Antonio Delgado es el responsable de Caspa.tv (donde recientemente ha iniciado un excelente videoblog) y Filmica. Así mismo, realiza labores de consultoría sobre nuevos medios e internet, labor que compagina con la de colaborador en publicaciones como Consumer y Soitu. Tras diez días viviendo en Ginebra, parecía la persona ideal para hacerle esta entrevista de una sola pregunta.
¿Qué tal es vivir en Ginebra?
Grandes poetas, filósofos, cismas del cristianismo, conspiradores, suizos y jeques árabes han vivido o viven en Ginebra. Pero todo esto lo olvidas de golpe cuando descubres que el transporte entre el aeropuerto y la ciudad es gratuito para los turistas. El subidón dura poco, hasta que de das cuenta que una coca-cola vale 3 euros en cualquier bar y algo tan barato en España como un simple Kebab no baja de los 7,5 euros.
Sin embargo, ir a un supermercado suizo es una delicia. Por proximidad a tantos países, es fácil conseguir a buen precio productos de Alemania, Francia o Italia. Mostaza de Dijón, pasta fresca casera, tomates de pera, quesos de todo tipo y chocolate, son algunos de los artículos que puedes encontrar a menor precio que en España.
El idioma es otros de los grandes contrastes de Ginebra y de Suiza en general. En el país se hablan tres idiomas: Alemán, Francés e Italiano. Cada uno de ellos es mayoritario en una zona del país. En Ginebra, el francés el idioma de la calle. A nivel de negocios el inglés es idioma indiscutible. Debido a esta variedad lingüística, comprar cualquier dispositivo o dar de alta un servicio triplica la cantidad de papeles recibidos. Eso si, en algunos servicios, es posible indicar un idioma de preferencia para las comunicaciones por correo. Inglés incluido.
Ginebra es una pueblo cosmopolita, donde organismos internacionales, ONGs y decenas de bancos privados pueblan sus calles. En las oficinas de estas empresas trabajan personal de todas las partes del mundo, esto hace de Ginebra una pequeña capital del mundo, donde casi el 40% de la población total es extranjera. Al pasear por algunas de las calles más comerciales descubres la presencia de empresas españolas como Alsa, Caixa Galicia, Banco Santander… incluso hay varios bares españoles, una carnicería española que vende botes de cola-cao y alguna peña de hinchas del Depor. Sin embargo, las tiendas de relojes, joyas y una próxima Apple Store son el deseo de los bolsillos más pudientes.
Toda la ciudad vive mirando al lago Leman. Al llegar al lago descubres un enorme chorro de agua de 140 metros llamado «Jet d’Eau» que lo hace el centro de todas las miradas y objetivos fotográficos. Depende de la hora del día y de la climatología puedes ver como el chorro se confunde con las nubes y se crean pequeños arco iris a su alrededor. A pesar de su espectacularidad, lo que más llama la atención del lago Leman es su agua transparente y la cantidad de patos, ocas y otras especies de aves acuáticas que pueblan sus aguas. Estos animales silvestres se confunden con los barcos de todo tipo que están amarrados en los diferentes pantalanes de la ciudad.
La gente, cuando hace buen tiempo, suele pasear por sus orillas y por los numerosos parque de la ciudad. Miles de bicicletas, monopatines, patines, sillas de ruedas eléctricas, scooters, decenas de Harleys, BMWs, Porches y un par de Rolls Royce con matrícula árabe son los medios de transporte privado favorito de sus ciudadanos. Mientras que el tranvía, el bus y sobretodo el tren son los medios de transportes más utilizados. Intentar subir a un taxi levantando la mano en la calle es una utopía. Nunca pararán. Sólo puedes entrar en un taxi en sus paradas establecidas.
A la hora de comer, pronto te acostumbras a sus horarios de comida y parece que llevas toda la vida comiendo a las 12.30 y cenando no más tarde de las 20h. Y si eres fan de beber agua helada, la tienes con sólo abrir el frigo de agua fría. La calidad del agua es muy buena, de hecho, el manantial de la famosa marca Evian se encuentra en la parte del lago Leman que es francesa.
Fotografías de Antonio Delgado. Más en su espacio en Flickr.