The War for Children’s Minds de Stephen Law

Nuevamente, voy a escribir sobre un libro con el que estoy prácticamente de acuerdo en todo. Por tanto, no tengo mucho que decir, sólo explicar un poco de qué va y luego recomendarlo. La verdad es que parece que se me da mal hablar de lo que me gusta.

El libro trata de la educación de los niños, contrastando una educación que defienda la libertad de pensamiento (que no de acción, como nos recuerda continuamente el autor) con una educación de corte más autoritario que le dice al alumno lo que debe creer. En el primer caso, puedes acabar con alumnos que opinen todo lo contrario de lo que tú querrías que pensasen. En el segundo, puedes acabar con alumnos que crean cosas erróneas. Básicamente el autor argumenta que el segundo peligro es mucho mayor que el primero. Es más, defiende que aunque creas que deben enseñarse ciertas cosas -por ejemplo, una religión en concreto- deberías defender la primera forma de educación, aunque sólo sea como defensa preventiva.

Stephen Law es un escritor muy claro, por lo que el libro se lee de un tirón. El grueso de la obra lo dedica a desmontar los mitos sobre los graves problemas de una educación liberal y también a explicitar por qué la opción más autoritaria no funcionaría. Todo mucho más matizado de lo que puedo resumirlo (por ejemplo, distingue entre varias formas de autoritarismo y liberalismo). Como dije, estoy básicamente de acuerdo, por lo que no tuvo demasiados problemas para convencerme. Eso sí, quizá ahora tengo más razones para estarlo.

En suma, una gran defensa del pensamiento crítico como valor educativo.

[50 libros] 2008

Esta entrada tiene 6 comentarios

  1. David GP

    Anda mira, un libro de Stephen Law… interesante… (te voy a tener que pasar una lista)

  2. pjorge

    Adelantándome a ti, ya lo había colocado en la pila de libros a pasarte 🙂

  3. alvaro

    Este lo tengo en la wish list de amazon creo que desde el día que la cree… va siendo hora de pillarlo 🙂

  4. JJ

    No tengo muy claro que sea posible no enseñar lo que hay que creer. Cualquier tipo de enseñanza tiene dos actos de fe: primero, esto que te enseño te sirve para algo, segundo, esto que te estoy enseñando es cierto. Aunque en muchos casos se pueda aceptar que es cierto lo que te enseñan simplemente por la navaja de Ockham, en la mayoría habrá que aplicar la falacia del principio de autoridad para creértelo, simplemente porque uno no tiene tiempo (ni ganas) de aplicar continuamente la libertad de pensamiento para dilucidar si lo que te están ensañando es cierto o no.

  5. pjorge

    El principio de autoridad es falaz si se dan dos cosas. Una, que la autoridad no sea la adecuada. Por ejemplo, es razonable creer lo que te dice tu médico sobre tu estado de salud. Pero no es lo mismo creer a un cardiólogo que a un neurólogo sobre tus dolores de cabeza. Además, claro, aceptando eso, hay que mantener la posibilidad de que se equivoque a pesar de ser experto. Que el conocimiento es siempre tentativo es un principio fundamental.

    Segundo, no se trata de no enseñar lo que uno cree que deberían saber el alumno. Se trata de admitir que el alumno puede acabar creyendo todo lo contrario de lo que le hemos dicho. No es para nada lo mismo que enseñar algo diciendo que la duda es imposible y que en todo caso no se debe manifestar.

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