Intelectuales

De vez en cuando olvido lo mucho que desprecio a los intelectuales, esos burócratas del pensamiento que se sienten en la necesidad de certificar todo acto o idea con su sello de beneplácito. Por suerte, con cierta regularidad los intelectuales cometen alguna de las suyas y me recuerdan una vez más el extraño concepto que tienen de su «papel» social. La última, leo en El País -pero no enlazo-, pedir a un candidato que se retire acusándole de dividir el voto. ¿Qué concepto de democracia tienen los intelectuales (ojo que no todas las personas sabías, listas y sensatas son intelectuales. Cuando yo uso la palabra intelectual, se trata de un insulto)? Cada uno vota a quien quiere y no se mueve uno por oscuras tonterías de dividir votos. Ni tampoco se puede aspirar a limitar las posibilidades de elección de los votantes, obligándoles a votar lo que no quieren en aras de una ilusoria unidad. Parece que ahora democracia significa: «tienes permiso para hacer lo que yo quiero».

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