De ratones y hombres

Daurmith de La biblioteca de Babel habla de la secuenciación del genoma del ratón y del, no por esperado menos asombroso, torrente de informaciones periodísticas relativas a lo mucho que los seres humanos nos parecemos a un ratón. Sin embargo, lo importante aquí no son los genes en común que podamos tener con un ratón, sino cómo genes iguales expresados de forma diferente pueden producir animales tan diferente como un ser humano y un ratón:

La clave para entender estos datos de similitudes o diferencias entre especies de secuencias parecidas es la manera en que los genes se regulan: cuáles se activan, cuándo se activan, en función de qué se activan. Aquello que determina y controla el patrón de activación puede ser, comparativamente hablando, una porción muy pequeñita del genoma. Pero es la porción crucial, así que la noticia no es «hay que ver cuánto nos parecemos los ratones y las personas», sino «hay que ver lo poco que hace falta para que los ratones y las personas seamos tan diferentes».

Repetid todos conmigo: «la clave está en la manera en que los genes se regulan». Esto es importante. La secuenciación de genomas es un primer paso; la comprensión del genoma es el siguiente, y es una tarea ingente. Si secuenciar el genoma humano fue como escalar el Everest de la biología, entenderlo va a ser como dar la vuelta a Júpiter a la pata coja.

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