Cita

En una pared del CGAC, en la exposición dedicada a Bas Jan Ader:

«I want to do a piece where I go to the Alps and talk to a mountain. The mountain will talk of things which are necessary and always true, and I shall talk of things that are sometimes, accidentally true»

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Tribes: We Need You to Lead Us de Seth Godin

Creo que para entender de qué va este libro, lo mejor es leer el texto de la contraportada:

In this fascinating book, Seth Godin argues that now, for the first time, everyone has an opportunity to start a movement – to bring together a tribe of like-minded people and do amazing things. There are tribes everywhere, all of them hungry for connection, meaning and change. And yet, too many people ignore the opportunity to lead, because they are «sheepwalking» their way through their lives and work, too afraid to question whether their compliance is doing them (or their company) any good. This book is for those who don’t want to be sheep and instead have a desire to do fresh and exciting work. If you have a passion for what you want to do and the drive to make it happen, there is a tribe of fellow employees, or customers, or investors, or readers, just waiting for you to connect them with each other and lead them where they want to go.

No habla de encontrar un movimiento y plantarse delante para fingir que te sigue a ti, habla de la necesidad de crear ese tipo de tribus, de atreverse a provocar el cambiar, a defender una causa. Sobre todo, habla de la necesidad de superar el miedo a expresar nuevas ideas.

Comparándolo injustamente, yo diría que se parece un lejanamente al Here Comes Everybody: The Power of Organizing Without Organizations de Clay Shirky, sólo que en Tribes no hay demasiado análisis (aunque cita algún caso de éxito, como la Wikipedia) y ninguna discusión de los posibles efectos adversos de lo que defiende. Si Shirky quería hacerte comprender, con datos, el poder de los medios modernos de comunicación, que nos permite relacionarnos con personas que están a miles de kilómetros, Godin pretende que hagas uso inmediato –ya, ahora, deja inmediatamente de leer- de ese poder. Tribes es una exhortación.

En ese aspecto, no tiene mucho sentido plantearse si el autor tiene razón o no. Hay muy poco con lo que uno pueda estar de acuerdo o en desacuerdo, y los que tengan más tendencia a reflexionar sobre datos y hechos (como es mi caso) se inclinarán por juzgarlo como un libro ligero de sustancia. Francamente, no me veo releyendo el libro de Godin aunque sí pretendo volver a leer el de Shirky. Pero los que quieran un sermón aleccionador que les mantenga en el camino correcto y les dé ánimos por la mañana… bien, Seth Godin habría sido un excelente predicador.

Imagino que en cierta forma, como todo gurú, lo es.

[50 libros] 2010

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Digital Folklore de Oliana Lialina y Dragan Espenschied (editores)

Hubo un tiempo en el que la web era libre. No en el sentido de que se podía hacer cualquier cosa -porque eso no fue y será todavía menos en el futuro- sino en el sentido de que era un terreno nuevo, abierto a la experimentación, donde todo surgía de la nada, sin que nadie supiese usarla de verdad. Fue una época en la que cada uno se construía el sitio web como podía, la época de los fondos, los gifs animados por todas partes, los cambios continuos de tipografía, el texto centrado, etc.

Pero esa época pasó. Pronto llegaron los diseñadores y las empresas (aliados en el dinero) e impusieron su uniformidad, su ordenación, su gusto (que al tratarse de gente con dinero es automáticamente «buen gusto»). Al no tener experiencia en la web, impusieron el papel como referencia y lanzaron jeremiadas contra las posibilidades que tenían los usuarios de elegir. Ahora todo es más o menos igual, todos los sitios se parecen, todo tiene un mismo estilo, los blogs –especialmente los comerciales- son casi indistinguibles. Peor aún, ahora hay un sitio para cada cosa, todo está ordenado, cómodamente limitado, controlado por las condiciones de uso. Hay un sitio para poner tus fotos, un sitio para tus vídeos… e incluso hay un sitio para ir a hablar con otras personas.

Digital Folklore celebra esa época de libertad y experimentación, cuando la web era realmente de los usuarios porque no interesaba a nadie más. Fue una época en la que los usuarios realmente usaban el medio para expresarse, sin tener que recurrir a que sus acciones fuesen debidamente sancionadas por un sitio en concreto. Y fue una época que dio una ingente cantidad de material, habitualmente despreciado, que sin embargo es importante y forma parte del uso popular de una tecnología, y por tanto merece atención y reconocimiento. Es, precisamente, el folklore digital al que hace referencia el título. Una época:

To be blunt it was bright, rich, personal, slow and under construction. It was a web o sudden connections and personal links. Pages were built on the edge of tomorrow, full of hope for a faster connection and a more powerful computer. One could say it was the web of amateurs soon to be washed away by dot.com ambitions, professional authoring tools and guidelines designed by usability experts.

En la páginas del libro hay ensayos sobre gifs animados, gráficos de en construcción, frames, midi, los peligros de la nube, wrml, un ataque contra la obsesión de los diseñadores por las fuentes instalables, lolcats, el peligro para la individualidad de las redes sociales, la cultura viral, una apasionada defensa de Comic Sans (como una fuente revolucionaria que enfrenta a la persona normal contra el diseñador), un repaso al arte con el medio digital y finalmente una divertida exploración de un naufragio en la isla escritorio. Todo tremendamente divertido y apasionado. Una lectura fascinante, necesaria y arrebatadora, que te hace pensar si con tantas mejoras no habremos perdido algo importante. De ahí el subtítulo: «To computer users, with love and respect».

Queda todavía un detalle adicional del libro. Está maquetado siguiendo el mismo espíritu amateur del que habla. Hay páginas de color amarillo y azul. Hay páginas horizontales. Hay párrafos que cambian de tipo de letra, que se mueven por la página. Hay flechas que te redireccionan de un lado a otro. Hay ilustraciones horrorosas por todas partes y algunas que lo son tantos que resultan atractivas. ¿Qué mejor forma de defender algo que aceptarlo?

Aunque la verdad, el libro es menos pesimista de lo que he dado a entender. Después de todo, algunas de las actividades que describe son recientes y dan pie a la esperanza. La facilidad con la que algunos elementos icónicos se convierten en meme o el retorno de los gifs animados demuestran que el ingenio popular sigue bien vivo. Debemos recordar que, cuando puede, el pueblo tiene la manía de seguir su propio camino.

[50 libros] 2010

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Enlaces que, por razones diversas, me han llamado la atención:

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Eva and Franco Mattes de AA. VV.

Este libro ha logrado hacerme desconfiar de la existencia de Eva y Franco Mattes. Me resulta singularmente curioso, porque precisamente es un libro sobre ellos, sobre la pareja tras el sitio 0100101110101101.org, originarios de Bolonia y que han creado algunos de las divertidas intervenciones de los últimos años. ¿O no?

Por ejemplo, consideremos una de sus primeras obras, el caso de Darko Maver, un artista serbio que recorría Yugoslavia dejando por ahí modelos asombrosamente realistas de víctimas de brutales muertes. Apareció en los periódicos, o eso se nos dice, su obra se expuso en galerías y acabó muerto en una cárcel por esa obra que invitaba a reflexionar sobre el horror de la guerra. Hay una foto donde se le ve muerto. Otra foto, posterior, le muestra sonriente, posando con la lata de salsa de tomate que le sirvió para imitar la sangre de la primera. En un mundo donde cualquier imagen se puede fabricar, uno empieza a dudar de todo.

¿Cómo sabemos que Darko Maver no era más que una invención de la pareja Eva y Franco Mattes? Bien, el libro lo dice así. Dice también que los medios de comunicación se lo creyeron y de él hablaron como si realmente existiese. Y cuando los medios hablan de ti, ¿no es que existes? Quizá, o quizá todo lo que cuentan los periódicos no sea más que una fantasía, una realidad en la que nos resulta cómodo creer. Y cuando un libro habla de una pareja de artistas que crea obras como Darko Maver –y que antes, se nos dice, ya había participado en el grupo conocido como Luther Blisset- ¿debemos concluir que ellos mismos existen? A efectos del libro, evidentemente. Es más, el sitio mencionado anteriormente existe y hay referencias en la web a esos dos (incluso una obra nueva, empleando Chatroulette). En un mundo en que los periódicos son capaces de publicar cualquier cosa, uno empieza a dudar de todo.

Veamos el caso de United We Stand. Corre el año 2020 y el mundo se acerca a la guerra final de dominación: Estados Unidos contra China. Pero por suerte tenemos a Europa, decidida a evitar la guerra. Para ello, el presidente europeo envía a un experto equipo –multinacional- de espías para hacer todo lo posible. Pero como es un hombre precavido, se las arregla también para iniciar un movimiento global en contra de la guerra. Al final, Europa, haciendo uso de la solidaridad y la colaboración de todos, logra evitar la guerra. Se trata de una película totalmente europea protagonizada por Ewan McGregor y Penélope Cruz.

Sólo que la película –evidentemente- no existe. Pero existen los carteles, que se distribuyeron por varias capitales del mundo. Existe el argumento, existen las referencias en la prensa. Existe, digamos, la idea de una película de acción europea, que sigue casi hasta el final todas las convenciones del género, en la que los héroes acaban salvando al mundo por otros medios. Si existe la idea, ¿es necesario que exista la película? En cierto modo, la forma platónica es más perfecta. Y en cierta forma, más impactante.

Y un poco de ese estilo tienen todas las obras comentadas en este libro. Una discusión constante sobre la relación y la diferencia entre lo falso y lo real, entre lo que creemos cierto y lo que efectivamente lo es. ¿Es una intervención verdadera sobre un hecho falso un recurso válido? Como aquella vez en la que convencieron a los vieneses de que Nike había adquirido su Karlsplatz, que pronto pasaría a llamarse Nikeplatz y que tendría como monumento central el logo de la empresa.

Obras similares exploran los mundos virtuales de Second Life –incluyendo revisiones de famosas performances del pasado lo que plantea si tal cosa es necesaria o se trata de una simple pérdida de tiempo- y Half Life. En File Sharing dejaron totalmente al descubierto su ordenador para que cualquiera pudiese entrar y examinarlo con todo detalle y tranquilidad, permitiendo incluso leer sus correos. Y Biennale.py es un virus informático artístico –si los virus transmiten información propagándose a toda velocidad, ¿por qué no iban a ser objeto del arte?- cuyo código se vendió en camisetas y en CD-ROM en el famoso festival artístico del mismo nombre. Posteriormente, la obra pasó a Perpetual Self Dis/Infecting Machine, donde el virus y Norton Antivirus se enfrentaban en un duelo eterno que recuerda el también eterno suplicio de Sísifo.

Mis dos preferidas son «Un edificio normal», en la que un edificio perfectamente normal recibe una placa turística que indica que se trata de un edificio perfectamente normal, donde no sucedió nada reseñable y donde nunca vivió nadie importante. Una forma de exponer cómo seleccionamos elementos concretos del pasado para crear nuestra sensación de la historia. Mi otra preferencia va por la exposición It’s Always Six O’Clock que comienza con la imagen de Mickey Mouse que aparece en la portada -el ratón sosteniendo una bandeja que nos ofrece a un esqueleto que se devora a sí mismo- y acaba con Mickey Mouse suicidado –ahorcado- frente a la televisión.

Varios autores colaboran en el libro. Todo empieza con una introducción larga sobre la pareja y luego pasa a análisis de las obras. Hay nombres como Bruce Sterling, al que creo capaz de participar con igual entusiasmo en una empresa seria y en una broma. También escribe Wu Ming, un autor que a pesar de haber escrito varias novelas, no existe. ¿O el hecho de haber escrito varias novelas hace que exista? Es confuso.

En un mundo donde simulacro y realidad son difíciles de distinguir, el hecho de que este libro lleve incluso un holograma –con aspecto de sello garante de autenticidad- en la última página es sospechoso, precisamente por ser algo que haría alguien que pretende colarte una trampa. Pero en última instancia, ¿importa? Imaginemos por un momento que Eva y Franco Mattes efectivamente no existen, que el mismo grupo que conjuro –y luego suicidó- a Luther Blisset los creó a ellos. Imaginemos que este libro es una suerte de Vacío perfecto o Valor imaginario y que contiene descripción inventadas de obras más que interesantes. Imaginemos que todas las fotografías que contiene, mostrando repetidamente a los mismos personajes en distintos momentos del tiempo, describiendo una cantidad muy variada de obras, han sido cuidadosamente creadas por gente con mucho, mucho tiempo libre. ¿Reduciría esa primera irrealidad, su inexistencia en el mundo físico, su impacto en nuestra mente?

Mi respuesta es que no. La fascinación de este libro no se vería reducida en lo más mínimo. Es más, precisamente jugar con la ficción y con lo real (como ya declara la solapa) lo que provoca es precisamente el efecto que las obras descritas habrían provocado en su momento.

Va directo a mi lista de los mejores libros que he leído este año.

[50 libros] 2010

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Enlaces que me han llamado la atención, ya sea positiva o negativamente. Sobre todo positivamente; para qué nos vamos a engañar.

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