2 reglas para lectores

2 Simple Rules That Great Readers Live By (But Never Tell)

Son dos reglas sencillas. Pero voy a empezar por la segunda: saber dejar de leer. En serio, si un libro no te gusta es legítimo dejar de leerlo. Lo puedes regalar, abandonar en el banco de un parque o incluso tirarlo a la basura (si el libro es muy malo, lo lógico es tirarlo. ¿Le regalarías a un amigo fruta podrida? ¿Verdad que no? Pues igual). No es obligatorio terminar los libros, por poco que quede para acabar. Un libro tiene que ganarse el tiempo que le dedicas.

Como se decide en qué momento dejar de leer ya es cuestión personal. En mi caso, paro en cuanto sospecho que aquello no lleva a ningún sitio. Como si quedan 10 páginas para acabar…:

The old rule ‘100 pages minus your age’, is a good one here. Life is too short to be stuck in books that aren’t going anywhere, that aren’t adding value to your mind. When you’re young, you have more time, obviously, and you also know less what you need and like. But the costs of dilettantism rise with age.
As you get older, you’ll become a more critical reader–not accepting things just because other people say it is good, or more importantly, not agreeing with an author just because they’ve been published. Authors owe a duty to their reader to marshall their arguments properly, to deliver the goods. If they fail to do this–move on. There are plenty of other writers (historians, thinkers, philosophers, entertainers, leaders, poets, storytellers) willing to step up and take their place.

La primera regla es comprar los libros a medida que te interesan. Así ya están en casa y los puedes leer cuando te entren las ganas. La lógica es que en casa están mejor que en la librería.

Sin embargo, eso cuesta dinero, aunque normalmente los lectores no suelen tener problema para gastar en libros. Pero yo la considero una regla más débil precisamente por la razón que la segunda es cada vez más fuerte: la edad. Con los años vas aprendiendo que tampoco hace falta leerlo todo, que ese esfuerzo tampoco lleva a ningún lado. Es más, que un libro te interese en la librería no significa que vaya interesarte días o semanas después, cuando te pongas a leerlo. Que si los libros se pueden dejar de leer, también se pueden dejar de comprar.

Aunque, confieso que yo tengo grandes problemas para no comprar libros.