The Cogwheel Brain: Charles Babbage and the Quest to Build the First Computer de Doron Swade

Dos libros en uno. La primera parte trata de los esfuerzos de Babbage por construir una máquina de calcular. En realidad, varias, porque de un máquina más específica pasó a otra más general –el famoso Analytical Engine, que se parece más al ordenador que tenemos ahora- y cada una de ellas tuvo sucesivos diseños y refinamientos. También se trata de las aportaciones teóricas de Babbage; y de la aportación de Ada Lovelace, que parece no haber sido tan fundamental como se cree habitualmente.

La segunda parte trata del intento de construir una de las máquinas de Babbage, la más simple, para conmemorar su centenario. La idea era hacerlo como se hubiese hecho en la época, usando los mismos materiales y las precisiones posibles en su momento y responder a la pregunta: ¿podría haber funcionado? La respuesta, sí, se complica por problemas de presupuesto, tiempo y los inevitables fallos de materiales.

La primera parte, por supuesto, es mucho más interesante que la segunda. La personalidad de Babbage –dado a enfadarse con todo el mundo- da para una buena historia y su fracaso final –aunque no está claro que de funcionar la máquina hubiese sido útil- es material de leyendas. Además, los detalles sobre la época –por ejemplo, cómo se construían los materiales, tornillos y demás, cuya precisión, antes de la estandarización, dependía de la habilidad de personas concretas- son más que interesantes de por sí. La segunda no carece de sus momentos de interés –por ejemplo, los planos no están del todo completo, ya que Babbage dejó muchos detalles sin especificar, por lo que era preciso realizar toda una labor detectivesca para deducir lo faltante- pero es más normal.

La imagen final que deja es la de un hombre genial, pero que sin embargo fue una persona aislada en la historia de la computación. Hoy, en retrospectiva, podemos situarle en la línea que lleva hasta el ordenador moderno, pero en realidad pocos pioneros de la computación en el siglo XX habían oído hablar de él.

[50 libros] 2008

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[Recibido] Como una historia de terror de Jon Bilbao

Como una historia de terror (Salto de Página. ISBN: 978-84-936354-1. 18,50€. 256 pp) es una colección de relatos de Jon Bilbao, también autor de El hermano de las moscas, novela con la que disfruté bastante.

De la contraportada:

Una pareja abandona la ciudad para rehacer su vida en una casa construida a espaldas de un viejo bosque. Apenas instalados en ella, la mujer es asaltada en un sueño por la imagen de una invasión de ardillas. Intentan tomar la casa. En el sueño, Bambú, el perro de la pareja, las enfrenta y se pierde tras ellas en la espesura. Al día siguiente Bambú ha desaparecido. Desde ese momento, en las pesadillas de la mujer los roedores seguirán acechando la casa con creciente violencia en cada ocasión, como una horda de inquietantes emisarios del bosque.

Los personajes de esta colección de relatos tratan de huir de unos monstruos que tal vez sean ellos mismos. Con una prosa transparente y precisa y un impecable pulso narrativo, Jon Bilbao nos asoma a las amenazas que a menudo esconde lo cotidiano.

Como en las buenas historias de terror.

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Premios Bitacoras.com – Mejor videoblog

Llevaba un tiempo haciendo campaña por mi videoblog –Elpulpo.tv– para los premios Bitacoras.com. Al final no pudo ser, aunque parece que ha quedado en el noveno puesto de la clasificación (quien no se consuela es porque no quiere). Los candidatos finales son:

1. TaZZiTo.CoM

2. Bilbao agenda cultural , guía turismo – bilbao televisión

3. Kafelog

3. CLiPset – Gadgets y noticias tecnologicas – Estilo de vida digital

Los ganadores se darán a conocer durante el EBE.

Y muchas gracias a todos los que me votaron.

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Blindsight de Peter Watts

Blindsight es una de esas novelas de ciencia ficción que ponen en duda todo lo que sabemos sobre la realidad. Si me sintiese malicioso, diría que es Solaris bien hecha, una novela escrita por alguien que sabe manejar los hecho neurológicos, psicológicos y antropológicos que condicionan nuestra visión del mundo.

La Theseus se aventura a los confines del sistema solar, donde se ha encontrado algo extraño y alienígena. La tripulación es de lo más variopinta: por ejemplo, un vampiro (una especie paralela la humana) y una persona con 4 personalidades artificialmente creadas. Y también el protagonista, un hombre con medio cerebro que no siente empatía pero es capaz de modelar perfectamente el comportamiento de los demás (va más que nada para controlar a los otros tripulantes).

Blindsight es una excelente novela sobre la dificultad de entender el mundo (representado en este caso por un objeto extraterrestre del que ni siquiera se sabe si es hostil o no). No ofrece ningún descanso al lector, que debe enfrentarse a un torrente continuo de ideas que van cayendo como martillazos. Es deliberadamente confusa, y busca desorientarte a cada página. Al final, es una larga reflexión sobre la consciencia humana, y cómo ésta representa el mundo y se relaciona con él.

[50 libros] 2008

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Los libros forrados de Japón

Y queda la cuestión más curiosa: ¿por qué se forran los libros? Podría pensarse que es para protección de las cubiertas. Pero visto con los ojos de mis informantes japoneses la cuestión es aún más sutil: se cubre la cubierta del libro para no emitir públicamente ningún juicio. Muchos libros están revelando al exterior las opiniones de sus portadores y esto, en una sociedad como la japonesa, sencillamente no se hace.

El blog del futuro del libro: Estampas japonesas I: el libro oculto

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Pensamientos navideños (III)

  • Autor de la entrada:

Al igual que fernand0, la Navidad me asaltó a mediados de octubre. Estaba yo en el aeropuerto de Barajas y en una tienda me encontré con el turrón. Compré, claro, porque me gusta mucho. Más tarde me contaron que en Barajas siempre venden turrón, por lo que quizá fuese una pura casualidad. Días después fui a comprar más turrón a una tienda de Santiago y me dijeron que si estaba loco, que era demasiado pronto. Irónicamente, antes de que terminase octubre ya había turrón en los supermercados.

Creo que este es el primer año en el que consciente del día exacto que vi la primera señal navideña (y, nuevamente, pudo ser casualidad), por lo que tampoco sé decir si se está acelerando cada vez más o no. Hasta hace poco, mi indicación de la cercanía de la fiesta era comprobar que los anuncios de colonia iban aumentando su frecuencia en televisión (aparentemente, sólo se vende colonia para regalar). Pero como ya no veo las emisiones regulares de televisión, tampoco he podido comprobar si ya se están anunciando más.

En cualquier caso, imagino que en España no tenemos una fiesta buffer que concentre las energía antes de Navidad. Los americanos tienen Acción de Gracias, después de la cual empieza la campaña navideña. Nosotros, una vez terminada la resaca del verano, como mucho podemos aspirar al puente de la Constitución, que a estas alturas es más un acto casi navideño.

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Últimos días para votar

Y no hablo de las elecciones a presidente del mundo. No. Hablo de votar mi videoblog –Elpulpo.tv– en los premios Bitacoras.com en la categoría de mejor videoblog. Considerando que en la última clasificación no iba muy bien, asumo que las posibilidades de aparecer en la papeleta final son más bien reducidas. Pero nunca se sabe.

Para votar, no tienes más que pinchar en la imagen de los premios. No hace falta estar registrado en Bitacoras.com, te basta con pedir una clave de voto. Una vez en el formulario, no tienes más que buscar la categoría de mejor videoblog y pinchar en el signo «+» que aparece a la derecha, lo que introducirá automáticamente la dirección de la página (http://elpulpo.tv/). Y luego es cuestión de darle al botón de «Votar».

Y gracias.

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El futuro ya no es lo que era

Hace poco, charlando con eduo, recordé este texto, que escribí hace unos ocho años, a principios del 2000 y lo publiqué en El archivo de Nessus. Va sobre cómo percibimos el futuro y el presente. Es un tendencia humana pensar que el mundo era perfecto cuando teníamos quince años y que no ha hecho más que empeorar desde entonces. Por otra parte, la ciencia ficción nos ha hecho un daño enorme haciéndonos creer que sus fantasías –viajar a las estrellas y colonizar la galaxia- iban a convertirse en realidad. No es así, y me alegro, la verdad. La ciencia ficción es pura ficción y así debe ser.

* * *

El futuro ya no es lo que era

Llevo más de un mes del nuevo año, y todavía no me he acostumbrado del todo a vivir en el año 2000. En parte, es un efecto de las expectativas creadas sobre ese año. Durante mucho tiempo, el año 2000 fue el futuro, incluso cuando se acercaba inexorablemente. Hace treinta años, hablar del 2000 era casi hablar de un remoto tiempo tan lejano e irreal como el país de Oz. En el año 2000 todo iba a ser diferente: habría coches voladores, la gente no trabajaría, todos seríamos más felices y más guapos, haríamos vacaciones en la Luna y quizá nos plantearíamos ir a Marte. O peor, en el año 2000 la civilización humana habría quedado destruida en un desastre nuclear, con el mundo futuro recorrido por mutantes y nuevas y alucinatorias especies.

¿Qué pasó con el futuro?

Pues es muy sencillo: al igual que el sueño americano, se hizo realidad.

Y resultó, como era previsible, ser completamente diferente.

Pues, evidentemente, no es el futuro predicho por incontables relatos de ciencia ficción, sino el futuro real, el múltiple, inconexo, variado y extraordinario mundo producto de incontables influencias. Un futuro que no tiene nada que envidiar a cualquier futuro de ciencia ficción, y que en muchos aspectos es claramente superior, especialmente, por toda su riqueza de detalles y matices.

Si no me creen, miren a su alrededor. O, mejor, revisen su propia experiencia personal. Hace unos años, en el lejano 1992, hablaba con un amigo sobre el modelo ideal para una revista electrónica. En aquel tiempo remoto, una revista así era un programa especial que se distribuía a aquellas personas que quisiesen leerlo. Tenía muchas de las mismas limitaciones de una revista en papel. Una vez editada, no podía cambiarse, era necesario distribuirla, y por supuesto, no era posible leerla en cualquier ordenador, sino en una máquina concreta que cumpliese los requisitos concretos del programa. Concluimos, con ojos soñadores, que lo ideal sería tener un servidor remoto, al que la gente pudiese conectarse cuando quisiese y disponer así de una revista continuamente actualizada, con todos los números anteriores disponibles y de forma gratuita. El mayor obstáculo que veíamos, era que la gente siempre ha sido reacia a conectarse por teléfono.

Qué ingenuos, ¿verdad?

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photo credit: Karl Palutke

Hoy, por supuesto, usted está leyendo esto en la red. Este texto no tiene, y previsiblemente no tendrá nunca, versión en papel. Todo El archivo de Nessus no es más que una revista electrónica que se actualiza periódicamente (y si no lo hace diariamente es porque su administrador, yo, tiene demasiado trabajo en la realidad real) y si mañana decido alterar este texto, esa versión estará inmediatamente disponible y será la «oficial». Sigue teniéndose la limitación de un ordenador, pero pronto se podrá acceder a Internet con gran número de dispositivos y en cualquier lugar. Y quizá en un futuro no tan lejano, el papel electrónico permite cumplir el sueño de tener una revista continuamente actualizada, con gran resolución y que uno pueda llevarse al baño. Y cuando hablo de revista incluyo, evidentemente, cualquier otro tipo de texto o información.

Otros ejemplos abundan. El teléfono móvil, la televisión por satélite, coches en Marte, viajes de exploración a los cometas…

Y este mundo puede sorprender incluso a los más sabidos. El biólogo Lee M. Silver, experto en genética y evolución, comenta en su libro Remaking Eden que casi con toda unanimidad el 22 de febrero de 1997 él y sus colegas hubiesen afirmado que clonar un mamífero a partir de la célula de un ejemplar adulto era algo imposible. El 23 de febrero, en una fecha que vivirá para la historia, se anunció la existencia de la oveja Dolly.

Entonces, ¿por qué no hay sensación de vivir en el futuro?

Creo, que simplemente lo que nos pasa es que somos las personas que leemos el periódico. Imagine cualquier novela de ciencia ficción con una extraordinaria descripción del mundo futuro. Pero no piense en el héroe o la heroína, en la persona que va a vivir las aventuras. Piense en las personas normales de 2001, una odisea del espacio. Póngase en el lugar de una de ellas: abre el periódico una mañana y lee, «Descubierta anomalía magnética en la Luna. Posible artefacto extraterrestre». Gran noticia, cierto, pero, ¿a cuánto está hoy la gasolina? ¿Cómo afectará al tipo de interés de la hipoteca? ¿Qué trastada habrá hecho hoy el crío en el colegio?

Pues eso, nosotros somos esas personas. Como la vida no es una novela, somos un conjunto de personas que leen el periódico. Sí, cada día nos asaltan noticias importantes de grandes avances y descubrimiento asombros que deberían obligarnos a replantearnos nuestro lugar en el universo, pero se pierden en el mar de noticias y problemas más mundanos.

Es eso, y nada más, lo que nos impide apreciar nuestro mundo. Ni maravilloso ni terrible, ni utopía ni antiutopía, simplemente humano, extraño, complejo y sorprendente. Lleno de miserias y alegrías. Repleto de grandes descubrimientos y también acosado por futuro desastres. Un futuro que estaba más allá de la imaginación de cualquier escritor de ciencia ficción. Y quizá únicamente deberíamos aprender la lección del género y mirar a nuestro mundo como lo que es: el extraordinario mundo del futuro del año 2000.

* * *

Una nota final. No sólo creo que vivimos en el futuro, también creo que vivimos en el Renacimiento. Pero eso queda para otro momento.

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