Don Hertzfeldt y la mejor intro de Los Simpson

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El primer episodio de la temporada 26 de Los Simpson vino con un chiste del sofa (ese que se produce en la introducción de la serie) obra del animador Don Hertzfeldt. Es el mejor chiste, y mira que los hay buenos, que se ha hecho en esa sección: una reflexión sobre la persistencia de la serie, y su mortalidad, cuando Homer se lanza accidentalmente al futuro. Una auténtica maravilla:

Ahora me han recomendado que vea It’s Such a Beautiful Day.

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Cómo llamaría yo al teléfono móvil

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Durante unos minutos me vi envuelto en la eterna discusión sobre lo de “al teléfono móvil lo llamamos teléfono cuando ser teléfono es ahora mismo una de sus funciones menos importantes”.

Siempre he pensado que el nombre ideal para el cacharro que tenemos ahora sería Familiar (aunque “chisme” sería francamente divertido):

El familiar, es un ser que obedece los designios de su amo o persona con la cual ha hecho un pacto, actuando como sirviente y ayudante, o para favorecerlo económicamente con sus poderes. Normalmente no es tan inteligente como su amo (al que en cualquier caso se supone una inteligencia extraordinaria), aunque los familiares del tipo feerico (duendes y otras criaturas míticas) suelen ser más inteligentes que el ser humano medio. Un tipo muy popular de espíritu familiar es el imp de la mitología de Europa.

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Un libro que debería estar en español

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Ya lo he leído y es excelente. De estar traducido, ya habría regalado varios ejemplares. Una gran lectura.

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Book review: Ways of Looking. How to Experience Contemporary Art:

I loved this book. I’m tempted to offer a copy to my many friends who stare at me with a look of “poor loser, that art job must be so BO-RING” in their eyes. I never managed to explain them why what i do for a living makes me want to spring out of bed every morning but this book might be more convincing. But Ways of Looking will be of great help to me as well. I’ve always thought that i was good at feeling when a work is ‘good’ or ‘bad’ but i often struggle to form intelligible thoughts that would help me express what i find so interesting about a particular piece or exhibition.

I particularly liked the tone of the book. While the author sounds genuinely passionate about contemporary art, he doesn’t seem to take it too seriously either. From what i could infer, he doesn’t suffer sloppy, easy and pompous art. There certainly isn’t any of that kind of art in his book.

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“Milady, anyone can be a fighter”

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Y la historia de la madre que no le quiso comprar una muñeca de princesa a su hijo tampoco está nada mal.

“Milady, anyone can be a fighter.”

I went to the Renaissance faire dressed as a warrior. I had a real sword with me, too. I was standing (in character) next to a sword-fighting ring, where kids of all ages got the chance to pick up a sword and challenge the champion. Some woman walks by, with her little girl. The girl starts walking towards the ring, saying she wants to fight. But the mom pulled her away hella sharply, and was like, “That’s for boys.” You don’t want to be a BOY, do you?” And the girl looked around and saw me. I think she thought I was a boy; I had my hair in a ponytail, and was wearing a hood. So she comes up to me and asks me, “Do you think girls can be fighters, too?” And her mom looks like she’s silently gloating. Like she thinks I’m going to say no. So I take off my hood, untie my hair so that it flows freely, and kneel before her. And I’m like, “Milady, anyone can be a fighter.” I swear, the look on that mother’s face made my day.

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Viaje al fondo de la mente: Neurocomic, de Dr. Matteo Farinella y Dr. Hana Roš

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neurocomicSiguiendo evidentemente, tanto que incluso aparece en la lista (breve) de lecturas recomendadas incluida al final, el ejemplo del Understanding Comics, de Scott McCloud, Neurocomic, publicado en España con el título de Neurocómic, es un comic de ensayo donde la intención última es explicar algunos aspectos (pocos y brevemente, por el formato) del funcionamiento del cerebro. Para ello hacen uso de una historia sencilla: un hombre cae en un cerebro, que debe ir recorriendo para salir de él, encontrándose por el camino con famosos científicos (todos hombres) cuyas investigaciones ayudaron a entender su funcionamiento. El primero de esos científicos, por cierto, es Santiago Ramón y Cajal.

¿A quién pertenece el cerebro al que ha caído este desdichado? Pues bien, eso es parte de la historia y la revelación final es otra muestra más del funcionamiento del cerebro; uno de sus trucos más impresionantes. Es un giro divertido que obliga al lector plantearse de nuevo buena parte de los leído.

Estructurado como un viaje, el protagonista recorre el cerebro como Alicia el País de las Maravillas, conociendo a personajes como los neurotransmisores o los inhibidores. Atraviesa las neuronas, sale por las sinápsis y acaba en regiones de la memoria. El destino final es, como no podía ser de otra forma, la sede del yo, el misterio fundamental del cerebro y su secreto mejor guardado. Los capítulos cubren la morfología, la farmacología, la electrofisiología, la plasticidad, la sincronicidad. En cada caso se van dando explicaciones sobre el funcionamiento del cerebro desde casa una de esas formas de verlo. Por ejemplo, Ramón y Cajal es el responsable de explicar su teoría neuronal, mientras que Eric Kandel habla de la memoria.

La verdad es que el planteamiento de Neurocomic no era nada sencillo. Es verdad que el cerebro se presta a la explicación porque es extremandamente interesante y atractivo, pero aún así, me asombra el equilibro logrado entre las explicaciones, que no escasean y que llegan a ocupar varias páginas, y los elementos más chistosos y cómicos (Ramón y Cajal peleándose con Golgi, o el calamar gigante que ataca el submarino de Alan Hodgkin y Andrew Huxley). Incluso la idea de alguien perdido en el cerebro, y que por tanto desconoce todo lo que le rodea, sirve como mínima justificación para la aparición de científicos que deben ilustrar al lego interesado. E incluso en una ocasión se atreven a mostrar una, pequeña, gráfica. Inevitablemente, como en cualquier obra de divulgación, habrá enormes simplificaciones, pero la verdad es que lo esencial parece estar presente.

Hay dos cosas que me gustan especialmente. La primera es toda la parte dedicada al funcionamiento de las neuronas y la comunicación entre ellas. El proceso en sí es complicado, pero creo que han logrado simplificarlo haciéndole justicia. La otra es que no rehuyen para nada el misterio final de la conciencia y de hecho planean el “viaje” con ese destino, el encuentro final con el hombrecillo tras la cortina.

Mi único punto negativo es que este cómic, que hace tantas cosas bien y logra su objetivo de una forma tan excelente, caiga en el prólogo y el epílogo en el cliché de encajar la obra en el marco de “la búsqueda de una mujer”. Un poco más de originalidad habría sido el punto perfecto.

A destacar la portada, con preciosos detalles en oro y plata, mostrando algunas de las criaturas y lugares que aparecen en la historia. Una portada así lo convierte además en un regalo ideal.

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En la zona: Annihilation, de Jeff Vandermeer

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Annihilation es una de esas novelas que no tengo claro cómo describir. No sólo se trata del primer libro, corto comparándolo con los otros, de una trilogía llamada Southern Reach, sino que además me recuerda a tantas otras historias (vamos, si hasta parece contener al menos una referencia a Lost) que no sé si mi reacción más bien tibia se debe a alguna carencia del libro o se debe simplemente a que me resultó conocido.

Vayamos al principio.

En algún momento, una región de Estados Unidos quedó atrapada en lo que ahora se conoce como Área X, una zona de lo que parece vegetación prístina donde la influencia de la humanidad (metales pesados y similares) ha desaparecido casi por completo. Toda esa zona está rodeada por una membrana que impide el paso, excepto por una pequeña “puerta”.

Por desgracia, las expediciones –enviadas por la agencia Sourthen Reach que da título a la trilogía– que se han adentrado en esa región no han vuelto, han perdido todos la cabeza, los supervivientes han muerto de cáncer posteriormente, o sus integrantes retornados apenas se han logrado recuperar para volver a servir como seres humano, en alguna variada combinación de esos elementos. Porque allí dentro suceden todo tipo de hechos extraños, inexplicables e incomprensibles.

Cuando comienza el libro, asistimos a la llegada a la decimosegunda expedición, en este caso formada sólo por mujeres: bióloga, psicóloga, antropóloga y topógrafa (lingüista se bajó del carro antes del comienzo de la expedición). Y ya casi en las primeras páginas las cosas empiezan a ir mal, el grupo comienza a deshilacharse (si no venía ya deshilachado) y la paranoia se apodera del equipo. La jefa, psicóloga, parece tener sus propios planes y no ayuda nada la súbita aparición de una enorme estructura subterránea (que la narradora se empeña en llamar “torre”).

La novela es en realidad el diario de una de las expedicionarias, la bióloga (no se usan nombres propios, sólo títulos). Es un personaje que mantiene una especial sintonía con el paisaje, como queda claro cuando habla de su pasado, lo que le lleva a tener una visión más, digamos, ecológica del Área X. Así mismo, su maridó participó en la fallida oncena expedición.

Mi problema con este libro es que realmente sirve como amplio preámbulo para el libro 2 y que lo que cuenta me resulta incluso trillado. Área X recuerda enormemente a la Zona de Pínic al borde del camino, de los hermanos Strugatski, con su región de anomalía absoluta donde la comprensión meramente humana es imposible. El mismo Lem, que no entendía Pínic al borde del camino, escribió más de una novela sobre el enfrentamiento a lo totalmente incomprensible, sobre el toparse de bruces con la alteridad más radical.

En Annihilation el Área X, que está completamente desacoplada del mundo, se presenta como metáfora posible de las relaciones entre personas o se menciona de pasada su conexión con otros puntos del planeta. Es interesante que la opinión de la bióloga sobre su marido vaya cambiando a medida que se va enfrentando a la extrañeza, como si la zona incomprensible los fuese uniendo a pesar de su catastrófica separación.

Pero no es suficiente. Mientras leía no podía deshacerme de la sensación de que todo esto ya lo había leído con una ejecución mucho mejor. Como novela individual no aguanta nada bien, sobre todo dando a entender que los misterios de Área X son solubles, que hay una razón que los seres humanos podemos entender. Siendo una obra anglosajona quizá debamos asumir que una explicación y se nos dará en algún momento.

Supongo que es lo malo de ser un prólogo.

Por suerte, el segundo libro mejora considerablemente.

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Apple Watch

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La sorpresa del la presentación de Apple del día 9 fue su Apple Watch. Un poco sorpresa a medias, porque ya se sabía que llegaba, pero en todo lo demás una novedad. En el episodio 34 de Hacía Falta: Post-Keynote comentamos nuestras impresiones sobre lo presentado y especialmente sobre el reloj.

¿Qué pienso del reloj? Gracias por preguntar.

Creo que es muy interesante. Parece el simple hecho de tenerlo te permitirá hacer cosas muy chulas, sobre todo si usas el iPhone 6+. También parece tener un enorme potencial y si esta es la versión 1.0, dentro de 3 años alucinaremos con lo que ofrezca. Ardo en deseos de tener uno en la mano y probarlo. Pero con todo eso, no me puedo mostrar más entusiasmado hasta que no pueda ver qué se puede hacer con él. Cosa que sólo sabré cuando Apple libere el SDK correspondiente.

Pero lo que está ya claro es que Apple se ha metido de lleno en el mundo de la moda. Es evidente que con el reloj ha optado por la estrategia de ofrecer el mayor rango de opciones posibles. Es más, queda claro también que en fotos resulta difícil juzgar la calidad del resultado, el cuidado con el que se ha diseñado todo y la sensación que produce llevarlo.

De ahí el interés de A Watch Guy’s Thoughts On The Apple Watch After Seeing It In The Metal (Tons Of Live Photos) que detalla los aciertos y problemas del Apple Watch.

Lo bueno de Apple Watch, tal y como lo describe, es el impresionante nivel de detalle en la ejecución física del dispositivo, desde el acabado de la caja hasta las correas. Cualquier otra empresa tecnológica habría soltado a sus ingenieros para producir un reloj según sus criterios sin pensar en toda la tradición, pero está claro que Apple consideró primero todo lo que se había hecho antes y que el Apple Watch surge de una reflexión profunda sobre lo que es un reloj en la muñeca:

The overall level of design in the Apple Watch simply blows away anything – digital or analog – in the watch space at $350. There is nothing that comes close to the fluidity, attention to detail, or simple build quality found on the Apple Watch in this price bracket

Me encanta, y parece ilustrativo, este párrafo tras comentar el enorme trabajo invertido ya sólo en las correas:

But for me, it’s all about the Milanese bracelet, baby. The fact that Apple even knows what this is is remarkable. I promise you not a single other tech company in the world would’ve spent the time to make this admittedly outdated looking option. But I absolutely love it.

Queda claro por la descripción que Apple pretende que su reloj sea ante todo un objeto bonito, agradable y que encaje sin problemas en el mundo de los complementos.

Los posibles problemas son varios. Está el más evidente de que el Apple Watch durará como mucho unos cuantos años, al contrario que un reloj tradicional (aunque en los comentarios al texto indican que un reloj caro de verdad requiere su mantenimiento). Pero el problema principal, dejando de lado la desconocida duración de la batería, es el de siempre: ¿para qué sirve?

The Apple Watch is absolutely the best smart watch on the planet. That much I’m sure of. But are we sure that wearable technology is something we really want? In the same way those who publicly wore blue-tooth headsets five years ago and those who wore Google Glass one year ago, will smart watches ever become a thing that people genuinely want? If anyone can make it happen, it’s Apple. It’s going to take a lot of time, and a lot of test cases when this thing launches next year.

Imagino que desde el punto de vista de Apple, el uso del reloj vendrá dado por la gente que decida usarlo. Usuarios y programadores irán añadiéndole funcionalidades y quizá alguna ellas resulte ser lo suficientemente importante. A mí, por ejemplo, me da que lo de poder mandarse dibujitos va a de las opciones más populares.

Pero también es verdad que se presenta como una opción de futuro, algo en lo que Apple deberá trabajar durante años si quiere que sea un éxito y que claramente se concibe como uno de los pilares futuros de la empresa. De ahí también centrarse tanto en las opciones y la calidad de los acabados, porque está claro que como simple objeto tecnológico no va a tener ningún futuro. Pocas personas estábamos dispuestos a pasearnos por ahí con un Pebble. Para la mayoría del mundo, si algo te lo vas a poner en la muñeca, tras pagar al menos 350 euros por él, lo mínimo a pedir es que sea bonito.

¿Se venderá? Ni idea. Tampoco sé en qué situación estamos. No sé si nos encontramos en un mundo que no necesita para nada un reloj de estas características o en un mundo donde hay problemas que no sabíamos que podíamos resolver con este dispositivo. Si estamos en el segundo caso, Apple tiene suerte. Si no, pues…

Y antes de despedirnos, una última reflexión. El hecho de que podamos ponernos un ordenador en la muñeca no significa que debamos hacerlo. Como nos recuerda Nick Carr en Apple Watch: We Are Now Literally Handcuffed To Our Computers, la historia del reloj de pulsera es también la historia de llevar una forma rígida de entender el tiempo a cada vez más gente, expulsando otro tipo de ciclos, uniformizando la sociedad. La rigidez de los segundos precisos es también una forma limitada de relacionarse con el mundo:

That’s all very exciting, but some wariness is in order. As the history of clocks reveals, strapping a technological companion and monitor onto your wrist can alter, in ways that are hard to foresee, life’s textures and rhythms. And never before have we had a tool that promises to be so intimate a companion and so diligent a monitor as the Apple Watch.

Con un poco de suerte, el Apple Watch se usará para mejorar tu vida. Pero nunca se sabe.

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