Pi mecánico

Mechanical Pi – In memory of William Shanks es una curiosa instalación que recrea el cálculo mecánico del número Pi empleando la fórmula de Leibniz:

The mathematician William Shanks sacrificed years of his spare time to the decimal expansion of the irrational number pi by hand. In 1873 he published his handwritten calculations to the 707th digit. Much to his regret, in 1945, D.F. Ferguson proved that only the first 527 decimal places have been calculated correctly. Nowadays Shanks tedious manual task is done with the help of computer algebra, performing millions of steps in fragments of a second, while calculating billions of decimal places.

Mechenical Pi – In memory of William Shanks from Florian Born on Vimeo.

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El transhumanismo nunca ha sido moderno

Qué forma tan divertida de expresar, con esa deliciosa referencia, las profundas raíces religiosas que mezcladas con muchas seudociencia, lecturas de ciencia ficción mal asimiladas y alguna gotas de ciencia de verdad conforman el movimiento transhumanista (y que también pasan a muchos grupos relacionados).

Transhumanism has never been modern dice:

Transhumanism is an ideology, a movement, or a belief system, which predicts and looks forward to a future in which an increasing integration of technology with human beings leads to a qualititative, and positive, change in human nature. It sees a trajectory from a current situation in which certain human disabilities and defects can be corrected, through an increasing tendency to use these technologies to enhance the capabilities of humans, to world in which human and machine are integrated to a cyborg existence. Finally, we may leave all traces of our biological past behind, as humans “upload” their intelligence into powerful computers. These ideas are intimately connected with the idea of a “Singularity”, a moment at which accelerating technological change becomes so fast that we pass through an “event horizon” to a radically unknowable future. According to Ray Kurzweil, transhumanism’s most visible and well known spokesman, this event will take place in or around 2045.

Para comentar luego que son ideas que dependen de avances tecnológicos futuros más que dudosos, pero, sobre todo, se sustentan sobre cierta historia, sobre cierta forma de ver los avances científicos y del conocimiento. Muchas ideas similares sobre el progreso científico y material de la humanidad has expresado la misma convicción con respecto a un momento final en el que todas las necesidades materiales y espirituales de la humanidad se resuelvan por medio de la tecnología. Un curioso contraste con la imagen de ultra-racionales que los transhumanistas suelen tener de sí mismos.

Pero, ¿qué tiene de malo? Como el mismo autor señala, da un poco igual las fantasías que uno crea y da un poco igual si tu religión está justificada por la técnica o por lo sobrenatural.

Pues:

This leads me to what I think is the most pernicious consequence of the apocalyptic and millennial origins of transhumanism, which is its association with technological determinism. The idea that history is destiny has proved to be an extremely bad one, and I don’t think the idea that technology is destiny will necessarily work out that well either. I do believe in progress, in the sense that I think it’s clear that the material conditions are much better now for a majority of people than they were two hundred years ago. But I don’t think the continuation of this trend is inevitable. I don’t think the progress we’ve achieved is irreversible, either, given the problems, like climate change and resource shortages, that we have been storing up for ourselves in the future. I think people who believe that further technological progress is inevitable actually make it less likely – why do the hard work to make the world a better place, if you think that these bigger impersonal forces make your efforts futile?

Con lo que volvemos a la cuestión fundamental. La tecnología es enormemente beneficiosa pero también enormemente destructora. Asumir que evoluciona por sí sola, cuando en realidad viene dictada por fuerzas económicas y sociales, es renunciar a un control más que necesario. Es recurrir a la falacia de decir que el resultado final, sea cual sea, era el “inevitable”.

Más que determinismo, suena a fatalismo.

(vía Amor Mundi)

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Tonto futurismo

Cómo nos gusta predecir el futuro. Cómo fallamos cada vez que lo intentamos. Más que nada, porque esas predicciones del futuro ni siquiera suelen pertenecer al presente del que las hace, sino que en muchas ocasiones están firmemente ancladas en el pasado. Prediciendo el futuro se acaba dibujando el pasado proyectado en el tiempo.

No sé nada de Space Station 76 excepto que parece reírse del futurismo de los años 60 y 70:

Judging by the trailer below, the movie pokes fun at the futurism of the 1970s — complete with space stations, tiny robot servants, glowing white walls, smoking in space, and a decent helping of sex. This is an R-rated comedy, after all, and it will certainly be interesting to see how far they stretch the sex, the swears, and the scatalogical

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Cine antes del cine

Los hitos históricos son así. Alguien define un punto como el inicial (en este caso que los hermanos Lumière inventaron el cine en 1895) extrayéndolo casi mágicamente de entre un cúmulo de fenómenos que se daban en la época. Lo hacemos porque la mente humana tiene problemas para lidiar con la diversidad, con el exceso de lo real, y prefiere narrativas simple que partiendo de un punto determinado llega a un final ya prefijado. La decisión de quién inventó el cine y en qué momento, sea legítima o no, te permite ordenar todos los hechos anteriores, crea la ilusión de que los puntos que han elegido se suceden causalmente.

Pasa continuamente y es un fenómeno que se manifiesta una y otra vez en cuanto investigamos más de cerca (la bombilla o con casi cualquier invención). Pero obliga a curiosas situaciones. Por ejemplo, la Wikipedia no vacila en declarar que la salida de la fábrica es “is considered the first real motion picture in history”. Lo que te lleva a considerar si había otras películas irreales, no reales o incluso arreales anteriores (y podríamos incluso plantearnos la naturaleza de dichos hircocervos). Y así fue, claro, como comunica una vez más la misma Wikipedia, detallando algunas películas anteriores a la primera película “real”.

Pero a lo que iba: Cinco películas anteriores a la invención del cine donde Blanca Rego escribe:

Nunca me cansaré de repetir que eso de que el cine se lo inventaron los Lumière en 1895 es una falacia de la industria y de la historia, como tantas otras. La imagen en movimiento tiene una historia que se remonta como mínimo a las linternas mágicas del siglo XVII, y como máximo a las pinturas rupestres. Si hablamos de cine propiamente dicho, la película más antigua que se conserva data de 1888, y existen rastros documentales de otras anteriores. Lo que sigue es una recopilación de cinco películas anteriores al presunto comienzo de la historia del cine el 28 de diciembre de 1895.

Me gusta mucho:

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La artista frente a ti

A principios de agosto estuve en Londres para, entre otras cosas (sobre todo, comer), participar en 512 Hours, la perfomance de Marina Abramović en la galería Serpentine (la verdad es que no tuve que hacer cola: ese día fui de los primeros en entrar).

Ahora, gracias a Hyperallergic (que parece tenerle cierta tirria a Marina Abramović o serán imaginaciones mías) descubro que en algún momento, muy cerca de la galería, una perrita vestida de rojo y con peluca parodiaba con el título Marina Abramopug: The Artist is Present otra de las famosas performances de Marina Abramović.

De haberlo sabido, también habría ido corriendo al salir de la galería. Todo sea por tener la experiencia completa.

Y he descubierto que hay toda una corriente de parodias de esa famosa performance, usando distintos elementos (más o menos animados) para sustituir a la artista:

The Plant is Present from Meghan Moe Beitiks on Vimeo.

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Un Apocalipsis agnóstico

The Leftovers es una de esas excelentes series, el capítulo sexto ha sido la mejor hora de televisión que he visto en muchos años, que parecen desconcertar al público. Sobre todo porque no da la impresión de querer hacer las cosas como las demás series y, superada la premisa, ofrece una enorme carga de realismo: todo sucede tal y como sucedería si algo así pasase de verdad.

Tras un hecho catastrófico, la desaparición súbita de un 2% de la humanidad, el mundo se enfrenta a la vida normal sabiendo que un hecho más que extraordinario se ha producido y nadie sabe por qué. El no saber, el no tener ni la más mínima pista sobre la explicación, es el trasfondo de todo lo que sucede en la serie. ¿Quiénes fueron los elegidos? ¿Hay algún patrón, alguna relación entre ellos? ¿Cuál fue la causa? ¿Cómo se vive con un misterio de esas proporciones y que jamás se resolverá?

An Agnostic Apocalypse es el mejor comentario que he leído por ahora sobre esta gran serie muy poco comentada:

That abyss-deep level of not-knowing is too much for some people. Liv Tyler and Any Brenneman join a nihilistic cult of mute chain smokers hell-bent on proving life is worthless. Their evangelical pamphlets are literally blank. They are the show’s zombie horde: they stare at you blankly from the sidewalk outside your living room windows; they buy your church and paint its windows white; they stage protests at commemorations for your vanished loved ones; they break into your home and steal your family photos from their pictures frames.

At least zombies are accidental. Reanimated flesh-eating corpses are random byproducts of a random universe. Perrotta’s zombies choose meaninglessness, abandoning their families and severing all emotional ties and then terrorizing others into adopting their philosophy—while inwardly struggling to maintain it themselves. People secure in their nihilism wouldn’t bother to terrorize or recruit converts or take vows of silence—behaviors as inherently meaningless as all other behaviors.

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Lo difícil de entender es la mecánica clásica, no la mecánica cuántica

Es el divertido eslogan, What’s Hard to Understand is Classical Mechanics, Not Quantum Mechanics, que se inventa Peter Woit como punto de partida para mostrar el aspecto, para él, realmente confuso de la mecánica cuántica: pasar del formalismo matemático al comportamiento en el mundo macroscópico.

While there’s a simple, beautiful and very deep mathematical structure for fundamental quantum mechanics, things get much more complicated when you try and use it to extract predictions for experiments involving macroscopic components. This is the subject of “measurement theory”, which gives probabilistic predictions about observables, with the basic statement the “Born rule”. This says that what one can observe are eigenvalues of certain operators, with probability of observation proportional to the norm-squared of the eigenvector. How this behavior of a macroscopic experimental apparatus described in classical terms emerges from the fundamental QM formalism is what is hard to understand, not the fundamental formalism itself. This is what the slogan is trying to point to.

When I first started studying quantum mechanics, I spent a lot of time reading about the “philosophy” of QM and about interpretational issues (e.g., what happens to Schrodinger’s famous cat?). After many years of this I finally lost interest, because these discussions never seemed to go anywhere, getting lost in a haze of complex attempts to relate the QM formalism to natural language and our intuitions about everyday physics. To this day, this is an active field, but one that to a large extent has been left by the way-side as a whole new area of physics has emerged that grapples with the real issues in a more concrete way.

Lo mejor es que ofrece una lista de enlaces para profundizar en la cuestión (casi todos ellos sobre Decoherencia). También recomendables los comentarios a la entrada.

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How to Suppress Women’s Writing

A pesar de haber escrito una de las verdaderas obras maestras de la ciencia ficción, The female man, Joanna Russ es una autora casi desconocida. Uno de esos casos de un reconocimiento público muy inferior a los logros.

Quizá su caso podría considerarse un ejemplo de lo que la propia Joanna Russ contó en How to Suppress Women’s Writing, una lúcida y extraordinaria visión de lo que significa escribir siendo mujer. Lo leí cuando estaba en la universidad (por suerte la biblioteca tenía un ejemplar), me impresionó mucho y quizá ha llegado el momento de releerlo.

Mientras How to Suppress Women’s Writing by Joanna Russ, un comentario con muchas citas que sirve para hacerse una buena sobre el contenido del libro:

The cover of How to Suppress Women’s Writing captures its heart perfectly: much like the image above, Russ provides a smart and witty analysis of all the variations of “she wrote it BUT” people fling at women’s creative work, and which intentionally or not erase and belittle it. She lists eight interconnected forms of suppression (bad faith, denial of agency, pollution of agency, the double standard of content, false categorisation, isolation, anomalousness, and lack of models), all of which were familiar as soon as Russ elaborated on them. I felt jolt after jolt of recognition as I read this book, which was both comforting and not. Comforting: this problem has been named, which is an important step towards defeating it. Not: all these years later, here we are still. I haven’t been in spaces where women’s writing is discussed in depth for all that long, and already I’ve seen all the issues feminist critics identified over thirty years ago. It all goes way back, and all we can do is hope that the circles these conversations move in are slowly becoming more and more encompassing.

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