemplo, promulgando leyes que protejan las intimidad a pesar de los avances tecnológicos, sólo conseguiremos que los sistemas de vigilancia estén en manos de los ricos, los poderosos y los criminales. Creeremos vivir en una sociedad que garantiza la intimidad, pero en realidad viviremos en una ciudad que ha desplegado cámaras muy pequeñas y que los ciudadanos no podremos ver.

Oh, we may agitate and legislate. But cant «privacy laws» really prevent hidden eyes from getting tinier, more mobile, and clever? In software form they will cruise the data highways. «Antibugs» technologies will arise, but the resulting surveillance armas race can hardly favor the «little guy». The rich, the powerful, police agencies, and technologically skilled elite will always have an advantage.

Para Brin, la única forma de garantizar la libertad es mantener la posibilidad de la crítica, es decir, la posibilidad de examinar las actividades de los ricos y poderosos, de las grandes corporaciones y de los gobiernos. La transparencia nos permitirá conocer lo que hacen. Por desgracia, eso es precisamente lo que ninguna gran empresa o gobierno desea, y los errores se entierran en el más absoluto secreto. Por desgracia, a medida que avanza la tecnología, los errores pueden llegar a ser muy costosos.

En la introducción de libro, Brin plantea ya su posición básica: lo importante es la responsabilidad. Poder saber quién ha hecho qué cuándo. Para el resto de nosotros, nuestra defensa radicará en que nuestras actividades cotidianas carecerán de tal importancia que nadie prestará atención, especialmente cuando las actividades de los demás son tan transparentes como las nuestras (pone por ejemplo un restaurante, en el que todos los comensales hablan sin preocuparse).

Brin se plantea defender la posición a favor de la transparencia, destacando que hasta ahora ha estado poco representada en el debate. En particular, comenta que la mayoría de las posiciones van en sentido contrario: en promulgar leyes que garanticen legalmente la intimidad, y en el uso del cifrado para evitar que ojos maliciosos espíen nuestros asuntos. Por desgracia, en la guerra por la criptografía, los grandes gobiernos y las grandes empresas llevan las de ganar: siempre se podrán permitir los ordenadores más potentes y en el futuro la criptografía cuántica (con lo que sus secretos estarán definitivamente blindados).

¿Es posible la sociedad que plantea David Brin? ¿Es posible mantener ese delicado equilibrio entre responsabilidad, libertad y al menos una pequeña fracción de intimidad? Plantea que sí y dice que defenderá la posición en el resto del libro.

It is hard for recent cave dwellers to transform themselves into smart, honest, and truly independent creatures of light.

For millennia, philosophers have told us we could do it by willing ourselves to behave better, through faith, or by obedience to strict codes of conduct. Those prescriptions never worked well, no all by themselves, and they proved almost useless at thwarting truly malignant men bent on harming others. But now, at last, we seem to have hit on a pragmatic tool more in keeping with our ornery natures.

Accountability.

All right, it still has some kinks to work out. We cave folk are new at this sort of thing -just a few centuries along the road of democracy, and only decades exploring diversity as a paramount virtue.

It’s unclear, as yet, how far this road will take us. Nevertheless, one fact should grow apparent soon.

We’ll all stumble a lot less if we can see where we are going.

[Estoy escuchando: «Iaichem» de Benito Cabrera en el disco Travesías]

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Santiago Gala Pérez

    Lo tengo (firmado por Brin en la ApacheCON 2001), lo he leído y es de las propuestas más lúcidas que he visto en mucho tiempo. Algo he hablado de él en mi blog.

    Creo que vale la pena seriamente. Tarde, pero ya se sabe que los blogs son las piedrecitas de pulgarcito para marcar el camino…

  2. katia

    no voy ah comentar sino yo quiero que me manden el resumen de cada uno de los capitulos de las dos partes garcias y lo nesecito para ahora si bye

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