Feliz año 2010

Es bueno tener un momento que nos obligue, por su simple presencia, a contemplar lo pasado y a otear el futuro, que nos haga creer que la vida es cíclica aunque sepamos muy bien que no lo es. Por muy arbitrario que sea, el bifronte «31 de diciembre/1 de enero» cumple perfectamente con ese cometido. Todos nos merecemos un momento para fingir que podemos dar carpetazo a lo viejo y esperar lo nuevo. Hay que aprovecharlo, que el 4 de enero ya es lunes otra vez.

Por tanto, feliz 2010. Que se cumpla todo lo que deseas.

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Top 3 libros 2009

Estos son los libros que más me han gustado de entre los que he leído en 2009. Como suele ser habitual, los dos primeros los tengo bastante claros, pero el tercero podría haber sido el elegido o quizá cualquiera de los otro diez:

  1. El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami. Ya he dicho bastante sobre esta novela. La mejor de Murakami.
  2. Life Inc.: How the World Became a Corporation, and How to Take It Back de Douglas Rushkoff. Una interesante reflexión sobre cómo nuestras vidas se valoran cada vez más siguiendo criterios estrictamente comerciales.
  3. The Mystic Masseur de V. S. Naipaul. Una divertida novela sobre el colonialismo. También sobre las tradiciones y lo absurdas que pueden llegar a ser. Y luego, finalmente, como todos alcanzamos nuestro grado máximo de incompetencia.

Y otros diez recomendables:

  • Video Art, a Guided Tour de Catherine Elwes. Impresionante combinación de estructura teórica con información sobre obras y artistas.
  • The Public Domain: Enclosing the Commons of the Mind de James Boyle. El dominio público está compuesto por todas esas obras que son patrimonio común de la humanidad y que cualquier puede usar libremente. Pero recientemente, hemos visto como los gobiernos van reduciendo ese fondo común, cerrando partes y dejándolas en manos privadas.
  • On Being Certain: Believing You Are Right Even When You’re Not de Robert A. Burton, M.D. Según el autor, la sensación de certidumbre es muy anterior a saber si realmente tenemos razón. Es decir, creemos tener razón independientemente de tener razones para creer que tenemos razón.
  • La música del hambre de J.M.G. Le Clézio. Una novela ambientada en el mundo y antes y después de la guerra mundial. La historia de una joven, muestra cómo es posible que un mundo desaparezca y otro nazca en su lugar.
  • The Housekeeper and the Professor de Yoko Ogawa. Novela delicada y emotiva sobre la familia. Y sobre los números primos. Quizá porque esos números son una adecuada metáfora de la familia -cuanto más estudias los primos, más detalles curiosos aparecen- o simplemente porque los números primos son geniales de por sí.
  • The Intellectuals and the Masses: Pride and Prejudice among the Literary Intelligentsia, 1880-1939 de John Carey. Los intelectuales odian al pueblo. Para comprobarlo, basta con abrir cualquier periódico y leer lo que dicen algunas de nuestras plumas más importantes. Probablemente esté riñendo a la gente por esto o aquello.
  • A Happy Marriage de Rafael Yglesias. ¿Cuándo se sabe que un matrimonio es feliz? El problema de Solón, claro.
  • Everything that Rises Must Converge de Flannery O’Connor. Una serie de cuentos sobre el pecado del orgullo. Uno tras otro, los personajes caen, de las formas más raras posibles, en esa falta, lo que conduce inevitablemente a su caída. Escritos desde una perspectiva cristiana, lo que estos cuentos cuentan es universal.
  • Borges de Edwin Williamson. Posiblemente la mejor biografía de Borges. También posiblemente la más imaginativa, porque el autor no deja de intentar reconstruir los estados mentales del personaje. Pero claro está, nadie conoce a las personas tal y como son o fueron.
  • No One Makes You Shop at Wal-Mart: The Surprising Deceptions of Individual Choice de Tom Slee. Aquí tenemos una paradoja. Las personas pueden elegir individualmente lo mejor para ellas y aún así acabar en general con decisiones que perjudican a todos, incluyendo a las personas que decidieron.
  • Bicycle Diaries de David Byrne. No sólo bicicleta, sino muchas reflexiones sobre arte, ciudades y gentes.
  • Mistakes were made (but not by me): Why we justify foolish beliefs, bad decisions and hurtful acts de Carol Tavris y Elliot Aronson. No sólo cometemos errores, sino que luego negamos haberlos cometido. Este libro explica por qué.
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Top 3 películas 2009

Mi top 3+10. Las tres películas de las que he visto este año y diez adicionales que me gustaron bastante. Como en el caso de los libros, las dos primeras las tengo claras, pero la tercera podría haber sido casi cualquiera de las que indico. Es evidente que no veo muchas películas recientes, más que nada porque voy poco al cine. Y la verdad, tiendo a esperar a que una película me interese.

  1. El año pasado en Marienbad de Alain Resnais. Una película impresionante, un juego continuo contra la narrativa. Produce además una absoluta sensación de lugar, hasta el punto de que llegas a creer que sólo existe el mundo de Marienbad.
  2. Entr’acte de Rene Clair. Película surrealista que es todo ritmo y nervio. La persecución final es antológica. Con música de Satie.
  3. The Case of the Grinning Cat de Chris Marker. La supuesta persecución del grafiti de un gato callejero deviene en comentario político. Una confusión deliberada entre lo (supuestamente) efímero y lo (supuestamente) sustancial hasta el punto de poder sustituir uno por el otro.

Y otras diez:

  • The Girl Who Leapt Through Time de Mamoru Hosoda. Un anime curioso. La trama resulta un poco confusa y no demasiado coherente, pero el resto, sobre todo personajes y animación, está muy logrado.
  • My Neighbor Totoro de Hayao Miyazaki. Pura fábula, puro deleite en el disfrute de lo natural. Como un largo día de verano.
  • The Meaning of Life de Terry Gilliam y Terry Jones. La película que más me gusta del grupo. Es la que más se parece a la serie original. Es surrealista y caótica y además contiene la mejor metáfora de la condición humana: la historia del camarero.
  • The Fall de Tarsem. Una película rodada alrededor del mundo que puede verse exclusivamente para disfrutar de los paisajes. Pero además, es una pequeña fábula sobre el orgullo.
  • La princesa prometida de Rob Reiner. Un cuento de hadas que después de tantos años todavía se sostiene.
  • Across the universe de Julie Taymor. Canciones de los Beatles y el mundo en los años 60. La historia es más compleja de lo que podría esperarse, los números musicales son imaginativos y el uso de las canciones es muy irónico.
  • Man on Wire de James Marsh. Sobre el hombre que caminó por la cuerda floja entre las torres gemelas.
  • The Castle of Cagliostro de Hayao Miyazaki. Una historia del ladrón de guante blanco Lupin III. Tremendamente divertida excursión por un pequeño reino europeo.
  • The Sweetest Sound de Alan Berliner. El sonido más hermoso es el de tu propio nombre. Y esta película explora tu apego a unas pocas sílabas que probablemente compartas con muchas otras personas. ¿Cómo es que sentimos que nuestro nombre es algo que sólo nos pertenece a nosotros?
  • Nanayo de Naomi Kawase. No sé si es una película sobre la incomunicación o sobre la comunicación. O quizá simplemente sea una película sobre la felicidad.

Y miren, Entr’acte se puede ver aquí:

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Mis series de 2009 (I): Misfits

Imagina que tuvieses poderes. Pero un momento. Tu poder puede que sea, por ejemplo, la telepatía, pero lo tendrás de la misma forma que, si tu vista está bien, tienes el poder de ver objetos que están a cierta distancia. Nadie se convierte en superhéroe por tener vista más o menos perfecta, ¿verdad? Aunque te pongas uniforme.

No tengo claro si Misfits -en su primera temporada de 6 episodios- es una vuelta de tuerca especialmente ingeniosa al tema de los superhéroes, o se ríe de ellos. Para empezar, los protagonistas son dos chicas y tres chicos condenados a servicios comunitario. No son los más brillantes del cole, pertenecen al proletariado y a alguno ni siquiera se le entiende cuando hablan. Vamos, que son corrientes, corrientes. Y sí, llevan uniforme: el mono color naranja que les marca como infractores.

Un día, una extraña tormenta dota a cada uno de ellos de un poder especial adaptado a la persona que es. El corredor famoso que perdió su carrera logra la habilidad de cambiar el pasado, la que va de bomba sexual logra de habilidad de obligar a cualquier hombre a hacer el amor con ella, la desconfiada aprende a leer las mentes y el solitario recluso logra volverse invisible en cuanto la peña pasa de él (lo que sucede, por cierto, con bastante facilidad). ¿Y el quinto? Bueno, el poder de ese ególatra mayúsculo es el secreto de la temporada.

No son los únicos. La persona encargada de ellos se convierte en una especie de Hulk y de inmediato intenta asesinarlos. Posteriormente aparecen otros personajes con poderes, alguno de ellos realmente sublimes como, no me resisto a mencionarlo, el bebé que tiene el poder de hacerte querer ser su padre.

Pero estos chicos viven en un mundo normal, agreste, un mundo algo desaturado, urbano y sucio, un mundo muy cercano a la realidad. Sus nuevas habilidades nos les cambian demasiado la existencia. Son personaje con aristas que cortan y sus nuevas habilidades más bien les obligan a conducir sus vidas de otra forma. Pero también son capaces de la amistad y el compañerismos. Después de todo les une un secreto terrible.

Misfits no se conforma con ser comedia o drama, con momentos francamente divertidos y otros terrible, y aspira a ser ambas cosas. Va de la juventud y del inconformismo, y los problemas familiares, sociales y personales que tiene cualquier joven. Tal es así, que ni siquiera sigue los cánones del género de poderes especiales. Sus protagonistas no deciden que un gran poder conlleva una gran responsabilidad o que capacidad actual implica que deben amar a toda la humanidad y luchar por el bien. Más bien, sus problemas pasan a adoptar otra pequeña dimensión. Si antes, por ejemplo, debían enfrentarse a las fuerzas sociales que insisten en el conformismo, ahora deben luchar contra fuerzas que pueden obligarte a amoldarte a la sociedad. Y cualquier problema familiar se complica cuando el novio de tu madre… por las noches… ya sabes…

A destacar, el egotista personaje principal, Nathan, un tipo delgado con una desmesurada opinión de sí mismo, un cínico histriónico que salta por la pantalla como si fuese un resorte y que ante todo ama a una persona: a sí mismo. Curiosamente, es el personaje que parece no tener ningún poder y sin embargo parece estar siempre en el centro de la acción. Es él, por ejemplo, el encargado de dar un encendido discurso en defensa de la libertad para equivocarse que resulta simultáneamente irónico y sincero.

Por cierto, esta serie tiene el mejor final de temporada que he visto este año (sí, me gustó más que el de Lost). Lo que podría haber sido un simple golpe de efecto, la personalidad de Nathan lo convierte en sublime. Sólo él podría reaccionar de esa forma.

Antes

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