Todo pirata aspira a convertirse en almirante
Estoy seguro de que si mañana se aboliesen las leyes de propiedad intelectual, la cultura humana no sufriría mayormente. Se seguiría creando, seguiríamos teniendo ideas chulas y ejecuciones fascinantes. Lo que si cambiaría radicalmente, sufriendo un proceso de reconversión, sería la industria cultural cuya forma actual depende en gran parte de esas leyes (o, al menos, es lo que parecen creer sus responsables).
Evidentemente, cultura e industria cultural son dos cosas diferentes. Pero como en nuestra sociedad se considera que la cultura es buena, se emplea la primera para defender a la segunda, tratándolas como si fuesen equivalentes. Es decir, para imponer reglas cada vez más duras, la industria se reviste del manto de la cultura fingiendo defender la creación.
Lo que no suelen contar es que muchas de las industrias culturales actuales nacieron con modelos disruptivos que chocaban con los negocios culturales del momento. Lo explica muy bien Cory Doctorow en este vídeo (en inglés):
(vía Boing Boing)