¿Por qué dan miedo los Daleks?

El Doctor ha vuelto. Momento ideal para meterse en estas disquisiciones.

The Daleks are perhaps Doctor Who’s greatest success. After their first appearance, they boosted ratings and turned the show into a national phenomenon. “Dalekmania” became a common term and “Dalek” itself now commands its own entry in the Oxford English Dictionary.

Almost half a century later, their popularity shows little sign of subsiding. A 2008 survey by the National Trust found that while only 53% of children could identify an oak leaf, nine out of 10 could identify a Dalek. In 2010, readers of the science fiction magazine SFX voted the Dalek as the all-time greatest monster, beating both Godzilla and Gollum from The Lord Of The Rings.

En Moral philosophy and the Daleks.

Continuar leyendo¿Por qué dan miedo los Daleks?

The Cult of Done Manifesto

Una selección:

2. Accept that everything is a draft. It helps to get it done.

6. The point of being done is not to finish but to get other things done.

7. Once you’re done you can throw it away.

10. Failure counts as done. So do mistakes.

11. Destruction is a variant of done.

En Bre Pettis | I Make Things – Bre Pettis Blog – The Cult of Done Manifesto.

Continuar leyendoThe Cult of Done Manifesto

Fish Story, de Yoshihiro Nakamura

Estamos en el año 2012 y faltan pocas horas para que un cometa choque contra la Tierra, acabando así con la civilización tal y como la conocemos. Cada uno espera el fin del mundo como puede. En particular, 3 personas acaban en una tienda de discos. El dueño. Un posible cliente que afirma que prefiere pasar las últimas horas en este mundo con su música favorita. Y un hombre ya algo mayor con cáncer terminal que disfrutó de la vida todo lo posible en previsión de la catástrofe.

Y la única esperanza de la humanidad, aunque nadie lo sabe, es una canción punk japonesa de 1975 (antes de los Sex Pistols). Es una canción casi totalmente desconocida, llamada Fish Story, grabada por un grupo del que nadie se acuerda, en su último disco y que encima no vendió nada. Es más, al hacerla sabían que no iba a vender nada. También es una canción extraña, porque en medio de un solo hay como un incomprensible minuto de silencio.

Y no, no es nada de lo que están pensando. Precisamente ésa es una de las delicias de este película.

Saltando en el tiempo (hay escenas en 1975, 1982, 1999, 2009 y 2012), Fish Story (que ya es una de las mejores películas que he visto este año) va contando la vida de distintos personajes (de una forma casi íntima y personal, alejándose de las pelis de catástrofes) que recibieron la influencia de esa canción. Va ofreciendo eslabones sueltos de lo que sabemos que es una cadena de acontecimientos que acabará de alguna forma frente a ese cometa. Pero en la mejor tradición, no es hasta el final que comprendemos cómo encaja todos entre sí (por ejemplo, nos encontramos con un cocinero al que su padre entrenó para ser un campeón de la justicia, o la historia del hijo de un productor musical) porque las relaciones con la canción pueden ser tan sutiles como para antojársenos inexistentes. Es más, en cualquiera de los fragmentos no sabemos exactamente quién se supone que es el personaje realmente importante, a quién se supone que debemos prestar atención. Quizá porque en realidad lo importante en esta película es la relación entre todos y no las acciones individuales de cada uno, la cascada de acontecimientos que se derivan de uno anterior.

Sólo en el último momento podemos observar todo lo sucedido en su orden correcto. Mientras tanto, Fish Story va creando esa sensación de confusión que tan habitualmente sentimos ante el mundo, esa impresión de que lo que está pasando es más significativo de lo que parece, pero que lo es de una forma que no acabamos de comprender. Hay momentos trágicos. Hay momentos cómicos. Hay momentos serios, pero con esa seriedad que no deja de ser juguetona. Lo que no hay son elementos de ciencia ficción (excepto el cometa, claro).

Lo que sí hay es una canción.

Una canción grabada por un grupo menor. Una canción excelente. Una canción que saben que no va a vender. Una canción tan buena que es una pena que no llegue a otras personas, una canción tan incomprensible en su tiempo que sólo puede considerase una botella lanzada hacia el mar del futuro. Pero que graban con sinceridad, con entusiasmo, porque es demasiado buena para guardársela. Lo hacen con la cabeza llena de sueños, pensando que es tan buena que algún día salvará el mundo. Aunque sabe que es imposible que eso llegue a pasar. En una películas con tantas referencias a un grupo de cinco superhéroes, los cinco responsables de la canción (los 4 músicos y el productor) no saben que lo son.

Hay partes francamente logradas. Todo lo que sucede en el barco secuestrado por una secta convencida de que el fin del mundo será en 2009 (se equivocan), con su sutil análisis del deber. O la sesión de grabación de la canción que esperamos sea extraordinaria, porque después de que casi toda la películas haga referencia a ese momento esperamos que suceda algo especial. Y es especial lo que sucede, curiosamente porque no pasa nada de lo que esperamos.

Fish Story es más bien un viaje por el tiempo, deleitándose en las consecuencias imprevisibles de actos que consideramos triviales. Al darnos una visión no lineal nos coloca en ese estado de confusión que luego se revela finalmente ordenado, aprovechando al máximo el truco narrativo. Pero también cuida los personajes e incluso va más allá de lo estrictamente necesarios. Dota de personalidad a los miembros de la banda, dibujándolos como personas completas y explorando la relación entre ellos.

Si la película tiene un mensaje (que no estoy seguro) posiblemente sea que debemos vivir nuestra vida como si nuestros actos y obras fuesen importantes, con la potencialidad de salvar al mundo aunque no entendamos cómo, aunque sepamos que es totalmente imposible que algo así vaya a suceder.

Hasta, por supuesto, el día que sucede.

Porque hay muchas formas de ser un héroe y salvar al mundo.

Películas 2011

Continuar leyendoFish Story, de Yoshihiro Nakamura

Raros

Have you noticed how everybody wants to be different but nobody wants be odd? Call a friend unique and they’ll like you all the more, tell them that they’re odd and you’ll be deleted from their life. The truth is most people don’t want to be different – they want to be the same, but better.

en BBC – Gomp/arts: Celebrating John Cage.

Continuar leyendoRaros

[Recibido] Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche

Llama la atención este Así habló Zaratustra (Herder Editorial. ISBN: 978-84-254-2731-2. 200 pp.), una adaptación al manga –en formato de lectura occidental– del famoso libro de Nietzsche. Como se dice en la contraportada:

No sabemos qué pensaría Friedrich Nietzsche si viera el título de su obra Así habló Zaratustra impreso en la portada de un manga. Lo que sí sabemos es que son muchos los jóvenes que leen cómics y pocos los que se atreven con un libro de filosofía.

La magia del cómic en una historia inspirada en el pensamiento de Nietzsche. Lo mejor de la filosofía y del manga, por fin juntos.

Después de todo, cuando era niño leí El manifiesto comunista en cómic y lo disfruté mucho. La idea puede funcionar.

La nota de prensa da algunos detalles más:

Este manga, inspirado en la obra de Nietzsche, parte del siglo XIX como una época de profundos cambios. El joven Zaratustra, mientras acompaña a su padre en los trabajos de la iglesia, va tomando conciencia del lugar que ocupa Dios y la fe en la sociedad de la primera revolución industrial. Un profundo escepticismo lo lleva a desafiar la autoridad del padre y a sembrar un interrogante que lo cambiará todo: ¿ha muerto Dios? La aparición de una joven misteriosa empuja a Zaratustra a dar un giro a su vida, a superar el espíritu del camello y a trascender el espíritu del león en la búsqueda del Superhombre. Porque si Dios no era más que una invención humana, ante su muerte lo único que existe es el «yo».

Debo admitir, con respecto al último punto, que no estoy seguro de que el «yo» no sea una invención humana.

Como parte de la promoción de la obra, la editorial organiza un concurso a propósito de los bigotes de filósofo. El premio es un lote de libros que pintan interesantes.

Continuar leyendo[Recibido] Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche

Storm

Grande Tim Minchin (en inglés, por desgracia sin subtítulos). Visto en Respectful Insolence.

Aunque tienen razón en los comentarios. Scooby Doo no es muy buen ejemplo, porque si bien solía ser una serie que ofrecía siempre una explicación, ahora se ha vuelto tan sobrenatural como cualquiera.

Continuar leyendoStorm

PC, Mac y la vida sin clases sociales

La publicidad es siempre así. Crea un mundo donde el uso del producto simplificará y mejorará enormemente nuestras vidas, obviando por supuesto cualquier otro problema que pueda existir.

But obscured in the sterile-white world of “Get a Mac” are indeed messages of consumption and class, though ones artfully subjugated by a comparative advertising trope we have become used to in the U.S. Our society, historically prone to denying very real issues of social class that are perpetuated in the consumer culture, reads a text like this as an invitation to switch teams, to make life easier, to be a little bit cooler, to enter the “In” crowd. “Get a Mac” appeals to our youthful, globalized, and hybridized post-industrial selves who would prefer to think that conflicts around class, race, and gender were completely conquered in the 1960s and 70s. The myth employed in these ads tells us it is easy and straightforward to be this person—to become Mac; it’s a myth that supports the dominant “classless-society” thesis and hides the real societal hurdles that such a personal movement would have to navigate.

En The Myth of Classlessness in Apple’s “Get a Mac” Campaign Randall Livingstone / University of Oregon | Flow.

Pero me llama la atención que diga «and hides the real societal hurdles that such a personal movement would have to navigate». Asumo que no se refiere a cambiar de ordenador y empezar a usar un Mac (que es hoy un cambio bastante fácil), sino a intentar vivir en el mundo Mac de los anuncios.

(vía The Chutry Experiment)

Continuar leyendoPC, Mac y la vida sin clases sociales

Los medios y la ciencia

This is how I think it works. Journalists have a 1950s B-movie view of science. To them, it offers a feeling tone of cold, unquestionable truth that can be used to paste a veneer of objectivity over any moral prejudice you might have, and we’ve seen it a hundred times in this column.

En Experts say new scientific evidence helpfully justifies massive pre-existing moral prejudice. – Bad Science.

Continuar leyendoLos medios y la ciencia

Historia torcida de la literatura, de Javier Traité

El subtítulo de este libro (Principal de los libros. ISBN: 978-84-938316-3-9. 350pp) es «Los grandes clásicos como nunca te los han contado» y, dejando de lado la hipérbole promocional, algo de cierto tiene. Porque si hay algo que nunca te cuentan de los clásicos literarios es precisamente lo divertidos que resultan. Siempre se habla de su importancia, de su valor, de su profundidad o de cualquier otro aspecto que se considere serio. Pero curiosamente, el placer de su lectura es rara vez un factor que se considere no ya importante, sino digno de mención. Ante ese panorama, no es de extrañar que la palabra clásico sea sinónimo de aburrido.

Historia torcida de la literatura desmitifica muchos de esos libros y, lo más importante, a los autores, tratándolos como cercanos y accesibles, sufriendo los mismos defectos que cualquier otra obra humana o cualquier persona. Aplica mucho sentido del humor y llama golfo al que se merecía ser llamado golfo. Empezando con la más remota antigüedad, va avanzando cada vez más deprisa hacia el presente, hablando de Shakespeare, la literatura rusa, los checos, la literatura americana, los clásicos del siglo de oro y demás. La lectura es ágil y aunque el humor no funciona igual en todo momento (es mucho más gracioso llamar golfo a Boccaccio que decirlo de algunos de los escritores más reciente que, bien, efectivamente son unos golfos), es siempre divertido. De hecho, la combinación de diversión y comentarios literarios funciona tan bien que te deja ganas de leer más de una de las obras comentadas, lo que desde mi punto de vista es siempre un triunfo para un libro de este tipo. Ya vale la pena.

Pero lo importante de este libro no es nada de lo que he dicho anteriormente. Es decir, si deciden leerlo por eso, pasarán un buen rato y disfrutarán de esas excursiones literarias. Pero en realidad, lo grande de este libro es que contiene una defensa apasionada de la lectura y de los derechos del lector, ese individuo tan ninguneado que los columnistas de prensa sólo lo nombran para regañarle por no leer lo adecuado o para recordarle su obligación de leer esta o aquella obra. Este libro, al contrario, defiende la libertad del lector ante los libros.

Por ejemplo, hablando de El Quijote, el autor lamenta la manía educativa de intentar hacer que los más jóvenes lean una novela para la que no bien podrían no estar preparados, pretendiendo que la aprecien y logrando en realidad el efecto contrario. Dice: «La tarea de un educador debería ser conseguir el mejor rendimiento posible con lo que tiene entre las manos, y no imaginarse una audiencia más interesada y atenta de la que dispone en realidad». Posteriormente, hablando sobre si debemos juzgar las obras de los autores por las opiniones que éstos defendían como personas o por los actos que cometieron, reclama de inmediato la libertad del lector para elegir leer lo que quiera y usar cualquier criterio para seleccionar los libros que va a leer. Es refrescante que alguien lo diga tan contundentemente, tan acostumbrados como estamos a la figura del un lector pasivo que tiene como única función leer en orden las obras declaradas como imprescindibles en el canon de turno.

Incluso critica nuestra tendencia a considerar que un autor del pasado es ya un clásico por viejo, y por tanto bueno, aunque en su época no hiciese nada sustancialmente diferente a lo que hace un escritor de bestsellers de la actualidad. Quizá en más de un caso la fama literaria, sin que nadie se moleste en leer los libros, no se corresponda con su calidad real, o, dándole la vuelta de inmediato, quizá un autor despreciado hoy sea imprescindible en el futuro.

Y se permite terminar con toda una declaración que comparto plenamente: la necesidad de que el autor logre inquietarte, encabronarte, inspirarte o divertirte, «que me demuestre que no estoy solo en mis ideas, que alguien piensa lo que yo nunca digo, o que yo nunca había pensado». Y cierra con un mensaje de esperanza: «Y entonces te das cuenta de que la literatura sigue muy vida, que son muchos [nota: se refiere a los autores hacen lo mencionado anteriormente], que nuestros terrores apocalípticos sobre una decadencia total de la cultura que nos devuelva a las cavernas son infundados». Lo importante es que lo que lees no te deje indiferente.

Por cierto, este libro tiene su semilla en el blog Literatura Torcida.

Continuar leyendoHistoria torcida de la literatura, de Javier Traité