Persona, de Ingmar Bergman

Pues miren, tengo aquí uno de esos casos donde puedo decir con tranquilidad que me gustó más la película que el libro. Por supuesto, la situación es muy injusta, porque Persona el texto, por bien que esté (como defiende la introducción, que lo califica de «poderoso texto literario») y por bien que se sostenga por sí mismo, es fundamentalmente la intención de hacer una película, algo que por necesidad debe transformarse durante un proceso diferente. Tal es así, y tal es la transformación, si sólo existiese este texto dudo mucho que alguien lo tuviese en la más mínima consideración.

Cuando pienso en Persona, no me viene a la cabeza ningún momento de este libro (incluso sabiendo que hay cosas que están en el texto y no están en la película) y sí múltiples momentos del film, que me parece una de las obras maestras fundamentales y posiblemente sea mi segunda película preferida. Quizá se trate simplemente del hecho de que vi primero la película, y por tanto todo el impacto que me haya podido causar estaba ya asociado a una obra concreta. Yo, sin embargo, pienso que cine y literatura son hechos muy diferentes, que en el libro alguien cuenta algo, y la voz del autor está siempre presente, mientras que en una película la pretensión es que ves algo (aunque, en realidad, todos sabemos que hay alguien guiando). Digamos que la secuencias iniciales y finales no funcionan igual vistas que descritas. No es lo mismo ver un proyector encenderse y apagarse que el leer que un proyector se enciende y se apaga (centrándonos en lo puramente libresco, no es lo mismo decir que una página queda en blanco que mostrar una página en blanco). Medios diferentes y esas cosas.

En resumen, si pienso en Persona me entran ganas de volver a ver la película.

[50 libros] 2011

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El síndrome de Estocolmo literario

«Reading a novel of punishing difficulty and length is a version of climbing Everest for people who prefer not to leave the house. And people who climb Everest don’t howl with exhilaration at the summit because the mountain was a good or a well made or an interesting mountain per se, but because they’re overawed at themselves for having done such a fantastically difficult thing. I’m willing to concede that they may not howl with exhilaration at all, what with the tiredness, the lack of oxygen and very possibly the frostbite. I’ll admit to being on shaky ground here, as I’ve never met anyone who’s climbed Everest, nor am I likely to if I continue not going out of the house.»

En The Millions : The Stockholm Syndrome Theory of Long Novels.

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Solaris, con nueva traducción

La novela más famosa de Stanislaw Lem (convertida además dos veces en película) tiene nueva edición en español, de manos de la interesante editorial Impedimenta (con un catálogo muy bueno que vale la pena repasar). En esta ocasión, traducida por primera vez del polaco. Aparentemente, la traducción anterior estaba realizada con alguna otra lengua de por medio.

Y hablando de Lem, decir que la misma editorial publica varias de sus otros libros. Entre ellos, mi novela preferida de Lem, La investigación, una asombrosa novela de misterio y toda una reflexión sobre la causalidad (otra de sus novelas que me gusta mucho, La fiebre del heno, es una asombrosa reflexión sobre la casualidad. Queda todo simétrico).

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