Quizá
And then it occurs to me: maybe Twitter — maybe social media more generally — really is a young person’s thing after all. Intrinsically, not just accidentally.
Origen: Twitter and emotional resilience – Text Patterns – The New Atlantis
And then it occurs to me: maybe Twitter — maybe social media more generally — really is a young person’s thing after all. Intrinsically, not just accidentally.
Origen: Twitter and emotional resilience – Text Patterns – The New Atlantis
De estas ideas fascinantes…
From far away Czech artist Jakub Geltner’s works appear as flocks of birds, seagulls and pigeons gathered on clusters of rocks or resting just beneath a busy overpass. When one looks closer however they realize the groupings are not perched birds, but rather surveillance cameras and satelli
Origen: Artist Installs Flocks of Surveillance Cameras and Satellite Dishes in Outdoor Settings | Colossal
Un curioso comentario sobre el infinito (y la matemática en general) en los cómics de Marvel (con una breve incursión en DC). La idea es que un universo de ese tipo contiene varios seres omniscientes y omnipotentes que sin embargo están claramente ordenados siguiendo una jerarquía donde algunos de esos seres son más poderosos que otros.
Se centra, claro está, en que el infinito es difícil de entender y los autores se explican muy mal o directamente no han entendido.
Now, the obvious explanation of all of this is that the writers at Marvel recalled hearing something about different sizes of infinity in a philosophy course at some point during their alcohol-soaked college years, but couldn’t remember the details (or misremembered them, etc.), and so they just made some shit up. Fine and dandy. But the really interesting question is this: How should we interpret passages such as the one above, where cosmic beings seem to be sincerely explaining the nature of the multiverse in terms of transfinite cardinal numbers, but where they get the mathematics horribly wrong?
Origen: False Mathematics and Comic-book Fiction « The Hooded Utilitarian
El problema que plantea se da de forma similar en Bajo la misma estrella, donde la protagonista en cierto momento afirma que el infinito de números reales entre 0 y 2 es el doble de grande que el infinito entre 0 y 1.
Lo interesante de este último caso es que por lo visto el autor de la novela, John Green, es consciente de que no es así, que la cardinalidad es la misma. Es un poco triste, sin embargo, que prefiriese introducir un error en lugar de intentar buscar la forma de hacer que la protagonista dijese lo correcto. ¿No hubiese quedado mejor?
Un vídeo sobre infinitos:
Buena noticia:
La ópera prima de Haruki Murakami, Escucha la canción del viento (1979) ya daba muestras de un estilo que lo marcaría en el resto de sus obras. Melancolía, soledad, atmosfera surrealista, personajes extraños y una atracción directo por la cultura pop. Su segunda novela, Pinball 1973 (1980), está protagonizada por el mismo personaje que habita en la primera. En este caso la acción tiene lugar de nuevo en Tokio, hay gatos y hay bares de jazz. Estas dos obras han estado inéditas en castellano hasta ahora (solo se podían encontrar en inglés o japonés) y por fin Tusquets ha conseguido los derechos de la publicación de las mismas. En este caso, en un solo volumen con las dos primeras obras del autor japonés.
Origen: El peso del aire: Nuevo libro de Murakami en octubre
Ahora mismo estoy leyendo la edición en inglés (que salió a principios de agosto y también contiene las dos novelas) y me está gustando bastante. Es un Murakami que apunta a ser Murakami pero todavía no es Murakami del todo. No sé si me explico. Muy refrescante.
Más o menos empieza diciendo:
I was surprised though that I hadn’t seen a lot of commentary on one particular aspect of the film: its relationship to the 19th century concept of the sublime in landscape painting. …Ok, I wasn’t THAT surprised.
Y sigue mucho mejor. Creo que lo sublime es una de esas categorías del arte que rara vez se aprecia siendo muchas veces el fundamento de las obras y la mejor explicación para el efecto que producen.
Origen: Storming the Ivory Tower: Who Killed the World? or, Immortan Joe Crossing the Alps
Neural es la única revista a la que estoy suscrito (hay un par más a la que me gustaría suscribirme pero todavía no me he puesto). Y básicamente porque ofrece una excelente combinación de partes, un soberbio equilibrio entre los comentarios sobre arte, las reseñas de libros, las entrevista y demás. Vamos, que mi entusiasmo por esa revista está muy bien resumido aquí:
One of the reasons why i like the magazine so much is the way it mixes and matches efficiently short articles about media artworks, music or books with long, insightful essays, festival reports and interviews. So that’s the fast and informative formula of a blog combined with the lengthy and reflective pace of a magazine (and yes, i’m conscious i’m making generalizations about blogs vs mags here.)Neural follows three main threads: new media art, e-music and hacktivism and i’m going to scramble everything in this quick overview of what grabbed my attention in the magazine.
El gran John Cage en la tele, en el programa concurso I’ve Got a Secret, interpretando su obra «Water Walk». De la interacción con el presentador (que está fumando!!!!) mi momento preferido es cuando Cage le corrige y dice que él hace música.
Y también queda en evidencia el enorme sentido del humor de Cage:
Before the performance, the host assures the audience that it’s fine to laugh, perhaps even encouraging it. “These are nice people, but some of them are going to laugh. Is that alright?” he addresses Cage. In his soft voice, Cage answers, “Of course. I consider laughter preferable to tears.”
What ensues reminds me of being at the theater when audience members laugh at awkward or taboo scenes as a way, I think, of coping with an uncomfortable experience that wasn’t intentionally funny. Hysterical laughs follow the clunk of ice cubes in a cup; the gulp of water entering a jug; and the slam of radios falling onto the floor. Cage repeats the same actions in a willful, structured manner, though the order of sounds — which over time echo and sit in the air — is never predictable.
The audience’s flippant reaction is at odds with what we normally think of Cage — there is a certain seriousness attached to his work. Yet watching Cage onstage it’s clear he had a sense of humor or that at least he was unfazed by others. At one point, the host reads a review in the New York Herald Tribune of Cage’s then-recent album: “Certain compositions of his are really a delight to the ear. This is something that cannot be said of quite a few other Cage items.” Cage, in response, gives a wide, lighthearted smile.
John Cage’s 1960 Game Show Performance
También: 4′ 33″ y Ulobit homenajea a John Cage. Y cómo no, John Cage«>esta cita perfecta.