Apple Watch

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La sorpresa del la presentación de Apple del día 9 fue su Apple Watch. Un poco sorpresa a medias, porque ya se sabía que llegaba, pero en todo lo demás una novedad. En el episodio 34 de Hacía Falta: Post-Keynote comentamos nuestras impresiones sobre lo presentado y especialmente sobre el reloj.

¿Qué pienso del reloj? Gracias por preguntar.

Creo que es muy interesante. Parece el simple hecho de tenerlo te permitirá hacer cosas muy chulas, sobre todo si usas el iPhone 6+. También parece tener un enorme potencial y si esta es la versión 1.0, dentro de 3 años alucinaremos con lo que ofrezca. Ardo en deseos de tener uno en la mano y probarlo. Pero con todo eso, no me puedo mostrar más entusiasmado hasta que no pueda ver qué se puede hacer con él. Cosa que sólo sabré cuando Apple libere el SDK correspondiente.

Pero lo que está ya claro es que Apple se ha metido de lleno en el mundo de la moda. Es evidente que con el reloj ha optado por la estrategia de ofrecer el mayor rango de opciones posibles. Es más, queda claro también que en fotos resulta difícil juzgar la calidad del resultado, el cuidado con el que se ha diseñado todo y la sensación que produce llevarlo.

De ahí el interés de A Watch Guy’s Thoughts On The Apple Watch After Seeing It In The Metal (Tons Of Live Photos) que detalla los aciertos y problemas del Apple Watch.

Lo bueno de Apple Watch, tal y como lo describe, es el impresionante nivel de detalle en la ejecución física del dispositivo, desde el acabado de la caja hasta las correas. Cualquier otra empresa tecnológica habría soltado a sus ingenieros para producir un reloj según sus criterios sin pensar en toda la tradición, pero está claro que Apple consideró primero todo lo que se había hecho antes y que el Apple Watch surge de una reflexión profunda sobre lo que es un reloj en la muñeca:

The overall level of design in the Apple Watch simply blows away anything – digital or analog – in the watch space at $350. There is nothing that comes close to the fluidity, attention to detail, or simple build quality found on the Apple Watch in this price bracket

Me encanta, y parece ilustrativo, este párrafo tras comentar el enorme trabajo invertido ya sólo en las correas:

But for me, it’s all about the Milanese bracelet, baby. The fact that Apple even knows what this is is remarkable. I promise you not a single other tech company in the world would’ve spent the time to make this admittedly outdated looking option. But I absolutely love it.

Queda claro por la descripción que Apple pretende que su reloj sea ante todo un objeto bonito, agradable y que encaje sin problemas en el mundo de los complementos.

Los posibles problemas son varios. Está el más evidente de que el Apple Watch durará como mucho unos cuantos años, al contrario que un reloj tradicional (aunque en los comentarios al texto indican que un reloj caro de verdad requiere su mantenimiento). Pero el problema principal, dejando de lado la desconocida duración de la batería, es el de siempre: ¿para qué sirve?

The Apple Watch is absolutely the best smart watch on the planet. That much I’m sure of. But are we sure that wearable technology is something we really want? In the same way those who publicly wore blue-tooth headsets five years ago and those who wore Google Glass one year ago, will smart watches ever become a thing that people genuinely want? If anyone can make it happen, it’s Apple. It’s going to take a lot of time, and a lot of test cases when this thing launches next year.

Imagino que desde el punto de vista de Apple, el uso del reloj vendrá dado por la gente que decida usarlo. Usuarios y programadores irán añadiéndole funcionalidades y quizá alguna ellas resulte ser lo suficientemente importante. A mí, por ejemplo, me da que lo de poder mandarse dibujitos va a de las opciones más populares.

Pero también es verdad que se presenta como una opción de futuro, algo en lo que Apple deberá trabajar durante años si quiere que sea un éxito y que claramente se concibe como uno de los pilares futuros de la empresa. De ahí también centrarse tanto en las opciones y la calidad de los acabados, porque está claro que como simple objeto tecnológico no va a tener ningún futuro. Pocas personas estábamos dispuestos a pasearnos por ahí con un Pebble. Para la mayoría del mundo, si algo te lo vas a poner en la muñeca, tras pagar al menos 350 euros por él, lo mínimo a pedir es que sea bonito.

¿Se venderá? Ni idea. Tampoco sé en qué situación estamos. No sé si nos encontramos en un mundo que no necesita para nada un reloj de estas características o en un mundo donde hay problemas que no sabíamos que podíamos resolver con este dispositivo. Si estamos en el segundo caso, Apple tiene suerte. Si no, pues…

Y antes de despedirnos, una última reflexión. El hecho de que podamos ponernos un ordenador en la muñeca no significa que debamos hacerlo. Como nos recuerda Nick Carr en Apple Watch: We Are Now Literally Handcuffed To Our Computers, la historia del reloj de pulsera es también la historia de llevar una forma rígida de entender el tiempo a cada vez más gente, expulsando otro tipo de ciclos, uniformizando la sociedad. La rigidez de los segundos precisos es también una forma limitada de relacionarse con el mundo:

That’s all very exciting, but some wariness is in order. As the history of clocks reveals, strapping a technological companion and monitor onto your wrist can alter, in ways that are hard to foresee, life’s textures and rhythms. And never before have we had a tool that promises to be so intimate a companion and so diligent a monitor as the Apple Watch.

Con un poco de suerte, el Apple Watch se usará para mejorar tu vida. Pero nunca se sabe.