Desde el siglo XVII llega Sir Thomas Browne para mirar a nuestra época. Las aventuras de Sir Thomas Browne en el siglo XXI, de Hugh Aldersey-Williams, es un ensayo idiosincrásico e inclasificable sobre el famoso médico inglés.
En mi canal de YouTube recomiendo lecturas que me gustan y que creo que podrían interesar a otros. Si quieres saber cuáles son, suscríbete.
Después del vídeo tienes la transcripción del contenido.
TRANSCRIPCIÓN
Las aventuras de Sir Thomas Browne en el siglo XXI, de Hugh Aldersey-Williams, publicado por Siruela. La figura del médico, filósofo, escritor Thomas Browne traída desde el siglo XVII para mirar nuestro siglo a través de sus ojos. ¿Qué podemos aprender de él? ¿Vale la pena el ejercicio?
Te lo cuento.
Sir Thomas Browne fue un más que curioso inglés del siglo XVII. Las Wikipedia dice de él que fue un excelente médico y polímata, alguien de insaciable curiosidad que tocaba todo tipo de temas. Elocuente, inspirado, metido en medio de la revolución científica, escribía, experimentaba, filosofaba e investigaba todo lo que se le pasaba por delante. De prosa excepcional, le encantaba inventar palabras para describir todos esos nuevos conceptos. El Oxford English Dictionary le reconoce 775 primeros usos de una palabra.
Si eres como yo, conoces a Thomas Browne a través de Borges, que le citaba. Pero su influencia se extiende a autores como Poe, Melville, Woolf, Conrad, Coleridge o Javier Marías.
Un personaje fascinante, por tanto, alguien a tener en cuenta y recuperar. Justo una de las metas de este libro, que sin embargo va bastante más allá. Hugh Aldersey-Williams recupera a Thomas Browne para que mire nuestro mundo. Lo invoca digamos, como si el autor fuese un médium a través del que fluyese esa mente del pasado.
A pesar de contar la vida de Browne, no se trata de una biografía. Es algo mucho más exagerado, fascinante e interesante. Es una combinación de detalles vitales, examen de las obras de Browne, ensayo personal sobre el estado del mundo, análisis de su propia personalidad y su forma de ocupar la realidad. Este libro es pura idiosincracia. Es un libro tanto sobre su autor como sobre Thomas Browne.
Es decir.
Me ha encantado. Si quieres un ensayo diferente, un ensayo ensayo, que se encara con el mundo, que trata cuestiones actuales y complejas desde el punto de vista de una personalidad clara y definida, este es tu libro.
Autor y personaje comparten la misma curiosidad. El libro se pasea por todo tipo de temas, en ocasiones tomando a Browne como mínimo punto de partida: los animales, las plantas, las excavaciones arqueológicas, los jardines, la melancolía, la religión, la identidad, las posesiones materiales… Cuando ya no directamente le imita en alguna de sus empresas, como cultivar un jardín o desenterrar urnas.
Pero me dirás, gente con una curiosidad desbordante ha habido mucha en la historia, ¿por qué en concreto Thomas Browne?
Porque hay unos aspectos de Thomas Browne que le interesan especialmente. De entre todos los posibles Thomas Browne, elige uno en concreto. El Thomas Browne científico, tolerante y muy poco dogmático. Para usarlo de referencia y comprobar en qué medida nuestra época es científica, tolerante y poco dogmática.
Dice de él:
“La forma en la que escribía para que lo entendiera el lego, su estilo, siempre tolerante y comprensivo, lleno de sentido del humor y elegancia, es un modelo para nuestros días.” p. 45
En particular, dedica muchos momentos a comparar la aproximación de Browne a la ciencia con la de los divulgadores actuales. Critica a personajes como Richard Dawkins por su arrogancia e impaciencia, por su incapacidad para aceptar que hay otros puntos de vista. Contrasta esa actitud con la capacidad de Thomas Browne para evaluar una idea y su contraria. Incluso cuando escribía en contra de ciertas creencias, era capaz de compaginar sus críticas con compasión y sentido del humor. Desde su punto de vista, Thomas Browne era consciente de que la ciencia no lo sabe todo, que se ha equivocado en el pasado y se equivocará en el futuro.
El autor extiende esa tolerancia a otros campos. Reclama que hagamos como Browne e intentemos entender todas las religiones tal como son. Cuando habla de animales, exige que los miremos con otros ojos. Continuamente trae las lecciones que encuentra en Browne a nuestra situación actual. Por ejemplo, que el mundo natural no nos pertenece y no nos pide permiso para nada.
La falta de dogmatismo de Browne, su amplitud de miras, es algo que aplica en múltiples de contextos. Cuando habla de una política fundamentada en la ciencia, se plantea si tal cosa es posible o incluso deseable. ¿No hay un espacio para las aspiraciones de los ciudadanos? ¿Podemos estar seguro de que el conocimiento científico que aplicamos es el correcto? ¿No hay posibilidad de manipulaciones políticas?
La idea, repetida una y otra vez, es que podríamos ser mejores de lo que somos. Que por muy tolerantes y comprensivos que seamos ahora, podemos serlo más. Que nos equivocamos en nuestra época como se equivocaban en la época de Browne.
Por supuesto, Sir Thomas Browne sigue siendo un ser humano, y no se ajusta completamente a los ideales del autor. En un momento dado, mantienen un diálogo imaginario. La estatua de Browne baja al suelo. Es un diálogo donde su autor discute realmente consigo mismo. Explora los límites de la empresa de traer a Browne al siglo XXI. Sabe que sus propias ideas son contradictorias.
En ocasiones, su poco dogmatismo hacía que Browne creyese, por ejemplo, en animales que eran total y evidentemente fabulosos. Y está también su participación en el juicio por brujería de Brury, que acabó con dos mujeres en la horca. El testimonio ambiguo de Browne, al que aparentemente el personaje en sí no dio mayor importancia, es un enorme problema para Hugh Aldersey-Williams. Uno se puede pasar de poco dogmático.
Pero incluso en ese caso da con un punto de partida para comentar nuestra época. Una vez más se pregunta qué errores estamos cometiendo en la actualidad de los que no somos ni conscientes. Como cuando medicalizamos la tristeza, sin lograr distinguir una razonable melancolía de una depresión clínica.
Las aventuras de Sir Thomas Browne en el siglo XXI es un ensayo ecléctico y apasionante. Toda una montaña rusa. No sabes qué tema va a tratar a continuación o qué aspecto del siglo XXI va a criticar.
¿Qué opinas? ¿Tienes alguna recomendación? Deja tus comentarios. Y si te interesa ver más vídeos sobre mis lecturas, ya sabes: suscríbete. Hay un botón por ahí debajo.
Gracias y hasta la próxima.