La inteligencia, el universo y todo lo demás

Ayer, en un rato (el libro es muy cortito y tiene la letra gorda) leí El vuelo de la inteligencia de José Antonio Marina. No me ha gustado nada. No porque el tema no sea interesante, o porque lo que diga carezca de sentido, sino única y exclusivamente por el tono. Es un libro ligerito, para leer en el metro o situación similar, que intenta convencerte de que la inteligencia es una gran cosa y aprender a usar es la mejor tarea que puede emprender un ser humano. Estoy dispuesto a admitir esa hipótesis, aunque yo no estoy tan seguro de que la inteligencia sea tan genial. Yo me paro en que somos inteligentes y no nos queda más remedio que cargar con ella.

Pero eso no me importa en realidad. Lo que me fastidia, me repito, es el tono del libro. Parece que le esté hablando a niños de ocho años. Le sale el tono de profesor que está intentando que alumnos un poco lentos comprendan lo que dice. Por desgracia, yo no soporto ese tono. He sido profesor de instituto, y ya me fastidiaba tener que usarlo en clase, y sólo lo hacía cuando era absolutamente necesario, igual que me fastidiaba tener que mentir a mis alumnos dando por seguras cosas que luego la vida ya se encargaría de desmentirles. Pero eso, por desgracia, es la educación.

Para más coña, el libro comienza con un prólogo algo ñoño y encima viene ya subrayado y con signos a los márgenes para indicar «¡redondo!», «contradictorio», «¡bingo!» o «duda». Hay que ojearlo para creerlo; la prueba de que la pedagogía se puede llevar demasiado lejos (jo, parte de la gracia de leer un libro es subrayarlo tú mismo). Todos los signos usados en el texto están convenientemente resumidos y explicados en la página 9, página que, según se mire, es la mejor del libro.

Me está gustando mucho más Crónicas de la ultramodernidad:

¿Pero qué es la ultramodernidad? Ante todo una teoría de la inteligencia. La modernidad identificó la inteligencia con la razón. La posmodernidad con la creación estética. Aquélla se movía bien en lo universal, pero olvidaba lo concreto y no sabía qué hacer con los sentimientos. Ésta se despepita por la diferencia pero no sabe cómo llegar a lo universal. Los ultramodernos creemos que el trabajo de la inteligencia es a la vez más humilde y más trascendental. Su función es dirigir el comportamiento para salir bien parados de la situación en que estamos.

Creo que voy a dejar de ser posmoderno y hacerme ultramoderno.

Y Dictamen sobre Dios me ha llevado de vuelta a un libro que leí hace un tiempo pero que podría ser interesante repasar: Universes de John Leslie. Es un libro filosófico, filosófico, duro. El autor examina las prueba de ajuste preciso de las constantes universales (y otros detalles del universo, muchos, la verdad) y, siguiendo la idea de que la probabilidad de que todo eso se ajustase por azar, llega a la conclusión de que o existe Dios (una forma corta y cómoda de llamar a un principio diseñador del universo, no necesariamente el dios personal de ninguna religión) o hay múltiples universos cada uno con leyes físicas ligeramente diferente lo que haría del nuestro simplemente uno más.

Yo no estoy seguro de la premisa. Es decir, ¿cómo se evalúa la probabilidad de que sucediese algo que efectivamente sucedió cuando no conocemos ningún caso más? ¿Cómo sabemos que la probabilidad del ajuste preciso de los parámetros del universo era tan absolutamente improbable si sólo tenemos un universo a examinar y encima ese universo muestra el ajuste presuntamente tan improbable? Pero dejando de lado esa objeción (que probablemente se deba a que no he entendido algún detalle), la lectura del libro es fascinante, aunque dura.

Curiosamente, el libro ha sido alabado por igual por teístas y ateos. Se ve que cada uno se queda con la explicación que más gracia le hace.

Esta entrada tiene un comentario

  1. silvia

    yo me he leido el libro El vuelo de la inteligencia y sinceramente,usted com es un persona adulta,lo comprendera, pero acaba de llamar a toda una generación de jovenes de 16 años estupidos, por toda la cara, nos lo han mandado leer en clase y ninguno de los 37 que somos, lo hemos entendido cotesteme ¿somos muy estupidos o es que usted es demasiado inteligente?

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