1 pregunta: Fernando Tricas
Fernando Tricas -aparte de su labor académica como profesor de tecnologías de programación en Centro Politécnico Superior de la Universidad de Zaragoza- es también uno de los primeros estudiosos del fenómeno de las bitácoras y una de las personas que mejor comprende el funcionamiento de la blogosfera hispana, siendo participante habitual en todo tipo de actos relacionados con las bitácoras. Suyas son, junto con JJ Merelo y Víctor Ruiz, las primeras aproximaciones científica al fenómeno. Ahora responde a esta entrevista de una pregunta:
¿Por qué te gustan los cactus?
Ya llevo unos cuantos días dándole vueltas a la cuestión. No porque no tenga claros los motivos sino porque cuando le invitan a uno a hablar de algo en un sitio de referencia y además la casa de un amigo siempre quiere dar la talla y no defraudar. Y, claro, si es posible, parecer mas alto, mas guapo y mas listo.
Lamentablemente, creo que no será así.
Mas, teniendo en cuenta que mi afición se reduce ya casi a ver las fotos de cactus que la gente etiqueta en Flickr: mi colección se reduce ahora a cuatro o cinco ejemplares (algunos mas si incluimos plantas crasas). Por cierto que también sigo las fotos de trenes que la gente etiqueta en Flickr y eso no llama tanto la atención (ver Teoría y práctica, reflexivas o irreflexivas, del blogging y el RSS).
Aprovecharé aquí para evangelizar: para internet no es importante que te gusten los cactus, las flores, los trenes o el gótico lolito. Lo interesante es que puedes encontrar a otros que les guste lo mismo, que ponen lo que saben o lo que tienen a tu disposición y que eso puede servirte para curiosear, distraerte o aprender.
Dicho lo cual: me gustan los cactus desde que me fui a estudiar y empecé a vivir solo. Son plantas que le hacen compañía a uno, le alegran la vista y no son demasiado exigentes. Con suerte, unos días al año nos proporcionarán además sus flores que cambiarán el aspecto de estos compañeros; con el tiempo se harán grandes y mostrarán que somos capaces de mantener y cuidar con éxito un ser vivo (no como esas debiluchas plantas verdes que tienen una asombrosa facilidad para quedar resecas, sólo porque uno se olvida unos días del riego o se va de vacaciones).
Llegué a tener una veintena o mas pero hubo un par de inviernos especialmente duros que los pobres no pudieron resistir.
También me gusta ir por el sur donde hay buenos ejemplares decorando calles y jardines y, por supuesto, visitar los jardines botánicos de las ciudades por las que voy cayendo, que suelen tener algunos ejemplares con mayor o menor.