Lost, 6ª temporada, episodio 11, «Happily Ever After»

En serio, ésta es ya la décima entrada sobre este asunto. Seguro que ya te sabes la movida. ¿No? ¿En serio? Vale. Lo voy a explicar. Aquí voy a elucubrar sobre el onceno episodio de la sexta temporada de Lost. Y voy a destripar todo lo que considere conveniente destripar. Por tanto, si no te gusta que te cuenten lo que va a pasar en una serie antes de verlo, no deberías seguir leyendo

más o menos a partir de esta línea.

Gracias. Gracias. Gracias. Gracias.

No es que uno dude. Ni siquiera dudé en mitad de la quinta temporada, cuando todo me parecía tan mal. Lost nunca dejó de ser la mejor serie que veía, aunque en algún momento no llegase a la altura de sí misma. Y mi fidelidad se vio enormemente recompensada, por ejemplo, con el final de la quinta, que me hizo olvidar todo lo anterior.

Pero gracias, gracias, gracias por darme un episodio como éste. Uno al que puedo señalar y decir: «mira, Lost en su mejor momento. Si no te gusta, ya no puedo hacer más». Era un episodio de Desmond, tenía que ser bueno. Era un episodio escrito por Cuse y Lindelof –los responsables de la serie-, tenía que contar algo importante. Pero lo mejor es que funcionan casi a la perfección los dos grandes elementos de la serie: la sensación de una experiencia fantástica con una soberbia historia de personajes.

Pero antes de entrar ahí, me gustaría hablar de dos individuos.

Creo que podemos dar por seguro el proceso de reivindicación de Charles Widmore. Si este episodio no es un primer paso, no sé qué lo es. Se le ve decidido a cumplir con su misión, dispuesto a hacer lo que haga falta, pero también con la honradez suficiente para aceptar como un caballero el daño que está causando. Su interacción con Desmond es la de una persona a la que le gustaría que todo lo que tiene que pasar se pudiese hacer de una forma más civilizada. Ahora me queda claro que si humilló a Desmond en todas aquellas ocasiones, si intentó alejarle de Penny, fue precisamente para tenerle donde está ahora.

Si no están convencidos, les invito a examinar el momento en el que sacan al pobre camisa roja del interior del electroimán. Widmore hace parar el avance del cuerpo carbonizado y levanta la sábana que lo cubre. Desde un punto de vista puramente pragmático, es un gesto inútil, sin sentido. Cualquier otro, ante una situación similar, hubiese dejado avanzar el cadáver. Pero precisamente son esos gestos innecesarios –las disculpas a las que no estamos obligados, las cortesías demostradas voluntariamente- las que nos definen como personas. Widmore sabe que está haciendo daño y que acaba de matar a un individuo. Sabe que lo hace por una causa y todo eso, pero tiene las agallas de afrontar los hechos como son. E incluso, tiene la dignidad de no decir nada. Ni siquiera se justifica.

Widmore trae a Desmond a la isla porque sobrevivió a la explosión de la estación Swan. Ya dice él mismo que, por lo que sabe, es el único que ha sobrevivido a algo así (¿eso da a entender que hay más y que simplemente Widmore no los conoce?). Y por si no nos quedaba claro que la cosa es peligrosa, ya matan a uno justo antes. También, por si no nos quedaba claro que iba a pasar algo extraño, nos muestran al conejo blanco, el que guiará a nuestra Alicia a su extraño mundo de maravillas, al mundo al otro lado del espejo. O, quizá debería decir, al otro lado de la línea que marca la velocidad límite universal en un diagrama de cono de luz. Ya descubriremos en este episodio que hay cosas que pueden viajar más rápido que la luz.

Es una prueba.

Digamos que Desmond es un arma sin probar. Sobrevivió una vez, pero quizá fuese casualidad. La batalla final exige algo más. Exige una cierta seguridad. Lo que Widmore no sabe, ni siquiera es capaz de imaginar, es que la prueba convertirá a Desmond en un caballo de Troya, alguien que es capaz de superar una muralla que parecía infranqueable. Después de todo, Desmond es Ulises, deseoso de volver con su Penélope.

¿Quién es Eloise? Primero se sorprende al ver al Desmond X en su fiesta. De lo cual deduzco que el pobre Charles Widmore de la línea X no sabe nada, que simplemente vive allí como cualquier otro. Pero Eloise claramente reconoce a Desmond. Es más, no le gusta nada verlo allí y se lo quiere quitar de encima lo más rápidamente posible. Desmond, es evidente, no está donde tiene que estar o, mejor dicho, donde ella quiere que esté. Algo que la controladora Eloise, que como demiurgo estricta es incapaz de soportar un tenedor fuera de sitio, no puede permitir.

¿Pero dónde tendría que estar Desmond? Es la propia Eloise la que responde, después de que Desmond pregunte por Penny… tachán, tachán… Milton. Es que cuando te lo ponen tan fácil ya no sabes cómo seguir. Milton, el autor de El paraíso perdido, de Paradise Lost. Si eso no es una referencia con luces de neón, bombillas y un coro de musical, no sé lo que es.

(En la isla, Penny se apellida Widmore, mientras que Daniel se apellida Faraday. En la línea X, Penny se apellida Milton (un nombre que suena tan accidental como Faraday), mientras que Daniel se apellida Widmore. Claramente, el hundimiento de la isla ha tenido muchos efectos curiosos. Para Daniel no hay destino de ningún tipo, sus padres no tuvieron que llevar vidas separadas. Además, Widmore jamás fue expulsado, por lo que mantuvo la relación con Eloise, que acabó convertida en su esposa, en lugar de la madre de Penny en la línea de la isla).

Perdonen, me he distraído con una alusión literaria.

Eolise se lo dice. Desmond debería estar viviendo su vida y siendo feliz, porque vive en el mundo en el que tiene todo lo que quería, sobre todo la aprobación de Charles Widmore. Desmond está viviendo en el mejor de los mundos posibles, como pasa, la verdad, con muchos de los personajes (no creo que a Sun le haya hecho gracia lo de recibir un tiro). Pues eso, niño, vete a jugar con el mundo que te hemos construido, el cajón de arena está por ahí. No violes nada. ¿Violar qué? ¿Una de las reglas? ¿Cuál?

¿Y cómo sabe todo eso Eloise? Aunque quizá se trate de palabras perfectamente normales, que escuchadas en cualquier otro momento no provocarían la más mínima sorpresa. Pero en el contexto de la serie, donde sabemos que hay al menos dos universos, donde sabemos que Eloise ya guió una vez a Desmond hacia la isla –a cumplir su destino-, es difícil no pensar que Eloise sabe mucho, bastante, que no es un simple personaje paralelo, uno de muchos que se limita a tener versiones en líneas temporales diferentes. Da la impresión de que esta Eloise y la Eloise de la isla son la misma persona, no dos versiones viviendo vidas diferentes. Estrictamente la misma persona.

Las palabras de Eloise son inquietantes. Tomadas en el contexto de la serie, con esa referencia a «violation», considerando su insistencia en hacer que Desmond se marche lo antes posible, dan a entender que la realidad X está de alguna forma diseñada, que alguien la fabrico precisamente para ser como es. ¿Quién? ¿La propia Eloise? ¿Jacob? ¿Fueron los propios perdidos? ¿Qué daimon meticuloso decidió todos sus detalles?

¿Quién es Eloise Widmore? Cuando la conocimos era una jovencita armada con un rifle. Luego la vimos convertida en co-jefa de los Otros, embarazada, además. También la vimos cuidando de su hijo Daniel, preparándole para su destino fatal, negándole el piano. ¿Sabía ya que su recompensa sería una línea temporal donde el hijo no moriría? ¿Una línea donde Daniel se convertiría en músico y no en físico por obligación? En varias ocasiones la vimos sabiendo más de lo que parecía posible saber. Aquella vez en Londres, abortando el destino fatal de Desmond como marido feliz de Penny. De la misma forma, usando una estación Dharma cuyo control no se sabe bien cómo consiguió, guió a los perdidos regresados de vuelta a la isla de la que no debieron salir nunca. Y ahora la tenemos de nuevo contrariada por la actitud de Desmond, que le trastoca la vida que tan duramente se ha ganado. O se ha fabricado.

En su ser parecen confluir la ciencia y lo mitológico que tantas vueltas da por la serie. Es un poco como una Moira o Parca armada de superordenadores y un péndulo de Foucault. Una parca que en este episodio parece además haber recibido su merecido descanso y por tanto en lugar de controlar los destinos humanos se dedica a controlar la cubertería. En lugar de tejer el destino de los hombres, ahora se fija en el tejido de los manteles.

¿Cómo consiguió semejantes poderes? Me la imagino saltando alegremente por la isla cuando se encontró con Jacob (esa Muralla China porosa). Charlaron un rato. Ella comentó sin apenas pensar que le gustaría conocer el destino, todos los destinos posibles, y Jacob, tras poner cara de “te pillé”, le puso la mano en el hombro y la convirtió en observadora omnisciente, con la tarea de garantizar que las cosas no se desmadrasen. Sobre todo Desmond, que como no está sujeto a las reglas, lo puede todo.

Jacob tenía un plan, siempre tuvo un plan. Y si para convencer al hombre de negro de que el ser humano es fundamentalmente bueno debía permitir la posibilidad de su huida, pues que así fuese. Incluso si el plan incluía su propia muerte personal. Si estás dispuesto a pedir el sacrificio de los demás –y estoy usando la palabra pedir en el sentido más laxo posible-, ¿no deberías ser tú el primero en estar dispuesto a sacrificarte? Jacob es capaz de todo con tal de tener razón.

Aunque también es posible que Eloise haya existido siempre. Es decir, no ella, sino su puesto, aquello de los que ella es una manifestación. Quizá en el panteón de la isla hay un rango de observador, alguien que conoce el pasado y el futuro independientemente de en qué línea se encuentre. Alguien que es el mismo individuo en cualquier punto del multiverso. Aunque claro, si la naturaleza de Eloise está relacionada con la isla, ¿cómo sobrevivió a su hundimiento cuando da la impresión de que el propio Jacob ha desaparecido, si aparentemente el panteón está bajo el océano?

La relación entre Desmond y Penny es la central de la serie. Sí, Sun y Jin llevan más tiempo. Rose y Bernard son supertiernos. Pero la de Desmond y Penny tienen algo que no tienen las otras. Es una relación… cómo decirlo… una relación trascendente. Es una de esas relaciones que salen en los mitos, que cantaría gustoso cualquier poeta de la antigüedad, la relación de amor tan absoluto que supera cualquier límite del espacio y el tiempo. Piensa en cualquier pareja famosa de amantes y entre ellos puedes encajar a Desmond y Penny. No hay nada que los pueda separar. Su amor no sólo supera océanos de tiempo, sino también se ventila toda separación física y de espacio. Desmond y Penny se quieren, siempre se han querido y siempre se querrán. Y los intentos de Eloise por mantenerlos apartados por mucho que triunfen a corto plazo acaban fracasando miserablemente. Digamos que si el universo los quiere separados, lo siento por el universo.

Miremos la realidad X. Ese Desmond tiene una vida perfecta. Ni una sola atadura, dinero a espuertas, libertad total. Y además, el respeto de Charles Widmore, que como dice Eloise, es lo que Desmond siempre quiso. Pero debemos recordar que Desmond quería ese respeto para poder tener a Penny, considerando que era un paso necesario. Puso la obtención de ese respeto por delante de su amor, y ese fue su fallo, el talón de Aquiles del personaje. Su estancia en la isla, sus saltos en el tiempo y su vida en la línea X, vamos, la historia de Desmond en la serie ha sido el intento de corregir ese error.

Aquí queda claro que Eloise no lo sabe todo y ciertamente no sabe lo que quiere Desmond. Es posible que Desmond quiera racionalmente el reconocimiento de Charles Widmore, pero el corazón tiene razones que la razón desconoce. Si Eloise, o alguien, fabricó la línea X, al hacerlo olvidó ese detalle. Nosotros sabemos que Desmond acabará rebelándose. Sabemos que por mucho que Penny no se apellide como su padre, por mucho que esté separada de la vida de Desmond, éste acabará encontrándola.

Y lo sabemos porque así nos han construido los personajes. Es todo lo contrario que la historia de Richard Alpert y su amor, que tuvimos que aceptar como tal. En el caso de Penny y Desmond hemos tenido años para verles actuar. Y ninguno de los dos ha sido jamás pasivo. Desmond intentó una carrera a vela. Penny montó un sistema de vigilancia y luego se embarcó con la esperanza de dar con él. Durante años, en la distancia, sus vidas han estado entrelazadas. Lo hemos visto una y otra vez. Tanto, que los guionistas no tienen que decir apenas nada. Puede sacar a Penny durante cinco minutos al final y ya lo tenemos todo claro. Ulises siempre regresará con Penélope. Es así de simple.

En la línea X Desmond estaba en el avión. Acaban así semanas de elucubraciones. Y en realidad, siempre supimos que la solución al misterio no iba a ser tan simple como: Desmond se mueve con libertad. No iba a ser como si Desmond tuviese el poder de saltar de un línea a otra. Cuando le hemos visto saltar en el tiempo –ya fuese de presente a pasado o de pasado a presente- siempre fue por intermediación de algo. Una fuerza electromagnética en el primer caso, salir mal de la isla, en el segundo. Aunque sí tenemos esas desconcertantes visiones del futuro, como cuando se pegó un episodio intentando salvar a Charlie. ¿Es eso lo que le pasa a Eloise? ¿Estuvo demasiado cerca de una anomalía electromagnética y tiene recuerdos del porvenir?

Pero a lo que vamos. En la línea X Desmond sigue siendo un buen tío al servicio de Widmore. Widmore parece también un buen tío. Exigente, pero no tan serio como la versión de la isla. No es de extrañar. En esa realidad la isla está sumergida y el pobre se ha librado de esa responsabilidad. Tiene los mismos hijos, pero los tiene trocados. Desmond es su hombre de confianza, al que mandas cuando es preciso resolver una situación de lo más delicada. Y nada más bajar del avión, lo envían a recuperar a Charlie Pace, al que detuvieron ya en el mismo avión por posesión de drogas.

Después de que Desmond se refleje en la puerta de la comisaría –que es la marca recurrente de los personajes del mundo X, la indicación de las cosas no son lo que parecen- tiene que entrar en un bar siguiendo al Charlie zombie. Pero no es realmente zombie. Charlie es un iluminado. Cuando se moría atragantado, vio a su amor. A su amor de verdad. Él no sabe de quién se trata, ni siquiera sabe que la mujer iba en el avión, pero nosotros sabemos bien que es una visión de la isla, que brevemente las barreras entre realidades se han abierto y ha visto otro mundo. O quizá, más bien, sus recuerdos se hayan revelado. Quizá simplemente la cercanía a la muerte abriese su cerebro.

Saltemos un momento a la segunda epifanía del episodio; la de Daniel en el museo. Como dice que fue en el museo, y da un par de detalles más, sabemos que se refiere a Charlotte. Pero la naturaleza de la visión es la misma, el amor se revela. Un amor tan enorme que desnuda los secretos. No hay momento cercano a la muerte, pero quizá para Daniel no sea necesario. O simplemente, quizá Charlie hubiese reaccionado igual de haber visto a Claire.

Bien, ya tenemos una palabra de cuatro letras con una “o” que define a la isla.

Desmond le ofrece a Charlie un trato que no puede rechazar. Pero este Desmond, por muy feliz que afirme ser, sólo cree en lo que cree. El trato que le ofrece a Charlie es puramente materialista. Haz esto y las consecuencias materiales serán estas. Haz aquello y serán estas otras. Charlie, cuando ofrece su alternativa, no ofrece realmente nada. Quiere que Desmond vea lo que él vio, algo tan asombroso, tan tremendo, que ya no le importa nada más.

Y lo hace como sabe que le funcionó a él. Con una momento de tensión, con la posibilidad real de morir. Lanza el coche directamente contra el agua.

Sumergirse en el agua es uno de los temas de esta temporada. La isla está sumergida. Sayid y Dogen, acaban en la piscina. Jacob bautiza a Richard en el océano. Y aquí tenemos una secuencia todavía más interesante. Desmond se libera del cinturón de seguridad y sale a la superficie. En ese momento, decide sumergirse voluntariamente –como si fuese un candidato, vamos- a salvar a Charlie. Charlie hace un gesto, que no sabemos si es real o lo imagina, que recuerda a otro de la isla. Y Desmond sabe. Es el momento de la iluminación. Como quien contempla una flor y de pronto entiende la irrealidad fundamental de la realidad, maya se retira durante un momento. Y luego salva a Charlie. Un Desmond se sumerge en el agua y el que vuelve a salir a la superficie es un hombre diferente.

Más tarde en el hospital, después de la doctora comente que su cerebro es extraño, le hacen una resonancia. El campo magnético despierta todavía más recuerdos. Lo que resulta extraño, porque este Desmond no estuvo jamás sometido a ningún actividad anómala, nunca acabó en la isla. ¿Por qué iba a reaccionar así? Pero de la misma forma, el Desmond soldado tampoco pasó por esa experiencia y eso no le impidió saltar a su futuro. Supongo que la explosión de la Swan no le dio sus poderes, sino que activó las capacidades innatas de su cerebro. Posiblemente Desmond ya fuese así.

La conversación posterior con Charlie –previo encuentro fortuito con Jack, que debe salir en el episodio, porque claramente forma parte de la solución final- parece una charla con un iluminado. A Charlie sólo le faltó soltar lo de “the power of love, baby”. El desconcierto de Desmond es cada vez mayor. Además, tal y como yo entiendo el episodio, ese Desmond es el de la realidad X, que no tiene nada que ver –en principio, pero ya se verá cuando descubramos el origen de la línea- con el Desmond original. Es una persona con una vida hasta ese momento (aparentemente) normal que de pronto se topa de bruces con un hecho prácticamente fantástico.

Daniel, por cierto, está muerto en la línea de la isla. Lo digo porque Charlie también está muerto en la línea original e incluso la iluminación de Desmond incluye una repetición de la muerte del músico, un momento especialmente traumático. Eros y Tánatos. Amor y muerte combinados en el mismo episodio, muertos hablando de amor.

Daniel le cuenta lo de Charlotte, su gran revelación al encontrar el amor, su roce con una realidad diferente. Y el amor le sienta muy bien a Daniel, que ahora es músico pero por la noche se pone a garabatear diagramas de física. Lo que le muestra a Desmond parece un cono de luz más o menos modificado. Supongo que no se espera que signifiquen nada, excepto traer a colación a la ciencia, porque de nuevo tenemos esa situación: ciencia y trascendencia combinadas en un mismo personaje. Es más, el chofer de Desmond se llama Minkowski, el nombre del creador del espacio donde el tiempo y el espacio se unen íntimamente, una unión que acaba representando la realidad. Daniel intenta explicar la vida que viven, y su explicación se acerca mucho a la explosión de la bomba durante el incidente, lo que daría a entender, al contrario que Eloise, que la línea X no fue diseñada, sino que fue el resultado de ese proceso. Aunque esas contradicciones aparentes pueden ser dos simples aspectos de una explicación algo más compleja.

Por suerte para Desmond, Daniel no quiere separarle de Penny, más bien todo lo contrario. ¿Sabe Daniel quién es Desmond? Recordemos que en el universo de la isla, Desmond era precisamente la constante de Daniel, su ancla a un momento concreto del tiempo. ¿Sabe todo eso Daniel? Quizá. O quizá no. Después de todo, niega ser capaz de entender el diagrama que él mismo ha dibujado.

El encuentro se ha hecho esperar, pero no defrauda. Porque sabemos que no puede defraudar. Penny y Desmond forman una pareja cósmica. Y el encuentro –que se desarrolla en un espacio conocido, el lugar donde Desmond se entrenaba para dar la vuelta al mundo, un lugar especialmente simbólico para su historia de amor- es literalmente eléctrico. Los dos se dan la mano y entonces…

Y entonces se produce el episodio.

Lo digo literalmente. En ese momento se causa todo el episodio.

En cierta forma, el episodio es la historia de un regreso, de un reencuentro. De varios. Desmond regresa a la isla, a pesar de que Desmond ya había cumplido. Cuando giró la llave de la estación Swan, ya demostró que era el hombre que quería ser. Desde ese momento, sólo fue cuestión de encontrar la forma de volver con Penny. Desmond podría haber vivido tranquilo y feliz de no haber intervenido Daniel, Ben y finalmente Widmore. De la misma forma, el Desmond X regresa al mismo estadio para reencontrarse con el mismo amor. Ahora la situación está invertida, porque es él el que busca, no el objeto de la búsqueda.

Al Desmond de la isla lo meten en una caja que me recuerda mucho a la del origen del Doctor Manhattan. No quiere estar allí, encajado entre dos electroimanes, por lo que está atado y destroza la silla en un ataque de furia. Así debe ser, de la misma forma que atacó salvajemente a Widmore. Debe quedarnos claro el contraste con lo que sucederá después.

Uno esperaría que uno de los dos electroimanes le rompiese el corazón. Sin embargo, eso no es lo que sucede. Lo que sucede es algo más misterioso.

Se produce el instante del contacto.

El Desmond de la línea X, después de quedar con Penny, le pide a Minkowski el manifiesto del avión. ¿Para qué? ¿Qué planea hacerles a los otros perdidos? Mientras tanto, el Desmond de la isla acepta de inmediato colaborar con Widmore. Es más, ni siquiera pide explicaciones. Habiendo alcanzado la budidad, está claro que sabe exactamente qué hacer. Su plan ni siquiera parece depender de estar con Widmore. Irse con Sayid le resulta igual de conveniente. O quizá, sumando dos y dos a partir del episodio anterior, ya suponía que eso iba a pasar. Yo me inclino por pensar que hay algún detalle fundamental que Desmond, cualquiera de los dos, ha comprendido y que a nosotros todavía se nos escapa. Creo que ese detalle es el conocimiento cabal sobre la naturaleza de la línea X.

¿Qué ha pasado con nuestros Desmond? Bien, ahora Desmond es el punto de unión entre líneas. No se trata simplemente de que haya influencias de una línea sobre la otra. No, en este episodios hemos visto un contacto real entre las dos, en la persona de Desmond. ¿Cuál es la naturaleza de ese contacto? Pues yo tengo tres hipótesis, que les ofrezco para que decidan cual es la mejor, aunque conociendo la serie, lo más probable es que me equivoque en las tres. Ya veremos si tuve razón en algo:

1. Desmond X y Desmond de la isla han combinado recuerdos. Desmond X ya sabe quién es Penny, conoce a todos los perdidos y sabe exactamente qué sucedió en la isla. Lo mismo con el Desmond de la isla, que ha comprendido que la línea X posiblemente sea un regalo, o una recompensa. Cada uno por su lado va a colaborar en el plan.

2. Desmond X y Desmond de la isla se han intercambiado. En la línea X tenemos ahora al Desmond de la isla, mientras que el Desmond X está ahora en la isla. Posiblemente también haya compartido recuerdos. Por eso el Desmond que despierta en el estadio está tan absolutamente encantado de ver a Penny (apenas puede evitar la gran sonrisa, de la misma forma que el Desmond de la isla no pudo evitar un temblor en la mejilla antes de atacar a Widmore), y el Desmond del electroimán acepta sin problemas colaborar con el hombre en que confía y con el que lleva trabajando tanto tiempo. Como Desmond en la línea X conoce personalmente a los perdidos, su plan es ponerse en contacto con ellos, de ahí la petición del manifiesto.

3. Desmond X y Desmond de la isla son ahora la misma persona. Básicamente la misma situación que planteaba antes con Eloise. No hablo de un simple compartir recuerdos, sino de algo más fundamental en el contexto de la serie –y que nos quedará más claro en cuanto comprendamos totalmente su metafísica. Ahora los dos Desmond tienen la misma esencia (la misma alma). O quizá la tuvieron siempre, y la experiencia cercana a la muerte del Desmond de la isla (metido en un aparato capaz de freír a una persona) y el encuentro con el amor del Desmond X (amor y muerte es una combinación muy poderosa) han hecho que los dos despierten a esa realidad fundamental. El amor y la muerte nos han dejado a un único Desmond. No, no es exacto, porque siempre hubo uno solo, pero no lo sabíamos.

Esta última posibilidad es la que me resulta más interesante. Si Desmond es el primer perdido en encontrarse en esa situación, podría ser el primero de muchos. Es más, podría ser el final de la serie. Si se produce el gran reset que muchos vaticinan, podría ser que los personajes que conocemos acabasen viviendo en la línea X. Pero es poco consuelo pensar que una versión de ti vive en otro universo (aunque tenga tus recuerdos, cosa que tampoco me consuela demasiado). Pero si hay una esencia en los personajes capaz de coexistir entre universos. Bien, el final podría ser un baño de sangre.

Y a la vez un final feliz.

Amor y muerte.

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[Recibido] Kanikosen. El pesquero de Takiji Kobayashi

Llamativa novela japonesa que me era absolutamente desconocida, Kanikosen. El pesquero (Ático de los libros. ISBN: 978-84-937809-0-6. 152 pp. 15,00 €) de Takiji Kobayashi, que la portada define como: «La versión japonesa de Las uvas de la ira«.

De la contraportada:

«Vamos hacia el infierno». Así empieza la historia del Hakko Maru, un pesquero que faena en las gélidas aguas de Kamchatka, al este de Rusia, y de su tripulación: una variopinta colección de curtidos lobos de mar arruinados por la bebida y las mujeres, estudiantes universitario en deuda con el Estado y campesinos pobres al borde de la inanición.

Mientras el viento muerde la cubierta y la ventisca convierte a los barcos en fantasmas, el patrón de la expedición pesquera fuerza a los tripulantes a trabajar hasta el agotamiento y les aplica castigos brutales si se atreven a protestar. Poco a poco, se extiende el germen de la revuelta y, a pesar de que naves e la marina Imperial japonesa patrullan la zona para mantener el orden entre la flota pesquera, estalla el inevitable motín.

Kanikosen es un clásico de la literatura japonesa. Se publicó por primera vez en 1929 y en la actualidad ha experimentado un espectacular resurgimiento que lo ha llevado a las listas de los más vendidos en Japón, pues los lectores modernos se han identificado con los modestos personajes que protagonizan esta novela.

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Enlaces compartidos en Google Reader el día 06/04/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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[Recibido] De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki Murakami

Leí este libro –De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki Murakami (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-230-1. 232 pp. 17,00 €))- en 2008 (en la versión en inglés) y me encantó. De forma indirecta, aunque probablemente fuese la única posible, Murakami revela, hablando de su afición a correr, muchas facetas de su vida y su literatura. Posiblemente sea lo más cercano que tengamos nunca a una autobiografía de Murakami.

De la contraportada:

En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música y de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.

Aprovecho para enlazar a El club de jazz de Haruki Murakami. Lectura obligada.

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Los Elementos

De entre las aplicaciones ya disponibles para el iPad, me llama especialmente la atención The Elements, una exploración de la tabla periódica que parece especialmente lograda, sobre todo como herramienta educativa.

Aquí hay un vídeo demostrativo que hicieron en Boing Boing. La cámara se mueve un poco de más, pero sirve para hacerse una idea bastante buena.

Vamos, que será una de las primeras aplicaciones que caiga.

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Enlaces compartidos en Google Reader el día 05/04/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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Lost, 6ª temporada, episodio 10, «The Package»

No leer a menos que hayas visto el episodio.

Este párrafo debe su existencia al simple deseo de mostrar la mayúscula que aparece al principio (si estás viéndolo en la web, si el tema funciona, si se dan todas las circunstancias…). Al principio pensé en escribir un párrafo cualquiera como introducción, pero luego pensé ¿soy periodista o qué? Me pareció más intelectualmente honrado encadenar unas palabras.

El Paquete

Salen tantos paquetes en este episodio que en cierto momento ya me cansé de contarlos. Es un ejemplo de los guionistas metiendo todas las referencias posibles. La narración queda genial, y el episodio me gustó mucho, pero representa un gran esfuerzo para cualquier pobre reseñador.

Por supuesto, el paquete más evidente es el propio Desmond David Hume, devuelto a la isla por las malas artes de su suegro y al que llaman «paquete» (ahora es un instrumento, así que ni siquiera merece nombre). Por cierto, que Charles Widmore se comporta un poco como el padre de Sun; secuestra a su yerno y el padre de Sun pretendía matar al «suyo» (no lo es estrictamente, porque no están casados), los dos aparentemente pasando de la felicidad de sus hijas. Es más, Paik pone en peligro a su nieto o nieta (al cancelar la cuenta sin prever que la visita al restaurante podría retrasarse), y nada sabemos del destino del pobre Charlie Hume. Es lo malo de tener padres dominantes con mucho dinero.

Jin es otro paquete más que evidente. Junto con el reloj y los 25.000 dólares (hay que reconocer que Paik sabe encontrar buenos precios para matar a alguien, no parece que Keamy esté tan necesitado de pasta como para cobrar sólo eso). Él mismo debía entregarse en el restaurante famoso para dejar que lo matasen, como si las vacas se acercasen solas por la cocina. La intervención fortuita y combinada de la aduana de Estados Unidos y los pechos de Sun le salvaron de ese destino. Se ve que Keamy sólo mata si cobra primero y jamás daría gratis lo que puede cobrar (es como un músico o algo).

Y también, el hijo o hija de Sun en la línea X. No puede ser la hija que conocemos, porque Ji Yeon fue concebida en la isla tan claramente que Juliet pudo asegurarlo. En este caso, es evidente que Sun salió de Corea embarazada. Pero, ¿el padre es Jin? Eso se da a entender, por la forma en que Sun está dispuesta a revelar la noticia justo antes de la interrupción. Pero en la línea de la isla, Jin era estéril antes del accidente. ¿Jacob lo volvió estéril para que concibiese a su hija en la isla?

¿Más paquetes? La tercera zona de energía electromagnética que busca la geofísica. La cámara que mágicamente aparece al final trayendo noticias, esta vez sí, de Ji Yeon. Incluso el propio avión, que está ahí esperando tan tranquilo y que todos parecen considerar de lo más importante. Pero si lo es, ¿por qué Widmore no lo ha destruido?

¿Quién es Christian Shephard?

El monstruo de humo no puede ir sobre el agua.

Se lo dice el propio Flocke a Sawyer, cuando éste pregunta para qué necesita la barca, indicándole que si pudiese cruzar el agua, no estaría en la isla. La respuesta de Sawyer, ofrecida con ese gesto de sarcasmo, es perfecta.

Ahora pensemos un momento, porque la cosa es importante.

Christian Shephard se le apareció a su hijo en el mundo exterior. Si lo que dice Flocke es cierto –y tiendo a creerle por una razón que expondré más adelante-, Christian no era el monstruo de humo, porque el monstruo de humo está limitado a la isla. Fue una alucinación, me dirán ustedes. Cierto, podría ser. Pero Christian Shephard también se le apareció a Michael en su último momento a bordo del carguero del infierno. Fue básicamente una despedida, un «ya puedes partir en paz».

Pero no pudo ser el monstruo de humo.

Primero, ¿para qué iba a querer el monstruo de humo despedirse de Michael? Si Michael era una pieza más en el plan, decirle adiós no tendría mayor sentido. Y Flocke no parece caracterizarse por sentir aprecio a largo plazo por la gente, tal y como demuestra en este mismo episodio. Ante la insistencia de Claire, que se porta como una niña mimada, Flocke prácticamente la da permiso para matar a Kate. O quizá ese «lo que será, será» sea mucho más ambiguo de lo que parece, más bien una forma de quitarse a Claire de encima.

Segundo, el monstruo de humo no puede atravesar el agua. El carguero estaba anclado al menos a la distancia de la isla Hydra. Si el monstruo de humo no puede llegar a la isla Hydra cruzando el agua, tampoco podía llegar hasta el carguero.

Tercero, cuando Claire habla de su padre y su amigo, allí cuando se encuentra con Jin, distingue claramente entre los dos. Su padre por un lado y su amigo, que aparentemente puede adoptar la forma de John Locke, cosa que ella comprende perfectamente. Es decir, su padre es su padre, mientras que su amigo puede que tenga la cara de John Locke, pero no es él.

Es decir, que todo apunta –si creemos a Flocke, claro- a que el Christian que hemos visto en la isla es alguien diferente al monstruo de humo. Pero si así es, ¿quién es?

La revelación de Flocke tiene otra consecuencia curiosa. Si es cierto que no se puede mover libremente por el mundo, la teoría que dice que la prisión del mal –a saber, el infierno, del que la isla es el «tapón»- es el mundo entero (no es una idea nueva; ya formaba parte del ADN de la serie Angel) no tendría sentido, porque el monstruo de humo estaría confinado a la isla. Podría ser, si Flocke miente. Aunque yo espero que la prisión sea algo más «metafísico», algo que de alguna forma conecte con la línea X.

Charles Widmore, ese hombre

¿Widmore conoció al hombre de negro? Según le explicó Jacob a Richard Alpert, Jacob quedaría completamente en segundo plano, aislado de los «jefes» de la sociedad utópica que se crearía en la isla. Entiendo que los Otros son esa sociedad y que de la misma forma que Ben jamás conoció a Jacob, Widmore tampoco se encontró con él, que toda relación la mediaba Richard.

Pero eso es simplemente resultado de una decisión de Jacob, no de una regla de la isla. Por tanto, el hombre de negro no estaría limitado de la misma forma. Podría darse a conocer, de la misma forma que se presenta ante los perdidos, con tranquilidad, ofreciendo la tentación.

El encuentro entre Flocke y Widmore deja bien claro que no se conocían. Es decir, queda claro que Widmore sabía de su existencia y conocía los suficientes detalles como para levantar la verja sónica. Pero esos detalles también los conocía la Iniciativa Dharma, porque rodearon su pueblecito con la misma tecnología. ¿Cómo lo supieron? ¿Fue parte del tratado de paz? ¿Tú no me disparas y yo te digo cómo parar al monstruo de humo? Pero en ese caso, ¿por qué los otros no usaban esa misma tecnología? Supongo que el círculo de ceniza les pareció un método barato a la par que eficiente (por cierto, ¿cómo es que sabían invocar al monstruo de humo?). Una dicotomía «ciencia/fe» más, de las muchas que nos ha ofrecido la serie.

Esos dos hombres midiéndose, enfrentados a lados opuestos de una barrera invisible, claramente están en oposición. Flocke le recuerda a Widmore su propio comentario sobre la guerra por venir. Ya está aquí, dice. Lo que plantea la pregunta, ¿qué quiere Widmore? ¿Por qué está haciendo todo esto?

La explicación que dio Ben en su día fue que Widmore quería controlar la isla para sus propios fines. Siendo el señor Burns de Lost, Widmore sólo se mueve por dinero. Podría ser una de esas explicaciones cómodamente satisfactorias, el hombre rico que es malo hasta la médula. Pero hay un detalle que no conviene olvidar: Widmore ya ha sacrificado un hijo a la isla. Daniel Faraday fue a la isla para cumplir un destino que a su vez iniciaría todo lo que está sucediendo ahora, en una sucesión de acontecimiento que tuvo todos los rasgos de una tragedia griega, donde unos padres contemplan cómo su hijo muere cumpliendo un destino inevitable. Es más, en la escena en la que están solos, Widmore y Eloise –padre y madre- parecen sinceramente dolidos por el destino de su hijo. Aunque no queda claro si no hicieron nada por evitarlo o no pudieron hacer nada por evitarlo.

¿Un hombre que ha sacrificado tanto podría realmente estar actuando por dinero/poder? Imagino que sí, que es posible, sobre todo ahora que lo vemos sacrificando parte de la felicidad de su hija Penny. Porque vamos, no parece que Desmond haya vuelto a la isla por propia voluntad, sobre todo cuando rechazó tan claramente la invitación de Eloise.

Una vez más me pregunto si Widmore juega en el equipo de Jacob. Si realmente busca su beneficio personal, no está claro por qué Jacob iba a quererle de su lado, cuando tan decidido está a proteger la isla; a menos, claro, que lo considere una consecuencia desafortunada del libre albedrío. Por otra parte, si Widmore no es el que debía llegar a la isla, ¿quién era? Una solución simple es pensar que Widmore forma parte del plan de Jacob, que su presencia es necesaria, pero no es un agente de Jacob. Aunque no puedo evitar pensar que nos preparan la redención de Widmore, la justificación de todos sus actos.

La muralla china es porosa

Pero volviendo a Jacob, Widmore, hombre de negro y Richard Alpert, también sabemos, por esta temporada, que la teoría de la muralla china –que separa a ocupantes de la isla de Jacob por medio de Richard Alpert- no es totalmente cierta. Hay Otros que claramente han interaccionado con Jacob y que, como Dogen, claramente saben más que Richard. ¿Significa eso que Jacob está dispuesto a intervenir cuando es menester? ¿O significa que hay una casta de Otros, otros dentro de los Otros, destinada a preservar la isla en sí como tapón en lugar de aspirar a construir una sociedad mejor? Aunque, otra opción simple es que Dogen fuese un candidato en su momento.

Otra cosa que cuenta Flocke es que precisa de todos los candidatos para escapar de la isla. Aparentemente no le basta con que estén muertos, porque en ese caso la cosa se podría haber arreglado con mucha facilidad. Si bien otra de las reglas es que Flocke no puede matar a un candidato, la solución pasaría, como en el caso de Ben y Jacob, por dar con alguien dispuesto a hacerlo por ti. E incluso considerando la posibilidad de que los candidatos simplemente no pueden morir –como parece que sucedió cuando Jack encendió la mecha de la dinamita-, bastaría con pillar a alguien como Desmond, que se salta las reglas como quiere. Pero, ¿conoce Flocke la existencia de Desmond? De conocerla, ¿cambiaría eso sus planes?

Un detalle que otros han apuntado y que parece muy importante: hay ahora mismo seis candidatos que se corresponden con los números conocidos.

De candidatos

Me ha llevado un tiempo, pero creo que he acabado entendiendo una parte del asunto de los candidatos.

En primer lugar, a los candidatos no se les puede obligar a hacer nada. Ya lo deja claro Flocke cuando, en la cueva, le detalla a Sawyer todas las opciones posibles de las que dispone como persona que tiene su nombre escrito en la cueva. Es evidente que él personalmente prefiere la de «vámonos rápido de aquí», pero no deja de especificar las otras. Sawyer debe elegir libremente. Dogen deja que Hurley haga lo que quiera, una vez que éste se saca del bolsillo la placa de candidato (si el doctor Bill Harford lo llega a saber, se pasa la película diciendo «soy un candidato»). Y en este episodio, Flocke le ofrece a Sun todas las opciones posibles para intentar convencerla. Y Sun hace uso de su libre albedrío, en su caso, salir corriendo como alma perseguida por el diablo (¿lo pillan?, ¿el diablo?). Flocke no puede evitarlo y corre tras ella, intentando argumentar (lo que, si persigues a alguien, no creo que sea muy efectivo). Qué fácil habría sido transformarse en ese momento en el monstruo de humo y llevársela. Pero no, porque Sun tiene que hacer las cosas por su propia voluntad. Flocke no puede arrastrarla a la fuerza.

¿Es eso lo que comprender Richard cuando Sun se pone como una furia? ¿Ha sumado dos y dos y ha comprendido que el plan no se puede ejecutar si Sun se niega a ir? Tiene que ser Jack el que vaya a ella y la convenza con palabras, haciendo que sea Sun la que quiera ir. Libre albedrío total para los candidatos. Jack tenía que ir por su propia voluntad al templo, Hurley tenía que decidir subir al avión y Sayid tuvo que aceptar participar del plan de Flocke.

Los candidatos son variables.

Otro detalle, aunque no me parece tan claro, es que a los candidatos no se les puede mentir. Flocke, Jacob y demás de su nivel tienen que decir la verdad ante una pregunta directa. Por eso Flocke dice de inmediato que es el monstruo de humo, detalla sus limitaciones para viajar por el agua y, en general, cuando está con alguien que podría ser un candidato, como Jin, tiende a decir la verdad (por cierto, que Flocke le pregunta a Jin si Sawyer le ha contado lo de la cueva. Resulta que sí se lo había contado. Debe ser la primera vez en toda la serie en la que dos personajes se han contado algo en lugar de mantener el secreto durante tres temporadas. Claro, ya no quedan más). Supongo que pueden usar subterfugios de algún tipo, pero creo que no pueden mentir claramente.

Mira este mapa y dime lo que ves

El asalto al campamento de Flocke fue muy divertido. También sirvió para demostrar que Sayid será un gran agente secreto, pero sería incapaz de cuidar ni de una mesa camilla. En cuanto Flocke se da la vuelta, zas, desastre. El único punto oscuro de ese asalto fue que los asaltados quedasen con vida. Widmore envió a Keamy, que no tenía reparos en matar. Pero también envió a Faraday, que desactivó la planta de gas tóxico de la isla. Tengo la impresión de que tras ese asalto –ejecutado de esa forma- hay algo más de lo que parece, aunque quizá esté todo relacionado con los candidatos. Quizá no los podían matar. Y puestos a tener que mirar a quién no matar, decidieron dejarlos vivir a todos.

Del asalto, Widmore quería a Jin, aunque no tan pronto. Pero la geofísica se adelanto. Y lo de que es geofísica debe ser muy importante, primero porque lo repiten para dejártelo claro, y segundo porque le pregunta a Jin por las zonas de actividad electromagnética. Como él firmó el mapa, en su época Dharma, algo sabrá sobre ellas.

Es interesante que resurja todo esto ahora. Después de un buen montón de episodios que lidiaban con los aspecto más ligados a la mitología, a la fe, a lo mágico, de pronto la simple cuestión científica de las extrañas propiedades magnéticas de la isla regresa al primer plano. Está claro que Widmore no es un hombre de fe, no es como Dogen o el propio Richard, a menos que llamemos fe a confiar en el cañón de una pistola. De la misma forma que tiene una verja sónica –buena preparación se llama a eso- parece también dispuesto a aprovechar las propiedades de la isla. Su magnetismo está también claramente conectado con Desmond, quien ya desactivó la anomalía bajo la estación Swan, recibiendo a cambio sus poderes de flotar en el tiempo. ¿Y también entre líneas paralelas?

David Hume could outconsume Schopenhauer and Hegel

¿Qué es Desmond? Desmond era un hombre. Pero un día, le dio a una llave, abrió una puerta, salvó al mundo y entró en un reino mágico. Ahora es algo más que un hombre. Le hemos visto saltar en el tiempo, regresando a su pasado, o viajando a su futuro. También es un hombre especial, que no está sujeto a las reglas. ¿Fue siempre especial o lo es desde el momento en que giró la llave? La dicotomía podría no existir. Si Desmond se puede mover en el tiempo, entonces Desmond es especial en cualquier momento de su existencia, independientemente de en qué momento adquiriese su poder.

¿Sufrió una transformación análoga a la de Jacob y el hombre de negro? ¿Es el tercer miembro de una trinidad? Recuerden cómo sucedió aquello. Dejaron pasar los minutos, y cuando se agotaron los 108, aparecieron jeroglíficos. Los jeroglíficos están relacionados con la mitología de las islas, con Jacob y el innominado hombre de negro, lo que da a entender que son muy antiguos. Pero, ¿por qué iba a usar jeroglíficos la iniciativa Dharma? Es más que evidente que la actividad electromagnética de la isla está íntimamente conectada con su mitología.

Desmond es un Ulises condenado a regresar a la isla de Circe, dejando en casa a mujer e hijo. Está embarcado en una guerra que ni le va ni le viene, en la que no quiere participar, pero en la que parece ser muy importante. No creo que construya un caballo de madera, ni que él mismo lo sea. ¿Se le va a pedir que vuelva a girar una llave? ¿Su fin último es detonar uno de esos núcleos de energía electromagnética? ¿Por qué? Quizá porque es el único capaz de hacerlo sin destruir el mundo en el proceso. Quizá como último recurso, como arma final si todo lo demás falla. Destruir la isla y sellar definitivamente la botella.

Pero en ese caso, ¿por qué la botella tiene tapón? Si vas a encerrar al mal para siempre, ¿qué sentido tiene dejarle una puerta para salir? Quizá sea, nuevamente, una cuestión de libre albedrío. De equilibro entre blanco y negro. Para que el bien exista, debe existir también el mal. Pero sin que se desmadre.

Desmond es la constante.

¿Es la constante entre líneas? ¿Es él el punto que une la línea X con la línea de la isla? ¿Sólo hay un Desmond que es siempre el mismo en todos los mundos posibles? Su misteriosa aparición en el avión da a entender que algo raro pasa. Pero como no ha vuelto a aparecer, no sabemos nada. Pero cuando lo haga, es muy posible que nos quede claro un aspecto fundamental de la relación entre las líneas.

De líneas que se cruzan

Antes de abrir la puerta, Sun se mira al espejo. Se demora un poco de más, como si estuviese viendo algo más de lo que parece. Luego, tras abrir la puerta, mira a Keamy como si estuviese a punto de reconocerle. Más tarde, cuando Jin dispara a Mikhail, le quita el ojo que al ruso le faltaba en la isla. La línea original parece estar influyendo en la línea X.

Pero Sun X no habla inglés. Tiene más de una oportunidad de usarlo para resolver la situación y cuando la cajera dice que la cuenta no existe, no registra ni la más mínima sorpresa. Y de pronto, la Sun de la isla se pega un golpe en la frente y se queda sin inglés. No puede hablarlo, aunque sí escribirlo, de la misma forma que Sun X no lo habla.

Resulta que la línea X puede influir sobre la línea de la isla.

Imagino que las influencias mutuas se irán multiplicando a medida que se acerque el final de la temporada. Quizá al final los defensores del gran reset tengan razón, y la línea X sea la línea nueva. Pero eso no explica algunas de las influencias. Si la línea X está a medio hacer, ¿por qué está adoptando rasgos físicos de la isla? Es decir, ¿por qué a Jack le aparece una cicatriz que tuvo en la isla?

Lo de los recuerdos y eso no es tanto problema. Si Desmond, o quien sea, resetea la isla, todos podrían adoptar sus mismos poderes (o quizá ya los obtuvieron en el flash del incidente) y sus consciencias están trasladándose lentamente a la línea X. Como el proceso es gradual, todavía no lo hemos percibido como un hecho originado en un momento determinado. Pero los cambios físicos son bastante más difíciles de explicar.

También hay una diferencia temporal entre líneas. La línea X es de 2004 y la de la isla es de 2007. Pero también se puede explicar. Así a ojo, en ambas líneas ha pasado básicamente el mismo tiempo. Si decimos que la muerte de Jacob está conectada con la turbulencia del avión, las dos líneas estaría desarrollándose más o menos al mismo tiempo (sí, los tiempos no acaban de cuadrar, pero Lost siempre ha tenido un problema con esos detalles de tiempo) a partir de ese momento, aunque los años no coincidan.

Como opción final, quizá la línea X esté relacionada con el libre albedrío de los candidatos. Al ejercerlo, están creando la línea que podría haber sido, o la que será. Recordemos, también, que Widmore, al referirse a las consecuencias de la liberación del hombre de negro, dice que todo lo que quieres dejará de existir. Quizá el destino no sea morir, sino esté relacionado con la línea X.

La pareja

Quizá no tengan la carga romántica de Penny y Desmond, pero Jin y Sun no sólo llevan allí desde el principio –antes incluso que Rose y Bernard- sino que además han pasado de todo. Fuera de la isla tuvieron adulterio, problemas matrimoniales, la esclavitud del marido ante su suegro, madre del pasado que surgía para destruir el matrimonio del hijo y demás. Han sido felices y han sido infelices. Sun dio a Jin por muerto durante mucho tiempo, y Jin intentó sacrificarse para hacer creer a su mujer que había muerto.

Y tienen una hija.

Hija que regresa en el último momento, en una cámara de fotos, para que el padre la vea al fin. Y la cámara se la da un hombre con otra hija, a la que no debe ver desde hace también un tiempo.

Padres e hijos con problemas. Una vez más.

La relación de Jin y Sun en la línea X parece muy diferente. Más feliz en cierta forma, pero no demasiado sólida. Paik es mucho más dominante, y no consiente que toquen a su hija. Planea matar a Jin, cuando en la línea de la isla –después de hacerle un favor a su hija- lo convirtió en un esclavo. Por otra parte, al no estar casados, su relación no ha tenido demasiados problemas y viven felizmente su relación a escondidas.

Hasta la intervención de Keamy (me encanta el actor interpretando ese personaje, una especie de peligroso gángster payaso).

Lo de los niños en este episodio me llama especialmente la atención. Sun recibe un tiro (cosa que sabíamos que pasaría en cuanto Jin le dijo que se apartase y la pistola se puso a disparar como loca; hay cosas que en televisión son inevitables) y confiesa luego su embarazo. No está claro si ése es un niño que existe en la línea X o uno que no existirá (esperemos al veredicto del hospital). Mientras tanto, en la línea original Ji Yeon existe sin problemas. No sé por qué, pero tengo la impresión de que su reaparición es muy importante.

(Por cierto, Sun no parece pensar nunca en su hija. ¿No les parece raro?)

Sobre explicaciones

En mi comentario sobre el episodio anterior, Pirx dejó una reflexión que toca el tema de las explicaciones. En concreto, señala que para él las explicaciones míticas no explican. Que por ejemplo, si tenemos dioses, una explicación de otro tipo, digamos más «racional», resultaría más satisfactoria.

Yo creo lo contrario. Creo que en el contexto de una narración, una explicación mítica tiende a funcionar mejor que las otras. Al menos, en una serie tan preocupada por cuestiones trascendentes como en este caso. No porque la explicación «mitológica» sea más real, sino precisamente porque resonará más con los esquemas mentales de los lectores, con el sustrato mítico que empleamos para dar sentido a nuestra existencia. Una narración, después de todo, no es un ensayo, y tiende a recurrir a elementos que no son racionales.

En el caso de Lost, a pesar de ser una serie que oscila sin problemas entre magia y ciencia, una explicación con exclusivamente extraterrestres o viajes en el tiempo haría que el resultado final fuese menos interesante. Creo que una explicación mitológica sería mucho más satisfactoria, porque se ajustaría a cientos y cientos de historias míticas que ya conocemos. Precisamente en el esquema en el que la serie pretende encajar: la zona de las metáforas, las resonancias y los distintos niveles de lectura.

Debemos recordar que incluso la ciencia ficción más científica emplea los arquetipos más firmemente enraizados en nuestra consciencia.

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El futuro de los juegos de mesa: Small World para el iPad

Ya comenté las ventajas del iPad para los juegos de mesa. No es una idea novedosa en ningún sentido, es perfectamente evidente para cualquier persona interesada en ese tipo de juegos de tablero. Pero me alegra comprobar que también es interesante para algunos editores, como es el caso de Days of Wonder, que ha presentado una app para el iPad basada en el juego Small World.

Small World es un juego de control de territorio. Como indica su nombre, no hay espacio suficiente para todos (de hecho, el juego físico viene con distintos tableros dependiendo del número de jugadores), por lo que el enfrentamiento es inevitable. Cada jugador intenta expandirse como puede y sacar el mayor beneficio posible, empleando las habilidades especiales de la raza que ha elegido. Pero la gracia del juego está en que se puede cambiar de raza cuando resulte más conveniente.

Muy inteligentemente, debido las limitaciones de espacio, la app para el iPad es un juego para dos que se juega cara a cara. El iPad se encarga de hacer cumplir las reglas y ahorra tener que mover todas las piezas de cartón. En la nota de prensa, la empresa define esta app como “The world of board games and digital gaming will never be the same” y es una de las pocas veces que lo creo. Estoy seguro de que el futuro de los juegos de mesa en dispositivos como el iPad va a ser espectacular. En el caso concreto de este juego, las reseñas hablan de problemas debido a que es una versión inicial creada para coincidir con el lanzamiento del iPad. Pero todo se andará.

Y la verdad, por 3,99 euros, cuando tenga mi iPad Small World será la primera aplicación que caiga.

(vía Boardgame News)

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Rimero de enlaces

Enlaces compartidos en Google Reader el día 04/04/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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Rimero de enlaces: especial iPad

Enlaces compartidos en Google Reader el día 03/04/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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