La vaca, de Augusto Monterroso
Hay ocasiones en que todo parece de gran simplicidad, casi insustancial, como una nube de humo. Pero cuando uno pasa la mano para despejarla, se encuentra con un núcleo duro, algo sólido donde sólo parecía haber vacío. Muchas obras literarias encajan más o menos en ese esquema, pero pocas probablemente como la de Augusto Monterroso y él mismo en pocas ocasiones como en este libro.
La vaca es una recopilación de 20 ensayos breves, brevísimos en ocasiones, que van repasando temas literarios queridos por Monterroso. Todo los ensayos son ligeros, llenos de humor, exhibiendo un desaforado amor por la paradoja y la ironía. Todo ellos presididos por una declaración al comienzo del libro: «Toda abundancia es estéril (Mallarmé)». Ensayos con títulos como: «El humor de Tolstoi», «Mi relación más que ingenua con el latín», «Los fantasmas de Rulfo», «»Milagros del subdesarrollo», «La mano de Onetti» o (mi preferido) «La metamorfosis de Gregor Mendel».
Como ya he dicho, todo parece leve e insustancial, textos fáciles de leer sin mayores complicaciones. Pero en ese punto es cuando se ha caído en la trampa de Monterroso. Porque pronto, cuando uno está más despistado es cuando choca de pronto contra la seriedad burlona e irónica de sus reflexiones. En «El árbol», la metáfora de un árbol frondoso le sirve para reflexionar sobre el cuento; en «Mi relación más que ingenua con el latín», esa reflexión autobiográfica termina con una frase demoledora; en «Los fantasmas de Juan Rulfo», tres páginas le bastan para definir la obra Juan Rulfo y el carácter de la literatura mejicana; en «La metamorfosis de Gregor Mendel», un error en un libro de literatura le lleva a reflexionar sobre las falsas atribuciones literarias; en «Desiderio Erasmos» y «Tomás Moro», las excusa de unas traducciones le permiten contar deliciosas anécdotas.
La vaca devuelve el placer intelectual de leer a alguien que reflexiona, con deliciosa gracia e inteligencia, sobre la literatura. Profundos ensayos que no lo parecen.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus, 1999