Jardín rodante o la agricultura cibernética

Su nombre de especie es Hortum Machina, B, que parece significar “máquina jardín, bucky”, pero a mí me gusta más lo de jardín rodante. Se trata de una esfera geodésica que rueda por sí sola. ¿Y cómo decide hacia dónde moverse? Pues las plantas de su interior lo comunican, con sus reacciones al entorno. ¿Hace falta más luz? Pues allá vamos. ¿Menos luz? Pues por aquí. Con ayuda de los sistemas informáticos, las plantas votan sobre qué hacer en cada momento (aunque podría argumentarse que quizá sean los ordenadores los que votan, porque así están programados, pero es una cuestión que podemos dejar para otro momento).

jardín rodante

Se trata de uno de esos proyectos tan habituales en el siglo XXI, combinando ciencia, arte, tecnología y arquitectura, sin que quede muy claro si encaja en alguna de esas categorías o ocupa una especie de zona difusa entre ellas. Da igual, porque el resultado es espectacular y más que interesante.

[vimeo https://vimeo.com/163436492]

Inspirado por Buckminster Fuller, evidentemente, forma parte de un proyecto mayor llamado reEarth. Ha nacido de la cabeza de William Victor Camilleri y Danilo Sampaio:

Harnessing the collective intelligence of plant behaviour, the reEarth project explores new forms of bio-cooperative interaction between people and nature, within the built environment. While plants lack a nervous system, they can, much like animals, become electro-chemically stimulated by their surrounding environment. Through the study of plant electro-physiology, we have wired their primitive ‘intelligence’ into the control-loop of an autonomous robotic ecosystem. Half garden, half machine – a new cybernetic lifeform we’ve named Hortum machina, B.

Creo que lo que más me gusta es que la esfera se mueve modificando su centro de gravedad.

Hay una entrevista con los creadores de este Jardín rodante en Hortum Machina, B, the garden that rolls across the city.

Y un vídeo donde se ve un poco el proceso de fabricación:

[vimeo https://vimeo.com/141682835]

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El elefante desaparece con su elefante que desaparece

Ayer me regalaron El elefante desaparece, de Haruki Murakami, una antología de relatos publicada hace muy poco en España. La había leído en inglés hace mucho tiempo, pero la verdad es que compruebo que no recordaba muchos detalles. Por ejemplo, no era consciente de que fuesen cuentos tan tremendamente divertidos, con un humor que vacila entre lo absurdo y lo demencial (al menos, los tres que llevo leídos), con su tono habitual ligeramente fantástico. Me encanta especialmente «Nuevo ataque a la panadería».

Pero a lo que iba, la edición que me regalaron es una que viene con una camiseta de esas que llega en bloque y hay que meter en agua para desempaquetar (cosa que mi hija procedió a hacer de inmediato) y con una divertida tarjeta de un elefante en lo que parece una especie de archivo abandonado. Por supuesto, si te pones a inclinarla, el elefanta aparece y desaparece. Tal que así:

el elefante desaparece, de Haruki Murakami

Lo que sí recuerdo de El elefante desaparece es la sensación de ser muy buena recopilación de cuentos de Haruki Murakami, al nivel al menos de Sauce ciego, mujer dormida o Después del terremoto (no así Hombres sin mujeres, de la que sólo me gustó un cuento, y justo es el que parece que llegó extraviado de otra recopilación). Por ahora, la sensación persiste. A ver qué pasa en cuanto la termine.

Por cierto, la camiseta dice «Keep calm and read Murakami» y sale, como no, un gato. Por desgracia, la camiseta es de color gris. No se puede tener todo… Pero la llevaré con orgullo.

(Gracias a Javier Alonso en Twitter descubro que ese tipo de imágenes, que al inclinarlas el cambio de ángulo ofrece sensación de movimiento, se llaman lenticulares. La Wikipedia tiene un breve artículo explicativo sobre la impresión lenticular).

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La Gran Depresión y el intento de anular la imagen

Durante la Gran Depresión, ya bien entrada en ella, la administración de Estados Unidos decidió documentar fotográficamente la situación en las zonas del país más alejadas de los grandes centros urbanos. El curioso destino de algunas de esas fotografías se cuenta en Los «negativos asesinados» de la Gran Depresión:

A pesar de ello, las imágenes de lo que sucedía en la Norteamérica más profunda tardarían en llegar. No era un lugar en el que abundaran las cámaras de fotos, tampoco los medios de comunicación impresos; y las pocas cosas que sucedían en lugares tan distantes de los centros urbanos solían estar relacionadas con unas hambrunas y situaciones de pobreza, impropias de un país industrializado y aparentemente próspero como los Estados Unidos.

Porque aparentemente uno de los propósitos de esas fotografías era el propagandísticos, una defensa de los triunfos de la política del New Deal. ¿Qué sucedía con las fotografías que no encajaban? Pues en lugar de destruir el negativo, les hacían un agujero para dejarlos inservibles para su publicación.

Pero observen el resultado:

fotografía anulada de la gran depresión

Como dice el propio artículo, nuestro punto de vista es muy diferente al de la época. Es evidente que para ellos el punto negro era mucho más “potente” de lo que era ahora, porque en algunas fotos está colocado en cualquier sitio. Hoy en día, lo vemos y podemos obviarlo. Pero más aún, después de varias décadas de arte contemporáneo, es muy difícil mirar ese círculo negro y no verlo como “artístico”, como un elemento que lejos de destruir la fotografía, le añade un toque peculiar y personal. De hecho, yo al ver esas fotos (y el artículo contiene varias) no puedo evitar pensar en John Baldessari.

La idea general es que aquello que parece malo, negativo o directamente basura en una época acaba resultado valioso, incluso imprescindible, para otra.

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Orphan Black o versiones de Tatiana Maslany

Orphan Black Tatiana MaslanyEs una de esas series de ciencia ficción, Orphan Black, que no esperas. Su argumento fundamental, un montón de clones que corren por ahí, queda sumergido en una intensa exploración de múltiples temas: la identidad individual, el determinismo genético, la relación entre género y sexo… por mencionar algunos. También, por cierto, el de la propiedad de las modificaciones genéticas, como cuando los clones descubren que su ADN viene con copyright.

Orphan Black también resulta una serie extraordinaria porque una misma actriz, Tatiana Maslany, interpreta a un montón de personajes diferentes, con la misma cara, pero con gestos y personalidades propios. Lo que es más, en ocasiones interpreta a un clon que está imitando a otro clon diferente (y si no recuerdo mal, en algún momento interpreta a un clon que finge ser un clon que está fingiendo ser otro clon). Cuando da la impresión de que en Orphan Black no cabe un clon más y que Tatiana Maslany ha llegado al límite de su talento, allí viene uno nuevo y otra interpretación diferente. Las versiones son tan variopintas que algunos de los mejores momentos de la serie se dan cuando hay varios clones simultáneamente en pantalla e interaccionan entre sí.

Lo que lleva claro a la posibilidad de perderse. Por suerte, aquí está una útil lista de los distintos personajes interpretados por Tatiana Maslany, muy útil ahora que la serie acaba de empezar su cuarta temporada. La lista está llena de espoileres, así que no la leas a menos que ya hayas visto las temporadas anteriores. Pero creo que el comienzo de la entrada dedicada a la protagonista (o al menos, a las más protagonista) es bastante seguro.

Sarah Manning – Our lead protagonist, Sarah Manning is the first of the clones that we meet. She’s reactive, hot-tempered, tough, and crass. She digs leather, combat boots, and the Clash. She’s also got some dirt in her past. In the first episode of Season 1, she’s on the run because she stole a kilo of cocaine from her boyfriend.

Origen: The Many Faces of Tatiana Maslany: A Guide to the Clones of Orphan Black’s Project Leda – Flavorwire

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Ciencia ficción y ciencia con Miquel Barceló

El programa de radio Mossegalapoma dedica un programa a la charlar de ciencia y ciencia ficción con Miquel Barceló: Especial Ciència Ficció i Ciència amb Miquel Barceló. Es en catalán, pero la verdad es que se sigue bastante bien y es bastante divertido.

Por supuesto, en un momento dado se habla de El tríptico de Dios.

Me encanta la foto que le han hecho a Miquel:

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(G Ricard de la Casa)

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La reportera de nueve años

Hilde Kate Lysiak es una periodista multimedia con su propio medio, Orange Street News, dedicado a informar sobre su pueblo, Selingsgrove. Lo empezó a los 7 años, y hace unos días con, con 9, dio la exclusiva de un posible asesinato.

A veces pienso que los jóvenes son el único grupo al que se puede odiar libremente. En realidad no es así, claro, es un simple efecto de que las voces de los críticos suenan muy altas. Estoy convencido de que para la mayoría de la gente, el que los jóvenes sean dinámicos, emprendedores y estén dispuestos a probar cosas nuevas es motivo de satisfacción.

En cualquier caso, le cayeron algunas críticas a la pobre Hilde, porque para algunas personas las niñas tienen que jugar con muñecas y no informar de asesinatos. Así que con la ayuda de su hermana de 12 años, que por lo visto le edita los vídeos, no dudó en responder. Es admirable el aplomo con la que lee los mensajes críticos:

9-year-old reporter breaks crime news, posts videos, fires back at critics

Hilde said she doesn’t much care for the criticism she receives. “People thought I should be like playing tea parties or doing something other than being at the crime scene,” and “I haven’t really checked” to see if she had received more after her Sunday video blast. In her response, she said, “Because of my work, I was able to inform the people that there’s a terrible murder, hours before my competition even got to the scene. In fact some of the adult-run newspapers were reporting the wrong news, or no news at all.”

También hay en todo esto un comentario sobre las tecnologías modernas permiten contribuir de muchas formas al mundo. Ya lo sabíamos, claro, pero pensábamos que estarían limitadas a los adultos. Pero no, los niños aprenden rápido.

(vía Una periodista de 9 años da una lección a sus haters adultos)

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Wifredo Lam

Una exposición dedicada a Wifredo Lam en el Reina Sofía, desde ya hasta el 15 de agosto de 2016:

Iniciador de una pintura mestiza que unía modernismo occidental y símbolos africanos o caribeños, Wifredo Lam (Sagua La Grande, 1902 – París, 1982), se codeó con todas las vanguardias del momento, afrontando también los problemas del mundo. Su obra profundamente comprometida, exploradora de diversidad de expresiones y de medios, desde la pintura al dibujo, del grabado a la cerámica, persigue el mismo combate que su amigo Aimé Césaire: “pintar el drama de su país, la causa y el espíritu de los Negros”. Lam tomó consciencia desde muy joven de la cuestión racial y de sus implicaciones sociales y políticas en Cuba, en Europa y, más adelante, en Estados Unidos. Asociado a diversos ambientes nacionales, sociales y culturales, siempre mantendrá una postura distante, sin caer en los papeles ni las proyecciones de identidad que le imponen, con buena voluntad, amigos y admiradores. Lam inventó un lenguaje propio, único y original para defender la dignidad de la vida y la libertad.

Tengo que organizarme para ir a verla.

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