Mis series de 2009 (II): Children of Earth
Un embajador extraterrestre llega a la Tierra. Apenas se le ve y está encerrado, por cuestiones de atmósfera, es una jaula de cristal. Su especie, por no tener, no tiene ni nombre, siendo conocida por los humanos simplemente por un número: 456. Ha venido con una amenaza y un requerimiento: el 10% de los niños de la Tierra o… Después de todo, se excusa, en la Tierra mueren al día miles de niños que las naciones más poderosas podrían haber salvado sin mayor problema.
En realidad, Children of Earth -de sólo 5 episodios y emitida a lo largo de una semana- es la tercera temporada de Torchwood, una serie de ciencia ficción nacida a partir de Doctor Who. Sin embargo, yo prefiero pensar que las dos primeras temporadas de Torchwood (sobre un grupo secreto de investigadores que se enfrenta a varias amenazas de origen extraño) no existieron o que como mucho su única función fue presentar a los personajes protagonistas de esta miniserie: Jack Harkness, un inmortal jefe del cotarro, Gwen Cooper, antigua policía ahora reciclada en cazadora de monstruos, y Ianto Jones, que tal cual parece un mayordomo inglés.
La acción arranca con la destrucción de la sede de Torchwood y el intento de asesinar a los miembros del grupo (Jack es inmortal, así que en su caso inventan métodos ingeniosos para contenerle). Pronto descubrimos que un funcionario del gobierno –que no actúa por maldad, sino que cumple con su deber y, además, ansía agradar al ministro- es el responsable de la orden del asesinato. El ministerio intenta ocultar algo relacionado con los extraterrestres.
¿Para qué quieres tantos niños los extraterrestres? Bien, se trata del habitual destino peor de la muerte, una versión especialmente cruel que permite además muchos y jugosos paralelismos con el comportamiento humano, lo que hace más horrible lo que sucede a continuación. El gobierno acepta las exigencias, pero a continuación empieza a justificar su comportamiento. Una de las escenas más aterradoras de la miniserie muestra simplemente a un conjunto de personas alrededor de una mesa que habla de cómo salvar a los niños de su clases social y que poco a poco, racionalización tras racionalización, concluye que son las clases desfavorecidas las que deben aportar sus hijos para salvar a la especie… y a los hijos de los más pudientes. Al menos el embajador extraterrestres es como un tiburón y los razonamientos morales no se le aplican. Children of Earth te enseña que debes desconfiar del poderoso, porque el que tiene poder acabará volviéndose contra ti. Vamos, que como malo central cuesta decidirse entre el primer ministro y el embajador 456.
Así la miniserie ofrece otra imagen estremecedora, la del ejército enfrentado al pueblo que ha jurado defender, enfrentándose a padres cuyo único crimen es pretender proteger a sus hijos. Sin embargo, no se pretende que el problema sea fácil de resolver, que la solución vaya a ser sencilla. La trama incluye más complejidades y al final decisiones difíciles.
Simplemente sucede que en ocasiones no queda más opciones que elegir entre dos tragedias.
La diferencia radica en hacerlo con los ojos abiertos, consciente de que uno escoge entre dos opciones horribles, sin justificaciones, sabiendo en todo momento qué está sacrificando.
Children of Earth no es sólo un gran relato de invasiones extraterrestres, sino que además explorar la relaciones entre clases sociales en Gran Bretaña, como el poder te aísla de la humanidad y, ante todo, cómo se toman decisiones imposible. Creo que las dos primeras temporadas de Torchwood son muy malas, pero esta miniserie las justifica.