Seis grados de libertad, de Nicolas Dickner
Una muy divertida novela sobre contenedores y nuestra forma de vivir en el mundo actual: Seis grados de libertad, de Nicolas Dickner.
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Después del vídeo tienes la transcripción del contenido.
https://www.youtube.com/watch?v=64eMHArIBQ8
TRANSCRIPCIÓN
Seis grados de libertad, de Nicolas Dickner y publicada por Txalaparta. Una maravillosa y divertida novela sobre contenedores… de esos que van en barcos… llenos de mercancías… contenedores…
No, en serio. Contenedores. Una historia de contenedores contada con mucho sentido del humor y con enorme cariño.
Vale.
Una maravillosa y divertida novela sobre el mundo contemporáneo, la globalización y cómo todo funciona casi sin intervención humana.
¿Mejor así?
Te lo cuento.
Este es un caso curioso. Se trata de una novela que no hubiese leído si no fuese porque tengo un canal donde hago vídeos sobre libros. Me dijeron: “esto te va a interesar”.
Y cuánta razón tenían. Este es justo el tipo de novelas que me encanta.
En Seis grados de libertad hay tres personajes y un contenedor fantasma.
Los personajes son tres habitantes del mundo contemporáneo. Lisa, una joven que cuida de su padre enfermo. Éric, un experto en informática que prefiere no salir de casa. Y Jay, una delincuente obligada a convertirse en instrumento de la ley y ayudar a los que antes la perseguían.
Y el contenedor.
No puedo olvidarme del contenedor. El otro personaje, el contenedor.
Alguien se da cuenta de que hay un contenedor dando vueltas por el mundo. Pasa de puerto a puerto, burlando las medidas de seguridad, cambiando de identidad, yendo a un sitio diferente al de su supuesto destino. ¿Quién está detrás de ese contenedor? ¿Qué es tan importante como para moverlo de esa forma?
Preguntas que, por supuesto, provocan miedo, y el miedo lleva a investigar. Y así tenemos a Jay, nuestra criminal ahora detective, que se pone a ello. Al principio por el interés mismo del problema, al final porque en la distancia, sin saber nada de su origen, se siente cómplice de esa caja metálica y hueca.
¿Qué une a Lisa, Éric y Jay con ese contenedor? ¿Cuál es la historia que hay detrás?
Bien, estamos acostumbrados a pensar que nuestro mundo moderno es fundamentalmente digital, que movemos bits de un lado a otro del planeta. Por supuesto, eso es solo una parte. La otra parte es que fabricamos muchas cosas y esas cosas hay que moverla y esas cosas deben llegar a su destino y esas cosas hay que venderlas y alguien tiene que querer comprar esas cosas y la gente tiene que ganar dinero para poder seguir comprando esas cosas y esas cosas…
Ya me entiendes.
Esas interrelaciones crean un mundo paralelo de mercancías que se mueven casi autónomamente por todo el planeta, navegando de un lugar a otro contenidas en esos maravillosos… contenedores.
El contenedor es el «no lugar» definitivo y perfecto.
Un no lugar es uno de esos espacios de paso que tiene nuestro mundo moderno. Sitios a los que solo vamos a realizar una transacción y de los que se supone salimos lo más rápidamente posible. Los centros comerciales, los aeropuertos, las estaciones de tren, son ejemplo de no lugares. Son espacios sin pasado, sin historia, que no se habitan, sino que se usan.
Y el contenedor es el no lugar perfecto. El contenedor rompe el espacio y el tiempo. Está en un sitio como podría estar en otro. Ayer allá, hoy aquí, mañana allí. Un contenedor es perfectamente intercambiable por otro. Los contenedores derivan por el mundo con perfecta libertad, sin estar nunca atados a ningún lugar, con esos seis grados de libertad que les asigna el título.
Seis grados de libertad va de ese mundo contemporáneo. Está contada en presente para crear esa sensación de atemporalidad. Como nuestro mundo actual, que parece embarrancado en un presente continuo. De tal forma, acontecimientos separados por años parecen confluir en un mismo punto, todo parece ir más rápido de lo que debiera. De hecho, las líneas temporales de distintos personajes no encajan, aunque parecen ir simultáneas.
Es un libro sobre cómo vivimos ahora. Un libro sobre cómo el mundo actual parece convertirse progresivamente cada vez más en un no lugar, donde todos los espacios que antes eran humanos, fijos, históricos, se van tornando en lugares de paso, se van convirtiendo en lugares destinados a una transacción concreta y que debemos abandonar en cuanto podamos.
Pero…
El gran secreto de los no lugares es que no lo son. Se pueden ocupar. Y, de hecho, es lo que hacemos. Les damos usos diferentes a aquellos para los que fueron concebidos. Les damos historia. Los dotamos de humanidad. Los convertimos en lugares.
En su anterior novela, Nikolski, Nicolas Dickner trataba el tema de la errancia sin fin, de los restos de las poblaciones, de la opción de vivir en continuo movimiento. En Seis grados de libertad va a la inversa. Se pone en duda el vagar continuo impuesto por el mundo moderno. Cada personaje busca su lugar, cada uno quiere escapar a sus circunstancias.
Y si no es posible escapar…
Seis grados de libertad es extraordinaria en muchos aspectos. Está escrita por alguien que parece comprender nuestro mundo moderno. El autor se salta la preocupación por la simple tecnología para ir más allá, a los mismos sistemas que mantienen en funcionamiento nuestra sociedad. El tono es siempre amable, trata siempre a sus personajes con cariño, pero reflexiona sobre temas muy serios. Sobre la inmigración, sobre el consumismo, sobre la ausencia de raíces. Y también habla sobre la resistencia humana.
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Gracias y hasta la próxima.