No sé qué pasó con este quinto año del personal y acertado observador social llamado Ángel Sefija, pero o el periodo 2006-2007 fue propicio al humor o Mauro Entrialgo estaba en especial estado de gracia, porque el resultado final es uno de los mejores recopilaciones de la serie.
Para los que no lo conozcan, decir que Ángel Sefija es un personaje que rara vez interacciona con lo que se describe. Su papel es más bien el de observador y certero analista de la realidad. Sus observaciones se diriguen habitualmente a destacar el absurdo de nuestra vida cotidiana, y no hay aspecto -alto o bajo, importante e irrelevante- de nuestro mundo que escape a su ojo analítico. Aunque en realidad las conclusiones no suelen ser suyas. Él más bien plantea las cuestiones que dan pie a las reflexiones. En unas pocas ocasiones, su papel es hacer de cínico, ofreciendo como respuesta el subterfugio más habitual en nuestra sociedad (como se ve en «Algunos sectores en los que la utilización del eufemismo está muy extendida hoy en día», página 7).
Las observaciones de Ángel Sefija ya han dado para 5 tomos y es poco probable que pare. Después de todo, el mundo no deja de ofrecer ejemplos de las situaciones tratadas por el personaje y aparentemente Mauro Entrialgo es incapaz de dejar de observarlas y comentarlas.
Este Ángel Sefija desde el quinto pino está lleno de observaciones extremadamente logradas. De hecho, si las pusiese todas, acabaría con una lista bien larga. La construcción, la relación entre mayores y jóvenes, la creencia en que los tiempos pasados fueron mejores, los títulos de las películas, el mundo del cómic, las plazas modernas, las secciones de las librerías, el mundo del vino, los defectos de los productos, las pegatinas de cerrajero, el secuestro del número 1573, los tópicos sobre la emigración o la simple definición de qué es hortera son algunos de los temas tratados. Un derroche de inteligencia, un espejo que, por desgracia, no nos deforma demasiado.
Cómics 2009