Entrevista con Mauro Entrialgo
Ya he hablado muchas veces de Mauro Entrialgo por aquí. Entre sus muchas virtudes, creo que es uno de los más inteligentes comentaristas sobre internet. Ahora, Antonio Delgado le hace una entrevista.
Ya he hablado muchas veces de Mauro Entrialgo por aquí. Entre sus muchas virtudes, creo que es uno de los más inteligentes comentaristas sobre internet. Ahora, Antonio Delgado le hace una entrevista.
Carlos Giménez es uno de los gigantes del cómic español, con una obra extensa llena de grandes momentos. En Érase una vez en el futuro, Rafael Marín discute una de sus obras más interesantes:
Una y otra vez, la figura de Carlos Giménez es un referente inevitable cuando se trata de equiparar el arte de la historieta con los potenciales que podrían desarrollarse a poco que se exploraran sus recursos y se intentara en serio entroncarla con la literatura. El caso que ahora nos ocupa, la breve selección de relatos titulados Érase una vez en el futuro, aúna las atmósferas asfixiantes del relato escrito con la expresividad que sólo la imagen (ya sea cómic o cine) puede transmitir, sin hacer alardes ni dejarse constreñir por el espacio físico del medio o la inmadurez (?) de sus hipotéticos destinatarios.
Hay libros que merecen el título que tienen y en este caso, «puro placer» no podría ser más acertado. No sólo porque ése es el punto de partida del libro -los 50 libros del siglo XX más placenteros de leer- sino también porque el libro en sí es una delicia, uno de esos libros sobre literatura escrito por alguien que sabe transmitir su fascinación por las obras que está comentando. Uno de esos libros que te incita a leer libros que no sabías que podían interesarte.
Todos estamos familiarizados con las listas de los libros a leer que los intelectuales nos tiran a la cabeza periódicamente. Por desgracia, habitualmente son listas pensadas para formar profesores de literatura en lugar de hacer lectores. O como lo expresa él: «They seem more like end-of-term reports, dispatched to the Almighty, to show Him how well His earthly creatures are doing in the cultural side».
No en este caso, la lista de Carey es refrescante no sólo por los libros que el autor considera -y la lista es, por supuesto, personal- sino porque su criterio principal es la disfrute de la lectura. Por tanto, nada de obras que él no haya leído o no haya podido terminar (nada de Proust o Faulkner), nada de añadir libros simplemente por su fama crítica y nada de esos criterios que siempre aparecen en las notas de prensa de Nobel (referencias a «la plasmación del espíritu humano» y demás). Libros del siglo veinte -ensayo, novela o poesía- y sólo uno por autor.
El resultado es demasiado inglés y demasiado occidental. Pero a pesar de esos defectos -que son importantes- el libro se lee de un tirón y el autor transmite eso tan importante en un libro sobre libros: el deseo de leer los títulos de los que habla. Además, algunos comentarios delatan una gran ironía y un formidable sentido del humor.
Sobre el autor de El buen soldado Svejk:
He seems to have decided that the best way of dealing with a world full of lunatics was to agree with them as eagerly as possible, since oppositionn would only make them worse.
O a propósito del «realismo mágico» en El tambor de hojalata:
Modern practitioners of the genre often seem to choose it for no better reason than that they cannont manage realism.
Y al final, como todo buen libro de este tipo, te deja una lista de libros que te llaman la atención y te gustaría leer. En mi caso, por ejemplo: Confessions of Felix Krull, Confidence Man, Lucky Jim, The Inheritors (creo que la leí hace muchos años), The Road to Miltown, o Under the Spreading Atrophy, El tambor de hojalata, Crow: From the Life and Songs of Crow, The Cement Garden y Collected Poems de Philip Larkin. Y lo demás, pues depende de cada lector.