Interesantes entrevistas

Dos interesantes entrevistas hoy en El País. La primera, en el suplemento Babelia, a Louis Menand autor del libro El club de los metafísico crónica del desarrollo del pragmatismo en Estados Unidos. Al preguntársele por lo difícil que es reconciliar el pragmatismo con el debate actual en Estados Unidos da una respuesta curiosa:

Estados Unidos nunca ha sido un país pragmático. Es práctico, instrumentalista y mira hacia el futuro y es, por tanto, pragmático en el sentido literal de la palabra. Pero no en un sentido filosófico, en el sentido de no creer en absolutos. Al contrario, Estados Unidos es un país absolutista y su cultura política es muy absolutista. Decir que el pragmatismo constituye la aportación estadounidense a la filosofía mundial no significa que represente el espíritu americano. Es un producto más de Estados Unidos, como el rock and roll y el jazz. Sería muy difícil encontrar a un político o un personaje público estadounidense que dijera creer en la concepción pragmática de la verdad. La mayoría de los americanos creen en Dios y en unos cuantos ideales de forma muy poco pragmática. Digamos, por tanto, que la popularidad del pragmatismo se limita a ciertos círculos intelectuales.

El otro entrevistados es Tzvetan Todorov, famoso estudioso (al que se le debe una no menos conocida teoría sobre el fantástico). En un punto de la entrevista, se le pregunta por los conceptos de «autoridad, seguridad, patria, institución familiar» habitualmente secuestrados por la derecha más populista. Su respuesta es:

Es que no podemos tapar los ojos a la realidad, ni dejar que los populistas hagan un uso pernicioso de esos temas. La izquierda debe confrontar directamente los problemas que los populistas explotan demagógicamente a su favor. La izquierda no debe tomar sus deseos por realidades. La inseguridad existe. Hay que analizar por qué, de dónde viene. La familia ha sufrido una erosión que perjudica a la autoridad de los padres. Pero no hay sociedad en la que la autoridad haya desaparecido por completo. La identidad colectiva puede convertirse en asesina, pero no puedes obligar por decreto a un pueblo a dejar de reconocerse en una colectividad. Sé que me meto en terreno minado, pero la izquierda debe ponerse a hablar de estas cosas desde una perspectiva distinta a la del populismo y a la de la extrema derecha.

Un comentario que me retrotrae a otro que hice con respecto a la izquierda y la naturaleza humana biológica. Como la entrevista con Todorov me pareció especialmente interesante, aunque breve, y aprovechando que leía el periódico tomando un aperitivo antes de ir a comer, decidí salir inmediatamente y salir a comprar su libro El jardín imperfecto. Veremos qué tal.

Una última nota. Creo apreciar una resonancia, a cierto nivel de visión intelectual, entre El club de los metafísicos, El jardín imperfecto y The Blank Slate. En cuanto avance en la lectura de los tres informaré de si se trataba de un espejismo o no.


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