A tiro limpio, de Boris Vian

Dicen que A tiro limpio (Tusquets Editores. ISBN: 978-84-8383-198-4. PVP: 120 pp. 12,00 €) fue la primera novela escrita por Boris Vian. Pero curiosamente, se publicó después de su muerte. Primera y última, posiblemente. Alfa y omega. Lo que, leyéndola, me resulta positivamente conforme. Porque esta novela empieza de una forma y acaba de otra. Arranca, y mantiene durante mucho rato, el tono gamberro de Boris Vian, para terminar con un súbito arrebato de ternura, como sucedía, por ejemplo, en cierto momento de El otoño en Pekín.

También resulta una novela curiosa. Los protagonistas comienzan siendo dos jóvenes de la elite –Adelfín y Seafinio- y cuando termina la novela los protagonistas son otros dos personajes: Loostiló y Antioquío. Es más, por si eso fuese poco, en medio la novela se pone a contar otra novela, protagonizada por otro personaje. La carrera que mueve la acción es por recuperar el «barbarón bífido», que a lo mejor ha sido robado, a lo mejor se ha perdido o a lo mejor sigue exactamente donde estaba, que quizá sea falso, aunque quizá verdaderos, aunque seguramente ninguna de las dos cosas. En esta novela se mata y se mata con alegría, de la forma más estrambótica posible y con mares de sangre. Salen todo tipo de vehículos e incluso un bicho llamado Rhizostomus gigantea azurea oceanensis. Por seguir, incluso sigue la convención de cambiar completamente la trama cada pocas páginas, para no aburrir al lector, o quizá para desconcertarle, no me queda claro.

Todo en unas 100 páginas.

100 páginas bastante divertidas.

A tiro limpio tiene la frescura de todo lo que se hace por primera vez, y gran parte de la gracia de novelas posteriores. Para los seguidores de Boris Vian será posiblemente una gran adición a la biblioteca del autor. Las partes más macarras probablemente provocarán el rechazo de otro tipo de lectores. Pero como en otra novelas posteriores, subyace a la historia una seriedad fundamental, un núcleo duro que el ácido de la prosa de Boris Vian no ha logrado disolver. Es posible que la narración sea grotesca y demencial, repleta de crueldad –con momentos que hoy consideraríamos poco políticamente correctos -y humor a partes iguales, pero en el fondo hay algunas cosas que a su autor le importan mucho. La anarquía no es absoluta, el caos no es total. Y es precisamente ese poso lo que da valor a todo lo demás.

[50 libros] 2010

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Rimero de enlaces

Enlaces compartidos en Google Reader el día 01/03/2010. Son enlaces que por alguna razón, positiva o negativa, me han llamado la atención:

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Lost, 6ª temporada, episodio 5, “Lighthouse”

Lo de siempre, elucubraciones varias sobre el quinto episodio -todo demasiado ad hoc para ser considerado teorías- que no deberían leerse a menos que hayas visto el episodio.

En más de un aspecto, este episodio es la imagen especular del inmediatamente anterior. Lo que está bien, tratándose de un episodio con más de una referencia a los espejos. No sólo hay espejos en el faro –que por cierto, estoy seguro de que tendrá importancia cuando se cuente la historia del Black Rock– sino que, para asegurarse, hay una nueva referencia a Alicia y sus aventuras en otro mundo, una de las cuales era, por supuesto, a través del espejo y las fotos están colocadas en un espejo. En episodios anteriores ya había salido el conejo blanco –y vuelve a salir un conejo-, e incluso una estación Dharma… Y, además, el Jack de la isla aparece por primera vez reflejado en el agua.

En este episodio, como en el anterior, una entidad “superior” guía a alguien hasta un lugar donde encuentra números y letras. Le guía allí para que comprenda. Mientras tanto, en la línea X, una persona encuentra la paz en su vida y se reconcilia con algún problema de su pasado, problema que en la isla le había atormentado durante varias temporadas. Si en la isla esa persona está o estaba rota, en la realidad X esa misma persona acaba comprendiendo cómo corregir su vida y superar su problema. En ambos casos, el personaje en la línea X revela sus sentimientos a una persona que no existe en el presente de la isla.

La diferencia, claro, radica en los detalles.

En el episodio cuatro, Flocke guía a Sawyer hasta el fondo de una cueva, un lugar agreste, primitivo, oscuro, hogar de letras escritas con una piedra en paredes bastas, un lugar, como dije, que recuerda al inconsciente. Flocke no duda en dejar que Sawyer explore por sí mismo y sólo interviene cuando tiene claro que Sawyer no acaba de entender. Es más, le explica claramente lo que está pasando. Le habla de los candidatos, de la razón para su presencia en la isla y de lo que eso implica. Es más, le indica cuáles son las opciones. Flocke da respuestas, al menos algunas.

Eso del supuesto malo de la serie.

Aunque, claro está, debemos recordar que el demonio también puede citar las escrituras.

En este episodio, Jacob guía a Hurley y a Jack hasta un lugar: un faro, una construcción claramente artificial, de líneas rectas, luminoso, con piezas de metal, con artilugios, incluso con un telescopio, un lugar muy alejado de la cueva de Flocke, un lugar más propio de Jacob y que recuerda a la mente consciente (un lugar por el que deben ascender, en oposición al descenso del episodio anterior). Jacob no les dice nada, no les explica para qué van. Es más, no les da ninguna respuesta. ¡Pero ahora sabemos que los números son grados!, se me podría objetar. A lo que yo respondería: vale, pero la verdad, no explica mucho y, en todo caso, es algo que los espectadores hemos descubierto, no algo que los personajes hayan aprendido. Excepto en el caso de Hurley, que podría reconocer los números, a Jack le importa más lo que el espejo muestra. Cuando al final Hurley reclama que la próxima vez, pues no sé, que Jacob se explique un poco y eso, la respuesta no parece muy alentadora. Y además, a Jacob tampoco parece importarle demasiado lo que pase con la gente del Templo.

Eso del supuesto bueno de la serie.

Aunque, claro está, debemos recordar que incluso el mejor jugador se ve obligado ocasionalmente a sacrificar una pieza.

En la línea X del episodio anterior, Locke se reconciliaba con la idea de estar en silla de ruedas y aceptaba el hecho de que hay cosas que simplemente no puede hacer. La imagen invertida del Locke de la isla, que jamás acepto limitaciones, e incluso de la parte de Locke que sigue viviendo en Flocke.

Mientras tanto, en la línea X de este episodio Jack se reconcilia con su hijo. Sí, tiene un hijo, lo que desde mi punto de vista es una prueba más de que la línea X no es resultado del Incidente, la intervención de Jacob o cualquier otra cosa que hayamos visto en la serie. Ese hijo parece tener edad suficiente como para haber sido concebido cuando Jack era muy joven, poco después de la universidad o algo así. La línea X existe por otra razón y empiezo a pensar que su propósito es mostrarnos a los personajes sanados, recompuestos, equilibrados, en su imagen especular de tal y como son en la isla. Al contrario de mi idea inicial, los personajes en la línea X parecen ser más felices.

En realidad, la impresión que me ha dejado este episodio –que me ha parecido, por cierto, el más triste de toda la serie- es que la línea X no está terminada del todo, que no acaba de ser coherente. Es decir, la línea X va desarrollándose, pero de vez en cuando debe reconciliar el estado actual de los personajes con el pasado que deberían haber tenido para que la línea X sea coherente. Cuando Jack ve su cicatriz –en un espejo- no recuerda de dónde ha salido –para nosotros, el apéndice se lo sacaron en la isla- y pregunta a su madre. Tuve la clara impresión de que en ese momento el universo se puso a dar vueltas para justificar una cicatriz imposible. Resulta que le sacaron el apéndice cuando era niño y Jack acepta la explicación e incluso “recuerda”.

Es decir, mi impresión es que el universo X es de alguna forma falso, que es también una imagen especular del universo original –si en uno la isla está en la superficie, en el otro está hundida, y así-, un mundo donde los personajes son capaces de resolver los conflictos de sus vidas, al contrario que en la línea original, donde los conflictos de sus vidas reaparecen una y otra vez. Y como en ese universo los personajes no están rotos, no tienen necesidad de ir a la isla. Mi impresión actual es que en la línea original son sus problemas personales los que les convierten en candidatos a la línea de sucesión de Jacob.

Ahora les voy a contar una historia de Superman.

Se llama “El hombre que lo tenía todo” (aunque creo que hay otra versión del título) y es obra del genial Alan Moore. También es una historia extraordinaria que por sí sola justifica la existencia del personaje y su pasado, porque la trama no puede comprenderse sin saber que el personaje ha existido durante mucho tiempo.

Batman, Robin y Wonder Woman se dirigen a la Fortaleza de la Soledad para celebrar el cumpleaños de Superman. Pero el malo ya se ha adelantado y le ha “regalado” al héroe una planta alienígena que le concede una gracia muy especial, una forma de esperanza: le hace creer que nunca abandonó Krypton, que allí siguió con su vida y que tiene familia e hijos. Es decir, le hace creer y sentir que tuvo una vida normal, la vida normal que Kal El podría haber llevado y que está vedada a Superman. Por supuesto, a medida que los demás intentan liberarle, el Kal El de Krypton va comprendiendo que el mundo en el que vive no puede ser real. La historia es desgarradora, y el peor momento se produce cuando Kal El comprende que sus hijos, a los que tanto quiere, no existen.

Sabiendo que Lindelof y Cuse (los responsables de la serie) son aficionados a los cómics, no puedo evitar pensar que el paralelismo entre la historia de Superman y la de Jack es deliberado. Al igual que Superman, Jack tiene el hijo que nunca tuvo en la línea original, y gracias a él, se reconcilia con la paternidad. Jack, que tantos problemas tuvo con su padre, comprende lo difícil que la relación puede ser también para el hijo si el padre no colabora. Finalmente lo resuelve, claro, y aprende a comunicarse, a expresar lo que siente para evitar que el hijo se sienta solo. Pero no puedo evitar pensar que su historia acabará igual que la de Kal El, que acabará descubriéndose que la realidad X sólo existe en potencia o que es directamente falsa, y que por tanto su hijo, al que tanto quiere, no existe de verdad.

¿Comprenden por qué lo considero el episodio más triste de la serie?

Volviendo a las listas. A Jacob le gustan las listas y le gusta ordenar, un poco como si padeciese uno de esos síndromes que te obligan a colocarlo todo en su sitio. Quién iba a pensar que los famosos números eran las ordenaciones de distintas personas en grados alrededor de un círculo (también reaparece nuestro amigo 108). Tampoco importa. Es una de esas explicaciones que no explican nada, que simplemente satisfacen nuestras ansias de conocer un detalle más. Es difícil explicar cómo los números adquieren sus “poderes”. Eso, si se llega a explicar, quedará para más adelante. En cualquier caso, los productores han dicho que la famosa ecuación Valenzetti es una de las respuestas importantes, pero que no saldrá en la serie.

Lo de los números es curioso. ¿Cuántas listas hay?

Hay una lista por grados en el círculo, en la que la disposición de los nombres alrededor va indicando qué número recibes. Se me ocurren dos detalles. ¿Dónde está el cero? Como un círculo es igual a todo su alrededor, el cero puede colocarse en cualquier punto y todo seguiría igual. ¿El punto de origen se escogió aleatoriamente o responde a una lógica? Eso sí, me gustaría saber quién tiene asignado ese número (cuando se enteró, ¿le hizo gracia saber que era un cero?). Por otra parte, al girar el círculo los espejos del faro muestra una imagen de la vida que corresponde a esa persona (aparentemente, si su nombre no está tachado). ¿El número se asigna porque en ese punto el espejo muestra esa imagen o se muestra esa imagen en ese punto porque a ese número se le asignó ese nombre? No es baladí, lo primero sería el principio de una explicación, lo segundo pura casualidad.

En el episodio anterior Flocke mostró otra lista: la de candidatos al puesto de Jacob. Un detalle llamativo de esa lista es que el nombre de Kate (Austen) no aparecía. Ahora sabemos por qué. O al menos, comprendemos una diferencia importante. Las personas que Flocke nombra en la cueva tienen los números que ya conocemos, los Números Chungos de siempre. Sin embargo, en la rueda Kate tiene asignado el número 51, que no es uno de los Números. ¿Da eso a entender que las listas están relacionadas pero no son iguales? Creo que sí, que la lista de candidatos sale de la lista del faro, pero que no todos los que están apuntados en el faro son candidatos.

Vamos a suponer que el faro es el método que usa Jacob para atraer gente, en el que va apuntando (y algunos números parecen haber sido registrados en un momento más reciente que otros y aparecen mejor marcados) personas a atraer. El mecanismo del interior es relativamente moderno, aunque el faro en sí parece más antiguo. ¿Ha ido operando con distintos procedimientos? ¿Jacobs anteriores usaron otros métodos? Un detalle que me llamó la atención del faro es que está apagado. Comprendo que es de día y que además el estar encendido hubiese impedido las acciones de Jack y Hurley, pero no deja de resultarme curioso que un artilugio creado específicamente para iluminar y guiar pueda estar apagado, sobre todo considerando lo que le gusta a Jacob un buen fuego central. Es más, Hurley y Jack no llegan a encenderlo, y por la respuesta de Jacob, da la impresión de que tampoco le interesaba demasiado si se encendía o no. Para Jack, el viaje al faro era un fin en sí mismo –y, asumo, descubrir que había sido observado durante toda su vida-, guiado por un Hurley convertido en factótum del otro bando, en, ¿me atreveré a decirlo?, imagen especular de Sawyer, con la diferencia de que Hurley acepta su función sin oposición y Sawyer parece encontrarse todavía, digamos, en la entrevista de trabajo.

Pero parece claro que el faro sirve para llamar a la gente, más que nada porque sirve para guiar. Mi duda es si el faro es real en sí mismo o es simplemente la manifestación concreta de un aspecto de la isla. Es decir, ¿atraer gente es una característica de la isla que en este momento particular se representa en forma de faro, un artilugio que aparentemente sólo encuentras si lo buscas? Mis ideas van ahora por ahí, que el faro que hemos visto es la manifestación real de un atractor extraño, porque después de todo eso hacen los faros: atraer. Eso es lo que hace que los personajes se encuentren una y otra vez, aunque el conjunto de las circunstancias haya cambiado. Todos están orbitando alrededor del mismo sistema y es inevitable que periódicamente sus órbitas coincidan. Es todo un caos con regularidad.

Y hablando de encuentros: Dogen, el samurai jefe de los otros Otros que en la línea original parece saber más que Richard Alpert, también tiene en la línea X un hijo con aspiraciones musicales. Y Jack y Dogen se encuentran en las pruebas para el acceso a un conservatorio llamado Williams. La teoría paranoica sería pensar que Dogen está siendo agente secreto para manipular a Jack. Sin embargo, creo más bien que realmente es también padre en esa realidad X y que quizá, al igual que Jack, en la realidad de la isla él también sufriese por relaciones paternas y que esté, o estuviese, tan roto como Jack. Pero también sirve para dar el empujón final a Jack, para hacerle reflexionar sobre su papel como padre. Al comprender que no sabe cuánto tiempo lleva tocando su hijo, Jack se da cuenta de que ha llegado el momento de corregir la situación. Como hizo Rose con Locke.

Y hablando de repeticiones y reflejos. Tenemos a Hurley y a Jack recorriendo esa selva –hablando, por cierto, de si Jack sería o no buen padre- y Hurley se le ocurre comentar que era como antes, aquella primera temporada, cuando no hacían otra cosa. Y por si recordar la primera temporada no fuese suficiente, el camino dictado por Jacob pasa por las famosas cuevas, donde reaparecen Adán y Eva y Jack, para marcar bien el mensaje, da de nuevo con el ataúd de su padre. Hurley, que ocupa nuestro lugar en la serie y dice lo que nosotros diríamos y pregunta lo que preguntaríamos, se plantea si Adán y Eva no será alguno de ellos después de un conveniente viaje en el tiempo, una de las teorías más queridas por los fans. Es otro reflejo de la primera temporada, cuando, si no recuerdo mal, Hurley preguntó si el monstruo de humo era un dinosaurio. Por supuesto, el hecho de que Hurley haga la pregunta indica que ésa no es la solución.

Hay otra inversión peculiar, y también desgarradora. Jin, “prisionero” de Claire, descubre el horrible bebé falso que la madre que ha perdido a su hijo se ha fabricado. Es doblemente curioso, porque Claire es hermana de Jack –e incluso se la menciona en la línea X, por lo que parece que el padre de Jack no había cambiado tanto- y por tanto ella ha perdido un hijo en la línea original, mientras lo conserva en la línea X, al igual que Jack nunca tuvo hijos, pero tiene uno en la línea X. Por supuesto, Claire está además como una cabra. Sin embargo, sus actos no son necesariamente irracionales. Después de todo, si los Otros le hicieron lo que le hicieron a Sayid -¿cómo escapó, por cierto?- ¿quién podría reprocharle su política de matarlos primero antes de que la maten a ella? Además, si su “amigo” –Flocke- le ha estado haciendo compañía, ¿qué tiene de raro que confíe en el? La única mancha en todo esto es que según Claire, Flocke le ha dicho que los Otros tienen a su hijo. Por la parte de los Otros no me importa mucho, porque está por llegar el día en que lamente lo que le pase a uno de ellos, pero suena a horrible crueldad para con Claire. Aunque, como deja claro su comentario sobre Kate, quizá sea mejor que piense que lo tienen los Otros.

El pobre Jack acaba mirando al ocelaje como un Locke cualquiera. ¿Qué le espera? Es raro, porque este episodio le muestra resolviendo sus problemas en el mundo espejo… digo, en la línea X (perdón, me he dejado llevar por mi propia metáfora) y por tanto, está en la isla por esos problemas. Si ya le hemos visto feliz en la línea X, ¿qué queda? Digamos que la línea X ha resuelto ese posible arco del personaje, por lo que la alternativa es hacer todo lo contrario. Ahora creo que Jack no vivirá para ver el final de la serie, que en algún momento se sacrificará valientemente por la causa (la que resulte ser al final).

Confieso que cuando, hace meses, descubrí que la sexta temporada de Lost incluiría una línea temporal alternativa, me temí lo peor. En particular, temí que la línea temporal alternativa diluyese la historia de la isla y, en particular, que al mostrar a los personajes en otras circunstancias, malograse la historia de éstos. Para mí Perdidos siempre fue una historia sobre unos personajes concretos, hasta tal punto que no me importaría que no resolviesen los misterios de la isla siempre que supiesen resolver los arcos de los personajes. Pero no debí preocuparme. Ahora, después de cinco episodios, creo que la línea temporal alternativa ha sido un golpe de genio, que lejos de diluir nada, lo que hace –con su juego de resonancias, paralelismos y reflejos- es amplificar la historia original.

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