The Invention of Hugo Cabret, de Brian Selznick
The Invention of Hugo Cabret es un delicioso libro juvenil, la historia de un niño que vive en la estación de trenes de París y está empeñado en terminar de reconstruir el autómata en el que trabajaba su padre. Hay también un huraño vendedor de juguetes que tiene el puesto en esa misma estación, la nieta del vendedor –que no es realmente su nieta- y algunos otros personajes más que van interaccionando y dando forma a la narración.
El libro contiene muchas ilustraciones (unas 300), en riguroso blanco y negro. Y hay una razón para que las ilustraciones sean en blanco y negro. También es el primer libro ilustrado que pretende que pases rápido las ilustraciones, a toda velocidad, para captar el efecto cinético entre una y otra, del que depende el impacto de buena parte de la historia. También hay una buena razón para que sea así.
Las primeras páginas no me convencieron demasiado, pero poco a poco fui entrando en la historia, y la combinación de ilustración y palabras acaba funcionando muy bien. Al final, The Invention of Hugo Cabret es un apasionado canto a la fantasía, a la imaginación, a la creatividad, a la magia y a la invención de mundos nuevos y asombrosos. No voy a añadir nada más, porque la trama depende de algunos detalles iniciales (algunos de los cuales, uno de ellos muy asombroso, son reales), excepto para decir que el libro cambia mucho casi a la mitad, y la historia que estaba contando hasta ese momento se torna más importante.
Y también es un libro sobre lo maravilloso que es construir autómatas.